Esparza con celo el conocimiento dador de vida
1 “Ven conmigo, y verás mi celo por Jehová.” Jehú dijo esto a Jonadab cuando estaba cumpliendo con la comisión que Jehová le había dado. (2 Rey. 10:16, Versión Moderna) Hoy también muchos han notado el celo de los siervos de Jehová.
2 Cierto historiador del día moderno declaró: “Los Testigos de Jehová literalmente han cubierto la Tierra con su testificación. . . . Verdaderamente puede decirse que ningún grupo religioso particular en el mundo desplegó más celo y persistencia en el esfuerzo por esparcir las buenas nuevas del Reino.” Otras personas han dicho: “Admiramos el celo de ellos.” Sí el celo distingue al cristianismo verdadero. Por eso los testigos de Jehová están tan activos en esparcir el conocimiento dador de vida.
3 El celo se define como anhelo intenso o interés ardiente en la búsqueda de algo. Algunos sinónimos son: entusiasmo, animación, diligencia y fervor. Donde hay celo, hay vida, vitalidad. El celo espiritual envuelve el tener amor genuino a Dios y al semejante. (Mar. 12:29-31) Es contagioso y anima a uno a rendir un ministerio piadoso. “Esfuércense vigorosamente,” exhortó Jesús. “No sean holgazanes en sus quehaceres,” repite Pablo al recordarnos la urgencia de nuestra actividad de predicar. Por lo tanto, participemos todos celosamente en esparcir el conocimiento de la verdad, el cual es dador de vida.—Luc. 13:24; Rom. 12:11.
ESPARCIENDO EL CONOCIMIENTO DADOR DE VIDA
4 ¡Qué gozo sentimos al ayudar a alguien a llegar a conocer a Jehová y servirle! Las revistas nos ayudan a cumplir con ese propósito. Nuestro celo debe impulsarnos a apartar tiempo para declarar las “buenas nuevas.” Durante enero, podemos mostrar celo por medio de presentar la Biblia y el libro “Venga tu reino.” El servir a Jehová con fidelidad y celo envuelve esfuerzo, pero si reconocemos la urgencia creciente de esparcir el conocimiento dador de vida, mostraremos celo por medio de participar en el servicio del campo al mayor grado posible.
ANIME A OTROS A EFECTUAR OBRAS QUE MUESTREN CELO
5 A pesar de que en enero hace frío en muchas partes del país, el celo debe impelernos a salir al campo y predicar en nuestro territorio. (Jer. 20:9) ¿Pudiera usted aprovecharse plenamente de los arreglos de la congregación para testificar en grupo? ¿Qué hay de hacer planes para salir también en otras ocasiones? Hable con otros publicadores sobre sus planes y anímelos a trabajar con usted.
6 En vista de estos tiempos críticos y el mensaje urgente que llevamos, es necesario que ‘fulguremos con el espíritu’ a medida que animamos a otras personas a conocer a Dios y su Palabra. Por medio de esparcir con celo el conocimiento dador de vida, manifestamos nuestro propio aprecio por la información vital que contiene nuestra literatura.
7 Pregúntese: “¿Soy celoso de obras excelentes? ¿Es ardiente, de toda alma, el apoyo que doy a la actividad de predicar? ¿O estoy satisfecho con rendir servicio de muestra, quizás mostrando solo un mínimo de interés y esforzándome poco?” Sus respuestas le revelarán muchas cosas acerca de la intensidad de su celo. El discípulo verdaderamente celoso no permite que los intereses personales tengan prioridad sobre la importantísima obra del Reino. Mientras más tiempo dediquemos a esparcir conocimiento dador de vida, mayor será la cantidad de los que perciben que verdaderamente somos un pueblo “celoso de obras excelentes.”—Tito 2:14.