Nota
a La Atalaya hizo en una ocasión este perspicaz comentario: “No debemos desperdiciar esta vida en vanidades [...]. Si esta vida es todo lo que hay, no hay nada importante. Esta vida es semejante a una pelota que se arroja al aire y pronto cae al polvo otra vez. Es una sombra fugaz, una flor que se descolora, una brizna de hierba que se corta y pronto se seca [...]. En la balanza de la eternidad la duración de nuestra vida es una pizca insignificante. En la corriente del tiempo ni siquiera es una gota [...]. Sin duda [Salomón] tiene razón cuando repasa las muchas preocupaciones y actividades humanas de la vida y declara que son vanidad. Nos vamos tan pronto que mejor hubiera sido no haber venido nunca, considerando que de los miles de millones de personas que vienen y van, tan pocas saben siquiera que estuvimos aquí. Este punto de vista no es cínico [ni] sombrío [ni] malhumorado [ni] mórbido. Es una verdad, un hecho al cual hay que enfrentarse, es un punto de vista práctico, si esta vida es todo lo que hay” (1 de enero de 1958, página 29).