La adivinación sigue en boga
UNO se imaginaría que, en esta era de tanta iluminación y educación académica, sería innecesario denunciar la falacia de creencias fundadas en la magia y la superstición.” Esta oración es parte de una declaración firmada por 186 científicos eminentes, entre ellos 18 que fueron laureados con el premio Nóbel. ¿A qué se refieren? Según ellos, la astrología —un método común de adivinación por las estrellas— “cunde en la sociedad moderna”. ¿Cree usted personalmente en la validez de algunas formas de adivinación, o es escéptico, o quizás hasta se oponga vigorosamente a estas prácticas, como estos prominentes científicos? El punto de vista que tenga al respecto es importante. Veamos por qué.
Esta práctica está muy diseminada. Según el vocero de un congreso de adivinos en París, “cada seis meses 4.000.000 de franceses consultan a personas que tienen facultades paranormales”. En los Estados Unidos, se calcula que hay 175.000 astrólogos que trabajan a media jornada y 10.000 que lo hacen a jornada completa. Hay muchos también en Gran Bretaña, donde tienen sus propias escuelas. Y la revista francesa Ça m’intéresse comenta: “Por todas partes, incluso en las sociedades mas desarrolladas, encontramos estadísticas similares. Las personas que despliegan poderes síquicos especiales prosperan en la conclusión de nuestro siglo”.
¿Quién los consulta? ¿Y por qué?
Algunos quizás crean que solo personas de poca educación académica, gente de clase baja, se interesan en las “ciencias” ocultas, entre las cuales la astrología es probablemente la más general. Pero Madame Soleil, astróloga francesa de fama, dice: “Todos vienen a mí, derechistas o izquierdistas, políticos de todo punto de vista, y jefes de estado extranjeros. Hasta vienen sacerdotes y comunistas”. Algo que concuerda con esto es que cuando el mago Frédéric Dieudonné falleció, un artículo de Le Figaro, respetado diario francés, mencionó que el mago tenía “una gran clientela de personas de fama, ministros, altos funcionarios, escritores y actores parisienses”.
Los jugadores consultan a los astrólogos para hacer sus apuestas. Los negociantes acuden a ellos para averiguar cómo invertir su dinero. Los astrólogos se prestan hasta a decirle al que los consulta cuándo salir de viaje o qué cocinar. Y la adivinación ha invadido otros campos también. Comisarías de policía de varios países recurren a clarividentes cuando buscan a criminales o personas desaparecidas. Y según el semanario francés Le Figaro Magazine, “el Pentágono emplea a 34 videntes para que le informen sobre lo que está sucediendo en bases militares secretas de la U.R.S.S.”. El mismo semanario informa que el congresista estadounidense Charles Rose dijo que los rusos también recurren a las facultades de los adivinos.
¿Por qué está todavía en boga la astrología? ¿Es acaso una diversión innocua, un pasatiempo inofensivo? ¿Es acaso la mejor forma de averiguar lo que encierra el futuro, o existe una mejor manera? Veamos si podemos encontrar respuestas a estas preguntas.