Nota
a Según Revelación 12:1-17, la “mujer” de Dios tuvo la gran bendición de dar a luz en el cielo a una “prole” de la mayor importancia: no a un solo hijo espiritual, sino al Reino mesiánico. Esto sucedió en 1914 (véase el libro Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!, págs. 177-186). La profecía de Isaías se centra en el gozo que ella siente al ver la bendición de Dios sobre sus hijos ungidos terrestres.