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  • La religión verdadera elimina el temor... ¿cómo?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1987
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1987
w87 1/11 págs. 4-7

La religión verdadera elimina el temor... ¿cómo?

LOS autores británicos Edwin y Mona Radford quedaron perplejos. Tras de reunir más de dos mil supersticiones, descubrieron que Escocia, India y Uganda, y también la América Central, tenían los mismos temores supersticiosos. Se preguntaron qué razón pudiera haber para esto. El escritor Robertson Davies no se equivoca cuando dice: “Parece que la superstición está conectada con algún cuerpo de creencias que precedió por mucho a las religiones que conocemos”. Entonces, ¿qué “cuerpo de creencias” que precedió al cristianismo es la raíz de la superstición?

Raíz y ramas de la superstición

La Biblia señala a la tierra de Sinar (la zona entre los ríos Tigris y Éufrates, después llamada Babilonia) como el lugar de origen de conceptos religiosos falsos, entre ellos supersticiones. Allí, “un poderoso cazador” llamado Nemrod empezó a construir la notoria Torre de Babel. El propósito era usar aquella estructura en adoración falsa. Sin embargo, Jehová Dios confundió el lenguaje de los constructores y les frustró los planes. Gradualmente dejaron de construir, y fueron esparcidos de allí. (Génesis 10:8-10; 11:2-9.) Sin embargo, a todo lugar donde aquella gente fue, llevó consigo las mismas creencias, ideas y mitos. No obstante, Babel siguió siendo centro de la religión falsa, y con el tiempo dio expansión también a su papel de madre y nodriza de la magia, el sortilegio y las creencias supersticiosas, como la astrología. (Compárese con Isaías 47:12, 13; Daniel 2:27; 4:7.) Por eso un libro sobre ciudades antiguas, Great Cities of the Ancient World, dice: “La astrología se fundaba en dos ideas babilónicas: el zodíaco y la divinidad de los cuerpos celestes. [...] Los babilonios atribuían a los planetas las influencias que se esperarían de sus respectivas deidades”.

¿Qué efecto han tenido en nosotros estos sucesos de la antigüedad? El libro bíblico de Revelación indica que de las ideas de la antigua Babilonia se ha desarrollado un sistema religioso falso que se extiende por todo el mundo. Ha existido hasta nuestro tiempo, y se llama “Babilonia la Grande”. (Revelación 17:5.) Por supuesto, el tiempo y los sucesos locales han ejercido influencia en aquellas ideas babilónicas originales. Como resultado, hoy hay gran diversidad de religiones. Pero tal como muchas veces sucede que en el mismo terreno crecen diversos árboles, así diversas religiones y supersticiones de todo el mundo tienen sus raíces en terreno común: Babilonia. Para ilustrar este punto, consideremos cómo una de las creencias supersticiosas de Babilonia se ha infiltrado en casi toda religión del mundo hoy.

¿En qué se basa el temor a los muertos?

Los babilonios creían que una parte espiritual del hombre sobrevivía a la muerte del cuerpo carnal y podía regresar para causar bien o mal a los vivientes. Por eso, inventaron ritos religiosos que tenían el propósito de apaciguar a los muertos y evitar su venganza. Esta creencia se mantiene viva en muchos países hoy. Por ejemplo, en África “desempeña un papel vital en la vida diaria de casi toda [...] sociedad” (African Religions—Symbol, Ritual, and Community).

En esos países, hasta supuestos cristianos son afectados por tales creencias. Por ejemplo, Henriette, de 63 años de edad, descendiente de africanos, confiesa: “Aunque yo pertenecía a la iglesia protestante local, temía a los ‘espíritus’ de los muertos. Vivíamos cerca de un cementerio, y siempre que cerca de nuestra casa pasaba una procesión fúnebre yo despertaba a mi hijito y lo abrazaba hasta que la procesión había pasado. No quería que el ‘espíritu’ del muerto entrara en casa y lo poseyera mientras dormía”.

Supersticiones como esa sobreviven debido a la enseñanza del alma inmortal, común en la cristiandad. La historia muestra que los filósofos griegos —especialmente Platón— ampliaron la idea babilónica de la inmortalidad. Bajo la influencia de estos filósofos, según escribe John Dunnett, prominente conferenciante británico sobre teología, “el concepto de la inmortalidad del alma se difundió extensamente dentro de la Iglesia Cristiana”. Esta enseñanza babilónica ha mantenido a millones de personas en esclavitud al temor supersticioso.

Sin embargo, la religión verdadera elimina ese temor. ¿Por qué? Porque la religión verdadera no se funda en creencias que tienen sus raíces en Babilonia, sino en enseñanzas bíblicas.

El alma según la Biblia

El primer libro de la Biblia nos dice que el hombre llegó a ser un alma, una persona viviente. (Génesis 2:7.) Por eso, cuando una persona muere, el alma muere. El profeta Ezequiel confirma esto: “El alma que peca... ella misma morirá”. (Ezequiel 18:4; Romanos 3:23.) El alma es mortal y no sigue viviendo después de la muerte. En vez de eso, como dice Salmo 146:4: “Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos”. Por eso, la conclusión del conferenciante John Dunnett es que la inmortalidad del alma “sigue siendo una creencia sin apoyo bíblico”.

Si no hay alma inmortal, no puede haber “espíritus” de los muertos que aterroricen a la gente en la Tierra. Se desmorona el fundamento para temer supersticiosamente a los muertos.

Temor basado en engaño

No es fácil que desaparezca el supersticioso temor a los muertos. ¿Por qué? Porque es verdad que suceden cosas raras... como sucedió aquella noche en que, en Suriname, una señora de mediana edad oyó que alguien la llamaba por su nombre. Ella no hizo caso, pero entonces unas “manos” invisibles empezaron a tocarla; y cuando ella objetó a aquello, una fuerza invisible casi la estranguló. Usted quizás se pregunte: ‘Si los “espíritus” de los muertos no están vivos, ¿quién fue responsable de esto?’. De nuevo, el conocimiento bíblico disuelve el temor supersticioso.

Este conocimiento muestra que sí existen fuerzas espirituales inicuas, llamadas demonios. Sin embargo, estos demonios no son almas de difuntos. Son ángeles de Dios que se rebelaron y se pusieron de parte de Satanás, quien “está extraviando a toda la tierra habitada”. (Revelación 12:9; Santiago 2:19; Efesios 6:12; 2 Pedro 2:4.) La Biblia muestra que los demonios se deleitan en engañar, asustar y hostigar a los humanos. El relato de Lucas 9:37-43 muestra que un demonio ‘convulsionaba con espumarajos’ a un muchacho y lo afligía con magulladuras. Hasta cuando llevaron al muchacho a Jesús, “el demonio lo arrojó al suelo y lo convulsionó violentamente. Sin embargo —continúa el relato—, Jesús reprendió al espíritu inmundo y sanó al muchacho y se lo entregó a su padre”.

Un dato interesante es que la Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature define superstición como “la adoración de dioses falsos”. Por eso, si usted ejecuta actos supersticiosos como los ya mencionados, puede que, quizás sin darse cuenta, ¡esté apaciguando a “dioses falsos”, o a los demonios! Tal adoración falsa es una ofensa grave contra Jehová Dios. (Compárese 1 Corintios 10:20 con Deuteronomio 18:10-12a.)

‘Sujétense a Dios’... ¿lo hace usted?

¿Tendría usted el valor de volver la espalda a esos demonios mediante rechazar la superstición? Es verdad que los demonios son poderosos. Pero el apóstol Pablo, después de mostrar que tenemos que escoger entre servir a Jehová Dios o a los demonios, preguntó: “Nosotros no somos más fuertes que [Jehová], ¿verdad?”. (1 Corintios 10:21, 22.) No; no lo somos... pero, recuerde, ¡tampoco lo son Satanás y sus demonios! En vez de eso, los demonios “se estremecen” por el pavor que sienten ante Jehová. (Santiago 2:19.) Pero el Dios Todopoderoso le ofrece su protección si usted se la pide. El escritor bíblico Santiago también dice: “Sujétense, por lo tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes”. (Santiago 4:7.) Su temor supersticioso también huirá.

Por todo el mundo, miles de personas que vivían en temor y esclavitud a costumbres supersticiosas pueden dar testimonio al respecto. ¡El Diablo huyó de ellas! ¿Cómo sucedió eso? Recuerde: el enemigo del temor supersticioso es el conocimiento. El profesor Rudolph Brasch, perito en el origen de las supersticiones, dice: “Es asunto de educación: mientras más se educa la gente, menos supersticiosa es”.

Así, cuando Henriette —mencionada antes— aceptó la invitación de los testigos de Jehová para comenzar a estudiar la Biblia gratuitamente, pronto comprendió cómo la engañaban los demonios. Los tentáculos de la superstición perdieron su agarro. Ella, y miles como ella, han visto la veracidad de las palabras de Hebreos 2:15. Allí, el apóstol Pablo dice que Jesús ‘dará libertad a todos los que por miedo a la muerte viven como esclavos durante toda la vida’. (Versión Popular.) Tal como por la mañana un sol tropical evapora el pesado rocío de la selva, así la luz de la verdad bíblica hace que se desvanezca todo temor supersticioso.

Hoy, muchas personas que eran ‘esclavos llenos de miedo’ se han quitado del cuello sus amuletos y han quitado de sobre sus hijos las cuerdas que les habían puesto para protección. Ahora se sienten como Isaac, un ex hechicero sudafricano de 68 años de edad. Después de estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, él dijo: “Me siento muy feliz y libre por no llevar ya la carga del temor a los espíritus”. ¡Cuán ciertas han resultado estas palabras de Jesús: “Conocerán la verdad, y la verdad los libertará”! (Juan 8:32.)

Sí, ¡la religión verdadera positivamente elimina el temor!

[Nota a pie de página]

a Algunas versiones de la Biblia (por ejemplo, la Nácar-Colunga, y la Bartina-Roquer) usan la palabra “superstición” en Hechos 25:19 para traducir la palabra griega dei·si·dai·mo·ní·as, que significa “pavor a demonios”. Véase también la nota en la Biblia con referencias de la Traducción del Nuevo Mundo.

[Ilustración en la página 5]

Las supersticiones se esparcieron por todo el mundo desde su fuente en Babilonia

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