La caja de preguntas
● ¿Hay algunas circunstancias en las cuales puede usarse a siervos ministeriales para pronunciar discursos públicos fuera de su propia congregación?
Es sobre los ancianos que las Escrituras colocan la responsabilidad de “hablar y enseñar” en las congregaciones. (1 Tim. 5:17; 3:2) Siempre que sea posible, ellos deben dar los discursos públicos. Si no hay suficientes ancianos disponibles, aun con un intercambio de oradores entre las congregaciones, el cuerpo de ancianos puede asignar a ciertos siervos ministeriales a pronunciar discursos públicos (o, posiblemente, a encargarse de parte de un simposio) en su propia congregación.
En circunstancias normales, solo los ancianos serían asignados para dar discursos públicos en otras congregaciones que no sean las suyas propia. Pero si sencillamente no hay suficientes ancianos disponibles en la zona, entonces, a fin de mantener las reuniones públicas en una base regular, se les puede pedir a siervos ministeriales de congregaciones cercanas que den discursos públicos. Si un superintendente presidente recibe petición de que siervos ministeriales presten sus servicios y el cuerpo de ancianos local piensa que ellos pueden desempeñar la asignación bien, se les puede asignar a hablar en esa otra congregación. Sin embargo, a menos que se pida específicamente a los siervos ministeriales como oradores, solo los ancianos deben ser enviados a otras congregaciones para discursar.
Donde no es posible hacer ningún arreglo para oradores públicos en ciertas semanas, entonces se sugiere que se lea a la congregación el material en los extensos bosquejos provistos por la Sociedad y todos pueden buscar y discutir los textos juntos. (No haga pedidos de hojas sueltas para estas presentaciones.) De este modo, sea que los oradores estén disponibles o no, todos recibirán el alimento espiritual que provee el programa de las reuniones públicas.