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  • Lealtad al “reino de nuestro Señor y de su Cristo”

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  • Lealtad al “reino de nuestro Señor y de su Cristo”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
w82 1/12 págs. 10-15

Lealtad al “reino de nuestro Señor y de su Cristo”

“Te tendré cariño, oh Jehová fuerza mía. Con alguien leal tú actuarás en lealtad.”—Salmo 18:1, 25.

1. (a) ¿Cómo respondió David a la lealtad de Jehová? (b) ¿Qué reconoció David hasta su misma edad avanzada?

POR lealtad, Jehová fue Quien realmente elevó a David al trono sobre todo Israel. Eso sucedió en el año 1070 a. de la E.C. Por aprecio a esta bondad amorosa divina, el entronizado David constantemente reconoció a Dios como su Rey, por lo tanto como Rey Supremo sobre Israel. Particularmente con referencia al Mesías, descendiente distante de David, Dios dijo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña.” (Salmo 2:6) David, reconociendo al verdadero Gobernante celestial, dijo: “Presta atención, sí, al sonido de mi clamor por auxilio, oh Rey mío y Dios mío, porque a ti oro. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz.” (Salmo 5:1-3) En su edad avanzada, cuando David entregó el trono a su hijo Salomón, oró a Dios delante de toda la asamblea de Israel y dijo: “Tuyo es el reino, oh Jehová, El que también te alzas como cabeza sobre todo. Las riquezas y la gloria las hay debido a ti, y tú lo estás dominando todo.”—1 Crónicas 29:11, 12.

2. (a) ¿Qué cuestión antiquísima debemos reconocer hoy? (b) ¿Qué pregunta crucial tenemos que contestar ahora individualmente?

2 Ese hecho de importancia trascendental que el rey David reconoció públicamente hace tanto tiempo es lo que nosotros, las criaturas humanas, que no somos reyes, debemos también reconocer sin avergonzarnos. El ejercicio de la dominación o soberanía universal por Jehová Dios es la cuestión antiquísima que enseña la Santa Biblia. Es la causa legal divina que ahora se halla ante todos los pueblos y naciones para determinación final. En estos últimos días tiene que haber una resolución final de esta cuestión ante todo el cielo y la Tierra. La victoria y la vindicación vienen a Jehová, y prueban, fuera de toda duda, Su soberanía universal, su dignidad real. La cuestión crucial ante todos nosotros es: ¿Quién mantendrá ahora lealtad al reino de Jehová? ¡La posición que adoptemos con referencia a este asunto determina si adquiriremos la vida eterna o sufriremos destrucción para siempre!

3. ¿Qué catástrofe ocurrió en 607 a. de la E.C., pero por qué no mostró aquello deslealtad por parte de Jehová?

3 Sin embargo, ¿renunció Jehová Dios a su reino allá en el año 607 a. de la E.C.? ¿Por qué hacemos esa pregunta? Porque en aquel año él dejó que el Imperio Babilonio bajo Nabucodonosor destruyera a Jerusalén y su templo y derribara el reino de los judíos hasta la actualidad. Eso es cierto, y sin embargo Dios no renunció de ese modo a su gobernación real o dominación. En realidad él fue Quien decretó la destrucción de la ciudad real de Jerusalén. Pero esto no fue un acto de deslealtad a su reino típico subsidiario sobre su pueblo escogido. El simplemente obró en armonía con los términos del pacto que había hecho con Israel y que había sido añadido al antiguo pacto abrahámico. Para aquel año de importantes consecuencias de 607 a. de la E.C. Judá y el resto de Israel se habían hecho notorios quebrantadores de su pacto. Por eso Dios trató con ellos según los términos de su pacto de la Ley mediado por Moisés en el monte Sinaí.

El Rey con “derecho legal”

4. ¿Cómo indican las palabras inspiradas de Ezequiel 21:25-27 que Jehová es leal?

4 Respecto al último rey de Judá en Jerusalén, Dios inspiró a su profeta Ezequiel (quien ya había sido deportado a Babilonia) para que dijera: “En cuanto a ti, oh mortíferamente herido e inicuo principal de Israel, cuyo día ha llegado en el tiempo del error del fin, esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘Remueve el turbante, y quita la corona. Esto no será lo mismo. Póngase en alto aun lo que está bajo, y póngase bajo aun al alto. Ruina, ruina, ruina la haré. En cuanto a ésta también, ciertamente no llegará a ser de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar esto a él.”—Ezequiel 21:25-27.

5. (a) ¿Por qué sería solo temporal el arruinamiento del Reino? (b) ¿Cómo se confirmó esto más de 600 años después?

5 Según esas palabras, el Señor Dios Jehová todavía tenía firme control de los asuntos del Reino. La ruina que se causaría a su reino subsidiario en la Tierra sería solo temporal. A su debido tiempo vendría alguien que tendría el derecho legal a la gobernación real mesiánica, y entonces el Señor Dios Jehová se la daría a él. Hasta entonces, el ejercicio del derecho legal a la dignidad real tendría que esperar. Puesto que el derecho por pacto había residido en la familia real de David, el que habría de venir y a quien se daría la dignidad real tenía que ser descendiente del fiel rey David. Se debió a la lealtad de David a la Dignidad Real eterna de Jehová el que este pacto se hiciera con él para un reino eterno en su linaje. (2 Samuel 7:8-16) Más de seis siglos después, o en el año 2 a. de la E.C., un ángel procedente de Dios se apareció a una descendiente del rey David y le dijo que ella sería madre del prometido heredero de David. El ángel pasó a decir: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.” Se le daría el nombre de Jesús.—Lucas 1:32, 33; Mateo 1:18-23.

6. (a) ¿Cómo llegó a ser Jesús el heredero, por derecho, del reino de David? (b) ¿Por qué llegó a ser este Reino algo más que solo un reino terrestre?

6 Por su nacimiento en Belén, la ciudad natal de David, Jesús el Hijo de Dios procedente del cielo llegó a ser heredero natural de la promesa que, con relación al pacto para el Reino, Dios había hecho a su antepasado David. El derecho al Reino llegó a ser de él legal y naturalmente. Pero cuando Jesús fue bautizado y ungido con el espíritu santo de Dios, su Padre celestial, ese reino llegó a ser más que solo un gobierno terrestre sobre la casa de Jacob, o Israel. En aquella ocasión él fue engendrado por el espíritu de su Padre celestial y así llegó a ser un Hijo espiritual de Dios para el cual estaba reservada la vida celestial. En tal calidad, fue ungido con el espíritu de Dios y así llegó a ser el Mesías, título que significa Ungido.—Hechos 4:27; 10:38; Isaías 61:1-3.

7. (a) ¿Por qué no recibió Jesús inmediatamente el reino Mesiánico? (b) Mientras tanto, ¿qué gobernación real reconocerían sus seguidores ungidos?

7 Puesto que el reino ahora era celestial, Dios no se lo entregó a Jesús mientras Jesús estuvo en la Tierra, ni directamente después que Jesús hubo regresado al cielo. Aunque se le reconoció como Rey sobre su congregación espiritual de discípulos ungidos en la Tierra, la entrega del reino mesiánico a él tenía que esperar hasta el fin de lo que Jesús mismo llamó “los tiempos de los gentiles,” o “los tiempos señalados de las naciones.”—Colosenses 1:13; Lucas 21:24; compare con Versión Reina-Valera (1977).

8. (a) ¿Qué período abarcan “los tiempos señalados de las naciones,” y qué acontecimientos significativos marcaron el fin de aquellos tiempos? (b) ¿Cómo ha llegado a ser impresionante la “señal,” y qué rasgo ha sido sobresaliente?

8 Aquellos “tiempos señalados” ya habían empezado en el año 607 a. de la E.C. por la primera destrucción de Jerusalén a manos de los babilonios, seguida de la desolación completa de la tierra de Judea. Según el libro profético de Daniel, en su Da capítulo 4, aquellos “tiempos” serían siete, y abarcarían un total de 2.520 años. Por eso, puesto que empezaron al tiempo de la desolación completa de Jerusalén y la tierra de Judá y Benjamín temprano en el otoño de 607 a. de la E.C., habían de terminar en el otoño de 1914 E.C. Significativamente, la I Guerra Mundial estalló en la mitad posterior de 1914. De ese modo comenzó a cumplirse la profecía que Jesús dio acerca de la “señal” que marcaría la “conclusión del sistema de cosas.” (Mateo, capítulos 24, 25; Marcos, capítulo 13; Lucas, capítulo 21) Desde entonces, la “señal” predicha se ha hecho cada vez más clara e impresionante. Jesús indicó lo que sería un rasgo sobresaliente de esa “señal” al decir: “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”—Mateo 24:14.

9, 10. (a) Respecto a la cuestión de lealtad, ¿qué tiempo había llegado ya? (b) ¿De qué modo se dispuso de los seres celestiales que manifestaron deslealtad, y con qué resultado para nuestra Tierra?

9 Ah, sí, entonces por fin había llegado el tiempo para dar el reino davídico al glorificado Hijo de Dios en el cielo, porque él era el único que tenía el “derecho legal” a éste según la ley suprema de Dios. Esto exigió guerra en el cielo. ¿Por qué?

10 Pues, debido a que el Rey mesiánico empezó a reinar entonces, había llegado el tiempo para que él echara del cielo a todos los opositores del nuevo gobierno, a saber, a Satanás el Diablo y sus legiones de demonios. Estos fueron arrojados abajo a la Tierra, donde todavía estaba el sistema de cosas controlado por los demonios. Ahora quedó impedida para siempre la entrada de aquellas fuerzas angelicales inicuas a los cielos de Dios donde residen los ángeles leales de Dios. Esos ángeles rebeldes echados de los cielos continuarán restringidos a la vecindad de la Tierra hasta que se les ate en un abismo de restricción total por mil años. En el capítulo 12 de Revelación se describe proféticamente la “guerra en el cielo” y su resultado. Después de haber sido echados del cielo los rebeldes, se oyó el coro angélico de victoria: “¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo [Mesías], porque ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos, que los acusa día y noche delante de nuestro Dios!” (Revelación 12:10) ¿Qué significó esto para los habitantes de este globo terráqueo? ¡Ayes intensificados para toda la humanidad en la Tierra!

Tiempo de juicio para los leales

11, 12. (a) ¿Qué prueba o examen tocante a lealtad está efectuándose ahora? (b) ¿Qué tiene que ver con esto la predicación del Reino? (c) ¿Cómo es este período un tiempo de siega, y de qué modo, probablemente, se usa a los ángeles?

11 Este tiempo de “ay [para] la tierra y [el] mar, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto período de tiempo,” ha sido un tiempo en que se han sometido a prueba o examen las lealtades... lealtad al sistema de cosas condenado a destrucción del Diablo o lealtad al reino de Dios ahora establecido en los cielos en manos de Jesucristo. (Revelación 12:12) Es un tiempo en que a todos los que afirman ser discípulos de Cristo se les tiene que someter a juicio para determinar el grado de su lealtad a ese reino establecido. ¿Serán fervientes predicadores de esas buenas nuevas del reino “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones”? Este período de transición también se asemeja a un tiempo de siega en el cual se separa a los cristianos verdaderos de los cristianos falsos. Tal como Jesús profetizó en su parábola del trigo y la mala hierba (o cizaña): “La siega es una conclusión de un sistema de cosas, y los segadores son los ángeles.” (Mateo 13:39) Probablemente esos ángeles son los que emplea el Señor Soberano Jehová para llevar a cabo su mandato que se da en Salmo 50:5: “Júntenme a mis leales, los que celebraron mi pacto sobre sacrificio [hebreo: los que cortaron mi pacto].”

12 A los que afirman ser cristianos, pero que no salen airosos de la prueba de lealtad al reino, Dios dice: “¿Qué derecho tienes tú de enumerar mis disposiciones reglamentarias, y para que lleves mi pacto en tu boca?”—Salmo 50:16.

13, 14. (a) ¿Cómo identificaría usted el “pacto” de Salmo 50:5, 16? (b) ¿A qué dos pactos es preciso que sean “leales” los cristianos ungidos?

13 El “pacto” al que se hace referencia en los versículos que se acaban de citar (Sl 50:5, 16) no es un pacto personal hecho por personas leales sobre un sacrificio personal del individuo. Más bien, es un pacto nacional. El pacto de la Ley mosaica hecho con la nación de Israel en el monte Sinaí en Arabia se usó proféticamente para representar el nuevo pacto que se hizo con la “nación santa” del Israel espiritual por medio del Moisés Mayor, Jesucristo, como mediador. (Jeremías 31:31-34) En la noche de la Pascua de 33 E.C. Jesús estableció la Cena del Señor y dijo: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes.” (Lucas 22:20) De modo que el nuevo pacto fue validado por la sangre sacrificatoria derramada en la muerte de Jesucristo. Los “leales” a quienes Jesús introduce en el nuevo pacto son introducidos por él en el “pacto ... para un reino.” (Lucas 22:28-30; Mateo 26:29; Marcos 14:25; Salmo 116:15) Entonces, ¿qué?

14 Los cristianos a quienes se introduce en el nuevo pacto, que es un “pacto sobre sacrificio,” no solo deben ser leales a ese pacto, sino también ser leales al “pacto ... para un reino.” Estos son israelitas espirituales, “el Israel de Dios.”—Gálatas 6:16.

15. ¿En qué sentidos tienen que demostrar que son “leales” los israelitas espirituales?

15 En esta “conclusión del sistema de cosas” todavía queda un resto de esos israelitas espirituales en la Tierra. A ellos en particular les incumbe obrar en conformidad con la profecía de Jesús: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.” (Mateo 24:14) Ellos no pueden evitar esta obligación, si desean ser leales al “reino de nuestro Señor [Jehová] y de su Cristo.” (Revelación 11:15) No pueden ser parte de este sistema de cosas condenado a destrucción con su política, su comercialismo egoísta y su religión falsa. Los cristianos ungidos oran solícitamente la oración que su Amo les enseñó: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad como en el cielo, también sobre la tierra.” (Mateo 6:9, 10) En vez de participar en la política de este sistema de cosas dividido, tienen que hacer sin desviación lo que su Amo, el “Rey de reyes y Señor de señores,” dijo: “Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” (Revelación 19:16; Mateo 6:33) Solo de esta manera pueden ellos probar que son los “leales” que pertenecen al Israel espiritual que ha ‘celebrado un pacto con Jehová Dios sobre sacrificio,’ el sacrificio de Jesús, quien había servido de mediador con relación al nuevo pacto.

“Otras ovejas” leales

16. ¿Cómo señalan a otra clase leal muy numerosa los pasajes bíblicos que se citan aquí?

16 No es menos el grado de lealtad que tiene que demostrar hoy la clase de personas dedicadas y bautizadas que fue prefigurada por la “vasta compañía mixta” de personas que salieron de Egipto con los israelitas y que estuvieron presentes cuando se hizo el pacto de la Ley en el monte Sinaí. (Exodo 12:38; Números 11:4) Estos corresponden con la “grande muchedumbre” descrita por el apóstol Juan en Revelación 7:9-17. En la parábola de Jesús acerca de las ovejas y las cabras también se les pinta como las “ovejas” que hacen bien a los hermanos espirituales del Rey Jesucristo, desde que él empezó a reinar en 1914.—Mateo 24:3; 25:31-46.

17. (a) ¿De qué forma parte esta “grande muchedumbre,” y con quiénes llega a ser ésta “un solo rebaño”? (b) ¿Cómo puede la “grande muchedumbre” ‘ciertamente bendecirse’? (Génesis 22:15-18)

17 Esos leales pertenecen a las “otras ovejas” de quienes Jesús dijo que no eran de “este redil [abrahámico]” en el cual se halla el “rebaño pequeño” de 144.000. Sin embargo, esta “grande muchedumbre” de leales llega a ser “un solo rebaño” con los que se hallan en ese “redil” mediante el ser colocados en compañía estrecha con esos herederos del reino de su Padre celestial. (Juan 10:16; Lucas 12:32) Para permanecer en ese “un solo rebaño” con los “leales” que están en el nuevo pacto con Jehová Dios sobre el sacrificio de Cristo, ellos también tienen que demostrar su lealtad al reino de nuestro Señor Dios Jehová y de su Cristo.

18. (a) ¿Cuál es la recompensa actual de los que prueban su lealtad? (b) ¿Cómo podemos demostrar nuestro aprecio por la lealtad que Jehová despliega para con nosotros?

18 Grande es la recompensa actual de todos los que demuestran su lealtad. Por el aprecio que le tenía a Jehová Dios el Rey celestial, el antiguo rey David le dijo: “Con alguien leal tú actuarás en lealtad.” (Salmo 18:25; 2 Samuel 22:26) De nuevo David dijo: “Jehová es amador de la justicia, y no dejará a sus leales.” (Salmo 37:28) Proverbios 2:8 nos asegura: “El guardará el mismísimo camino de sus leales.” Ah, sí, Jehová es la cumbre de la lealtad, y su Cristo le imita perfectamente en esta cualidad. En prueba de nuestro aprecio a la lealtad que Dios nos muestra por Cristo, ¡que nosotros, en este día de juicio, probemos nuestra lealtad firme a Jehová y a su reino establecido mediante Jesucristo, su tan leal Hijo!

EN RESUMEN, ¿CÓMO VEMOS LEALTAD DEMOSTRADA EN...

◻ el que David reconociera a Jehová como Rey?

◻ el que Jehová ejecutara juicio sobre la Jerusalén infiel?

◻ el que Dios diera el reino davídico a su Hijo en 1914?

◻ el que el Rey Mesiánico guerreara en el cielo?

◻ la actividad del resto ungido hoy día?

◻ el apoyo que la “grande muchedumbre” da al resto?

[Ilustración en la página 12]

Todas las fuerzas angelicales que no se mantuvieron leales al reino de Dios fueron echadas del cielo cuando el Hijo leal de Dios comenzó a reinar

[Ilustración en la página 13]

La lealtad al Reino requiere que uno lo predique fervorosamente a otras personas

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