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  • “Cada uno en su lugar”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1982
w82 1/9 págs. 21-26

“Cada uno en su lugar”

“Todo este tiempo se quedaron de pie, cada uno en su lugar en derredor del campamento.”—Jueces 7:21.

1, 2. ¿Qué contraste hay entre las obras de Dios y las obras de los hombres?

¿QUÉ le viene al pensamiento cuando usted nota el contraste entre la armonía de las obras de creación de Dios y el desorden que existe en la sociedad humana? ¿No concuerda usted con el escritor bíblico inspirado que dijo: “Porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz”? (1 Corintios 14:33) Esas palabras del apóstol Pablo indican que no se pudiera culpar a Dios por el confuso estado de los asuntos del mundo. Jehová sabe arreglar los asuntos de modo que todo lo que esté gobernado por sus leyes tenga su lugar. Sus creaciones que nos rodean dan testimonio de ese hecho. El conocimiento que el hombre va adquiriendo del universo da testimonio, constantemente, del orden y control que se manifiesta en éste. Adonde sea que el hombre apunte sus telescopios, nota que todo astro y planeta está en su lugar y se mueve ordenadamente en su órbita.

2 ¡Qué diferente es la escena cuando volvemos la atención a los asuntos de los hombres voluntariosos aquí en la Tierra! ¡Hay tanta confusión, tanto desorden y tantas rivalidades asesinas! La humanidad está dividida en sentido político, religioso, social y racial, y abrumada por problemas sin solución. El delito está tan difundido que es imposible descubrir y llevar a la justicia a todo delincuente. Hasta soldados de ejércitos nacionales, personas de quienes se espera que sirvan bajo disciplina estricta, con frecuencia violan las reglas.

3. ¿A qué son asemejados los cristianos, pero qué clase de pelea llevan a cabo?

3 Poco sorprende entonces el que, tal como sucede con relación al universo físico, Jehová se interese en la paz y orden entre los que son Sus representantes en la Tierra. Como siervos de él, a los cristianos individuales se les asemeja a soldados disciplinados de un ejército. El apóstol Pablo escribió que cada uno debería ser como un “fiel soldado de Cristo.” (2 Timoteo 2:3, Valera) El deseo de cada uno de nosotros debe ser el de ‘seguir guerreando el guerrear de la clase correcta.’ (1 Timoteo 1:18) Pero es necesario que recordemos siempre que nuestro pelear no es físico. Es espiritual. Es contra los “gobernantes mundiales [invisibles] de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.”—Efesios 6:12.

4. ¿Por qué no tendrán éxito los ataques de Satanás contra los siervos de Dios?

4 Sin embargo, las fuerzas bajo el “dios de este sistema de cosas” quieren intimidar a los siervos de Dios para que pierdan el valor y huyan delante del enemigo. (2 Corintios 4:4) Pero esa estrategia de opositores fracasará miserablemente, porque es Jehová quien dirige los asuntos y quien ‘adiestra nuestras manos para la guerra.’ (Salmo 18:34) Recibimos estímulo de la garantía de que “la batalla no es de ustedes, sino de Dios.” (2 Crónicas 20:15) Por medio de su poderoso Mariscal de Campo, Cristo Jesús, Jehová dirigirá la batalla hasta su final victorioso. Por eso, él asegura a sus leales que nunca serán avergonzados. Nunca tendrán que retirarse ante los ataques del enemigo.—Salmo 18:25.

5. ¿Por qué dio Jehová a Gedeón instrucciones que eran contrarias a las ideas humanas tocante a estrategia de guerra?

5 Mediante el emocionante relato inspirado de una batalla que se peleó en los días de los jueces en Israel, siglos antes de nuestra era común, Jehová llama nuestra atención a algunos principios del guerrear a los cuales los ‘soldados de Cristo’ hacen bien en prestar atención. Fue en el tiempo del juez Gedeón, cuando una hueste de adoradores de demonios descrita como “tan numerosos como las langostas” invadió la tierra de Israel. (Jueces 6:5) Jehová dio instrucciones a Gedeón en cuanto a cómo debería enfrentarse el ejército de Israel a aquella amenaza aparentemente arrolladora. Contrario a todas las ideas humanas acerca de la estrategia de guerra, a Gedeón se le dijo que redujera su ejército de 32.000 hombres a 10.000, y entonces de 10.000 a solo 300. Jehová dio esta promesa de lo que haría mediante estos pocos: “Los salvaré.”—Jueces 7:2-7.

6. Describa el ataque de Gedeón y los 300 sobre el campamento madianita.

6 Los 300 fueron equipados con cuernos y grandes jarrones vacíos, y antorchas dentro de los jarrones. En lo más oscuro de la noche Gedeón los apostó alrededor del campamento de Madián y sus aliados. Recibieron la instrucción de estar atentos para oír la señal que les daría Gedeón, y entonces entrar en acción. Era vital el obedecer lealmente y cumplir estrictamente las órdenes de batalla de Gedeón. Cuando todos estuvieron en su lugar, Gedeón dio la señal. Entonces los 300 hombres “tocaron los cuernos e hicieron añicos los jarrones [que cubrían sus antorchas] y asieron de nuevo las antorchas con la mano izquierda y con la mano derecha los cuernos para tocarlos, y empezaron a gritar: ‘¡La espada de Jehová y de Gedeón!’ Todo este tiempo se quedaron en pie, cada uno en su lugar en derredor del campamento, y el entero campamento echó a correr y rompió a gritar y se fue huyendo.” El enemigo fue aplastado.—Jueces 7:19-22.

7. ¿Qué preguntas surgen respecto a este relato bíblico?

7 Aquí surgen unas preguntas pertinentes. Por ejemplo, ¿hubiera otorgado Jehová tan tremendo triunfo si los 300 hubieran tratado como de poca importancia las órdenes de batalla procedentes de él? ¿Qué hay si no hubieran esperado la señal de Gedeón? Si hubieran descuidado cualquier parte del equipo de batalla que Gedeón les había provisto, ¿qué habría ocurrido? ¿Habrían vencido si cada uno hubiera decidido por sí mismo que había otros puntos ventajosos al borde del campamento enemigo que eran preferibles a los que se les habían asignado? En todo esto hay principios vitales por los cuales debemos guiarnos hoy, puesto que ‘estas cosas fueron aconteciéndoles para que nosotros notáramos el ejemplo y nos beneficiáramos.’—1 Corintios 10:11.

8. ¿A quién tenemos que acudir para salir victoriosos en nuestro guerrear?

8 En nuestro guerrear cristiano tenemos que reconocer a Jehová en todos nuestros caminos. Tenemos que acudir a él y confiar en él como el Dador de la victoria. Por otra parte, la astuta estrategia humana, el más profundo pensamiento de simples hombres, no puede garantizar el triunfo. “No por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu,” dice Jehová. (Zacarías 4:6) Por eso, mientras efectuamos nuestro pelear cotidiano en apoyo de la verdad y la justicia, los cristianos evitamos las ideas y los métodos mundanos que están en oposición a los principios que Dios provee para guiar a Su pueblo. El que nos inclinemos a seguir el consejo de mundanos revela un debilitarnos respecto a aceptar por fe que nuestro Dios puede acudir en socorro nuestro en los tiempos en que precisamos ayuda. Nuestra convicción debe ser tan fuerte como la del escritor bíblico Santiago (1:5): “Por lo tanto, si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos y sin reconvenir; y le será dada.”

‘Aprendan por observarme’

9, 10. (a) ¿Quién es nuestro Comandante y Líder hoy? (b) ¿Cómo podemos ‘observarle,’ puesto que él es invisible?

9 Cristo Jesús, el Gedeón Mayor, ahora tiene mando completo de sus fuerzas visibles e invisibles. Mediante él Jehová revela progresivamente sus propósitos y los tiempos que fija para los acontecimientos relacionados con su pueblo. ¡Qué emocionante es darse cuenta de que Cristo Jesús está participando activamente en dirigir a sus ‘soldados’ en la Tierra, y así les asegura que participarán en la victoria final! En cumplimiento de su promesa, él está con ellos “todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.”—Mateo 28:20.

10 Puesto que Cristo Jesús es ahora el Líder y Comandante entronizado de todos los que guerrean por la verdad y la justicia, en unidad podemos ‘aprender al observarle,’ tal como los 300 aprendieron al observar a Gedeón. (Jueces 7:17) Pero, ¿cómo podemos ‘observar’ hoy a Cristo, puesto que él es invisible? Le ‘observamos’ en el sentido de que discernimos sus señales como las da mediante su “esclavo” visible que ha sido nombrado sobre todos los intereses terrestres de Su Reino. (Mateo 24:45-47) Mediante ese conducto nombrado por espíritu, la dirección y estrategia de Cristo se comunica a todos los que son sus “soldados.” Estos últimos no pueden permitirse el adelantar por su propia cuenta ni impacientarse porque su punto de vista de las cosas no se realice. Nuestro Comandante invisible es quien fija el tiempo de los asuntos. El punto de vista de él es lo que debe considerarse importante, no nuestros propios puntos de vista personales.

Equipo provisto divinamente

11. ¿Qué clase de equipo usan los siervos de Dios hoy?

11 El Gedeón Mayor sabe qué equipo necesitan los soldados que él tiene en la Tierra. No necesitamos armas ni armadura literales, pues no peleamos contra nuestro semejante humano. Nuestro guerrear es espiritual. Por eso nuestras armas son “poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas ... derrumbando razonamientos y toda cosa encumbrada levantada contra el conocimiento de Dios ... haciendo cautivo todo pensamiento para hacerlo obediente al Cristo.” (2 Corintios 10:4, 5) Prescindiendo de la oposición que venga sobre ellos, los fieles guerreros cristianos tienen que hacerse aptos en el uso del equipo que Dios les ha provisto de modo que puedan hacer como hizo el apóstol Pablo, a saber, ‘decir a la gente todo el consejo de Dios.’—Hechos 20:27.

12. (a) ¿Por qué obró con tanta eficacia el grupito de Gedeón? (b) ¿Por qué son tan eficaces hoy los siervos de Jehová?

12 Los soldados de Gedeón tuvieron que actuar como un solo hombre y usar su equipo para lograr el resultado deseado. El rompimiento de 300 jarrones de barro, el poner en alto 300 antorchas, la alarma dada por 300 cuernos, y los gritos de 300 voces desde todas partes en medio de la calma nocturna, ¡seguramente todo eso tuvo un efecto devastador en los madianitas! Igualmente, ¿acaso no es cierto que aun en este tiempo la proclamación unida del reino de Dios y Su venganza hace que el enemigo exagere el alcance y peligro del mensaje que se les proclama? ¿A qué se debe esto? A que la entera organización del pueblo de Jehová se amolda gustosamente a los tiempos fijados para los mensajes específicos que dan al mundo según dirige el Gedeón Mayor mediante su “esclavo” nombrado. Por otro lado, si cada uno de los testigos de Jehová se complaciera a sí mismo en cuanto a cuándo y cómo declarar el mensaje de Dios, ¿cómo pudiera darse alguna vez el testimonio mundial? De seguro está claro que la voluntad de Jehová es que ‘tengamos entre nosotros la misma actitud mental que Cristo Jesús [el Gedeón Mayor] tuvo, para que, de común acuerdo, con una sola boca glorifiquemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.’—Romanos 15:5, 6.

13, 14. ¿Qué da fuerza al mensaje que llevan hoy los siervos de Jehová?

13 La fuerza unificadora es el espíritu de Jehová y Su Palabra, la Biblia. Felizmente, no estamos saliendo cada uno a enseñar su propia impresión del mensaje bíblico. Jehová ha provisto, en forma de publicaciones, una buena cantidad de ayudas para entender la Biblia, para que nuestro pensamiento y nuestra enseñanza sean armoniosos. Así evitamos la mortífera falta de unidad y la multitud de doctrinas en conflicto de la cristiandad y el paganismo. Tampoco ablandamos ni desvirtuamos el mensaje de Dios a las naciones, un mensaje que, por cierto, es de gran esperanza, pero también de venganza y retribución. Bien sabemos que el sonido de la trompeta tiene que ser fuerte y claro.—1 Corintios 14:8.

14 ¡Qué apropiado es, pues, el que todos apreciemos lo valioso que es el equipo que Jehová ha provisto para nuestro guerrear cristiano! Además, él nos instruye bien en el uso de este equipo, para que se dé un testimonio muy eficaz a individuos y naciones. Este testimonio no es la voz de una sola persona que clame en el desierto, sino que es una advertencia fuerte y penetrante que se da por todo el mundo. Así, ‘Jehová ciertamente está dando su poderosa voz delante de su fuerza militar.’—Joel 2:9, 11.

“Cada uno en su lugar”

15. ¿Qué acciones hubieran sido inimaginables para cualquiera de los hombres de Gedeón?

15 En el caso de los trescientos de Gedeón, no nos pudiéramos imaginar que alguno de éstos, después de haber sido asignado a su puesto, se resistiera y deseara cambiar de puesto con otra persona, o hasta escoger la posición que él considerara ventajosa. Eso sería poner su propio juicio por delante de aquel a quien Jehová estaba utilizando para dirigir el ataque, Gedeón. Desplegaría falta de humildad y una actitud de no esperar el tiempo y la determinación de Jehová respecto a hacer un cambio. ¿Cómo pudiera tal actitud armonizar con el participar sinceramente en dar el grito: “¡La espada de Jehová y de Gedeón!”?

16. ¿Cómo nos ayudará la humildad a cumplir con nuestras obligaciones?

16 En el arreglo de cosas de Jehová hoy día, cada uno de nosotros tiene que tener presente en primer lugar el propósito de Jehová y los intereses generales de su reino. Se requiere que cumplamos fielmente con nuestro deber asignado, sea cual sea el lugar dentro de la organización que esté envuelto en esto. (1 Corintios 4:2) También tenemos que desplegar humildad, lo que no admite el buscar promoción personal. El principio que enseñó Cristo Jesús aplica en todas las situaciones: “El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.” (Mateo 23:12) Y Santiago insta: “Humíllense a los ojos de Jehová [no simplemente a los ojos de los hombres], y él los ensalzará.”—Santiago 4:10.

17. ¿Se interesa personalmente Jehová en cada uno de nosotros?

17 Por eso, podemos ver el significado pleno de las palabras en Jueces 7:21: “Cada uno en su lugar.” A medida que servimos en la organización de Jehová, estemos contentos con servir dondequiera que él nos asigne, y efectuar con la mayor fidelidad posible el trabajo. Estemos convencidos de que Aquel que nota la caída de un gorrioncillo tiene mucho más interés en nosotros a medida que trabajamos con lealtad en cualquier cosa que se nos asigne. (Mateo 10:29-31) El sabe qué entrenamiento necesitamos, y para qué trabajo estamos capacitados, y por eso trata con nosotros en armonía con esto. Podemos estar seguros de que no se nos pasa por alto.—1 Pedro 5:10.

18. ¿Por qué tenemos tanta confianza en Jehová hoy?

18 Hoy, todos los siervos de Dios están bajo el mando del Gedeón Mayor, Cristo Jesús. Queremos servir en unión para la vindicación del nombre de Jehová y permanecer humildemente en sujeción a sus reglas de combate, “cada uno en su lugar.” Confiamos en que la estrategia general de Jehová asegurará la victoria final. Además, confiamos en que Jehová ve nuestra obediencia leal y en que nos recompensará con la “vida que lo es realmente” en su nuevo orden, pues su Palabra declara: “Háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor.”—1 Timoteo 6:19; 1 Corintios 15:58.

¿Recuerda usted estos puntos?

◻ ¿Por qué fue la estrategia de Gedeón tan diferente de las ideas mundanas respecto a la guerra?

◻ ¿Por qué pudo ganar Gedeón una victoria tan cabal?

◻ ¿Cómo se comunica Jehová con sus siervos hoy?

◻ ¿Cuál es la actitud correcta de los ‘soldados de Cristo’ hoy tocante a las asignaciones que tienen?

[Comentario en la página 23]

La obediencia leal y el cumplir estrictamente con las órdenes de Jehová dio a Gedeón y sus hombres una tremenda victoria

[Ilustración en la página 25]

Jehová nos ha provisto el equipo vital que necesitamos hoy en nuestro guerrear

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