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  • ¿De dónde vienen las palabras?
    ¡Despertad! 1973 | 8 de diciembre
    • reliquia de la ocupación romana de la Gran Bretaña, cuando se establecían los campamentos militares para mantener la Pax Romana (Paz romana). La palabra latina para “campamento” es castra, de la cual proviene el “-chester” o “-cester” de la actualidad. Uno notará también otros nombres de lugares ingleses, tales como Wigston Parva y Wigston Magna, lo cual otra vez ilustra el impacto del latín sobre el idioma inglés. Puesto que parva significa “pequeño” en latín y magna “grande,” estos nombres meramente significan “Pequeño” Wigston y “Grande” Wigston.

      En algunos casos, el idioma inglés ha aceptado nombres de personas y lugares para referirse a cosas que usamos todos los días. Cuando un constructor usa una “derrick” (grúa) elevada para levantar algún componente grande hasta la parte superior de un edificio, quizás no sepa que esta útil máquina recibe su nombre de Derick, un verdugo inglés del siglo diecisiete.

      Para proteger sus pies de la nieve y del lodo, una madre inglesa quizás le diga a su hijo que se ponga sus “wellingtons.” ¿Por qué ese nombre extraño para algo que otros quizás llamen “botas de goma”? La palabra proviene del Duque de Wellington, el famoso general de la Batalla de Waterloo de 1815, y el tipo de calzado que él usaba. Un mariscal de campo alemán, contemporáneo del Duque de Wellington, Von Blucher, difería en su gusto del calzado y así dio nombre a otro estilo de botas, “bluchers.”

      Un estudiante de electricidad pronto aprende que las unidades eléctricas de energía, presión, corriente y resistencia provienen de los nombres de James Watt, un ingeniero escocés, Alejandro Volta, un físico italiano, el científico francés Ampère y el alemán Jorge Ohm. Estas son designaciones que él usa en sus cálculos cotidianos.

      Las palabras a veces resultan de la unión de partes de dos o más palabras inglesas. Ejemplos de esto son “avionics” (de “aviation electronics”) y “parsec” (de parallax y second) una unidad astronómica igual a 3,26 años de luz. Otras palabras se forman meramente de las iniciales de las palabras que componen el nombre más largo de la cosa que designan. Observe esto en el caso de RADAR (radio detecting and ranging) y MASER (microwave amplification by stimulated emission of radiation).

      En la ciudad de Newcastle-upon-Tyne, en la costa nordeste de Inglaterra, hay una calle que se llama Two Ball Lonnen. ¿Cómo llegó a formarse este nombre extraño? La palabra “Lonnen” es fácil, puesto que es una antigua palabra inglesa del norte del país para “senda.” Pero, ¿por qué “Two Ball Lonnen” [Senda de las dos bolas]? Los habitantes locales dicen que antiguamente el camino llevaba a una gran casa que tenía a cada lado de su entrada una columna de ladrillos coronada con una gran bola tallada en piedra. De ahí, el raro nombre en la actualidad.

      El intercambio de idioma en África

      El intercambio de idiomas, que ha tenido un efecto tan profundo en la lengua inglesa, también ha ejercido su influencia en los idiomas del África Central y del Sur. El cishona, cibemba, cinyanja, yao, tumbuca, zulú y otros idiomas de Malawi, Mozambique, Rodesia, la República Sudafricana y Zambia pertenecen al grupo de idiomas que se conocen como bantúes. Con el comercio y los viajes entre estos países, es comprensible que haya un intercambio entre sus idiomas. Un buen ejemplo de esto es la palabra cinyanja para “arco iris,” que es uta wa Leza, literalmente significa “arco de Dios.” Sin embargo, la palabra cinyanja para “Dios” es Mulungu, no Leza. Así es que, ¿cómo llegó a estar incluida Leza en esta palabra para “arco iris”? La respuesta es que las personas de habla cinyanja la pidieron prestada de las que hablan cibemba en la cercana Zambia, las cuales sí usan esta palabra para “Dios.”

      Los idiomas bantúes también han sido influidos por visitantes del extranjero. Hace unos pocos siglos, marineros portugueses desembarcaron en la isla de Mozambique y esparcieron su influencia tierra adentro. No pasó mucho antes que se encontraran con gente de habla cinyanja, y así es que el idioma cinyanja en la actualidad lleva el inconfundible sello del portugués. De aquí, las palabras cinyanja kapitao (capataz), fosiko (fósforos), mkaju (anacardo), vinyo (vino), maora (horas), nsapato (zapatos), y malinyero (que significa y se parece a marinero).

      Sin embargo, uno tiene que tener cuidado en asumir que todas las palabras bantúes que se parecen en sonido y deletreo a palabras en otros idiomas son transliteraciones. Este no siempre es el caso. Siempre que se encuentran personas de habla cinyanja, la primera palabra que sale de sus bocas es Moni, que es su palabra de saludo. No se ha determinado el origen de esta palabra. Algunos piensan que se deriva de la expresión inglesa “Good morning,” especialmente en vista de que se pronuncia mou-ni. No obstante, también hay una fuerte posibilidad de que quizás sea una contracción del moyo-ni cinyanja, que significa “salud (o vida) para usted.”

      Lo mismo es cierto de la palabra cinyanja waulesi, la que significa “un individuo haragán, blando, débil.” Puesto que se pronuncia wau-leisi, uno pudiera concluir que se deriva del inglés “lazy,” pero no es así, aunque ha llegado a ser un buen equivalente de esa palabra inglesa. En realidad proviene de la raíz le, que significa “blando,” y lleva la idea de constitución débil por haber nacido así, y tiene implicado un leve reproche.

      Ilustra el curioso origen de algunas expresiones la palabra lifule, que en cinyanja es “rapé.” En Malawi, hay un ratón que cierra su refugio a la entrada, o a cierta distancia de ésta, y la tierra suelta que usa para este propósito se llama chifule. Debido al parecido con esta tierra excavada, a causa de su flojedad, al “rapé” se le llama lifule.

      En cinyanja, otro pequeño ratón se llama lidiakhwere. El nombre proviene de las palabras kudya (comer) y kukwera (trepar), así es que significa literalmente, “come mientras sube,” que describe acertadamente el hábito de esta pequeña criatura. De esta misma raíz kukwera proviene la expresión cinyanja kukwera mtima (estar enojado), la cual literalmente significa “el corazón sube.” La expresión opuesta, que significa “calmarse” (kutsika mtima), surge de la idea de que el corazón “desciende” o vuelve a su lugar. Esta misma idea de “descender” se ve en la palabra cinyanja para “día” (tsiku), la cual viene de la impresión de que el Sol “desciende,” y así se refiere a un período al final del cual el Sol desciende.

      Tanto en inglés como en cinyanja hay palabras que son onomatopéyicas, es decir, son imitaciones de los sonidos que hace lo que sea que nombran. Por ejemplo, en inglés otro nombre para el pájaro europeo avefría es “peewit.” Esto se parece al reclamo del pájaro. En cinyanja tenemos chigagadagagada, que significa “picar” o “cortar” y mtswatswa (el ruido al caminar entre arbustos o sobre hojas secas), las cuales se parecen en su sonido a la acción que describen.

      De este corto paseo a través del campo de la etimología podemos ver cuán absorbente tema puede ser. El comercio, los viajes, las conquistas y la cultura... todos han dejado su marca en los idiomas del mundo.

  • El vocabulario más extenso
    ¡Despertad! 1973 | 8 de diciembre
    • El vocabulario más extenso

      Con el transcurso de los siglos el idioma inglés ha adoptado muchas palabras de otros idiomas. Solo unos cuantos entre los miles de ejemplos son: piano del italiano, fiesta del español, vodka del ruso, sauerkraut [col fermentada] del alemán, tomahawk [hacha de guerra] del indio norteamericano, igloo del esquimal, blue [azul] del francés. En consecuencia, hoy el inglés tiene el vocabulario más extenso y variado de todos los idiomas, aproximadamente 600.000 palabras. La mayoría de las personas de habla inglesa solo usan una fracción pequeña en el habla cotidiana.

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