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  • “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová!”

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  • “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová!”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2004
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2004
w04 15/11 págs. 8-9

El esplendor de la creación de Jehová

“¡Cuántas son tus obras, oh Jehová!”

SEA que vivamos en el campo o en la ciudad, en las montañas o al lado del mar, nos rodea el magnífico esplendor de la creación. El Calendario de los Testigos de Jehová 2004 presenta con acierto un panorama de las asombrosas obras de Jehová Dios.

Las personas agradecidas siempre han mostrado interés en las obras divinas. Tomemos como ejemplo a Salomón, cuya sabiduría “era más vasta que la sabiduría de todos los orientales”. La Biblia dice: “Hablaba acerca de los árboles, desde el cedro que está en el Líbano hasta el hisopo que va saliendo en el muro; y hablaba acerca de las bestias y acerca de las criaturas voladoras y acerca de las cosas movientes y acerca de los peces” (1 Reyes 4:30, 33). El padre de Salomón, el rey David, meditaba a menudo sobre las obras maestras de Jehová, y se sintió impulsado a exclamar a su Hacedor: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones” (Salmo 104:24).a

Nosotros también deberíamos observar la creación y meditar sobre ella. Por ejemplo, pudiéramos ‘levantar los ojos a lo alto’ y preguntar: “¿Quién ha creado estas cosas?”. Nada menos que Jehová, el Dios que tiene “abundancia de energía dinámica” y que es verdaderamente “vigoroso en poder” (Isaías 40:26).

¿Cómo influye en nosotros la meditación sobre las obras creativas de Jehová? Al menos de tres maneras: 1) nos recuerda que debemos apreciar la vida; 2) nos motiva a enseñar a otras personas acerca de la creación, y 3) nos impele a conocer mejor y valorar más a nuestro Creador.

Como seres humanos, nuestra vida es muy superior a la de los “animales irracionales” y tenemos la capacidad de observar y valorar las maravillas de la creación (2 Pedro 2:12). Nuestros ojos pueden contemplar el hermoso paisaje. Nuestros oídos pueden oír el melodioso canto de las aves. Y nuestro sentido del tiempo y el espacio nos da puntos de referencia que se convierten en gratos recuerdos. Aunque la vida actual no es perfecta, no cabe duda de que vale la pena vivirla.

Los padres pueden disfrutar de la fascinación que sienten naturalmente los niños por la creación. ¿No es cierto que a los niños les encanta ir por la playa buscando conchas marinas, acariciar a los animales y subirse a los árboles? Sus padres querrán ayudarles a ver la conexión entre la creación y el Creador. Es posible que la admiración y el respeto que cultiven por la creación de Jehová los acompañen toda la vida (Salmo 111:2, 10).

Seríamos extremadamente cortos de miras si nos maravillara la creación, pero no diéramos la honra al Creador. La profecía de Isaías nos ayuda a reflexionar sobre este asunto, al decir: “¿No has llegado a saber, o no has oído? Jehová, el Creador de las extremidades de la tierra, es un Dios hasta tiempo indefinido. Él no se cansa ni se fatiga. No se puede escudriñar su entendimiento” (Isaías 40:28).

Efectivamente, las obras de Jehová dan prueba de su incomparable sabiduría, su inigualable poder y su profundo amor por nosotros. Al ver la belleza que nos rodea y percibir las cualidades de Aquel que lo ha creado todo, deberíamos sentirnos impulsados a decir, al igual que David: “No hay ninguno como tú [...], oh Jehová, ni hay obras como las tuyas” (Salmo 86:8).

Podemos estar seguros de que los seres humanos obedientes seguiremos sintiéndonos fascinados por las obras creativas de Jehová. Por toda la eternidad tendremos un sinfín de oportunidades de aprender más acerca de Dios (Eclesiastés 3:11). Y cuanto más aprendamos de nuestro Creador, más profundo será nuestro amor por él.

[Nota]

a Véase el Calendario de los Testigos de Jehová 2004, noviembre-diciembre.

[Recuadro de la página 9]

El Creador recibe alabanzas

Muchos científicos agradecidos ven la mano de Dios en la creación. He aquí algunos ejemplos:

“Los momentos más significativos y gratificantes de mi rama de la ciencia son aquellas ocasiones en las que descubro algo y me digo a mí mismo: ‘Ah, así es como lo hizo Dios’. Mi meta es comprender una esquinita del plan de Dios.”—Henry Schaefer, profesor de Química.

“Respecto a la causa de la expansión del universo, el lector tiene que llegar a su propia conclusión, pero nuestro cuadro está incompleto sin Él [Dios].”—Edward Milne, cosmólogo británico.

“Sabemos que la naturaleza se describe con la mejor de todas las posibles matemáticas porque Dios la creó.”—Alexander Polyakov, matemático ruso.

“En nuestro estudio de los objetos naturales estamos analizando los pensamientos del Creador, familiarizándonos con sus ideas e interpretando un sistema que le pertenece a él, no a nosotros.”—Louis Agassiz, biólogo estadounidense.

[Ilustración de las páginas 8 y 9]

Pingüinos gentú (península antártica)

[Ilustración de la página 9]

Parque Nacional Grand Teton (Wyoming, EE.UU.)

[Reconocimiento]

Jack Hoehn/Index Stock Photography

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