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Notas de estudio de 2 Corintios. Capítulo 2La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo (edición de estudio)
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Nosotros. Aquí Pablo contesta la pregunta que ha hecho al final del versículo 16. El apóstol no está siendo arrogante cuando afirma que él y sus compañeros están capacitados para ese ministerio. Más bien, al decir claramente que ellos hablan como “enviados de Dios”, está reconociendo que son capaces de realizar su ministerio solo porque Dios los ha capacitado. Y, además, lo realizan “con toda sinceridad”, es decir, con motivos puros (2Co 3:4-6).
no somos vendedores ambulantes de la palabra de Dios. O “no comerciamos con el mensaje de Dios”, “no ganamos dinero con el mensaje de Dios”. A diferencia de los falsos maestros, Pablo, los apóstoles y sus compañeros predicaban el mensaje puro de Dios con buenos motivos. El verbo griego que se traduce como “ser vendedor ambulante” (kapēléuō) se refería originalmente a vender al por menor o a ser tabernero. Pero con el tiempo llegó a incluir la idea de ser tramposo y actuar con codicia. En Is 1:22, la Septuaginta usa un término relacionado en la oración “tus taberneros [o “vendedores de bebidas”] mezclan el vino con agua”. En el mundo grecorromano se solía diluir el vino con agua antes de beberlo. Pero algunos comerciantes le echaban más agua de lo normal para aumentar las ganancias. Por eso, hay especialistas que opinan que Pablo está aludiendo aquí a esos vendedores de vino poco honrados. Esta misma metáfora se usa en la literatura griega para referirse a lo que hacían los filósofos que iban de un lugar a otro ofreciendo sus enseñanzas a cambio de dinero. Cuando Pablo dice que “muchos hombres” eran “vendedores ambulantes” de la palabra de Dios, parece que está pensando en falsos ministros que añadían a la Palabra de Jehová ideas religiosas falsas, tradiciones y filosofías humanas. Los que actuaban así adulteraban o “aguaban” la palabra de Dios, echando a perder su aroma y sabor y debilitando su capacidad de alegrar el corazón (Sl 104:15). Ver la nota de estudio de 2Co 4:2.
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