Las Navidades... ¿a qué se debe su popularidad en Japón?
LA CREENCIA en Papá Noel tiene arraigo entre los niños de Japón, un país budista y sintoísta. En 1989, niños japoneses escribieron 160.000 cartas al Mundo de Santa Claus, en Suecia. Ningún otro país envió mayor cantidad de cartas. Los niños escribieron las cartas con la esperanza de que se les diera lo que su corazón deseaba, fuera una “computadora gráfica” de juguete que costaría 18.000 yenes (136 dólares, E.U.A.) o un videojuego portátil que costaría 12.500 yenes (95 dólares, E.U.A.).
Para las jovencitas japonesas, el salir con algún joven en la Nochebuena tiene un significado especial. “Según una encuesta de muchachas —dice el periódico Mainichi Daily News—, el 38% de ellas dijeron que habían hecho planes para la Nochebuena con un mes de anticipación.” Los muchachos tienen intenciones ocultas para querer estar con sus novias en la Nochebuena. “Una buena idea es que ores calmadamente con tu novia —sugirió una revista para muchachos—. Hazlo en algún lugar elegante. La relación entre ustedes no tardará en hacerse más íntima.”
Los esposos japoneses también esperan invocar algún poder mágico mediante su tradición navideña de comprar, en camino al hogar después del trabajo, un pastel o tarta de Navidad. Se supone que el desempeñar el papel de San Nicolás (Santa Claus) compense por haber desatendido a la familia el resto del año.
Las Navidades ciertamente han echado raíces entre los japoneses no cristianos. De hecho, el 78% de los que participaron en una encuesta realizada por una cadena de supermercados dijeron que tienen alguna actividad especial para la Navidad. La proporción es arrolladora en un país donde solo el 1% de la población dice que profesa el cristianismo. Aunque aleguen ser budistas o sintoístas, no les molesta disfrutar de un día de fiesta “cristiano”. El almanaque del famoso santuario sintoísta de Ise enumera, junto con las fiestas japonesas, el 25 de diciembre como “Natalicio de Cristo”. Sin embargo, las escenas de personas no cristianas que se dan a la diversión durante la temporada navideña hacen surgir la pregunta:
¿De quiénes es la celebración de la Navidad?
El Diccionario de uso del español define Navidad así: “Nacimiento de Jesucristo. [...] Fiesta en que se conmemora, el día 25 de diciembre”. Se ha considerado una fiesta que los “cristianos” celebran para “unirse por el gozo que experimentan en el natalicio de Cristo”.
A los que celebran la Navidad como una fiesta puramente religiosa quizás les parezcan irritantes y hasta gente blasfema los que secularizan ese día con diversión e intercambio de regalos. “En Japón tenemos lo máximo en comercialismo tosco: ningún Cristo”, escribió un estadounidense que reside en Japón. “A la vista del occidental —escribió otro respecto a la Navidad japonesa—, no es el pavo [que no se encuentra comúnmente en los mercados japoneses] lo que falta, sino el ingrediente más esencial: el espíritu.”
Entonces, ¿qué es el espíritu navideño? ¿Es el ambiente de un servicio eclesiástico con sus villancicos, acebo y velas, que muchos aprovechan para su único peregrinaje anual a la iglesia? ¿Será el amor, el regocijo y el intercambio de regalos que impulsa a muchos a hacerse generosos? ¿Es la tranquilidad que reina en el frente de batalla mientras los soldados observan unos cuantos días de “paz en la tierra”?
Asombroso como sea, con frecuencia el espíritu navideño no trae paz ni siquiera al hogar. Según una encuesta realizada en 1987 en Inglaterra, se calculaba que habría ‘guerra civil’ en el 70% de los hogares británicos durante la Navidad ese año. La causa principal sería disputas por dinero. El beber excesivo y el no cumplir con el deber de uno en la familia también llevan a peleas.
“Creo que algo se nos está escapando en cuanto al verdadero significado de la Navidad —escribió un occidental que vive en Japón y recientemente hizo un viaje de visita a su país durante las Navidades—. Cada 25 de diciembre siento el mismo anhelo de volver a aquellas viejas Navidades de mucho tiempo atrás... la ceremonia pagana de celebrar el solsticio de invierno mediante adorar árboles y tener orgías. Todavía tenemos todos los adornos paganos —el muérdago, el acebo, los abetos, y así por el estilo—, pero por alguna razón la Navidad nunca ha sido lo mismo desde que los cristianos se la robaron y la convirtieron en una fiesta religiosa.”
No cabe duda de que la Navidad es un día de fiesta pagano. Los cristianos primitivos no la celebraban, “porque para ellos la celebración del nacimiento de alguien era una costumbre pagana”, dice The World Book Encyclopedia. Las fiestas paganas conocidas como saturnales y Año Nuevo son la fuente de la diversión y el intercambio de regalos.
Si la Navidad es esencialmente pagana, los cristianos verdaderos tienen que preguntarse: ¿Es la Navidad para los cristianos? Veamos lo que dice la Biblia tocante a la celebración del natalicio de Cristo.
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El origen de la celebración navideña
Aunque se han perdido los detalles en la neblina de la antigüedad, hay indicaciones de que para 336 E.C. la iglesia romana celebraba un tipo de Navidad. “Se escogió adrede el 25 de diciembre como fecha de la Navidad —explica The New Encyclopædia Britannica— para empujar a segundo plano la gran fiesta del dios Sol.” En aquella temporada los paganos se entregaban a orgías durante las saturnales romanas y la fiesta celta y alemana del solsticio de invierno. The New Caxton Encyclopedia dice que “la Iglesia aprovechó la oportunidad para cristianizar aquellas fiestas”.