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Limpio, limpiezaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Si padecían de flujos prolongados anormales debido a cierto problema físico, se requería un período de inmundicia más extenso, y a su término, igual que en el caso de una madre que daba a luz, la persona tenía que bañarse y presentar una ofrenda por el pecado, para que el sacerdote de Dios pudiera hacer expiación a su favor. María, la madre de Jesús, confesó así su pecaminosidad hereditaria y reconoció que no era inmaculada al ofrecer un sacrificio de expiación de pecados después de dar a luz a su primogénito. (Lu 2:22-24.)
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Limpio, limpiezaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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En ambos casos, al final del período de purificación la madre tenía que llevar un carnero de menos de un año para una ofrenda quemada, y un palomo o una tórtola para una ofrenda por el pecado. Si los padres eran demasiado pobres para dar un carnero, como era el caso de María y José, podían ofrecer dos tórtolas o dos palomos para estos sacrificios de limpieza. (Le 12:1-8; Lu 2:22-24.)
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