Nota
b El número del 15 de febrero de 1972 de La Atalaya hizo más claro este punto, al declarar: “Sin duda, no fue a un anciano, presbítero, superintendente o pastor individual, sino al entero ‘cuerpo de ancianos’ al que el glorificado Señor, Jesucristo, llamó el ‘ángel’ que fue simbolizado por una estrella celestial. [...] El ‘cuerpo de ancianos’ (o presbiterio) allí en Éfeso había de desempeñar el papel de una estrella al arrojar luz celestial, espiritual, sobre la congregación sobre la cual el espíritu santo los había hecho pastores”.