Miremos con aprecio a la “Casa de Dios”
“UNA cosa he pedido a Jehová... es lo que buscaré, que pueda morar en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la agradabilidad de Jehová y para mirar con aprecio a su templo.” (Salmo 27:4.)
El apreciativo rey David miró con placer, o deleite, al templo de Jehová. ¿Siente usted lo mismo por los centros de la adoración verdadera de la actualidad? Los más de noventa y cinco hogares Betel de las sucursales de la Sociedad Watch Tower figuran entre los locales que hoy en día se relacionan con la adoración de Jehová.
“Cuando pienso en los muchos años que llevo sirviendo en Betel, me embarga un sentimiento de profunda gratitud y aprecio, sentimiento que ha ido creciendo de año en año”, explica Helga, que comenzó a trabajar en el hogar de Alemania en 1948. Helga se cuenta entre los 13.828 felices trabajadores de Betel de todo el mundo que en el año de servicio de 1993 ‘contemplaron la agradabilidad de Jehová’. ¿Qué significa exactamente el nombre Betel? ¿Cómo puede todo testigo de Jehová, sirva a Dios allí o no, mirar con aprecio a este servicio?
Un nombre que exige devoción
El nombre “Betel” resulta muy apropiado, pues la palabra hebrea de la que proviene, Behth-ʼÉl, significa “Casa de Dios”. (Génesis 28:19, nota.) Betel se asemeja, en efecto, a una casa bien organizada, o ‘una casa edificada con sabiduría’, en la que Dios y su voluntad son el centro de atención. (Proverbios 24:3.) “Es como vivir en familia. Nuestra actividad diaria está bien planificada”, dice Herta en tono agradecido. Herta lleva más de cuarenta y cinco años sirviendo en el mismo Betel que Helga. Cada miembro de esta gran familia desempeña una función determinada, lo que le hace sentir feliz y seguro. En armonía con el significado de su nombre, en Betel todos los departamentos se caracterizan por el orden y la buena organización, lo cual fomenta la paz, hace que la predicación de las buenas nuevas sea efectiva y da buenos motivos a las congregaciones para que estimen muchísimo la “Casa de Dios”. (1 Corintios 14:33, 40.)
¿Para qué se necesitan estas instalaciones? Pues bien, esta revista, por ejemplo, se produjo en una imprenta de Betel. Para efectuar las actividades que predijo Jesucristo de predicar el mensaje del Reino y distribuir el alimento espiritual, es indispensable una infraestructura como Betel, que cuente con trabajadores serviciales y con el aprecio de todos los adoradores de Jehová. (Mateo 24:14, 45.)
¿Le gustaría conocer mejor el horario de los días laborables en este lugar? En el Betel donde trabajan Helga y Herta, a las 6.30 de la mañana suena un melodioso timbre en todos los edificios de viviendas, aunque muchos de los más de ochocientos trabajadores permanentes se levantan incluso antes a fin de prepararse para la actividad del día. De lunes a sábado, la familia se reúne en los comedores a las 7.00 de la mañana para el examen del texto diario, o la adoración matutina. A continuación se sirve un nutritivo desayuno. La jornada laboral comienza a las 8.00 y se prolonga por ocho horas, con un descanso para el almuerzo. (Los sábados la familia generalmente trabaja medio día.) En todos los departamentos —la cocina, la imprenta, la lavandería, las oficinas, los talleres o la planta de encuadernación— hay mucho trabajo que hacer.
Al concluir el trabajo de la tarde y durante el fin de semana, los miembros de la familia asisten a las reuniones de congregaciones vecinas y participan en la predicación pública. Muchos hermanos de Betel sirven de ancianos o siervos ministeriales en dichas congregaciones, cooperación que los Testigos locales agradecen mucho. Ambos grupos trabajan juntos armoniosamente como un solo cuerpo, tratándose con comprensión y respeto mutuos. (Colosenses 2:19.) Todo trabajador de Betel sabe que su asignación en la “Casa de Dios” tiene prioridad sobre las demás actividades. No obstante, el entusiasmo en la predicación y el interés en la congregación, aunados con una actitud equilibrada, fortalecen su espiritualidad, aumentan su gozo y lo convierten en un miembro más productivo de la familia. ¡Qué importantes son estas cualidades para trabajar en una “casa” cuyo nombre está vinculado a la devoción sincera!
Cómo tener éxito en el servicio de Betel
¿Qué ha ayudado a un sinnúmero de testigos de Jehová a tener éxito en el servicio de Betel? Algunos miembros de la familia de Betel de Francia con muchos años de experiencia en ese servicio comentan lo siguiente: “El amor a Jehová. Estar resueltos a perseverar donde se nos ponga; humildad, sumisión y obediencia a las instrucciones que recibimos de la Sociedad”. (Denise.) “He comprobado lo importante que es respetar el principio que Pablo enuncia en Romanos 12:10: ‘En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera’. El texto destaca la importancia de no insistir en que se acepte nuestra opinión personal, sino, más bien, tener en cuenta las opiniones de los demás. O dicho de otro modo, no tratar de obtener preeminencia.” (Jean-Jacques.) “Nuestro respeto al servicio de Betel podría perderse si miráramos las cosas desde una óptica carnal, humana —opina Barbara—, pues esto podría hacer que olvidáramos que Jehová está dirigiendo su organización. Tal respeto pudiera perderse si tropezáramos por las imperfecciones de otros.”
En Betel todos son imperfectos, de modo que hay que escoger cuidadosamente las compañías. Ni los jóvenes ni los recién llegados deberían limitar su círculo de amistades a los de su misma edad o situación. Los que tienden a quejarse o a ser pesimistas no son compañías edificantes ni en Betel ni en la congregación. Por otra parte, imitar la “sabiduría de arriba”, descrita en Santiago 3:17, reporta bendiciones. Esta es ‘primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos; no hace distinciones por parcialidad ni es hipócrita’. Tales cualidades, junto con la gran paciencia y la bondad, se evidencian en la “Casa de Dios” y hacen que resulte agradable y estimulante vivir en ella. Hasta los visitantes no Testigos se admiran con frecuencia de la buena conducta, la cordialidad y el espíritu alegre de los trabajadores.
Anny, que tiene más de 70 años de edad y forma parte de la familia de Betel de Alemania desde 1956, explica cómo mantiene su buena disposición para servir allí: “Por mi propio bienestar espiritual, me esfuerzo al máximo por estar al día con la lectura de las publicaciones de la Sociedad, asistir a todas las reuniones y predicar con regularidad. También procuro mantenerme en buena forma física haciendo ejercicios cada mañana, no usando el ascensor casi nunca y caminando todo lo que puedo, sobre todo en el servicio del campo”.
Muchos con experiencia en la vida de Betel concordarían con Anny. Son personas que nunca dejan de aprender ni de trabajar. En interés de su salud física duermen lo necesario, hacen ejercicio y comen y beben con moderación. Pero lo más importante es que no descuidan la oración ni el estudio personal de la Biblia.
Estimemos mucho el servicio sagrado en Betel
“¿Dónde trabajas?” es una pregunta que se hace frecuentemente a los que sirven en Betel. Aunque los trabajos son diversos, cada uno de ellos merece ser tenido en gran estima por todos. El motivo es que toda asignación —sin importar que se trate de manejar una máquina que imprime alimento espiritual, lavar ropa, cocinar y limpiar para la familia, o realizar tareas de oficina— constituye servicio sagrado. Como se mencionó antes, los cristianos no hacen distinciones por parcialidad. Recuerde que todos los trabajos que los sacerdotes y los levitas realizaban en el templo y sus patios y comedores se consideraban servicio sagrado a Jehová. Algunas de sus labores consistían en matar y preparar animales para los sacrificios, mantener las lámparas abastecidas de aceite e incluso limpiar y hacer guardia. De igual forma, toda asignación de Betel es una actividad satisfactoria y valiosa de “la obra del Señor”, y, por tanto, un privilegio excepcional. (1 Corintios 15:58.)
Piense por un momento en un factor que puede impedir que miremos con aprecio a la “Casa de Dios”. Los cristianos, sirvan o no en Betel, deben evitar la envidia y los celos, que son “podredumbre a los huesos”. (Proverbios 14:30.) Nadie tiene razones para envidiar los privilegios de servicio de los trabajadores de Betel. Tampoco hay lugar en la familia de Betel para sentir celos, una de las obras de la carne. Un buen consejo para aquel a quien aparentemente se ha pasado por alto mientras que a otros se les han concedido mayores privilegios es: sea humilde y espere. Por otra parte, en Betel conviven personas de antecedentes económicos muy diversos. Causaría mucha frustración juzgar las circunstancias propias “en comparación con [las de] la otra persona”. Contentarse con tener ‘sustento y con qué cubrirse’ ha ayudado a muchos a permanecer fieles por décadas en la “Casa de Dios”. (Gálatas 5:20, 26; 6:4; 1 Timoteo 6:8.)
Los testigos de Jehová y millones de personas más se benefician mucho del trabajo no retribuido que se realiza en Betel, un servicio que se efectúa desinteresadamente por amor a Dios y al prójimo. Los hogares Betel y las imprentas de la Sociedad Watch Tower, así como otras instalaciones para uso teocrático, se sufragan con contribuciones voluntarias. (2 Corintios 9:7.) Al igual que el rey David y los príncipes y los jefes de Israel, podemos mostrar nuestra estima y aprecio por la “Casa de Dios” dando apoyo moral y económico a la Sociedad. (1 Crónicas 29:3-7.) Veamos a continuación cómo se puede “contemplar la agradabilidad de Jehová” en Betel.
Bendiciones en la “Casa de Dios”
Cuando asiste a una asamblea, ¿se siente muy contento por estar rodeado de adoradores felices de Jehová? Pues imagínese el privilegio del trabajador de Betel al servir a Jehová entre un grupo de hermanos a diario. (Salmo 26:12.) ¡Qué excelente posibilidad tiene de crecer espiritualmente! Cierto hermano comentó que había aprendido mejor a moldear su personalidad en un año en Betel que en tres fuera de ahí. ¿La razón? Que en ningún otro sitio había tenido la oportunidad de observar e imitar la fe de tantos cristianos maduros. (Proverbios 13:20.)
En Betel la persona está rodeada de consejeros experimentados, por decirlo así. Además, cuenta con la ventaja de escuchar los comentarios bien preparados que se ofrecen en la adoración matutina y en el estudio de La Atalaya de la familia de Betel, así como en los discursos que se presentan algunos lunes por la noche. Los recién llegados reciben formación en la Escuela de Principiantes de Betel y se les pide que lean toda la Biblia en los primeros doce meses.
También se recibe estímulo de los informes y las experiencias de visitantes de otros países. Además, miembros del Cuerpo Gobernante o sus representantes visitan las diferentes sucursales. “Aunque tienen mucho que hacer —indica Helga—, estos hermanos siempre encuentran tiempo para dedicarte una sonrisa o unas palabras amigables.” ¡Qué alentador es contemplar personalmente la conducta estimuladora y modesta de estos hombres leales!
En Betel se puede observar más de cerca cómo funciona la organización de Dios y cómo su espíritu santo mueve a actuar a las manos y los corazones solícitos. “En Betel te sientes más cerca del corazón de la organización —explica un hermano que sirve en el Betel de Francia desde 1949—. Para mí se trata de la forma de servicio de tiempo completo que me permite dedicar el máximo de tiempo y energías a servir a Jehová y al mayor número de hermanos.” ¿No es ese, al fin y al cabo, nuestro verdadero propósito en la vida: hacer la voluntad de Dios? En Betel se puede ‘ofrecer alabanza todo el día’. ¡Qué bendición! (Salmo 44:8.)
Como hemos visto, los que trabajan en un hogar Betel pueden contemplar la agradabilidad de Jehová y recibir una gran diversidad de bendiciones. (Hebreos 6:10.) ¿Apreciaría usted servir en la “Casa de Dios”? Cualquier testigo de Jehová mayor de 19 años con buena salud espiritual y física y de quien ‘los hermanos den buenos informes’, como fue el caso de Timoteo, puede solicitar el servicio de Betel. (Hechos 16:2.) Muchos han hecho de este servicio el trabajo de toda su vida, como los hermanos anteriormente citados. El gran anhelo del salmista de ‘morar en la casa de Jehová todos los días de su vida’ se ha hecho realidad en el caso de ellos.
Los testigos de Jehová respetan profundamente el espíritu abnegado de sus hermanos y hermanas de Betel, quienes cumplen con sus asignaciones de buena gana y con gozo. Tanto si servimos a Jehová en Betel como si lo hacemos en otro lugar, todos tenemos buenas razones para sentirnos como el rey David y mirar con aprecio o deleite a la “Casa de Dios”.
[Fotografía en la página 31]
Cristianos que han disfrutado del servicio sagrado en el Betel de Alemania por décadas