BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w88 1/3 págs. 3-4
  • ¿Qué lecciones derivamos de las creaciones de Dios?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • ¿Qué lecciones derivamos de las creaciones de Dios?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
  • Información relacionada
  • La araña que se hace pasar por hormiga
    ¡Despertad! 2002
  • Araña
    Ayuda para entender la Biblia
  • La visión borrosa de la araña saltarina
    ¡Despertad! 2013
  • Araña
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
w88 1/3 págs. 3-4

¿Qué lecciones derivamos de las creaciones de Dios?

LAS palomas se orientan por agrupaciones de cristales magnéticos en la cabeza y el cuello. Ciertos peces producen electricidad. Al beber agua de mar, algunas variedades de aves eliminan de ella el exceso de sal. Ciertos moluscos están dotados de cavidades que llenan o de agua para sumergirse o de gas para volver a la superficie.

Sí, sea que el hombre se dé cuenta de ello o no, cuando usa un compás, o genera electricidad, o diseña un submarino o desala agua marina, en realidad solo está imitando lo que Dios ha creado.

De hecho, el hombre aprende tanto de la creación que a veces la ha llamado: “el libro de la naturaleza”. Por ejemplo, la biónica es una rama de la ciencia que estudia la aplicación práctica de sistemas que son parte de la creación. Esto incluye alas de avión con rasgos como los de las aves, submarinos con forma como la de los delfines y estructuras de concreto que imitan a los huesos humanos. Pero ¿es conocimiento técnico lo único que ofrece “el libro de la naturaleza”?

No; a veces suministra lecciones prácticas de naturaleza moral. Por ejemplo, respecto al instinto de diligencia de la hormiga, el libro bíblico de Proverbios exhorta: “Vete donde la hormiga, oh perezoso; mira sus caminos y hazte sabio. Aunque no tiene comandante, oficial ni gobernante, prepara su alimento aun en el verano; ha recogido su abastecimiento de alimento aun en la siega”. (Proverbios 6:6-8.)

Sin embargo, la etología, una ciencia que supuestamente saca lecciones del comportamiento de los animales, tiene sus limitaciones. El comportamiento humano no puede ponerse en la misma categoría del de los animales. Hay que tomar en cuenta diferencias notables, como las del lenguaje y una complejidad infinitamente mayor respecto a pensar. Como lo expresó un científico: “No somos simplemente unos antropoides más sesudos”. Nuestra mente “nos hace cualitativamente diferentes de toda otra forma de vida”.

Además, hay preguntas que jamás recibirán contestación como resultado de un estudio cuidadoso de tan solo la creación. Entre estas están: ¿Tiene propósito la vida?, ¿existe Dios?, y, si así es, ¿se interesa en nosotros? Veamos ahora si podemos hallar contestación a estas preguntas.

[Ilustración/Recuadro en la página 3]

La creación lo tuvo primero: El sonar

Los murciélagos usan un sistema parecido al sonar; por la emisión de sonidos y el análisis de su eco ubican a su presa y siguen sus movimientos. Pero cierta mariposa nocturna puede emitir una señal de ondas de interferencia semejantes a las de su adversario. Al recibir la señal, el murciélago, que no tiene tiempo para determinar si es un obstáculo o no, siempre evita a la mariposa nocturna.

El profesor James Fullard, de la Universidad de Toronto, Canadá, expresó así su admiración: “Lo que sorprende es la gran cantidad de información que procesan y las muchas decisiones neurológicas complejas que pueden manejar tanto los murciélagos como las mariposas nocturnas con una cantidad muy limitada de células nerviosas. Manifiestan un grado de economía y complejidad que bien pudieran envidiar los estrategas humanos de la guerra aérea”.

[Ilustración/Recuadro en la página 4]

La creación la tuvo primero: La campana de buzo

Se dice que a principios del siglo XVI Leonardo da Vinci inventó un aparato para buceo. Pero la araña de agua (Argyroneta aquatica) ya había perfeccionado un sistema para respirar bajo el agua. Como explica Andrée Tétry en su libro Les outils chez les êtres vivants (Utensilios de los seres vivientes), esta araña “se establece entre las plantas acuáticas sumergidas en corrientes lentas y teje entre ellas una fina red horizontal que mantiene flojamente en su lugar mediante muchísimas hebras. Al regresar a la superficie, [...] con una súbita sacudida la araña captura una burbuja de aire en sus pelos abdominales, que son impermeables. [...] De nuevo baja la araña, y suelta la burbuja de aire debajo de la red de hebras sedosas. La burbuja entonces sube y forma un leve abultamiento en la red”. La araña hace varios viajes hasta acumular suficiente aire para pasar el día dentro de su campana, donde consume la presa que ha capturado durante la noche. Sobre esto, Tétry añade: “Como se ve, los aparatos de buceo del hombre corresponden con los tipos más especializados que se observan en la naturaleza”.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir