Los proclamadores del Reino informan

Jóvenes italianos se crean oportunidades de testificar

LOS que aprecian los maravillosos propósitos de Dios se deleitan en ayudar a otras personas a adquirir información sobre la maravillosa esperanza del Reino. Muchas veces esto envuelve aprovechar las oportunidades que surgen, como lo muestra el siguiente informe de Cerdeña.

◻ “Un publicador de 12 años de edad regresaba por autobús de su servicio ministerial en el campo. En aquel vehículo viajaban también otros jóvenes de unos 18 años de edad: dos muchachos y una muchacha. El publicador se sentó cerca de la joven y empezó a leer la revista ¡Despertad!, con la esperanza de que ella se interesara en lo que él leía. Ella notó la revista y le preguntó qué leía. Él le explicó que leía un artículo que consideraba la solución a problemas de la juventud. Dijo que esta información le había ayudado mucho y que podría ayudarla a ella también. La joven aceptó gustosamente las revistas.

”Los otros dos jóvenes habían escuchado la conversación, y también pidieron ejemplares. Mientras buscaban la contribución, el conductor les dijo que no malgastaran su dinero en cosas inútiles. Los jóvenes contestaron que ellos sabían pensar, y que las revistas eran interesantes. Entonces el conductor detuvo el autobús a un lado de la carretera y quiso ver qué había en aquellas revistas que interesaba tanto a los jóvenes. También aceptó ejemplares.

”El joven Testigo que relató esta experiencia dijo: ‘Me alegro mucho de haber empezado a testificar en el autobús’.”

◻ Otro joven Testigo aprovechó una situación en la escuela. Este joven dice: “Nuestro maestro enseñó un método de estudio que difería mucho del tradicional. Después de considerar la materia del estudio, teníamos que preparar un bosquejo en que se indicaran los puntos principales y los puntos secundarios, y entonces presentar un discurso sobre el tema.

”‘Ese método lo conozco bien —declaró el Testigo—. Es el que se sugiere en el libro Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático.’ Pronto el maestro notó que yo era el único que podía aplicarlo bien. Me preguntó a qué se debía la gran diferencia entre mi trabajo y el de los demás. Le expliqué que había aprendido aquel método en la Escuela del Ministerio Teocrático. Esto le agradó mucho a mi maestro, y me invitó a ilustrar mi método a la clase usando Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático. Lo hice.

”Cuando regresé a casa, le conté a mi familia lo que había sucedido. Mi padre, que no es Testigo, siempre había dicho que ser testigo de Jehová en la escuela era una desventaja, pero después de escuchar mi experiencia tuvo que cambiar de opinión”.

¡Qué magnífico privilegio tienen ustedes, jóvenes y mayores, de poner en alto y dar a conocer el nombre de Jehová! (Salmo 148:12, 13.)