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  • ¿Hasta cuándo mostrará paciencia Dios?

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  • ¿Hasta cuándo mostrará paciencia Dios?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
w91 1/10 págs. 4-7

¿Hasta cuándo mostrará paciencia Dios?

HACE unos 3.000 años un sabio escribió: “El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo”. (Eclesiastés 8:9.) Las condiciones no han mejorado desde que él dijo esas palabras. En el transcurso de la historia personas o grupos, uno tras otro, han tomado las riendas del poder y han dominado y explotado a otros humanos. Jehová Dios ha aguantado esto con paciencia.

Jehová ha mirado pacientemente mientras los gobiernos han causado la muerte de millones de personas en guerras y han permitido graves injusticias económicas. Hasta hoy mismo Dios continúa desplegando paciencia mientras el hombre destruye la capa de ozono y contamina la atmósfera y los mares. ¡Cuánto debe dolerle ver el arruinamiento de tierras productivas y la desenfrenada destrucción de los bosques y la fauna!

¿Por qué es tan paciente Dios?

Quizás una ilustración sencilla nos ayude a contestar esa pregunta. Considere cómo afecta a un negocio el que un empleado siempre llegue tarde. ¿Qué debería hacer el dueño del negocio? La justicia básica pudiera exigir que despidiera inmediatamente al empleado. Pero tal vez el dueño recuerde este proverbio bíblico: “El que es tardo para la cólera abunda en discernimiento, pero el que es impaciente está ensalzando la tontedad”. (Proverbios 14:29.) Por discernimiento, pudiera estar esperando antes de actuar. Quizás decida permitir tiempo para adiestrar a alguien que pueda reemplazar al empleado, para no perturbar más el negocio.

Además, puede que su compasión lo mueva a esperar. ¿No pudiera aconsejarse al empleado negligente para ver si corrige su proceder? ¿No sería bueno hablar con él para ver si su hábito de llegar tarde se debe a algún problema que tenga solución, o para ver si se debe a una irremediable mala actitud? Sin embargo, aunque el dueño del negocio quizás decida ejercer paciencia, esta tendría límite. El empleado tendría que cambiar de proceder; de lo contrario, sería despedido. Tal acción sería lo justo, por el bien del negocio y de los empleados que obedecen las reglas.

De modo parecido, Jehová Dios ejerce paciencia mientras se perpetran males, con el fin de permitir tiempo para la solución justa de algunos problemas. Además, su paciencia da a los malhechores la oportunidad de cambiar de proceder y obtener beneficios eternos. Por eso la Biblia nos anima a no quejarnos de la paciencia de Dios. Más bien, dice: “Consideren la paciencia de nuestro Señor como salvación”. (2 Pedro 3:15.)

Ejemplo de la paciencia de Dios

Jehová Dios fue paciente antes del gran Diluvio de los días de Noé. El mundo de aquel tiempo estaba lleno de violencia e iniquidad. Leemos: “Jehová vio que la maldad del hombre abundaba en la tierra [...] De modo que Jehová dijo: ‘Voy a borrar de sobre la superficie del suelo a hombres que he creado’”. (Génesis 6:5, 7.) Sí, en aquel tiempo Jehová tenía presente la solución final del problema de la iniquidad: eliminar a los inicuos. Pero no actuó enseguida. ¿Por qué no?

Porque no todos eran inicuos. Noé y su familia eran justos a la vista de Dios. Por eso, para beneficio de ellos Jehová esperó pacientemente y permitió así que los pocos justos hicieran los preparativos que llevarían a su salvación. Además, aquella larga espera le concedió a Noé tiempo para ser “predicador de justicia” y dio a aquella gente inicua la oportunidad de cambiar de proceder. La Biblia dice: “La paciencia de Dios estaba esperando en los días de Noé, mientras se construía el arca, en la cual unas pocas personas, es decir, ocho almas, fueron llevadas a salvo a través del agua”. (2 Pedro 2:5; 1 Pedro 3:20.)

Por qué es paciente ahora Dios

Hoy la situación es parecida. De nuevo está lleno de violencia el mundo. Como en los días de Noé, Dios ya ha juzgado a este mundo, que, como dice la Biblia, ‘está en reserva para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos’. (2 Pedro 3:7.) Cuando eso ocurra, no habrá más arruinamiento del ambiente, y no se oprimirá más a los débiles ni habrá más abuso codicioso del poder.

Entonces, ¿por qué no ha destruido Dios desde hace mucho a los impíos? Porque ha habido cuestiones que resolver y asuntos importantes que atender. De hecho, Jehová está dando pasos para traer una solución permanente al problema de la iniquidad, una solución que implica muchas cosas, incluso el salvar de la esclavitud al pecado y la muerte a los humanos de corazón recto.

Con dicha solución presente, Jehová se propuso proveer un Salvador que ofrecería un rescate por nuestros pecados. Respecto a él la Biblia dice: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16.) Tomó miles de años preparar el camino para que Jesús viniera y sacrificara su vida a favor de la humanidad. Durante todo ese tiempo Dios desplegó amor y paciencia. Pero ¿verdad que ha valido la pena esperar por tan magnífica provisión?

Jesús proveyó el rescate para la humanidad hace casi dos mil años. ¿Por qué, entonces, sigue ejerciendo paciencia Dios? Una razón es que la muerte de Jesús marcó el comienzo de una campaña educativa. La humanidad tenía que aprender sobre esta provisión amorosa y recibir la oportunidad de aceptarla o rechazarla. Eso tomaría tiempo, pero sería tiempo bien empleado. La Biblia dice: “Jehová no es lento respecto a su promesa, como algunas personas consideran la lentitud, pero es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento”. (2 Pedro 3:9.)

La cuestión respecto a gobierno

Había otro asunto importante que también requeriría tiempo. Era necesario resolver el problema relacionado con la gobernación de la humanidad. Al principio el hombre estaba bajo la gobernación divina. Pero nuestros primeros padres la rechazaron en el jardín de Edén. Escogieron independizarse de Dios y gobernarse a sí mismos. (Génesis 3:1-5.) Pero en realidad el hombre no fue creado para gobernarse a sí mismo. El profeta Jeremías escribió: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. (Jeremías 10:23; Proverbios 20:24.)

No obstante, desde que surgió la cuestión respecto a gobierno Jehová ha ejercido paciencia y permitido tiempo para resolverla. Sí, ha permitido generosamente miles de años para que el hombre trate toda forma concebible de gobierno. ¿Cuál ha sido el resultado? Se ha visto claramente que ningún gobierno humano puede eliminar la opresión, la injusticia ni otras causas de infelicidad.

En efecto, al considerar la historia humana, ¿puede alguien decir sinceramente que Dios es injusto cuando anuncia que se propone quitar todos los gobiernos humanos y reemplazarlos con el suyo propio? ¡De ninguna manera! Ciertamente anhelamos ver el cumplimiento de esta profecía bíblica: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. (Daniel 2:44.)

El Rey celestial de ese Reino es Jesús resucitado. El preparar a Jesús para ese puesto, así como el escoger a los humanos que reinarían con él, ha tomado tiempo. Dios ha ejercido paciencia durante todo ese tiempo.

Benefíciese ahora de la paciencia de Dios

Hoy millones de personas en por lo menos 212 países se han beneficiado de la paciencia de Dios. Unidamente desean obedecer a Dios y servir bajo su gobierno celestial. Cuando se reúnen en sus Salones del Reino aprenden que es mucho más provechoso aplicar los principios bíblicos en su vida. No participan en la política divisiva de este mundo, aunque sí se sujetan a los gobiernos humanos mientras Dios permita pacientemente que estos funcionen. (Mateo 22:21; Romanos 13:1-5.)

Esa cooperación que existe entre tantas personas vindica a Jehová como Aquel que puede hacer que personas que tienen libre albedrío vivan en armonía unas con otras y aprendan a amarlo y deseen servirle. Muy probablemente usted ha visto a estas personas mientras efectúan la misma obra que Jesús empezó, a saber, la de publicar las buenas nuevas del Reino de Dios. Jesús predijo la culminación de esta obra cuando dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14.)

¡No falta mucho!

La prueba visible demuestra que los preparativos para que el justo gobierno de Dios asuma el poder sobre la Tierra están casi completos. Después de describir los terribles resultados que hemos visto del fracaso de la gobernación humana en este siglo, Jesús dijo: “Cuando vean suceder estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca”. (Lucas 21:10, 11, 31.)

Pronto Dios eliminará de la Tierra a los inicuos. Estas palabras del salmista aplicarán literalmente: “Los malhechores mismos serán cortados [...] Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no será”. (Salmo 37:9, 10.) ¿Puede imaginarse usted un mundo donde no haya iniquidad? ¿Quién administrará entonces los asuntos de la humanidad? La Biblia dice: “Un rey [Cristo Jesús entronizado en los cielos] reinará para justicia misma; y en cuanto a príncipes [personas leales a quienes él nombrará en la Tierra], gobernarán como príncipes para derecho mismo. Y la obra de la justicia verdadera tiene que llegar a ser paz; y el servicio de la justicia verdadera, quietud y seguridad hasta tiempo indefinido. Y mi pueblo tiene que morar en un lugar de habitación pacífico y en residencias de plena confianza y en lugares de descanso sosegados”. (Isaías 32:1, 17, 18.)

Así, el gobierno celestial de Dios acabará con los malos efectos de la maldad del hombre y hará de las personas que esperan en Dios una sociedad humana armoniosa. La Biblia describe así la armonía que existirá: “El lobo realmente morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos [...] No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar”. (Isaías 11:6-9.)

¡Qué magnífico resultado de que Dios haya ejercido paciencia! Por lo tanto, en vez de quejarse de que Dios haya esperado demasiado, ¿por qué no aprovecha su paciencia y se sujeta a su Reino? Aprenda de la Biblia cuáles son las normas divinas y ajústese a ellas. Asóciese con los que están en sujeción armoniosa a Dios. Así la paciencia de Dios significará bendiciones eternas para usted.

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