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  • ¿Es evidencia de adoración verdadera el hablar en lenguas?
    La Atalaya 1964 | 15 de enero
    • fueron escritos por Marcos sino agregados por otro. Tregelles, célebre erudito bíblico del siglo diecinueve, declara: “Eusebio, Gregorio Niceno, Víctor de Antioquía, Severo de Antioquía, Jerónimo, así como otros escritores, especialmente griegos, testifican que estos versículos no fueron escritos por San Marcos, ni se hallan en las mejores copias.” Pero aun si estas palabras fueran parte de los escritos inspirados de Marcos (aunque el grueso de la evidencia muestra que no lo son) no hay nada en ellos contrario a la evidencia bíblica de que las lenguas cesarían después de la muerte de los apóstoles.

      ¿EVIDENCIA DE ADORACIÓN VERDADERA HOY?

      Aunque el apóstol Pablo mostró que el don de lenguas había de cesar de la congregación cristiana, él indicó que el amor era la característica distintiva permanente de los cristianos verdaderos. Jesús también lo hizo, cuando dijo: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.”—Juan 13:35; 1 Cor. 13:8,13.

      El amor es el fruto principal del espíritu santo de Dios; los otros son “gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” Estas cualidades, junto con la fiel obediencia al mandato de Dios de predicar “estas buenas nuevas del reino,” son la cosa que identifica a uno como teniendo el espíritu santo hoy día, y no el don de lenguas.—Gál. 5:22, 23; Mat. 24:14.

      ¿Qué es, entonces, lo que en ocasiones lanza de sus sillas a los adoradores y les hace gritar en diferentes lenguas? Puesto que las Escrituras muestran claramente que no es el espíritu de Dios; si no es el resultado de emocionalismo o desequilibrio mental, entonces es un caso de la operación de Satanás y sus demonios. El apóstol Pablo advirtió que ‘Satanás se transformaría en ángel de luz’ y que engañaría a muchos por medio de “señales y portentos mentirosos y con todo engaño injusto.”—2 Cor. 11:14; 2 Tes. 2:9, 10.

      Los que buscan estos dones milagrosos que Dios ya no otorga a su pueblo se prestan para tal engaño de parte de Satanás, y a menudo los efectos son embarazosos. Aparte de los arrobamientos convulsivos y gritería emocional, D. A. Hayes en su libro The Gift of Tongues describió un incidente parecido a los informados por otros. “En Los Ángeles hace poco tiempo,” escribió él, “una mujer tenía el don de lenguas, y un chino de buena reputación que la oyó dijo que ella estaba hablando en su dialecto chino. Cuando se le pidió que interpretara lo que ella dijo, él se negó a hacerlo, diciendo que el lenguaje era de lo más vil.”

      Tal obscenidad es característica de la obra de los demonios. No, el llamado ‘hablar en lenguas’ de hoy en día no es una evidencia de adoración verdadera. Empero, más bien, Jesús dijo que a sus discípulos se les conocería por el amor que habría entre ellos.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1964 | 15 de enero
    • Preguntas de los lectores

      ●¿Cómo se pueden armonizar los relatos de la muerte del rey Ocozías de Judá según aparecen en 2 Reyes 9:27 y 2 Crónicas 22:8, 9?—C. S., EE. UU.

      El relato en 2 Reyes 9:27 dice: “Ocozías el rey de Judá mismo lo vio y se dio a la fuga camino de la casa del jardín. (Más tarde Jehú lo persiguió y dijo: ‘¡A él también! ¡Hiéranlo!’ De manera que lo hirieron mientras estaba en su carro en camino arriba a Gur, que está cerca de Jiblean. Y él continuó su huida hasta Megido y llegó a morir allí.)” En cuanto al relato de 2 Crónicas 22:8, 9, éste dice: “Sucedió que tan pronto como Jehú había entrado en controversia con la casa de Acab, llegó a encontrar a los príncipes de Judá y los hijos de los hermanos de Ocozías, ministros de Ocozías y procedió a matarlos. Entonces se puso a buscar a Ocozías, y por fin lo capturaron, mientras se estaba escondiendo en Samaria, y lo trajeron a Jehú. Entonces le dieron muerte y lo enterraron.”

      La aparente dificultad se resuelve cuando notamos que los escritores de la Biblia no siempre colocaron los acontecimientos en el orden estrictamente cronológico. También, ellos no tenían como nosotros puntuación para indicar expresiones parentéticas o desviaciones del orden cronológico. Habiendo mencionado a Ocozías y su huida, el escritor del relato de los Reyes continuó simplemente con la información que él tenía tocante al resto de su vida, o su muerte, sin indicar si esto seguía o no en orden cronológico con lo que todavía le quedaba por decir. Por eso la Traducción del Nuevo Mundo no solo pone en paréntesis estos acontecimientos que sucedieron más tarde sino que también traduce la conjunción hebrea waw, que introduce el material parentético, como “más tarde.” Concerniente a esta palabra hebrea waw, el Prólogo de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Hebreas, tomo 1, página 18, edición de 1953, dice:

      “Aunque waw (‘y’) se repite mucho en hebreo, no lo pasamos por alto dejándolo sin traducir como si fuera innecesario o pesado o anticuado en estilo, sino que lo expresamos usando palabras o frases de transición con el sentido que el hebreo nos comunica. Dejamos que el waw muestre su poder expresivo en su relación con el verbo con el cual está combinado. De modo que esta palabra sencilla waw en el hebreo se usa para comunicar muchos matices de significado además de meramente su significado básico ‘y.’”

      De manera que fue más tarde que Jehú reanudó su persecución contra el rey Ocozías al enviar sus hombres tras él. Parece que el registro del libro de Crónicas relata los incidentes a medida que ocurrieron, aunque ese registro no menciona el lugar donde Ocozías fue herido mortalmente por orden de Jehú ni tampoco dice en qué lugar murió por fin el rey, como lo hace el registro de Reyes.

      Al combinar los dos relatos, tenemos aparentemente lo que aconteció: Jehú, en camino a Jezreel, se encontró con Joram y Ocozías. Jehú hirió a Joram pero Ocozías huyó. En ese momento Jehú no persiguió a Ocozías, sino que continuó hacia Jezreel para terminar su obra de ejecución allí. Mientras tanto, Ocozías, huyendo, trataba de regresar a Jerusalén; pero solo llegó hasta Samaria, donde quiso esconderse. Los hombres de Jehú, persiguiendo a Ocozías, lo descubrieron en Samaria y lo capturaron allí, llevándolo luego a Jehú, quien se encontraba cerca del pueblo de Jiblean, no muy lejos de Jezreel. Cuando Jehú vio a Ocozías, dio a sus hombres la orden de que lo mataran en su carro. Ellos lo hirieron mientras iba en camino arriba a Gur, cerca de Jiblean; pero dejaron que Ocozías escapara, y él huyó a Megido, donde murió a causa de las heridas.

      ●Puesto que el Verbo, Jesús antes de ser hombre, no estaba entre los ángeles a quienes Jehová usó para transmitir la ley de Dios a Moisés, ¿cómo se debe entender Éxodo 23:20-23, que habla de un ángel que tiene dentro de sí el nombre de Jehová?—A. M., EE. UU.

      El hecho de que el Verbo o Logos, el Hijo de Dios, no estaba entre los ángeles que Dios usó al tiempo de transmitir su ley a Moisés, lo aclaran las palabras de Pablo en Hebreos 2:2, 3: “Si la palabra hablada por medio de ángeles resultó firme, y toda transgresión y acto de desobediencia recibió retribución en conformidad con la justicia; ¿cómo escaparemos nosotros si hemos descuidado una salvación de tal grandeza siendo que empezó a ser hablada por medio de nuestro Señor y nos fue verificada por los que le oyeron?” Se desprende, por lo tanto, que se usó a los ángeles en aquel tiempo y que no se usó al Hijo de Dios, a Jesús, antes que fuera un hombre.

      No obstante, esto no elimina la posibilidad de que el Verbo haya sido usado en alguna capacidad especial en los tratos de Dios con Israel. Éxodo 23:20-23 dice: “Aquí estoy enviando un ángel delante de ti para mantenerte en el camino y traerte al lugar que he preparado. Cuídate a causa de él y obedece su voz. No te portes rebeldemente contra él, porque él no perdonará la transgresión de ustedes; porque mi nombre está dentro de él. Sin embargo, si obedeces estrictamente su voz y realmente haces todo lo que yo hable, entonces ciertamente seré hostil a tus enemigos y hostigaré a los que te hostiguen. Porque mi ángel irá delante de ti.” Es razonable concluir que este ángel de quien Jehová dice “mi nombre está dentro de él” era Jesucristo en forma espiritual prehumana. (1 Cor. 10:1-4) Jesús, cuyo nombre significa “Jehová es salvación,”

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