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  • ¿Muestra usted aprecio?
    La Atalaya 1975 | 15 de marzo
    • ¿Muestra usted aprecio?

      “Adquiere sabiduría, adquiere entendimiento.... Estímala altamente, y ella te ensalzará.”—Pro. 4:5, 8.

      1, 2. (a) ¿Cuáles son algunas de las cosas en la vida que debemos apreciar? (b) ¿Exactamente qué significa “aprecio,” y cómo se demuestra?

      HAY muchas cosas en la vida que realmente debemos apreciar. Debemos apreciar a nuestro padre y a nuestra madre. Nos trajeron al mundo y dedicaron mucho tiempo a nuestra crianza. Debemos apreciar la atención que nos dieron. Si tenemos amigos verdaderos, tenemos buena razón para apreciarlos también. ¿Y qué hay de las cosas que aprendemos, el trabajo que hacemos y los regalos que recibimos... mostramos aprecio por todas estas cosas? Con frecuencia, cuando se recibe un regalo el individuo que lo recibe dice: “Gracias, lo aprecio mucho.” Pero pudiera hacerse la pregunta: ¿Realmente lo aprecia el individuo? ¿Desea en realidad que se le hubiese dado otra cosa, o mejor nada? ¿Qué hará con ello? ¿Exactamente qué significa “aprecio”?

      2 La palabra “apreciar” significa “estimar, evaluar altamente, aprobar afectuosamente.” ¿Quiénes son las personas que usted como individuo estima? ¿Cuáles son las cosas que usted evalúa altamente y aprueba afectuosamente? ¿Cómo lo muestra usted? Si verdaderamente hay aprecio, será evidente en las cosas que usted diga y haga.

      RELACIONES FAMILIARES

      3. Aunque por lo general hay un fuerte apego a los padres de uno, ¿cómo puede mostrar un niño que realmente no les tiene aprecio?

      3 Un niño muy joven realmente no tiene sentido de aprecio. Sin embargo, sí tiene un fuerte apego instintivo a su padre y a su madre. Cuando hay peligro, sabe adónde correr por protección. Por ejemplo, un jovencito puede estar retozando en el patio, estando cerca su madre. Súbitamente un extraño entra en el patio, y el niño quizás se asuste. Corre y agarra a su madre y esconde la cabeza en la falda de su madre, y se siente protegido. Si la madre ha tratado amorosamente al niño en el pasado, el niño se siente seguro aquí. Realmente cree que ésta es toda la protección que necesita contra todo intruso. Pero el niño instintivamente está preocupado en cuanto a sí mismo. El hecho de que realmente no le tenga aprecio a su madre y su guía puede hacerse fácilmente evidente por la manera en que responde cuando es censurado por alguna mala conducta.—Pro. 12:1.

      4. (a) Con el tiempo, ¿qué puede contribuir a que uno aprecie a sus padres? (b) Cuando se desarrolla este aprecio, ¿cómo se puede mostrar?

      4 Sin embargo, cuando una persona llega a la edad adulta considera los asuntos de una manera enteramente diferente de la manera en que los consideró cuando era niño. El apóstol Pablo dijo: “Cuando yo era pequeñuelo, hablaba como pequeñuelo, pensaba como pequeñuelo, razonaba como pequeñuelo; mas ahora que he llegado a ser hombre, he eliminado las cosas características de pequeñuelo.” (1 Cor. 13:11) Para tener aprecio uno tiene que tener conocimiento, y ese conocimiento tiene que llegar al corazón. A medida que el individuo crece a la edad adulta adquiere conocimiento, y sus propias experiencias pueden hacer que el conocimiento toque su corazón. Ahora llega al punto en que puede apreciar o ver el valor de lo que su padre y madre hicieron por él cuando era pequeñuelo. Puede ser que ahora esté criando a sus propios hijos, se enfrente a los problemas de la disciplina, se desvele por cuidar a los jovencitos cuando están enfermos, y trabaje horas extras para ver que estén alimentados y vestidos y abrigados. Ahora está aprendiendo él mismo la paciencia y el interés amoroso que se requieren para criar uno a sus hijos en “la disciplina y regulación mental de Jehová.” (Efe. 6:4) Estas experiencias pueden hacer que él y su esposa piensen en los días cuando eran jovencitos, y quizás por primera vez en su vida comprendan plenamente y aprecien lo que sus padres hicieron por ellos. Ahora pueden evaluar altamente y aprobar muy afectuosamente lo que hicieron sus propios padres. Cuando se desarrolla este aprecio, es bueno expresarlo, y esto se puede hacer vez tras vez, en una variedad de maneras.—1 Tim. 5:4.

      5. En cuanto a la actitud que hasta los niños jóvenes deben cultivar para con sus padres, ¿qué dice la Biblia?

      5 Aunque ha de esperarse que el aprecio por lo que sus padres han hecho quizás no florezca plenamente hasta que uno llegue a la edad adulta, aun a los hijos jóvenes las Escrituras declaran: “Honra a tu padre y a tu madre, tal como Jehová tu Dios te ha mandado; para que resulten largos tus días y te vaya bien.” (Deu. 5:16) Si tú honras a tu padre y a tu madre, estarás mostrándoles alta estima o aprecio.

      6. (a) ¿Qué ha observado usted que suministra evidencia de grave falta de aprecio de parte de los hijos por sus padres? (b) ¿Qué factores pueden contribuir a una situación como ésta en el hogar, pero qué podría ayudar a evitarla?

      6 Por desgracia, en muchos hogares los hijos despliegan una horrible y persistente falta de aprecio por sus padres. (2 Tim. 3:1, 2; Deu. 27:16) El problema básico puede ser que los padres mismos no aprecian a sus hijos. Quizás realmente no los querían y por eso no los consideran de la manera que se expresa en Salmo 127:3: “¡Miren! Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón.” Por no tener ese punto de vista sano y edificante, quizás los padres no pasen tiempo con sus hijos, no les suministren el necesario compañerismo paternal y maternal y no contesten sus muchas preguntas. En otros casos, son los niños quienes, bajo la influencia de malas asociaciones, no han respondido a la amorosa superintendencia de sus padres. Pero si tanto los padres como los hijos aplican encarecidamente el consejo edificante de la Palabra de Dios esto les ayudará a impedir el desarrollo de un ambiente tan desagradable. Sin embargo, debe comprenderse que el simplemente decir que uno tiene aprecio no lo prueba. ¿Suministran evidencia de ella la actitud y acciones de uno sobre una base de día tras día?

      7. (a) ¿Qué demuestra en cuanto a la actitud del padre para con sus hijos el hecho de que está dispuesto, o no está dispuesto, a suministrar disciplina? (b) ¿Cómo ha de administrarse esta disciplina?

      7 Al contestar esa pregunta, debería considerarse la actitud manifiesta en el hogar para con el dar y el recibir disciplina. El padre que ama a sus hijos se encargará de que reciban la disciplina que necesitan. (Pro. 13:24) El libro de Proverbios, en el Pro. capítulo cuatro, versículo 1, nos insta a apreciar la disciplina, diciendo: “Escuchen, oh hijos, la disciplina de un padre y presten atención, para conocer entendimiento.” La disciplina no siempre significa castigo impuesto a modo de corrección o entrenamiento por medio de sufrimiento. El primer significado de “disciplina,” según el diccionario, es “el trato adecuado a un discípulo o aprendiz, educación, desarrollo de las facultades por instrucción, ejercicio, entrenamiento, ya sea físico, mental o moral.” Por eso, cuando leemos de un padre que administra disciplina no debemos visualizar a un hombre que simplemente vocifera órdenes a sus hijos y luego aplica castigo físico cuando no hacen lo que se les dice. De lo que estamos hablando es de un padre que realmente se interesa en sus hijos, que pasa tiempo con ellos y se interesa mucho en su desarrollo físico, mental y moral. Él quiere ayudar a sus hijos a que lleguen a conocer al Dios verdadero y Sus caminos como los conoce el padre. Quiere que tengan confianza en el cuidado de Dios por nosotros y en el cumplimiento de todo lo que Él ha prometido. (Gén. 18:19; Deu. 11:18, 19) El padre que se interesa así en sus hijos los ayudará pacientemente a cultivar cualidades piadosas como amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad y gobierno de uno mismo. (Gál. 5:22, 23) Por eso, aunque es cierto que hay ocasiones en que se necesite castigo, cuando la Biblia dice: “Escuchen, oh hijos, la disciplina de un padre y presten atención, para conocer entendimiento,” deberíamos pensar principalmente en un padre que pacientemente les suministra instrucción mental y moral a sus hijos.

      8. ¿Cómo deben reaccionar los hijos a la disciplina paternal, y por qué?

      8 Los hijos e hijas que honran a sus padres, y de este modo honran a Dios, no menospreciarán con rebeldía esta disciplina. Prestarán atención cuando las Escrituras les dicen: “Cualquiera que es tonto trata con falta de respeto la disciplina de su padre, pero cualquiera que hace caso de la censura es sagaz.” (Pro. 15:5) Pensarán seriamente en lo que está escrito en Proverbios 4:13: “Ásete de la disciplina; no sueltes. Salvaguárdala, pues ella misma es tu vida.” ¿Cómo reaccionas tú?

      9. ¿Qué significa ‘adquirir sabiduría,’ y cómo puede mostrar un joven que aprecia su valor?

      9 Los proverbios inspirados instan además: “Adquiere sabiduría, adquiere entendimiento. No te olvides, y no te desvíes de los dichos de mi boca. No la dejes, y ella te guardará. Ámala, y ella te salvaguardará. La sabiduría es la cosa principal. Adquiere sabiduría; y con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento. Estímala altamente, y ella te ensalzará. Te glorificará porque la abrazas.” (Pro. 4:5-8) A medida que un joven escucha la instrucción de su padre, aceptando su disciplina, va a adquirir sabiduría. Va a aprender a aplicar en su propia vida las cosas que su padre le ha dicho. No simplemente dejará que la instrucción ‘le entre por un oído y le salga por el otro.’ Cuando un joven verdaderamente entiende bien esa amonestación bíblica, discerniendo que “la sabiduría es la cosa principal,” estará dispuesto a escuchar a sus padres y estará ansioso de sacar provecho de la experiencia que ellos han tenido en la vida. Él ‘estimará altamente’ o apreciará la sabiduría que imparten, y especialmente cuando está en armonía con la propia Palabra de Dios, la Biblia.

      10. ¿De qué manera también afecta de modo provechoso la sabiduría piadosa a la relación de marido y mujer?

      10 Cuando la sabiduría piadosa dirige el modo de pensar de los padres, no solo tendrán éxito en tratar con sus hijos, sino que la relación que tiene el uno para con el otro como marido y mujer será edificante y fortalecedora. La esposa no experimentará la frustración que resulta de hacer cosas para un esposo falto de aprecio, y el esposo confiará en el apoyo leal de su esposa. Ayudándolos a desarrollar un espíritu de aprecio el uno para con el otro, el Libro de sabiduría divina dice: “¿Ha hallado uno una esposa buena? Uno ha hallado una cosa buena, y consigue buena voluntad de Jehová.” (Pro. 18:22) También, “la esposa le debe tener profundo respeto a su esposo.”—Efe. 5:33.

      11. En vez de exigir que su esposo la aprecie, ¿de qué manera es mejor que proceda la esposa?

      11 Aunque es cierto que los esposos y las esposas les deben a sus cónyuges el ser apreciativos, las expresiones de aprecio significan mucho más cuando no se exigen sino que se ganan por medio de hacer llamamiento al corazón de la otra persona. ¿Cómo se puede hacer esto? Aunque le es natural a la mujer querer ser físicamente atractiva, otras cosas son mucho más importantes. Proverbios 31:30 dice: “El encanto puede ser falso, y la belleza puede ser vana; pero la mujer que teme a Jehová es la que se procura alabanza.” Hasta el hombre que no sea creyente es ganado frecuentemente, con el tiempo, por la “conducta casta junto con profundo respeto” de parte de su esposa cristiana. (1 Ped. 3:1, 2) La mujer que demuestra ser una “esposa capaz,” diligente en su trabajo, es la que gana la aprobación afectuosa de su esposo. Acuérdese de que “apreciar” significa “evaluar altamente.” “Su valor es mucho más que el de los corales,” dice el proverbio. “En ella el corazón de su dueño ha cifrado confianza, y no falta ninguna ganancia. Ella le ha recompensado con bien, y no mal, todos los días de su vida.” (Pro. 31:10-12) Si uno tiene una “esposa buena,” entonces, como se declara en Proverbios 31:28, ha de esperarse que él ‘la alabe.’

      12. ¿Qué cosas pueden hacer que la esposa y los hijos aprecien al cabeza de su familia?

      12 De modo similar, el esposo cristiano se gana la amorosa admiración de su esposa cuando despliega excelentes cualidades. Si es duro e inconsiderado con los otros miembros de la familia, quizás respeten su posición pero se les hará difícil mostrarle aprecio o evaluarlo altamente como individuo. Por otra parte, cuando él ejerce su jefatura con un vivo sentido de que rendirá cuentas a aquel que es su cabeza, el Señor Jesucristo, y en imitación de ése, entonces solo es natural que los miembros de su casa respondan de manera apreciativa. (1 Cor. 11:3; Mat. 11:28-30) No basta con que sea generoso con su tiempo al tratar con personas fuera del hogar; su propia familia merece atención también. El hombre que pasa algún tiempo cada día en conversación edificante con su familia ciertamente será apreciado mucho más que aquel que simplemente trae a casa dinero y luego entierra su cabeza en un periódico o presta su atención al aparato de televisión. Y aunque su esposa puede admirarlo por ayudar a otros en la comunidad, es la anuencia de él a apartar tiempo con regularidad para estudiar la Biblia con ella lo que fortalecerá el amor que ella le tiene.

      EL APRECIO QUE MUESTRA JEHOVÁ

      13. (a) Aunque miembros de la familia no muestren aprecio por los esfuerzos diligentes de uno para hacer lo bueno, ¿quién sí toma nota? (b) ¿Cómo mostró David confianza en esto?

      13 A veces, aunque hacemos un esfuerzo diligente por expresar bondad amorosa a otros, encontramos una respuesta falta de aprecio. Pero debemos darnos cuenta de que hay alguien que ve y aprecia lo que hacemos, y ése es Jehová. David, el hijo de Jesé, fue uno que se dio cuenta de esto. El rey Saúl de Israel le hizo difícil la vida a David, pues, aunque era suegro de David, trató de desbaratar su hogar, finalmente casó a Mical, la esposa de David, con otro hombre, y repetidas veces trató de matar a David mismo. ¿Cuántas personas han pasado por experiencias tan severas como éstas? Sin embargo, David repetidamente obró con bondad amorosa para con el rey. Y, aunque David no esperaba expresión de agradecimiento o aprecio del rey, dijo: “Jehová es quien le pagará a cada cual su propia justicia y su propia fidelidad.” (1 Sam. 26:23) Sí, Jehová se encarga de que las bondadosas acciones de sus siervos no queden sin galardón.—Pro. 25:21, 22.

      14. ¿De qué maneras ha mostrado Jehová su interés amoroso en toda la humanidad?

      14 Jehová está vivamente interesado en la humanidad, y muestra esto por las provisiones generosas que hace para su disfrute. Aun a personas que no eran adoradoras del Dios verdadero, los apóstoles Pablo y Bernabé pudieron decir correctamente: “No se dejó a sí mismo sin testimonio por cuanto hizo bien, dándoles lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando sus corazones por completo de alimento y de alegría.” (Hech. 14:17) Y, bajo inspiración, el rey Salomón escribió: “He visto la ocupación que Dios ha dado a los hijos de la humanidad en qué ocuparse. Todo lo ha hecho bello a su tiempo. . . . He llegado a saber que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien durante la vida de uno; y también que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo su duro trabajo. Es el don de Dios.” (Ecl. 3:10-13) Es evidente que Dios ama al mundo de la humanidad, y él quiere que disfruten de esta Tierra, que se tengan aprecio los unos a los otros y que lo amen y lo aprecien a él como Creador.

      15. De todas las criaturas que hay en la Tierra, ¿son los humanos los únicos que son objetos del interés amoroso de Dios?

      15 Pero el amoroso interés de Dios no se circunscribe a la humanidad. Pues, cuando Jesucristo habló a sus apóstoles acerca del amor de Dios por ellos, dijo: “¿No se venden dos gorriones por una moneda de poco valor? Sin embargo ni uno de ellos caerá a tierra sin el conocimiento de su Padre. Mas los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. Por lo tanto, no tengan temor: ustedes valen más que muchos gorriones.” (Mat. 10:29-31) Piense en eso... Dios se interesa aun en pájaros que los hombres quizás consideren de “poco valor.” ¿Y por qué no? Ellos, también, son obra de la mano de Dios. Jehová los creó y los conservó vivos a través del diluvio del día de Noé.

      16. Sin embargo, ¿cómo ha mostrado Dios cariño especial a sus criaturas humanas?

      16 Sin embargo, para la humanidad Dios tiene un cariño especial. No fue cuando formó a los animales sino cuando se preparó para hacer a las criaturas humanas que Dios le dijo a su Hijo: “Hagamos un hombre a nuestra imagen.” (Gén. 1:26) Aunque nuestros primeros padres humanos tomaron el camino del pecado, Dios no se enfrió en su amor a la familia humana. Amorosamente hizo provisiones para que todos los que en fe respondieran con aprecio a su Creador pudiesen vivir eternamente. Como lo explicó Jesús: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”—Juan 3:16.

      17. ¿Por qué es tan agradable la expectativa de vida eterna en el servicio de Jehová?

      17 ¡Qué deleitable es la expectativa de vida eterna en el servicio de Jehová! Él no es Amo falto de aprecio. Aun ahora, aunque nuestro servicio está estropeado por nuestra imperfección, él nos tranquiliza. Para nuestro estímulo movió al apóstol Pablo a escribir a los cristianos fieles: “Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre, en que han servido a los santos y continúan sirviendo.” (Heb. 6:10) Debido a que Abrahán repetidas veces había desplegado fe genuina en Jehová, Dios le dijo: “Tu galardón será muy grande.” (Gén. 15:1) Y respecto a las “decisiones judiciales” de Jehová, el salmista escribió: “En guardarlas hay grande galardón.” (Sal. 19:11) Sí, Jehová remunera apreciativamente a los que hacen su voluntad, sean pequeños o grandes los actos que ejecutan. ¿Cómo nos afecta el conocimiento de esta actitud maravillosamente apreciativa de parte de Dios? ¿Estamos nosotros, a la vez, respondiendo con aprecio?

      TENIENDO EN ALTA ESTIMA UNA BUENA RELACIÓN CON DIOS

      18. Cuando se trata de disfrutar de una relación con Jehová, ¿a qué situación nos enfrentamos todos nosotros?

      18 El tener una relación aprobada con Jehová no es algo que nosotros las criaturas humanas podemos dar por sentado. No la tenemos al nacer. Al contrario, nuestra situación es como la del rey David, que escribió: “¡Mira! Con error fui dado a luz con dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre.” (Sal. 51:5) Ninguno de nosotros es excepción. Las Escrituras dicen con certeza: “Todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios.” (Rom. 3:23; también vea 1 Juan 1:8, 10.) Pero Jehová ha suministrado los medios por los cuales podemos conseguir su aprobación.

      19, 20. ¿Cuál es el único medio por el cual podemos entrar en una relación con Jehová, y por qué es un privilegio tan magnífico el servirle?

      19 Cuando nos detenemos a pensar en lo que son las criaturas humanas en comparación con Dios, esa provisión debería tocar nuestro corazón. Todos los que han viajado por avión saben que, aun desde unos cientos de metros de altura, los hombres casi desaparecen de la vista y sus casas y autos parecen juguetes. Desde su posición mucho más elevada, entonces, al mirar Jehová a la Tierra, ¡cuán pequeños e insignificantes deben parecerle los hombres! (Isa. 40:15) ¿Asombra que el salmista escribiera: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre que cuides de él?”—Sal. 8:3, 4.

      20 Sin embargo, a nosotros los hombres mortales este Alto y Excelso, el Creador, el Gobernante Soberano del universo, nos extiende la oportunidad de tener una relación con él. Y para hacerlo posible, envió a su Hijo unigénito a la Tierra para entregar su vida como sacrificio expiatorio. Ese Hijo, Jesucristo, explicó él mismo: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” También dijo a sus apóstoles: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí.” (Juan 3:16; 14:6) Después de su propia muerte y resurrección, Jesús mandó a sus discípulos: “Serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.” (Hech. 1:8) Puesto que apreciaron el magnífico privilegio que es servir de esta manera, hicieron lo que él les dijo.

      21. Durante el año pasado, ¿cómo demostraron algunas personas alrededor de la Tierra que tienen en alta estima una buena relación con Dios?

      21 Como resultado, gente en todas partes de la Tierra ha llegado a conocer a Jehová, el único Dios verdadero, y a su Hijo Jesucristo. El año pasado en 207 países la gente estuvo recibiendo ayuda para hacer esto de parte de los testigos cristianos de Jehová. Algunos tomaron a pechos lo que oyeron. Estos vieron la necesidad de arrepentirse de su derrotero anterior, volverse y usar su vida en hacer la voluntad de Dios. Al llegar a comprender con aprecio la maravillosa provisión que Dios ha hecho para redimir a la humanidad de la esclavitud al pecado y la muerte, gozosamente se repudiaron y se bautizaron en símbolo de su dedicación a Jehová para hacer su voluntad. (Mat. 16:24; 28:19, 20) No fueron solo unos cuantos los que dieron este paso importante. Hubo individuos en 181 países que se bautizaron durante el año pasado. En total, 297.872 personas se presentaron para bautismo por los testigos de Jehová durante el período de solo un año. Todas éstas son personas que han estudiado la Biblia, saben lo que ésta enseña y no se retraen de hacer declaración pública de su fe. (Rom. 10:9, 10) Se aplican encarecidamente a fin de llenar los requisitos para el bautismo porque tienen en alta estima una buena relación con Dios. ¿Tiene usted, también, este aprecio? Bendiciones magníficas, tanto ahora como en el futuro, están reservadas para los que lo tienen.

  • Apreciando las cosas de Dios
    La Atalaya 1975 | 15 de marzo
    • Apreciando las cosas de Dios

      1, 2. En el templo de Jerusalén, ¿a qué excelente ejemplo de aprecio dirigió Jesús la atención de sus discípulos?

      UN DÍA cuando Jesús estaba en el templo de Jerusalén señaló a sus discípulos un excelente ejemplo de aprecio por las cosas de Dios. A oídos de la gente Jesús acababa de advertir a sus discípulos en cuanto a ‘los doctores de la ley que se deleitan en andar por todos lados en ropas largas, y a quienes les gustan mucho los saludos respetuosos en la calle, los asientos principales en las sinagogas, y los lugares de honor en las fiestas.’ Estos carecían de respeto genuino a la casa de adoración de Dios. En cambio, trataban de explotarla para su propio provecho, atrayendo la atención a sí mismos. Allí en el templo Jesús observó que los ricos echaban sus dones en las arcas de la tesorería. También vio a cierta viuda necesitada echar allí dos monedas pequeñas de muy poco valor, y llamó la atención de sus discípulos sobre lo que estaba sucediendo, al decir: “En verdad les digo: Esta viuda, aunque pobre, echó más que todos ellos. Porque todos éstos echaron dones de lo que les sobra, mas ésta echó, de su indigencia, todo el medio de vivir que tenía.”—Luc. 20:45-47; 21:1-4.

      2 ¡Qué interesante que Jesús dijera que esta mujer que echó dos monedas pequeñas de muy poco valor “echó más que todos ellos”! Jesús sabía que esta mujer apreciaba el templo. Ella sabía que el templo tenía que ser atendido y ella hizo su contribución para su conservación. ‘Ella, con menos que lo suficiente, dio todo lo que tenía para vivir.’ (New English Bible) ¿Qué había en cuanto a este templo que hizo que esta viuda necesitada desplegara tal aprecio?

      3. ¿Qué había en cuanto al templo que pudiera apreciar la viuda?

      3 Era a este lugar que los judíos de todo el territorio de Israel venían por lo menos tres veces al año para fiestas especiales en conexión con la adoración verdadera. Aquí era donde esta viuda podía traer sus sacrificios y pedir a los sacerdotes que los ofrecieran a Jehová por el perdón de los pecados de ella y en expresión de su agradecimiento. Aquí era donde ella podía oír la Palabra de Dios porque aquí se leía y se explicaba. Aquí era donde podía conseguir las respuestas a sus preguntas acerca de Jehová y cómo su Ley afectaba la vida de ella. Aquí podía disfrutar de compañerismo con ancianos de la congregación de Dios y con los amigos de ella que también venían aquí para adoración. Ella apreciaba intensamente el templo. Con fe en que Dios podía proveer para sus necesidades, puso los intereses de la adoración de Jehová aun adelante del interés en obtener las cosas materiales necesarias para la vida.—Compare con Mateo 6:31-33.

      4. ¿Qué es el gran templo espiritual de Dios, y qué sentimiento debemos abrigar en cuanto a él?

      4 Aquel templo en Jerusalén, que en un tiempo fue el centro de la adoración de Jehová aquí en la Tierra, ya no subsiste. Puesto que la gente que afirmaba servir a Dios usó el templo de modo impropio y lo trató como algo profano, Dios permitió que fuera destruido por los romanos. Pero aquel templo terrestre representó, de una manera que las mentes humanas pudieran entender, el gran templo espiritual de Dios. Este templo es la estructura espiritual de Dios por medio del cual las criaturas humanas aquí en la Tierra pueden acercarse a él, al Dios santo e invisible que reside en los cielos, en adoración sobre la base del valor expiatorio del sacrificio de Jesucristo. En los patios terrestres de este templo es donde podemos ofrecer sacrificios de alabanza a Jehová. (Heb. 13:15) Y es por medio de este templo espiritual que recibimos instrucción en los caminos de Dios. ¿Apreciamos a grado cabal ese templo? ¿Abrigamos el mismo sentimiento que el salmista David, quien dijo acerca de la casa de Jehová: “Una cosa he pedido a Jehová... es lo que buscaré, que pueda morar en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la agradabilidad de Jehová y para mirar con aprecio a su templo”?—Sal. 27:4.

      5. ¿Cómo refleja nuestra asistencia a las reuniones de congregación nuestra actitud para con el templo espiritual de Jehová?

      5 En tal caso, nos reuniremos con regularidad con los que adoran a Jehová cuando se juntan en las reuniones de congregación. El Salón del Reino en el cual se reúnen no es el templo de Jehová. Pero aquí es donde pueden oír la Palabra de Dios porque se lee y se considera, tal como se hacía en el templo de Jerusalén en tiempos antiguos. Aquí es donde aprenden a aplicar el consejo de la Palabra de Dios en su propia vida. Aquí disfrutan de asociación con hombres que son espiritualmente ancianos y con otros adoradores de Jehová. Por su presencia en estas reuniones, por prestar atención cuidadosa y por aplicar las cosas que aprenden de la Palabra de Dios, demuestran de modo significativo que verdaderamente aprecian el gran templo espiritual de Jehová. ¿Aprecia usted estas cosas de Dios? Cada individuo tiene que decidir por cuál camino quiere ir... si quiere tomar un derrotero justo con el pueblo de Dios, o un derrotero injusto en asociación con el mundo. ¿Qué aprecia usted? ¿Qué estima usted como de gran valor?—1 Juan 2:15, 17.

      “UNA PERLA DE GRAN VALOR”

      6. ¿De qué manera ilustró Jesús la intensidad de aprecio que el cristiano verdadero debe tenerle al reino de Dios?

      6 Al ayudar a sus discípulos a cultivar aprecio por las cosas de mayor valor, las cosas de Dios, Jesús con frecuencia usó ilustraciones. En una ocasión cuando estaba en Galilea les dijo: “El reino de los cielos es semejante a un comerciante viajero que buscaba perlas excelentes. Al hallar una perla de gran valor, se fue y prontamente vendió todas las cosas que tenía y la compró.” (Mat. 13:45, 46) Este era un comerciante que conocía el valor de las perlas. Cuando halló una “perla de gran valor” en particular la estimó por encima de todas sus posesiones. Sin demora vendió todas las cosas que tenía, todo en su posesión que era de valor, a fin de comprar aquella superlativa “perla de gran valor.” Los que quieren lograr la entrada en el reino de Dios tienen que apreciarlo tanto así; tienen que tenerlo en tan alta estima.—Compare con Lucas 13:24.

      7. ¿Cómo demostró Jesús su propio aprecio por el Reino?

      7 Jesús mismo ciertamente dio el ejemplo en proceder así. Viajando a pie desde un extremo de la tierra de Israel al otro, predicó: “El reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 4:17) Entrenó y envió a otros a participar en esa obra de proclamación. (Mat. 10:7) No solo les dijo a sus apóstoles que ellos participarían con él en el reino celestial, sino que entregó su vida en sacrificio para que fuese posible que ellos lo hicieran. (Luc. 22:19, 20, 28-30) Las Escrituras muestran que los que serían coherederos de Cristo en su reino y que gobernarían con él por mil años serían 144.000 en número, y que en la Tierra habría una “grande muchedumbre” innumerable que resultarían ser súbditos leales de ese reino.—Rev. 7:4-10; 14:3-5; 20:6.

      8, 9. (a) ¿Cuánto tiene que significar el reino de Dios para los que serán coherederos de Cristo? (b) ¿Qué dijo Pablo que mostró el sentimiento de él acerca de ello? (c) ¿Se requiere devoción como ésta de los que esperan la vida terrestre como súbditos del Reino?

      8 ¿Cuánto tiene que significar para ellos el reino de Dios? Los que quieren lograr el reino celestial con Cristo con el tiempo tienen que estar dispuestos a dejar todas sus posesiones terrestres; tienen que estar listos hasta para entregar su vida a fin de alcanzar el reino celestial. Pero no solo tienen que estar dispuestos a morir por él; también tienen que vivir por ese reino. (Luc. 12:31) En imitación de Cristo tienen que ser predicadores de las buenas nuevas de ese reino. El apóstol Pablo expresó cuánto significaba para él el estar en unión con Cristo en el reino celestial, al decir: “Considero todo pérdida completa, porque todo es excedido por mucho por la ganancia de conocer a Cristo Jesús mi Señor, por cuya causa de hecho perdí todo. Lo considero como tanta basura, por causa de ganar a Cristo y hallarme incorporado en él, sin justicia propia, sin rectitud legal, sino la justicia que proviene de la fe en Cristo, que Dios da en respuesta a la fe. Lo único que me importa es conocer a Cristo, experimentar el poder de su resurrección, y compartir sus sufrimientos, en conformidad creciente con su muerte, con tal que finalmente llegue a la resurrección de entre los muertos. No ha de pensarse que ya he logrado todo esto. No he alcanzado la perfección todavía, pero me adelanto, esperando asirme de aquello por lo cual Cristo en una ocasión se asió de mí. Amigos míos, no me considero como si ya lo hubiera asido. Lo único que puedo decir es esto: olvidando lo que está atrás de mí, y esforzándome por lo que yace adelante, me adelanto hacia la meta para ganar el premio que es la llamada de Dios a la vida arriba, en Cristo Jesús.” (Fili. 3:8-14, New English Bible) Sí, Pablo verdaderamente apreció el valor de las cosas de Dios. ¿Lo aprecia usted?

      9 Tal como los que alcanzan un lugar en el reino celestial tienen que probar que éste les es más precioso a ellos que cualquier otra cosa que poseen, así, también, los que quieren ser favorecidos con vida eterna como súbditos terrestres de ese reino tienen que demostrar la misma intensidad de aprecio por esa magnífica expectativa. Lo que es su verdadero sentimiento en cuanto a ello será puesto a prueba. ¿A qué se debe eso?

      FIRMES ANTE OPOSICIÓN

      10. (a) Si realmente abogamos por el reino de Dios, ¿qué sufriremos a manos del mundo? (b) ¿Cómo reaccionaron los apóstoles a esta persecución, y por qué?

      10 Todo el que verdaderamente ejerce fe en el reino de Dios y lo predica públicamente va a tropezar con oposición de parte del mundo. Cuando habló a sus discípulos acerca de la conclusión de este sistema de cosas, Jesús los preparó para esta oposición, diciendo: “Les echarán mano a ustedes y los perseguirán, entregándolos a las sinagogas y prisiones, siendo llevados ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre. Resultará para ustedes en testimonio.” (Luc. 21:12, 13) El apóstol Pedro fue uno que oyó a Jesús decir eso, y él mismo sufrió persecución. Fue llevado junto con los otros apóstoles ante el Sanedrín judío. El sumo sacerdote los interrogó y dijo: “Les ordenamos positivamente que no siguieran enseñando sobre la base de este nombre, y sin embargo, ¡miren! han llenado a Jerusalén con su enseñanza, y están determinados a traer la sangre de este hombre sobre nosotros.” Sin titubear, pero apreciando a grado cabal el privilegio que tenían de representar a Jehová Dios y a su Hijo Jesucristo, “Pedro y los otros apóstoles dijeron: ‘Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.’”—Hech. 5:27-29.

      11, 12. (a) ¿Cómo nos instó el apóstol Pedro a que consideremos las “pruebas” que nos sobrevienen por servir a Dios, y su resultado? (b) Al acercarnos a la “grande tribulación,” ¿cómo pueden ayudarnos los ejemplos de Abrahán y de Moisés a mantener la perspectiva correcta?

      11 Para consolar y estimular a los que estaban aumentando en aprecio por el servicio de Dios, Pedro consideró el resultado de las pruebas ardientes por las que iban a pasar. Escribió: “Esto es causa de gran gozo, aunque ahora sienten escozor por un corto tiempo, si es menester, bajo pruebas de muchas clases. Aun el oro pasa por el fuego del ensayador, y más preciosa que el oro perecedero es la fe que ha aguantado la prueba. Estas pruebas vienen para que su fe se pueda probar digna de toda alabanza, gloria y honra cuando Jesucristo sea revelado.”—1 Ped. 1:6, 7, New English Bible.

      12 Cuando una persona realmente estima las cosas de Dios, no se retrae de hablar la verdad solo porque “pruebas” pueden resultarle de hacerlo. Sabe que, tal como Jesús fue perseguido, así sus seguidores serán perseguidos. Se da cuenta de que las “pruebas” no seguirán para siempre. Tienen un principio, y llegan a un fin. Tal como el oro que es sometido al fuego del ensayador no se deja allí para siempre sino que se saca, así también los cristianos salen de debajo del calor de la persecución. Pero su fe que ha sido probada así es ¡oh tanto más preciosa que el oro perecedero! Cuando Abrahán se enteró de la deportación de su sobrino Lot a manos de reyes paganos, no se retuvo de demostrar su confianza en Jehová. Obró con plena fe, y fue bendecido por ello. (Gén. 14:13-20) Moisés, también, aunque fue criado en una posición de favor en la corte egipcia, demostró que su fe estaba en Jehová, el Dios de Abrahán. “Por fe Moisés, ya crecido, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo ser maltratado con el pueblo de Dios más bien que disfrutar temporalmente del pecado.” Estimó el vituperio asociado con el ser nombrado siervo de Dios como riquezas mayores que los tesoros de Egipto. (Heb. 11:24-26) Ahora bien, ¿qué hay de su fe? ¿Cree usted en la Palabra de Dios? ¿La tiene en alta estima? ¿Significa tanto para usted que, prescindiendo de todas las “pruebas” que le sobrevengan por adherirse a ella, continuará poniendo su fe en Dios? Todos los que ‘salgan de la grande tribulación’ como sobrevivientes de ella, con la magnífica expectativa de vida eterna en el nuevo orden de Dios adelante de ellos, tienen que demostrar tal aprecio.—Rev. 7:14-17.

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