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  • ¿Adónde va usted por consejo?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1989
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1989
w89 1/8 págs. 3-4

¿Adónde va usted por consejo?

¿LE HA pasado alguien alguna vez dinero falso? Quizás no, pero ¿qué haría usted si alguien le advirtiera que hay dinero falso en circulación? ¿Le ofendería eso? ¡Por supuesto que no! Usted probablemente agradecería el aviso, y tendría cuidado para no dar por el dinero falso parte del dinero que con dificultad se ha ganado.

De vez en cuando la mayoría de nosotros recibimos consejos o advertencias. Es verdad que algunas advertencias son más útiles que otras. Pero hasta cuando no vemos cómo nos beneficia personalmente cierto consejo, ¿es eso razón para ofendernos porque se nos da?

La verdad es que todos necesitamos ayuda y consejo de vez en cuando. Nadie lo sabe todo. Debido a la incertidumbre económica y política que nos rodea, todos necesitamos una esperanza sólida. En un mundo donde casi la mitad de los matrimonios terminan en divorcio, donde cunde la preñez entre las adolescentes y hay una pandemia de enfermedades transmitidas mediante las relaciones sexuales, hay necesidad urgente de guía equilibrada y práctica. Los padres necesitan ayuda para determinar la mejor manera de criar a sus hijos en este sistema de cosas en confusión. Los adolescentes necesitan ayuda para resolver sus problemas emocionales y hacer frente a presiones aparentemente aplastadoras. Toda persona necesita ayuda para hallar valores morales prácticos en un mundo que se hace más y más falto de honradez, inmoral y violento.

¿Dónde puede hallarse tal ayuda? La Biblia, la Palabra inspirada de Dios, es por mucho la mejor fuente de consejo sobre la vida. El salmista de la antigüedad escribió: “Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda”. (Salmo 119:105.) Los que leen la Palabra de Dios y ponen en práctica lo que dice evitan la mayoría de los escollos de hoy. Por eso los testigos de Jehová dedican centenares de millones de horas cada año a visitar a sus vecinos y considerar con ellos la Biblia. Sin embargo, muchos no escuchan, y algunos hasta se ofenden. ¿Por qué?

No dispuestos a oír... ¿por qué?

Pues bien, a muchos no les gusta recibir consejo, especialmente sobre religión. Hasta miembros de algunas iglesias no siempre quieren escuchar el consejo de sus predicadores. Por eso un clérigo inglés presentó esta queja: “Todo el mundo tiene sus propias ideas, y para ellos son tan buenas como las del pastor”. Por lo tanto, no sorprende que la gente no quiera escuchar a un extraño que llegue a su puerta.

Además, hasta en esta era de escepticismo muchos todavía están muy atados emocionalmente a su iglesia. Como señaló una enciclopedia, “la religión está ligada a los sentimientos más profundos de muchísimas personas”. Pudiera ser que esas personas no consideraran necesario hablar sobre la Biblia con alguien de otra religión, aun cuando lo que se considerara tuviera que ver con la solución a sus problemas.

Otros prefieren no considerar la Biblia porque han visto mucha hipocresía y corrupción en el campo religioso. Les ofende el que unos líderes religiosos aprueben tácitamente la inmoralidad, o les disgusta la avaricia desvergonzada de muchos evangelizadores de la televisión. Puede que no les guste que un clérigo use su autoridad para apoyar un lado y oponerse a otro en alguna disputa política. Para esas personas, son más los problemas que la religión causa que los que resuelve.

Los problemas de que se quejan esas personas son reales. En lo que respecta al campo religioso, hay mucho “dinero falso” en circulación. ¡Pero de seguro el negarse a aceptar la ayuda valiosa de la Biblia por esa razón es tan ilógico como negarse a aceptar dinero genuino porque haya dinero falso en circulación!

Además, como ya se ha mencionado, todos necesitamos consejo en este mundo de opciones difíciles y situaciones peligrosas. ¿Habrá alguna manera de obtener guía sabia en este asunto de aceptar consejo? ¿Acaso es innecesario, o hasta incorrecto, hablar sobre la Biblia con una persona de otra religión? ¿Es posible ser lo suficientemente razonable como para aceptar buen consejo y sin embargo no dejarse engañar por consejos falsos? ¿Qué dice la Biblia sobre esto?

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