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    La Atalaya 2006 | 15 de octubre
    • Bodas honorables a la vista de Dios y los hombres

      “Se efectuó un banquete de bodas en Caná [...]. Jesús y sus discípulos también fueron invitados al banquete de bodas.” (JUAN 2:1, 2.)

      1. ¿Qué aprendemos del relato de Jesús en Caná?

      JESÚS, su madre y algunos de sus discípulos comprobaron que una boda honorable entre siervos de Dios puede ser motivo de gran alegría. Cristo incluso contribuyó a la felicidad de aquella memorable ocasión al realizar su primer milagro registrado en la Biblia (Juan 2:1-11). Es posible que usted también haya disfrutado de asistir a bodas de cristianos que quieren servir a Jehová felizmente casados. O puede que anhele tener una boda así, o desee ayudar a un amigo o amiga para que su casamiento sea un éxito. ¿Cómo puede lograrlo?

      2. ¿Qué información hallamos en la Biblia tocante a las bodas?

      2 Los cristianos han constatado que los consejos de la Palabra inspirada de Dios son muy útiles para quienes planean casarse (2 Timoteo 3:16, 17). Claro está, la Biblia no especifica un procedimiento detallado para celebrar las bodas cristianas. Es comprensible que así sea, ya que las costumbres y hasta los requisitos legales varían según el lugar y la época. Por ejemplo, en el antiguo Israel no había una ceremonia formal. El día de la boda, el novio llevaba a la novia a la casa de él o a la de su padre (Génesis 24:67; Isaías 61:10; Mateo 1:24). Este acto efectuado a la vista de todos constituía la boda en sí, sin la ceremonia formal que es común hoy día.

      3. ¿A qué celebración asistió Jesús en Caná?

      3 Para los israelitas, aquel acto indicaba que la pareja contraía matrimonio. A continuación, los recién casados quizá optaran por celebrar un banquete, como el que se menciona en Juan 2:1. Muchas traducciones de la Biblia vierten este versículo como sigue: “Hubo una boda en Caná”. Pero en este contexto, la palabra original se traduce más acertadamente como “banquete de bodas” (Mateo 22:2-10; 25:10; Lucas 14:8).a El relato deja claro que Jesús estuvo presente en el banquete celebrado con motivo de una boda judía y contribuyó a que los invitados disfrutaran de la ocasión. Sin embargo, hay que tener presente una idea clave: lo que en aquel entonces constituía la boda en sí difiere de lo que se acostumbra en nuestros días.

      4. ¿Qué clase de boda optan por celebrar algunos cristianos, y por qué?

      4 Actualmente, los cristianos de muchos países deben cumplir ciertos requisitos legales antes de casarse. Una vez que los cumplen, pueden contraer matrimonio de una manera válida ante la ley, ya sea ante un juez, alcalde o ministro religioso autorizado por el Estado. El casamiento puede consistir en una ceremonia sencilla, con pocos asistentes. Hay quienes escogen esta opción e invitan a unos cuantos parientes o amigos cristianos para que sean testigos legales o simplemente para que compartan con ellos la alegría del importante acontecimiento (Jeremías 33:11; Juan 3:29). Algunos cristianos optan por no celebrar un gran banquete o recepción que exigiría mucha planificación y un considerable sacrificio económico. En vez de eso, deciden organizar una comida tranquila con algunos allegados. Sean cuales sean nuestras preferencias al respecto, debemos reconocer que otros cristianos maduros pueden tener opiniones diferentes (Romanos 14:3, 4).

      5. ¿Por qué desean muchos cristianos incluir un discurso de boda en su casamiento, y qué se destaca en dicho discurso?

      5 Casi todas las parejas cristianas desean que en su boda se pronuncie un discurso basado en la Biblia.b Reconocen que Jehová originó el matrimonio y que en su Palabra proporciona sabios consejos para que los cónyuges sean felices (Génesis 2:22-24; Marcos 10:6-9; Efesios 5:22-33). La mayoría de los novios también desean que amigos cristianos y parientes compartan con ellos el gozo que sienten. Ahora bien, ¿cómo debemos considerar la gran variedad de requisitos legales, procedimientos y hasta costumbres locales? Este artículo examinará situaciones que se dan en diversos lugares. Algunas quizá difieran bastante de lo que usted conoce o de lo que se hace donde usted vive. No obstante, observaremos ciertos principios o aspectos que son importantes para los siervos de Dios de todo el mundo.

      Un matrimonio honorable es un matrimonio legal

      6, 7. ¿Por qué debemos interesarnos en los aspectos legales del casamiento, y cómo manifestamos tal interés?

      6 Aunque fue Jehová quien originó el matrimonio, es apropiado que los gobiernos humanos ejerzan cierto control sobre la manera en que se lleva a cabo. A este respecto, Jesús dijo: “Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios” (Marcos 12:17). Del mismo modo, el apóstol Pablo instó a los cristianos: “Toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores, porque no hay autoridad a no ser por Dios; las autoridades que existen están colocadas por Dios en sus posiciones relativas” (Romanos 13:1; Tito 3:1).

      7 En la mayoría de los países, el César —es decir, la autoridad civil— determina quiénes cumplen los requisitos para contraer matrimonio. Por lo tanto, cuando dos cristianos que están bíblicamente libres para casarse deciden dar ese paso, cumplen al pie de la letra las leyes locales. Hacerlo suele exigir que se obtenga una licencia, que quien oficie la boda esté autorizado por el gobierno o que se registre debidamente la unión. Cabe mencionar que, cuando César Augusto ordenó que se efectuara cierta “inscripción”, María y José obedecieron aquel mandato y viajaron a Belén “para inscribirse” (Lucas 2:1-5).

      8. ¿Qué prácticas no llevan a cabo los testigos de Jehová, y por qué razón?

      8 Cuando dos cristianos se casan de una manera legal y reconocida en la comunidad, esa unión queda sellada a los ojos de Dios. Por esta razón, los testigos de Jehová no celebran más de una ceremonia legal ni tampoco renuevan los votos matrimoniales, como hacen algunas parejas en sus bodas de plata o de oro (Mateo 5:37). (Algunas religiones no reconocen la validez que el gobierno otorga a las bodas civiles, pues alegan que un matrimonio no es válido a menos que un sacerdote o clérigo efectúe un determinado ritual o declare a la pareja marido y mujer.) En muchos países, el gobierno autoriza a un ministro de los testigos de Jehová para celebrar matrimonios. En ese caso, quizá sea conveniente que tanto la ceremonia como el discurso se lleven a cabo en el Salón del Reino. Como este es el centro de la adoración pura de la localidad, constituye un lugar apropiado para pronunciar una conferencia sobre esta institución que Jehová Dios ha establecido.

      9. a) ¿Qué es posible que quiera hacer una pareja cristiana después de celebrar la boda civil? b) ¿Cuál es la función de los ancianos con respecto a los planes de la boda?

      9 En otros países, la ley requiere que se celebre una boda civil, es decir, que los novios se casen ante un funcionario o en una dependencia del gobierno, como en una oficina municipal. Las parejas cristianas a menudo desean que después de este acto legal se pronuncie un discurso de boda en el Salón del Reino, tal vez ese mismo día o el siguiente. (Como la pareja ya está casada ante Dios y los hombres, lo que también incluye a la congregación cristiana, no sería apropiado que tuvieran su discurso de boda muchos días después de la ceremonia civil.) Si los novios desean que se dé un discurso en un Salón del Reino, deben solicitar el permiso de los ancianos que componen el Comité de Servicio de la Congregación. Además de confirmar que ambos tienen una buena reputación, estos superintendentes se asegurarán de que el horario de la boda no interfiera con el de las reuniones u otras actividades programadas en el Salón del Reino (1 Corintios 14:33, 40). También supervisarán los preparativos que la pareja quiera efectuar en el salón y determinarán si se hará un anuncio respecto al uso que se le dará para la ocasión.

      10. En el caso de que deba celebrarse una boda civil, ¿qué se tendrá presente en el discurso de boda?

      10 El anciano que pronuncie el discurso se esforzará para que este sea afectuoso, digno y edificante. Si la pareja ya se ha unido en una boda civil, él dejará claro que los novios ya están casados según las leyes del César. En caso de que la pareja quiera intercambiar los votos matrimoniales y no lo haya hecho en la ceremonia civil, puede hacerlo durante el discurso.c Por otra parte, si los recién casados han expresado algún voto en la ceremonia civil pero desean pronunciar sus votos ante Jehová y la congregación, no hay ningún inconveniente en que lo hagan. Sin embargo, al pronunciarlos, dirán “te he aceptado” —en tiempo pasado— en vez de “te acepto”, mostrando así que ya se han “unido bajo un yugo” e intercambiado unos votos (Mateo 19:6; 22:21).

      11. ¿Cómo se casan las parejas en ciertos lugares, y cómo debe ajustarse el discurso de boda en esos casos?

      11 En algunos lugares, la ley quizá no requiera que haya una ceremonia para casarse, ni siquiera que esté presente un funcionario del gobierno. El matrimonio entra en vigor cuando los novios presentan un formulario de inscripción ante un representante de la autoridad. Acto seguido, se expide un certificado de matrimonio. De esta manera, ambos son considerados marido y mujer, y la fecha de su boda es la que consta en el certificado. Como vimos antes, los recién casados tal vez deseen que, tras dicha inscripción, un hermano espiritualmente maduro pronuncie un discurso bíblico en el Salón del Reino. Este comunicará a todos los presentes que ya se ha efectuado el enlace mediante la inscripción recién realizada. Si la pareja quiere intercambiar los votos, lo hará según lo expuesto en el párrafo 10 y la nota que lo acompaña. Quienes asistan al Salón del Reino compartirán la alegría de la ocasión y se beneficiarán de los consejos tomados de la Palabra de Dios (El Cantar de los Cantares 3:11).

      Matrimonios consuetudinarios y matrimonios civiles

      12. ¿Qué es un matrimonio consuetudinario, y qué es aconsejable hacer después de llevarlo a cabo?

      12 En algunos países, las parejas contraen lo que se conoce como matrimonio consuetudinario (o tribal). Esta expresión no designa la unión de dos personas que simplemente viven juntas. Tampoco se refiere a las llamadas parejas de hecho, las cuales tal vez gocen de ciertos derechos en algunos lugares, pero que no son un matrimonio legal propiamente dicho. El matrimonio consuetudinario es aquel que se efectúa según la costumbre públicamente reconocida en cierta región o tribu. Puede que dicho enlace se lleve a cabo cuando se paga y se acepta la totalidad del precio de la novia. Con ese acto, la pareja queda unida tanto bíblica como legalmente, pues el gobierno considera que ese matrimonio constituye un compromiso válido. Posteriormente, suele ser posible registrarlo a fin de obtener un certificado oficial. Tal inscripción puede ofrecer protección a la pareja, a la esposa si ella queda viuda o a los futuros hijos. Por su parte, la congregación exhortaría a los recién casados a registrar su enlace cuanto antes. Es de interés señalar que, al parecer, bajo la Ley mosaica se registraban los matrimonios y los nacimientos (Mateo 1:1-16).

      13. ¿Qué debe tenerse en cuenta al pronunciar un discurso de boda tras llevarse a cabo un matrimonio en armonía con la costumbre del lugar?

      13 Una vez que los novios se casan legalmente en armonía con la costumbre del lugar, se convierten en marido y mujer. Como ya se ha indicado, los cristianos que contraen este tipo de matrimonio quizá deseen que en el Salón del Reino se pronuncie un discurso de boda que incluya los votos matrimoniales. En ese caso, el orador aclarará que la pareja ya se ha casado según las leyes del César. Se presentará un solo discurso de boda. Hay un solo matrimonio —el que se efectúa en armonía con la costumbre y tiene validez legal— y un solo discurso bíblico. Cuando ambos actos se celebran con poco tiempo de diferencia —preferiblemente el mismo día—, el matrimonio cristiano se mantiene honorable ante la comunidad.

      14. ¿Qué puede hacer el cristiano si es posible elegir entre un matrimonio celebrado en armonía con la costumbre y una boda civil?

      14 En ciertas zonas en las que el matrimonio celebrado en armonía con la costumbre goza de reconocimiento legal, también puede realizarse una boda civil. Esta suele llevarse a cabo ante un funcionario del gobierno y quizá exija que los novios pronuncien unos votos y firmen en un registro. Si es posible elegir, algunas parejas cristianas prefieren la boda civil. La ley no obliga a celebrar ambos tipos de matrimonio, pues los dos son legalmente válidos. Por otra parte, una pareja que se ha casado legalmente según la costumbre del lugar podría optar por celebrar con posterioridad una boda civil en una dependencia del gobierno (no en un Salón del Reino). Este segundo acto legal no haría que el matrimonio fuera más válido ni justificaría que se pronunciara un discurso de boda ni se celebrara un banquete. Lo expresado en los párrafos 9 y 10 sobre el discurso de boda y los votos es aplicable también en este caso. Lo principal es que la pareja esté casada de un modo que sea honorable a la vista de Dios y los hombres (Lucas 20:25; 1 Pedro 2:13, 14).

      Mantengamos honorable el matrimonio

      15, 16. ¿Cómo dan honra al matrimonio tanto la pareja como otras personas?

      15 Cuando surgió un problema en el matrimonio de cierto rey persa, un consejero llamado Memucán le hizo una sabia recomendación que beneficiaría a todos los matrimonios, pues ‘las esposas darían honra a sus esposos’ (Ester 1:20). Claro está, en el caso de los cristianos, las esposas no necesitan que ningún rey humano les ordene honrar a sus cónyuges: ellas desean hacerlo. De igual modo, los esposos honran a sus esposas y las alaban (Proverbios 31:11, 30; 1 Pedro 3:7). La persona casada no tiene que esperar muchos años para honrar a su pareja. Debe hacerlo desde el mismo principio, sí, desde el día de la boda.

      16 Ahora bien, los novios no son los únicos que deben mostrar honra el día de la boda. Si un anciano cristiano pronuncia un discurso, él también debe hacerlo. El discurso, que se dirigirá a los novios, se presentará de una manera digna. Por ello, el orador no recurrirá a dichos o historias graciosas. Tampoco hará observaciones demasiado personales que puedan avergonzar a la pareja o a los oyentes. Más bien, procurará ser afectuoso y edificante, enfocando la atención en Jehová, quien originó el matrimonio, y en sus sobresalientes consejos. En efecto, un discurso digno contribuirá a que la boda honre a Jehová Dios.

      17. ¿Por qué tomamos en cuenta los aspectos legales en las bodas cristianas?

      17 Probablemente haya notado en este artículo muchos puntos relacionados con los detalles legales de las bodas, y puede que algunos de ellos no sean aplicables en su localidad. Sin embargo, todos debemos comprender que es sumamente importante que las bodas de los testigos de Jehová respeten las leyes locales, es decir, los requisitos del César (Lucas 20:25). Pablo nos dirige esta exhortación: “Den a todos lo que les es debido: al que pide impuesto, el impuesto; al que pide tributo, el tributo; [...] al que pide honra, dicha honra” (Romanos 13:7). Por lo tanto, es apropiado que, desde el mismo día de la boda, los cristianos honren las instituciones que Dios permite que gobiernen hoy día.

      18. ¿Qué aspecto opcional de las bodas merece atención, y dónde podremos hallar información al respecto?

      18 En muchas bodas cristianas se organiza después de la ceremonia una reunión social que puede consistir en un banquete, una comida o una recepción. Recordemos que Jesús asistió a un banquete de ese tipo. Ahora bien, si se celebra una reunión social, ¿cómo nos ayudan los consejos bíblicos a que dicha ocasión honre a Dios, a los recién casados y a la congregación cristiana? Lo veremos en el siguiente artículo.d

  • Demuestre su fe por su modo de vivir
    La Atalaya 2006 | 15 de octubre
    • Demuestre su fe por su modo de vivir

      “La fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma.” (SANTIAGO 2:17.)

      1. ¿Por qué debían prestar atención los primeros cristianos tanto a la fe como a las obras?

      LA GRAN mayoría de los cristianos del siglo primero demostraron su fe por su modo de vivir. El discípulo Santiago exhortó a todos los cristianos: “Háganse hacedores de la palabra, y no solamente oidores”. Y añadió: “Como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 1:22; 2:26). Unos treinta y cinco años después de que se escribieran estas palabras, muchos de ellos seguían demostrando su fe mediante obras. Pero, por desgracia, otros no. Por esta razón, aunque Jesús encomió a la congregación de Esmirna, a muchos cristianos de Sardis les dijo: “Conozco tus hechos, que tienes nombre de estar vivo, pero estás muerto” (Revelación [Apocalipsis] 2:8-11; 3:1).

      2. ¿Qué debe preguntarse cada cristiano respecto a su fe?

      2 Por lo tanto, Jesús animó a los cristianos de Sardis —y por extensión a todos los que más tarde leyeran sus palabras— a mantenerse despiertos espiritualmente y a manifestar el amor que en un principio sintieron por la verdad (Revelación 3:2, 3). Por consiguiente, cada uno de nosotros debe preguntarse: “¿Qué evidencian mis hechos? ¿Reflejan claramente que hago lo máximo posible por demostrar mi fe en todo aspecto de la vida, incluso en campos que no guardan relación directa con la predicación o las reuniones de la congregación?” (Lucas 16:10). Podríamos hablar de muchas facetas de la vida, pero centrémonos en una: las reuniones sociales, entre ellas las que suelen celebrarse después de una boda cristiana.

      Reuniones sociales pequeñas

      3. ¿Cuál es el punto de vista bíblico sobre las reuniones sociales?

      3 A casi todos nos alegra que nos inviten a una reunión social de cristianos. Jehová es el “Dios feliz” y desea que sus siervos sean felices (1 Timoteo 1:11). Por eso inspiró a Salomón para que incluyera en la Biblia esta verdad: “Yo mismo encomié el regocijo, porque la humanidad no tiene nada mejor bajo el sol que comer y beber y regocijarse, y que esto los acompañe en su duro trabajo durante los días de su vida” (Eclesiastés 3:1, 4, 13; 8:15). Entre otras ocasiones, podemos disfrutar de tal regocijo en una comida familiar o en una pequeña reunión social de cristianos verdaderos (Job 1:4, 5, 18; Lucas 10:38-42; 14:12-14).

      4. ¿Qué debe procurar todo el que organiza una reunión social?

      4 Si usted va a organizar una reunión social y es el responsable de ella, debe planearla con cuidado. Esto es cierto aun cuando solo piense invitar a unos cuantos hermanos para comer y conversar amigablemente (Romanos 12:13). Procure que “todas las cosas se efectúen decentemente”, dejándose guiar por “la sabiduría de arriba” (1 Corintios 14:40; Santiago 3:17). El apóstol Pablo escribió: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios. Eviten hacerse causas de tropiezo” (1 Corintios 10:31, 32). ¿Qué aspectos requerirán particular atención? Pensar en ellos de antemano le permitirá asegurarse de que tanto usted como sus invitados demuestren su fe mediante obras (Romanos 12:2).

      ¿Cómo será la reunión?

      5. ¿Por qué debe el anfitrión pensar detenidamente en si servirá bebidas alcohólicas o pondrá música?

      5 Muchos anfitriones se han enfrentado a la cuestión de si servir o no bebidas alcohólicas. En realidad, estas no son necesarias para que la reunión sea edificante. Recordemos lo que hizo Jesús para alimentar a un grupo considerable de personas que acudió a él: multiplicó unos pocos panes y pescados. El relato no dice que les diera vino milagrosamente, aunque sabemos que él podía haberlo hecho (Mateo 14:14-21). Si usted decide ofrecer bebidas alcohólicas en una reunión social, sea moderado en cuanto a la cantidad y asegúrese de que haya opciones atrayentes para los que prefieran no tomar alcohol (1 Timoteo 3:2, 3, 8; 5:23; 1 Pedro 4:3). Y desde luego, nunca haga que nadie se sienta presionado a beber; no olvide que, en muchas ocasiones, el alcohol “muerde justamente como una serpiente” (Proverbios 23:29-32). ¿Y con respecto a oír música y cantar? Si va a haber algún tipo de música, sin duda tendrá que seleccionar bien las canciones, teniendo en cuenta tanto el ritmo como la letra (Colosenses 3:8; Santiago 1:21). Muchos cristianos han comprobado que poner las Melodías del Reino o hasta entonarlas juntos contribuye a crear un ambiente agradable (Efesios 5:19, 20). Y, claro está, controle constantemente el volumen para que la música no impida disfrutar de la conversación ni moleste a los vecinos (Mateo 7:12).

      6. En lo concerniente a la conversación y otras actividades, ¿cómo puede un anfitrión demostrar que tiene una fe viva?

      6 En una reunión social, los cristianos pueden hablar de diversos temas, leer en voz alta alguna información o contar experiencias interesantes. Si la conversación se desvía hacia temas poco constructivos, el anfitrión puede volver a encauzarla con tacto. También estará atento para que nadie domine la conversación. Si ve que eso ocurre, puede tratar discretamente de hacer que otros participen, quizá preguntando algo a los jóvenes o planteando un tema que dé lugar a comentarios variados. De esta manera, tanto jóvenes como mayores disfrutarán de la ocasión. Si usted organiza una reunión de este tipo y la dirige con sabiduría y tacto, todos los presentes podrán ver que es una persona razonable (Filipenses 4:5). Observarán que tiene una fe viva, una fe que influye en todo aspecto de su vida.

      Bodas y recepciones de bodas

      7. ¿Por qué es necesario planificar bien las bodas y las actividades relacionadas?

      7 Una boda cristiana es un motivo de especial alegría. De hecho, los siervos de Dios de la antigüedad, entre ellos Jesús y sus discípulos, asistieron a esas felices ocasiones, así como a los banquetes que tenían lugar después (Génesis 29:21, 22; Juan 2:1, 2). Ahora bien, en tiempos recientes, la experiencia ha demostrado que las actividades sociales relacionadas con las bodas deben planificarse con mucho cuidado para que reflejen buen juicio y equilibrio cristiano. Puesto que estas ocasiones son parte de la vida, constituyen oportunidades en que los cristianos pueden demostrar su fe.

      8, 9. ¿Qué relación tienen las palabras de 1 Juan 2:16, 17 con lo que se hace en muchas bodas?

      8 Muchas personas, que no conocen los principios divinos ni se preocupan por ellos, ven las bodas como ocasiones en las que se justifican las extravagancias, o por lo menos se toleran. En una revista europea, una recién casada describió así la “boda de ensueño” que celebró: “Íbamos en una carroza tirada por cuatro caballos, y detrás venían doce coches de caballos y un carruaje con una banda de música. Luego disfrutamos de un menú exquisito y de buena música. Fue espectacular. Tal como lo había soñado, fui reina por un día”.

      9 Aunque las costumbres pueden variar de un país a otro, esta actitud no hace más que confirmar lo que escribió el apóstol Juan: “Todo lo que hay en el mundo —el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno— no se origina del Padre, sino que se origina del mundo”. ¿Puede usted imaginarse a una pareja de cristianos maduros queriendo tener una “boda de ensueño” con una recepción de cuento de hadas? Claro que no. Más bien, ambos tendrán en cuenta que “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:16, 17).

      10. a) ¿Por qué es esencial la planificación para mantener una boda dentro de límites razonables? b) ¿Qué debe tenerse en cuenta al decidir a quiénes invitar?

      10 Las parejas cristianas deben ser realistas y razonables, y la Biblia las puede ayudar a este respecto. Aunque el día de la boda es importante, saben que solo es el principio de su vida de casados y que tienen una vida eterna por delante. Los novios no tienen por qué celebrar un gran banquete de bodas. Ahora bien, en caso de que decidan ofrecer una recepción, deben calcular los gastos implicados y determinar qué clase de reunión será (Lucas 14:28). La Biblia indica que, cuando se casen, el esposo será el cabeza de familia (1 Corintios 11:3; Efesios 5:22, 23). Por lo tanto, el novio es el principal responsable de la recepción de bodas. Por supuesto, él tendrá en cuenta a su futura esposa y le consultará diversos aspectos, como a qué personas quieren o pueden convidar al banquete. Quizá no sea posible ni práctico invitar a todos sus amigos y parientes, de modo que tal vez deban tomar con prudencia algunas decisiones. Los novios deberían poder confiar en que si no les es posible invitar a algunos cristianos, estos serán comprensivos y no se ofenderán (Eclesiastés 7:9).

      “El director del banquete”

      11. ¿Qué función desempeña en una boda “el director del banquete”?

      11 Si los novios optan por ofrecer una recepción de bodas, ¿cómo pueden asegurarse de que esta sea una ocasión digna? Ya por varias décadas, los testigos de Jehová han visto la sabiduría de adoptar una medida que se menciona en el relato del banquete de bodas al que Jesús asistió en Caná. En él había un “director del banquete”, de seguro un siervo de Jehová responsable (Juan 2:9, 10). Imitando este modelo, el novio prudente escogerá para esta función clave a un cristiano de probada madurez espiritual. El director del banquete debe asegurarse de cuáles son los deseos y preferencias del novio, pues esto le permitirá encargarse de diversos detalles, tanto antes de la recepción como durante ella.

      12. ¿Qué debe tener en cuenta el novio respecto a las bebidas alcohólicas?

      12 En armonía con lo que analizamos en el párrafo 5, algunas parejas deciden no ofrecer bebidas alcohólicas en el banquete, pues su abuso podría echar a perder la felicidad de la ocasión (Romanos 13:13; 1 Corintios 5:11). Ahora bien, si las ofrecen, el novio debe encargarse de que se sirvan con moderación y de que se limite la cantidad. Es cierto que en la boda de Caná hubo vino, y el que Jesús proporcionó era de excelente calidad. De hecho, el director de aquel banquete comentó: “Todo otro hombre pone primero el vino excelente, y cuando la gente está embriagada, el inferior. Tú has reservado el vino excelente hasta ahora” (Juan 2:10). Pero está claro que Jesús no estaba contribuyendo a que nadie se embriagara, pues él condenaba la borrachera (Lucas 12:45, 46). No obstante, al expresar su sorpresa por la calidad del vino, el director indicó que había visto bodas en las que algunos invitados se habían embriagado (Hechos 2:15; 1 Tesalonicenses 5:7). Por consiguiente, tanto el novio como el cristiano confiable a quien él designe como director del banquete deben asegurarse de que todos los presentes obedezcan este claro mandato: “No anden emborrachándose con vino, en lo cual hay disolución” (Efesios 5:18; Proverbios 20:1; Oseas 4:11).

      13. ¿Qué debe analizar la pareja que piensa poner música en su banquete de bodas, y por qué?

      13 Como en otras reuniones, si se decide poner música, deberá prestarse la debida atención a que el volumen no dificulte la conversación. A este respecto, un anciano cristiano comentó: “Conforme avanza la noche y la conversación se anima o comienza el baile, el volumen de la música suele subir. Lo que empezó como una suave música de fondo se vuelve tan fuerte que impide conversar. En una recepción de bodas tenemos la posibilidad de disfrutar de agradable compañía. ¡Qué triste es que el volumen de la música arruine esa oportunidad!”. También en este asunto, el novio y el director del banquete deben actuar de manera responsable. Por eso, no dejarán en manos de los músicos —contratados o no— el control del volumen y de la clase de música que se va a poner. Pablo escribió: “Cualquier cosa que hagan en palabra o en obra, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús” (Colosenses 3:17). Cuando los invitados se vayan a casa, ¿qué impresión se llevarán de la música que se escuchó en el banquete o recepción? ¿Demostraba que la pareja ‘estaba haciendo todo en el nombre de Jesús’? Así debería ser.

      14. ¿Con qué agradable recuerdo se deberían quedar los cristianos tras asistir a una boda?

      14 En efecto, una boda bien organizada suele ser recordada con mucho agrado. Adam y Edyta, que llevan treinta años casados, dijeron sobre una boda: “Se respiraba un ambiente cristiano. Hubo canciones de alabanza a Jehová, pero también otras diversiones apropiadas. El baile y la música no fueron lo más importante. Fue una ocasión muy agradable y animadora, y todo se hizo de acuerdo con los principios bíblicos”. Es evidente, pues, que la novia y el novio pueden demostrar de muchas maneras que su fe está respaldada por obras.

      Los regalos de boda

      15. ¿Qué principios bíblicos son aplicables a los regalos de boda?

      15 En muchos países es común que los amigos y parientes den un regalo a los novios. Si usted desea hacer eso, ¿qué debe tener presente? Pues bien, recuerde el comentario del apóstol Juan sobre “la exhibición ostentosa del medio de vida de uno”. Él no dijo que esa fuera la actitud de los cristianos que manifiestan su fe con obras, sino la del “mundo [que] va pasando” (1 Juan 2:16, 17). En vista de estas palabras inspiradas, ¿estaría bien que los recién casados anunciaran delante de todos quién les ha hecho cada regalo? Los cristianos de Macedonia y de Acaya contribuyeron de sus bienes para los hermanos de Jerusalén, pero nada indica que se anunciaran sus nombres (Romanos 15:26). Y en nuestros días, muchos cristianos prefieren que no se den a conocer sus nombres cuando hacen un regalo de bodas, pues no desean atraer excesiva atención sobre sí mismos. A este respecto, conviene repasar el consejo de Jesús que se halla en Mateo 6:1-4.

      16. En relación con los regalos de boda, ¿qué evitarán hacer los recién casados para no herir los sentimientos de otras personas?

      16 Anunciar los nombres de las personas que hacen los regalos podría “promov[er] competencias” para ver quién hizo el mejor obsequio o el más costoso. Por lo tanto, los recién casados deben ser prudentes y no revelar en público tales nombres, pues quizá avergüencen a los que no pudieron permitirse hacer un regalo (Gálatas 5:26; 6:10). Por supuesto, no tiene nada de malo que los novios sepan quién les ha hecho un regalo u otro. Pueden enterarse mediante una tarjeta que lo acompañe, pero que no se leerá en público. Ya sea al comprar, al dar o al recibir regalos de boda, todos tenemos oportunidad de demostrar que, incluso en cuestiones personales como estas, nuestra fe influye en nuestros actos.a

      17. ¿Qué objetivo deben tener los cristianos en lo que respecta a su fe y sus obras?

      17 Demostrar nuestra fe sin duda implica más que observar ciertas normas morales, asistir a las reuniones cristianas y participar en la predicación. En realidad, nuestro objetivo es tener una fe viva que gobierne todos nuestros actos. Así demostraremos nuestra fe mediante “hechos plenamente ejecutados” en todas las facetas de la vida, incluso en las que hemos examinado (Revelación 3:2).

      18. ¿Cómo podemos aplicar las palabras de Juan 13:17 a las bodas cristianas y las reuniones sociales?

      18 Después de poner un magnífico ejemplo a sus apóstoles fieles al lavarles humildemente los pies, Jesús les dijo: “Si saben estas cosas, felices son si las hacen” (Juan 13:4-17). Es probable que donde vivamos no sea necesario ni normal lavarle los pies a otra persona, como por ejemplo a un huésped a quien recibimos en casa. Pero en este artículo hemos visto que hay otros aspectos de la vida —entre ellos las reuniones sociales y las bodas cristianas— en los que podemos demostrar nuestra fe con obras que reflejen amor y consideración. Tanto si vamos a casarnos como si somos invitados a una boda o a la recepción posterior, todos los cristianos queremos demostrar nuestra fe mediante obras.

      [Nota]

      a En el siguiente artículo, titulado “Cómo hacer de su boda una ocasión digna y feliz”, se examinan otros aspectos de las bodas y las recepciones de boda.

      ¿Qué respondería?

      ¿Cómo puede demostrar su fe...

      • ... al organizar una reunión social?

      • ... al organizar una boda o una recepción de bodas?

      • ... al dar o recibir regalos de boda?

      [Ilustración de la página 24]

      Incluso cuando invite a pocas personas, guíese por “la sabiduría de arriba”

  • Cómo hacer de su boda una ocasión digna y feliz
    La Atalaya 2006 | 15 de octubre
    • Cómo hacer de su boda una ocasión digna y feliz

      “EL DÍA de mi boda fue uno de los más importantes y felices de mi vida”, dijo Gordon, que lleva casado casi sesenta años. ¿Por qué es esa una ocasión tan especial para los cristianos verdaderos? Porque ese día hacen una promesa sagrada a dos seres a los que aman entrañablemente: la persona con quien se casan y Jehová Dios (Mateo 22:37; Efesios 5:22-29). Es natural que los novios deseen disfrutar de su boda, pero también desean honrar a Dios, quien instituyó el matrimonio (Génesis 2:18-24; Mateo 19:5, 6).

      ¿Qué puede hacer el novio para contribuir a la dignidad de esta feliz ocasión? ¿Qué puede hacer la novia para honrar tanto a su marido como a Jehová? ¿Cómo pueden contribuir los presentes a la alegría del día de la boda? Para responder a estas preguntas, examinemos algunos principios bíblicos que, si se aplican, reducirán al mínimo los problemas que pudieran estropear ese día tan especial.

      ¿Quién es el responsable?

      Muchos países otorgan a ciertos ministros de los testigos de Jehová una licencia para oficiar bodas. Y en aquellos en los que la ley requiere que sea un funcionario civil quien case a las parejas, los novios a menudo desean que se pronuncie también un discurso bíblico. En dicho discurso se suele animar al novio a que reflexione en el nuevo papel que Dios le ha asignado: el de cabeza de familia (1 Corintios 11:3). De modo que la responsabilidad de lo que sucede en la boda recae principalmente en el novio. Tanto la ceremonia en sí como cualquier reunión social que tal vez se celebre después requieren preparativos, y estos, por lo general, se hacen con bastante antelación. ¿Por qué pudiera resultar difícil esta tarea?

      Hay diversos factores. Puede ser que los familiares de un contrayente o del otro traten de imponer sus gustos. Rodolfo, que ha casado a muchas parejas, comenta: “A veces, los familiares presionan mucho al novio, especialmente si ayudan a pagar la recepción. Quizás tengan opiniones muy definidas sobre cómo deberían ser la ceremonia y la recepción, y no respeten la responsabilidad bíblica que tiene el novio de decidir cómo se celebrará la boda”.

      Max, que lleva más de treinta y cinco años oficiando bodas, menciona otro factor: “He notado la tendencia a que sea la novia quien se encargue de todo lo relacionado con la ceremonia y la recepción, y que el novio se mantenga un tanto al margen”. David, que también ha casado a muchas parejas, añade: “El novio tal vez no esté acostumbrado a hacerse cargo de los asuntos, y por ello no participa lo suficiente en los preparativos de la boda”. ¿Qué puede ayudarlo a asumir eficazmente su responsabilidad?

      La comunicación contribuye a la felicidad

      Para cumplir bien con su responsabilidad tocante a los preparativos de la boda, el novio debe mantener buena comunicación con los demás. La Biblia dice claramente: “Cuando no hay consulta, los planes fracasan” (Proverbios 15:22, Versión Popular). O lo que es lo mismo, los planes no fracasarán, y se evitará mucha frustración, si el novio consulta primero con la novia, la familia y aquellas personas que le puedan ofrecer buenos consejos basados en la Biblia.

      ¿Por qué es tan necesario que los novios hagan juntos los planes de la boda y analicen las diversas posibilidades que tienen? Veamos lo que dicen algunos matrimonios. Ivan y Delwyn proceden de culturas diferentes y llevan muchos años felizmente casados. Él comenta: “Yo tenía ideas muy concretas sobre la boda. Entre otras cosas, quería una recepción con todos mis amigos presentes, un pastel de bodas y que Delwyn llevara un traje de novia blanco. Pero ella deseaba una boda pequeña y sencilla sin pastel de bodas. Hasta pensaba en no llevar el típico vestido de novia”.

      ¿Cómo resolvieron estas diferencias? Hablando del asunto con bondad y franqueza (Proverbios 12:18). Ivan añade: “Al estudiar artículos bíblicos sobre las bodas, como los que se publicaron en La Atalaya del 15 de abril de 1984, percibimos el punto de vista de Dios.a Dado que procedíamos de culturas diferentes, tuvimos que ceder en varios detalles de preferencia personal hasta encontrar un punto medio”.

      Aret y Penny hicieron algo parecido. Él dice: “Penny y yo hablamos de lo que deseábamos para la boda y nos pusimos de acuerdo en lo que íbamos a hacer. Oramos a Jehová para que bendijera ese día y también pedimos consejo a nuestros padres y a otros matrimonios maduros de la congregación. Sus sugerencias nos fueron muy útiles. Todo salió bien, y tuvimos una boda preciosa”.

      Cómo mantener la dignidad en el arreglo personal

      Es natural que tanto la novia como el novio deseen ir bien arreglados a su boda (Salmo 45:8-15). Probablemente inviertan tiempo, esfuerzo y dinero en conseguir ropa adecuada. ¿Qué principios bíblicos pueden ayudarlos a escoger algo que además de atractivo sea digno?

      Pensemos en cómo va a vestirse la novia. Aunque las preferencias varían de una persona a otra y de un país a otro, los consejos de la Biblia rigen en todo el mundo. Por ejemplo, cuando esta dice que las mujeres “se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio”, se entiende que las cristianas han de hacerlo en todo momento, y por supuesto, también el día de su boda. La verdad es que no hace falta llevar un “traje muy costoso” para tener una boda feliz (1 Timoteo 2:9; 1 Pedro 3:3, 4). ¡Qué bonitas son las bodas cuando se sigue este consejo!

      David, mencionado antes, comenta: “La mayoría de las parejas se esfuerzan por seguir los principios bíblicos, y merecen encomio. Pero se dan casos en los que el traje de la novia y los de las damas de honor no son modestos, pues son muy escotados o se transparentan”. Otro anciano cristiano de experiencia, cuando se reúne con los novios antes de la boda, les ayuda a ver este asunto desde una perspectiva espiritual. Les pregunta si los trajes que tienen en mente serían lo bastante modestos como para ir a una reunión cristiana. Se entiende que la ropa tal vez no tendrá el mismo estilo que la que uno se pone normalmente para ir a las reuniones. Además, puede que para la ocasión se vistan según las costumbres de la zona. Pero los trajes siempre deben ser decorosos, deben reflejar la dignidad propia de las normas cristianas. Y aunque algunas personas del mundo tal vez opinen que el código moral de la Biblia es restrictivo, los cristianos verdaderos resisten con gusto los intentos del mundo por meterlos en su molde (Romanos 12:2; 1 Pedro 4:4).

      “En lugar de ver la ropa o la recepción como lo más importante —dice Penny—, Aret y yo nos centramos en la ceremonia, el aspecto espiritual de la boda. Esta fue la parte más importante del día. Lo que más recuerdo no es cómo iba vestida ni lo que comí, sino las personas que nos acompañaron ese día y la felicidad que sentía de casarme con el hombre que amo.” Las parejas cristianas hacen bien en tener presentes estos puntos al planear su boda.

      El Salón del Reino: un lugar digno

      Muchas parejas cristianas desean celebrar la ceremonia en un Salón del Reino, si hay uno disponible. ¿Por qué? Unos novios explicaron: “Entendíamos que el matrimonio es sagrado, pues lo instituyó Jehová. Al casarnos en el Salón del Reino, nuestro lugar de adoración, se grabó en nosotros desde el mismo principio la importancia de incluir a Jehová en nuestro matrimonio. Otro beneficio de que optáramos por celebrar la ceremonia en el Salón del Reino es que los familiares no creyentes que asistieron vieron lo importante que es para nosotros la adoración de Jehová”.

      Si los ancianos cristianos responsables del Salón del Reino dan permiso para que se celebre allí la boda, la pareja tiene que comunicarles con antelación lo que piensa hacer. Es importante que, por respeto a los invitados, los novios se resuelvan a llegar al salón a la hora programada. Además, deben asegurarse de que todo se realice con dignidad (1 Corintios 14:40).b Por ello evitarán las extravagancias que caracterizan a muchas bodas mundanas (1 Juan 2:15, 16).

      Los invitados también pueden demostrar que comparten el punto de vista de Jehová sobre el matrimonio. Por ejemplo, no esperarían que la boda superara a otras bodas cristianas, como si hubiese algún tipo de competencia sobre cuál es más elaborada. Los cristianos maduros también reconocen que estar en el Salón del Reino para escuchar el discurso bíblico es más importante y provechoso que ir al banquete o a la reunión social que pudiera haber después. Si debido al tiempo o las circunstancias, el cristiano tuviera que escoger uno de los dos lugares, no hay duda de que lo preferible sería estar presente en el Salón del Reino. Un anciano cristiano llamado William dice: “Los invitados que innecesariamente faltan a la ceremonia del Salón del Reino pero sí acuden después a la recepción demuestran que no aprecian lo sagrado de la ocasión. Aunque no se nos invite a la recepción, nuestra presencia en la ceremonia del Salón del Reino demuestra a los novios que compartimos su alegría y da un excelente testimonio a los familiares no creyentes que también están presentes”.

      Felices para toda la vida

      El mundo comercial ha convertido las bodas en un gran negocio. Según datos recientes, en Estados Unidos una boda de término medio “cuesta 22.000 dólares, es decir, la mitad de la renta [anual] media de una familia estadounidense”. En muchos casos, los novios o sus familias se dejan llevar por la propaganda comercial y gastan tanto para un solo día que luego tienen que vivir cargados de deudas por años. ¿Es esa una manera sensata de empezar el matrimonio? Tales derroches son comunes entre quienes no conocen los principios bíblicos o no les dan importancia. Pero los cristianos verdaderos obran de un modo muy distinto.

      Muchas parejas cristianas limitan su boda a un tamaño razonable y asequible y se centran en el aspecto espiritual de la ocasión, lo que les permite utilizar luego su tiempo y sus recursos en conformidad con su dedicación a Dios (Mateo 6:33). Veamos el ejemplo de Lloyd y Alexandra, quienes han seguido en el ministerio de tiempo completo desde que se casaron, diecisiete años atrás. Lloyd comenta: “Es posible que para algunos, la nuestra fuera una boda muy sencilla, pero a Alexandra y a mí nos encantó. No queríamos que constituyera una carga económica, sino que fuera una celebración de la provisión divina para que dos personas sean muy felices”.

      Alexandra añade: “Yo ya era precursora de soltera, y no quería renunciar a este privilegio tan solo para celebrar una boda ostentosa. Desde luego, se trataba de un día muy especial para nosotros, pero solo era el primero de todos los que compartiríamos juntos por el resto de nuestra vida. Aplicamos el consejo de no concentrarnos demasiado en el día de la boda, sino en la vida de casados. Hemos buscado siempre la dirección de Jehová en nuestro matrimonio, y él nos ha bendecido mucho”.c

      El día de su boda es, sin duda, una ocasión especial. Dado que las actitudes y el comportamiento que se muestren ese día pueden influir durante años en su vida de matrimonio, déjense guiar por Jehová (Proverbios 3:5, 6). Procuren que lo más importante de ese día sea lo espiritual. Apóyense el uno al otro en los respectivos papeles que Dios les ha asignado. De esta manera pondrán un fundamento sólido para su matrimonio y, con la bendición de Jehová, serán felices no solo el día de su boda, sino toda la vida (Proverbios 18:22).

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