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  • ¿Dice realmente la verdad la Biblia?
    ¡Despertad! 1983 | 8 de noviembre
    • británico A. H. Layard descubrió, en las ruinas del palacio de Senaquerib, lo que ahora se conoce como el Prisma del rey Senaquerib o el Prisma de Taylor. En escritura cuneiforme se describen las hazañas de Senaquerib, según él las relató. ¿Se menciona a Ezequías? ¿Se dice algo acerca del tributo? Una traducción dice:

      “Respecto a Ezequías el judío, que no se sometió a mi yugo, 46 de sus ciudades fuertes rodeadas de muros, como también las ciudades pequeñas circunvecinas, [...] yo asedié y las tomé”. El relato pasa a decir: “A él mismo, como a un pájaro en una jaula, lo encerré en Jerusalén, su ciudad real”. Sírvase notar que Senaquerib no afirma haber conquistado a Jerusalén, lo cual está en armonía con el relato bíblico. Pero ¿qué hay del tributo? “Aumenté el antiguo tributo, y le impuse como pago anual, un impuesto [...] de 30 talentos de oro y 800 talentos de plata [...] [y] toda clase de tesoros valiosos.” La versión bíblica claramente concuerda con el Prisma de Senaquerib, con la excepción del valor que se asigna al tributo de plata. ¿Debería esto hacernos dudar de la exactitud de la Biblia? ¿Por qué deberíamos creer la versión jactanciosa de Senaquerib en vez del modesto relato de la Biblia?

      En el relato del Prisma, Senaquerib también afirma que se llevó a 200.150 prisioneros de Judá, mientras que el registro bíblico muestra que él mismo sufrió una pérdida terrible de 185.000 soldados en una noche (2 Reyes 18:13–19:36). ¿Cómo podemos explicar estas diferencias?

      En su libro Light From the Ancient Past, el profesor Jack Finegan habla acerca del “tono generalmente jactancioso que impregna las inscripciones de los reyes asirios”. En Assyrian Historiography, el profesor Olmstead ofrece la siguiente opinión: “Cuando Senaquerib nos dice que él tomó de [...] Judá no menos de 200.150 prisioneros, y eso a pesar del hecho de que Jerusalén misma no fue capturada, podemos restar 200.000 [prisioneros] como producto de la imaginación exuberante del escriba asirio y aceptar 150 como la cifra que se aproxima a la verdadera cantidad [de prisioneros] que fueron capturados”.

      ¡Evidentemente, los informes de guerra exagerados no son una característica tan solo del siglo XX! Y el no admitir una derrota aplastante en un registro oficial no es nada nuevo. Pero ¡el punto es que la inscripción del Prisma de Taylor señala a la exactitud de la Biblia!

      4. Consideremos un ejemplo más que confirma la historia bíblica. Cuando los israelitas ocuparon la Tierra Prometida hace más de 3.400 años, la tribu de Dan se apoderó del territorio al norte de Galilea. El registro bíblico dice:

      “Y los hijos de Dan procedieron a subir y a guerrear contra [la ciudad cananea de] Lesem [Lais] y a tomarla [...] y empezaron a llamar Dan a Lesem, conforme al nombre de Dan su antepasado”. (Josué 19:47; Jueces 18:29.)

      ¿Existió alguna vez tal ciudad? ¿Se llamó alguna vez Dan? En Tell el-Qadi, en 1976, el arqueólogo Avraham Biran descubrió una loza de caliza que tenía una inscripción escrita en griego y arameo. El texto griego hace referencia a cierta persona llamada Zoilos, que hizo un voto al “dios que está en Dan”. Así los arqueólogos saben que están trabajando en el sitio de la antigua ciudad israelita de Dan, que antes se conocía como Lais o Lesem. Una vez más se muestra que la Biblia es exacta. Esto podría ilustrarse en mayor detalle con muchos otros ejemplos de hallazgos arqueológicos, si el espacio lo permitiera.

      ¿Es la Biblia una base confiable?

      De hecho, vez tras vez los arqueólogos han usado la Biblia para establecer la localidad geográfica de muchos sitios antiguos. El arqueólogo Yohanan Aharoni saca a relucir el valor de la Biblia al respecto, pues escribe: “La Biblia sigue siendo la fuente principal de la geografía histórica de Palestina durante el período israelita. Sus narraciones y descripciones reflejan el ambiente geográfico como también los sucesos históricos que tuvieron lugar. Hace referencia a unos 475 nombres geográficos de la localidad, muchas de ellas en contextos que proporcionan detalles pertinentes acerca de la naturaleza, la ubicación y la historia de cierto lugar”. Esto es cierto a pesar del hecho de que “la Biblia no es ni un libro de texto geográfico ni una enciclopedia”.

      Mientras más ahondamos tocante a los hechos y artefactos relacionados con la Biblia, más profundo llega a ser nuestro aprecio de lo exacta que es ésta. Pero los hechos y artefactos son una cosa, y la interpretación, teoría y especulación son otra. ¿Concuerdan siempre las interpretaciones de los arqueólogos? ¿Son ellos siempre completamente objetivos? ¿Se han de preferir las teorías de ellos al registro histórico de la Biblia?

  • ¿Debería dudarse de la Biblia por lo que diga la arqueología?
    ¡Despertad! 1983 | 8 de noviembre
    • ¿Debería dudarse de la Biblia por lo que diga la arqueología?

      ¿POR qué es de interés la arqueología hoy día? Se debe a que es un instrumento valioso para investigar el pasado del hombre. Por ejemplo, por medio de ella se aclaran las ideas acerca de la geografía y la historia de las tierras bíblicas y los pueblos que vivían en éstas. Se basa en gran medida en las ciencias exactas y se propone alcanzar la misma norma de exactitud de éstas. Pero hay un factor principal que obra en contra de que se logre esto... el factor humano. Todo arqueólogo tiene sus propias creencias, sea que él o ella sea ateo, agnóstico, cristiano, judío o musulmán. ¿Hasta qué grado influirán en sus interpretaciones las creencias o ideas preconcebidas que él o ella tenga? ¿Pudieran impedirle que llegara a conclusiones exactas?

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