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  • Sembrando semillas de buenas nuevas en un mundo plagado de guerras
    La Atalaya 1974 | 15 de mayo
    • “semilla” de la “palabra de Dios” echara raíces hacia abajo y brotara hacia arriba e hiciera una expresión hacia afuera, produciendo así granos nuevos y vivos, o semilla, en cantidad que fuera treinta, sesenta o cien veces la de la semilla original. Primero tiene que suceder esto en el corazón antes que haya una expresión hacia afuera que reproduzca lo que se ha sembrado dentro.

      20. (a) ¿Por qué especialmente los gentiles tenían que ejercer fe para aceptar la “semilla”? (b) Fueran judíos o gentiles, ¿qué hechos vitales tenían que aceptar acerca de Jesús?

      20 En cuanto a los gentiles, los no judíos, como lo que eran muchos de la congregación colosense, se había necesitado fe de parte de ellos para que aceptaran la “semilla” de la palabra de Dios. Tuvieron que abandonar los muchos dioses griegos y romanos a los cuales estaban dedicados y concentrar su creencia en el único Dios vivo y verdadero, el Creador del cielo y la Tierra y de todas las cosas que hay en ellos, cuyo nombre es Jehová. Pero fueran gentiles incircuncisos o fueran judíos naturales, también tenían que creer en Jesucristo, que este Jesús el descendiente del rey David de Jerusalén era el Mesías o Cristo prometido. Tenían que creer que éste era el “primogénito de toda la creación.” Tenían que creer que era también “primogénito de entre los muertos,” porque Jehová Dios lo había resucitado de entre los muertos a vida inmortal en los cielos. Además, tenían que creer que Jesucristo es “cabeza del cuerpo, la congregación,” a la cual deseaban pertenecer. Además, que “cuidadosamente ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento,” de modo que ya no debían apegarse a sus filosofías paganas ni sus tradiciones religiosas de hechura humana.—Col. 1:15-18; 2:3, 8; Hech. 14:11-18.

      21. (a) ¿Qué tenían que hacer los colosenses con aquella “palabra” que había sido puesta en sus bocas, y por qué? (b) ¿Qué cualidad tenían que ejercer con el corazón para que los moviera a dar expresión exterior?

      21 Esas eran algunas de las cosas vitales que estaban contenidas en la “verdad de esas buenas nuevas,” y en estas cosas tenían que tener fe con sus corazones. Fue tal como había escrito años antes el apóstol Pablo a los romanos: “La ‘palabra’ de fe, que predicamos. Porque si declaras públicamente [o confiesas] aquella ‘palabra en tu propia boca,’ que Jesús es Señor, y ejerces fe en tu corazón en que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvado. Porque con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se hace declaración pública [o se confiesa] para salvación.” (Rom. 10:8-10) Debido a que los corazones de los colosenses eran como “tierra excelente,” sí ejercieron fe con el corazón y aceptaron la “semilla” de la “palabra del reino,” la “palabra de Dios,” y sí dejaron que arraigara en su corazón y se expresara.

      22, 23. (a) Aquellos colosenses estaban obligados a creer que Jesús ocupaba ¿qué posición oficial? y por eso, ¿bajo qué gobernación estaban? (b) Por lo tanto, como Pablo el escritor de la carta, ¿qué posición ocupaban con relación a ese gobierno, y qué mandato de Jesús participaron en cumplir?

      22 En conjunción con su fe en que Jesús era el Mesías o Cristo, tenían que creer que Jehová Dios lo había sentado a Su propia diestra como un Rey-Sacerdote, que fue prefigurado por Melquisedec el antiguo rey de Salem. Como consecuencia de esto, habían llegado a estar bajo el reino espiritual de Cristo. Sí, se requería que creyeran que Dios “nos libró de la autoridad de la oscuridad y nos trasladó al reino del Hijo de su amor.” (Col. 1:13) No solo estaban bajo la gobernación real de la actualidad del Hijo del amor de Dios, sino que eran también “embajadores sustituyendo por Cristo” en el programa de Dios de ‘reconciliar consigo a un mundo’ por medio de Cristo. (2 Cor. 5:19, 20) Pablo, mientras estuvo en la prisión desde la cual escribió su carta a los colosenses, habló de ‘franqueza de expresión para dar a conocer el secreto sagrado de las buenas nuevas, para las cuales estaba actuando como embajador en cadenas.’ (Efe. 6:19, 20) Por eso, como el apóstol Pablo, la congregación colosense era un cuerpo de embajadores para el “secreto sagrado de las buenas nuevas.” Estaban obligados a participar en el cumplimiento de esta profecía de Jesús, en Mateo 24:14:

      23 “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.”

      24. (a) ¿A qué nación pertenecían ahora aquellos colosenses, y qué fruto estaban obligados a producir? (b) Por eso, ¿qué clase de fruto era que la “semilla” que había sido sembrada en sus corazones estaba produciendo?

      24 Al participar en esta actividad de embajadores para el reino mesiánico de Dios, aquellos colosenses estaban produciendo los frutos del Reino. Mostraban que eran parte de la ‘nación que producía sus frutos.’ El “reino” que le había sido quitado a la nación de Israel natural y circunciso ahora había sido dado a la nación del Israel espiritual, a la cual nación pertenecían aquellos cristianos colosenses. (Mat. 21:43) La “semilla” simbólica de la “palabra del reino,” “la palabra de Dios,” había sido sembrada en sus corazones, y ahora que se había hallado que sus corazones eran tierra excelente estaban produciendo una cosecha de la misma clase o género de cosa que había sido sembrada en sus corazones. Es decir, ellos también estaban produciendo, predicando, enseñando, la “palabra del reino” a otros, a los que no eran parte de la congregación colosense.—Mat. 13:19; Luc. 8:11, 15.

      25. En vista del ejemplo que pusieron los colosenses, ¿qué pregunta hacemos en cuanto a nuestro siglo plagado de guerra y por qué daremos gracias a Dios?

      25 Un excelente ejemplo que es digno de imitación se puso allá en el primer siglo E.C. con relación a la congregación cristiana de Colosas, Asia Menor. ¿Está siendo copiado hoy en este siglo veinte plagado de guerras? Si así es, entonces nosotros, como el apóstol Pablo, tendremos causa para ‘dar gracias a Dios el Padre de nuestro Señor Jesucristo siempre’ cuando oramos a Él en cuanto a la situación religiosa.

  • La declaración de las buenas nuevas lleva fruto mundialmente
    La Atalaya 1974 | 15 de mayo
    • La declaración de las buenas nuevas lleva fruto mundialmente

      1. ¿Cuál fue el acontecimiento espeluznante del primer siglo E.C., y, antes que se diera a conocer mundialmente, qué se había predicado por todo el mundo?

      EN EL primer siglo con que comenzó nuestra era común, el acontecimiento más espeluznante fue, no la quema de la ciudad de Roma en 64 E.C., sino el asedio y la destrucción de la ciudad de Jerusalén en el año 70 E.C. Por su sobresaliente victoria sobre aquella ciudad poderosamente fortificada, al general romano Tito se le recompensó con una procesión victoriosa a su regreso a Roma en 71 E.C., y se erigió en su honor un arco triunfal. Sin embargo, la guerra sanguinaria con los judíos rebeldes no terminó sino hasta la captura de su último baluarte de Judea, la fortaleza de Masada que da al mar Muerto, en el año 73 E.C. Esto causó gran vergüenza, oprobio y frustración religiosa a los judíos por todo el mundo, y decenas de miles de ellos fueron vendidos en esclavitud. No obstante, años antes de que estas malas noticias para aquellos judíos circuncisos se dieran a conocer mundialmente, las buenas noticias o buenas nuevas de un gozo eterno habían sido esparcidas por todo el mundo entonces conocido. Eran las buenas nuevas del reino mesiánico de Dios, un reino que no depende de la Jerusalén terrestre.

      2. (a) ¿Quiénes fueron los portadores de aquellas buenas nuevas en aquel primer siglo E.C.? (b) ¿Hasta qué grado se expandió el cristianismo de oriente a occidente, antes de la quema de Roma?

      2 ¿Quiénes fueron los portadores de aquellas buenas nuevas en aquel primer siglo E.C.? No los judíos circuncisos naturales que consideraban a Jerusalén su

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