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  • ¿Es usted dadivoso?

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  • ¿Es usted dadivoso?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1995
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1995
w95 15/12 págs. 4-7

¿Es usted dadivoso?

¿HA OBSERVADO que la gente da con diferentes motivos? Un regalo puede ser una expresión de amor, generosidad o agradecimiento. Pero ¿no es cierto que también se hacen regalos para granjearse el favor del beneficiario? O también pueden hacerse por un sentimiento de obligación o porque quiera conseguirse algo en cambio.

El regalo puede venir en un paquete con un lazo bonito. Pero ¿no es cierto que un ramo de flores, un plato de comida o un acto bondadoso también pueden considerarse buenos regalos? De hecho, los regalos que más se agradecen suelen ser aquellos en los que la persona da de sí misma.

¿Quiere granjearse el favor de alguien?

Con cierta frecuencia la gente hace regalos para granjearse el favor del beneficiario. En algunos países, el hombre regala flores a la mujer que quiere enamorar. Pero la mujer prudente no se fija solo en el regalo. Considera si la motivación del hombre es amorosa, de modo que este pueda convertirse en un buen esposo. Si el regalo refleja un motivo piadoso, puede hacer muy felices a ambos, al donador y al beneficiario.

La Biblia habla de la ocasión en que Abigail, la esposa de Nabal, preparó sin demora un regalo generoso para David, a quien reconoció como el futuro rey de Israel escogido por Dios. Ella quiso granjearse su favor. Su esposo había desdeñado a David y había gritado reprensiones a sus hombres. David, que capitaneaba a unos cuatrocientos hombres armados, estaba resuelto a acabar con Nabal y su casa. Abigail intervino mandando enseguida un generoso regalo de víveres para los hombres de David. Ella se presentó después, se disculpó humildemente por lo que su esposo había hecho y razonó con David, evidenciando su buen discernimiento.

Su objetivo era noble, y el resultado fue positivo. David aceptó el presente y le dijo: “Sube en paz a tu casa. Ve que he escuchado tu voz para tener consideración a tu persona”. Posteriormente, cuando Nabal murió, David incluso le propuso matrimonio a Abigail, y ella aceptó gustosa. (1 Samuel 25:13-42.)

En otros casos, sin embargo, el favor pretendido persigue el favoritismo o incluso la perversión de la justicia. En tal caso, el regalo se convierte en un soborno. El donador cree que se beneficiará, pero pierde la tranquilidad de ánimo. Siempre existe el peligro de que se descubra su soborno y sufra las consecuencias. Aun en el caso de que consiga el favor deseado, es posible que pierda su credibilidad. La Biblia, en su sabiduría piadosa, previene contra ese tipo de regalos. (Deuteronomio 16:19; Eclesiastés 7:7.)

¿Procede el regalo de un corazón dispuesto?

No cabe duda: hacer un regalo a una persona amada por voluntad propia trae mucho más gozo que hacerlo obligado por las convenciones sociales.

Cuando el apóstol Pablo escribió sobre la colecta de provisiones de socorro para compañeros cristianos que estaban necesitados, expuso unos excelentes principios sobre el dar piadoso. “Si primero está allí la prontitud —escribió—, es especialmente acepto según lo que tiene la persona, no según lo que no tiene.” Y añadió: “Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre”. (2 Corintios 8:12; 9:7.) De modo que depende en buena parte de usted. En vez de endeudarse comprando muchos regalos, es mejor ajustarse a su presupuesto real. Es mejor dar lo que haya resuelto en su corazón que sentirse obligado a dar por la presión social o comercial. Pablo escribió sobre los cristianos de su tiempo que observaron esos principios piadosos: “Espontáneamente siguieron rogándonos con fuerte súplica por el privilegio de dar bondadosamente y de tener participación en el ministerio destinado para los santos”. (2 Corintios 8:4.)

Por el contrario, la Royal Bank Letter de noviembre-diciembre de 1994 dijo con respecto a las semanas que preceden a la Navidad: “Estos días pueden verse como un estado de euforia artificial promovida por los intereses comerciales a fin de espolear a los consumidores para que compren cosas que de otro modo no comprarían”. Si se compra a crédito, la satisfacción de hacer el regalo puede pronto verse eclipsada al llegar las facturas.

¿Es su interés principal la ocasión, o el amor?

¿Hace usted regalos mayormente en las ocasiones que parecen requerirlo? En tal caso, es posible que se esté perdiendo mucho del gozo que ocasiona el dar espontáneo.

A mucha gente no le complacen los resultados de hacer regalos en días específicos. Una madre escritora reconoció que sus hijos manifestaban avaricia cuando se acercaba el día en el que esperaban los regalos. Admitió también que a veces el regalo no tiene el efecto deseado porque quien lo recibe espera otra cosa. Muchos informes indican que las festividades en las que se intercambian regalos suelen caracterizarse por la depresión emocional y el abuso del alcohol.

Conocedor de que el énfasis que se coloca en los regalos durante las festividades a veces perjudica a los niños, cierto profesor de Psicología citado en The New York Times recomienda: “Piense en hacer regalos en otras fechas como modo de reducir el estrés”. ¿Cree que puede surtir efecto?

Tammy, una niña de 12 años que vive en un hogar donde no se celebra la Navidad ni los cumpleaños, escribió: “Es más divertido recibir un regalo cuando menos lo esperas”. Dijo que sus padres les hacen regalos a ella y a su hermano durante todo el año, en vez de solo una o dos veces. Pero para ella hay algo más importante que los regalos: “Tengo una vida de familia muy feliz”, son sus palabras.

El libro Secrets of Strong Families reconoce: “La mayoría de nosotros invertimos tiempo y dinero varias veces al año eligiendo regalos perfectos para los cumpleaños, aniversarios y celebraciones de la gente que amamos. El mejor regalo de todos no debería afectar para nada su cuenta bancaria. Y no tendría que envolverlo. Si usted cree, como muchos, que su vida es el bien más valioso que posee, entonces un poco de su vida es el regalo más precioso que puede ofrecer. Damos este valioso regalo cuando pasamos tiempo con nuestros seres queridos”.

Este modo de dar puede trascender el ámbito de su familia. Dar espontáneamente a fin de cubrir una necesidad ajena puede producir especial satisfacción. Jesucristo nos exhortó a mostrar consideración amorosa a los pobres, los cojos y los ciegos, y añadió: “Serás feliz, porque ellos no tienen con qué pagártelo”. (Lucas 14:12-14.)

El periódico Rockland Journal-News (E.U.A.) publicó recientemente un ejemplo de esa clase de dar. Cuando la casa de una anciana ciega se derrumbó, sus amigos le construyeron una nueva. Varios negocios locales contribuyeron económicamente, y un organismo del gobierno aportó una subvención. “Lo más importante, sin embargo —dijo el periódico—, fueron las aproximadamente ciento cincuenta personas, la mayoría de las cuales pertenecen a la congregación Haverstraw de los testigos de Jehová, que contribuyeron con su tiempo para construir la casa.”

El artículo seguía diciendo: “En el lugar de construcción había montones de materiales al lado de mesas llenas de comida. En dos días los trabajadores levantaron una casa para dos familias, de tres pisos de altura. [...] Se conoce a los testigos de Jehová por la construcción rápida de edificios. [...] La rapidez, sin embargo, contrasta con la permanencia de su misión: conseguir que su obra de amor sea duradera. La señora Blakely no puede ver su nueva casa, pero sus manos pueden palparla, y su corazón siente un profundo agradecimiento por esta acción desinteresada”.

Dadivosos todo el año

Las personas que son verdaderamente dadivosas no esperan días especiales. Su vida no gira en torno a sí mismas. Cuando reciben algo bueno, les gusta compartirlo con los demás. Esto no quiere decir que no piensan en otra cosa que en hacer regalos. No quiere decir que dan a tal grado que sus familias sufran privación. No significa que dan sin pensar en el efecto que pueda tener en el beneficiario. Sin embargo, son personas que ‘practican el dar’, como Jesús enseñó a sus discípulos. (Lucas 6:38.)

Están pendientes de las circunstancias de los amigos y vecinos que son mayores, están enfermos o necesitan ánimo por cualquier otra razón. Su “regalo” puede consistir en ir a la tienda por ellos o ayudarlos en los quehaceres domésticos. Puede ser cortarles la leña o quitar la nieve de la entrada. Puede tratarse de una cazuela con alimento cocinado o una visita para leerles algo. Es posible que estén muy ocupadas, pero no tanto como para no poder ayudar. Han aprendido por experiencia que verdaderamente “hay más felicidad en dar que en recibir”. (Hechos 20:35.)

El mayor Dador de todos, es, por supuesto, nuestro Creador, Jehová Dios. Él “da a toda persona vida y aliento y todas las cosas”. (Hechos 17:25.) Mediante la Biblia nos enseña su propósito de poner fin a la maldad, la enfermedad y la muerte, y convertir esta Tierra en un paraíso. (Salmo 37:10, 11; Revelación [Apocalipsis] 21: 4, 5.) Cuando las personas dadivosas aprenden estas buenas nuevas, no las reservan para ellas. Uno de sus mayores placeres es comunicarlas a otros. Este es el verdadero dar piadoso. ¿Es usted dadivoso en este sentido?

[Fotografías en la página 7]

Algunos de los mejores regalos no cuestan dinero

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