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  • Hechos de los testigos de Jehová en tiempos modernos
    Anuario de los testigos de Jehová para 1972
    • Padre y del Hijo y del espíritu santo,” estaba asignando a sus fieles seguidores una obra tremenda. (Mat. 28:19) Pero en los días que siguieron a la muerte de Cristo Jesús ellos se aplicaron a esta obra. La predicación de estas buenas nuevas del Reino en todo el mundo para testimonio a todas las naciones también tiene que hacerse en estos “últimos días,” antes de que llegue el “fin.” Es alentador para el corazón cristiano ver cómo los fieles siervos de Jehová han dado principio a la obra en diferentes países, tal como lo hicieron el apóstol Pablo, Bernabé, Silas y muchos otros cuyos hechos han sido registrados en la Biblia. Este año hemos seleccionado siete países, en representación de los hemisferios oriental y occidental, el norte y el sur, y algunas de las islas del mar. Lo que usted lea acerca de estos siete países le debe dar una idea de la obra maravillosa que los testigos de Jehová han estado haciendo hasta los fines de la Tierra desde el muy temprano principio de ellos hasta ahora.

  • Argentina
    Anuario de los testigos de Jehová para 1972
    • Argentina

      NO ES difícil hallar a la Argentina en un mapa de las Américas. Comparte con su vecino del oeste, Chile, la distinción de ser uno de los dos países americanos que más hacia el sur se extienden en dirección a la Antártida. Se extiende por unos 3.694 kilómetros (cerca de 2.300 millas) de norte a sur, y dentro de sus límites encierra una notable variedad de clima, topografía y vegetación.

      Las praderas, llamadas pampas, dominan el centro de la Argentina. Fue aquí que los gauchos desplegaron por mucho tiempo su pericia como jinetes mientras atendían los vastos hatos de ganado bovino. En el lejano noroeste hay terreno elevado de meseta desértica. Al nordeste, donde los visitantes quedan sin aliento ante la grandeza de las cataratas del Iguazú, hay selva húmeda. Hacia el sur se pasa por las tierras bajas de Entre Ríos (es decir, entre los ríos Paraná y Uruguay) y se llega al fértil terreno ondulado en que hay haciendas. Y al sur de las pampas la tierra árida llamada Patagonia se extiende desde el río Colorado hasta el estrecho de Magallanes, una región que ha resultado muy conveniente para la cría de ovejas.

      Hacia el norte por la cordillera se encuentran muchos lagos. Aquí, también, está San Carlos de Bariloche, centro de la región que ha sido llamada “la Suiza de la América del Sur.” Más al norte está Mendoza y su provincia vecina de San Juan, la tierra de frutas y vino de la Argentina.

      Un país como éste con toda su belleza variada, podía atraer y atrajo, a una multitud de inmigrantes de muchos países de Europa; tanto, que para 1970 la Argentina había llegado a ser el hogar de 23.364.431 personas. De una población tan floreciente Jehová Dios no retraería, y no retrajo, su proclamación de paz, las buenas nuevas de su reino por Cristo Jesús. En 1924 Sus noticias de las buenas cosas que habrían de venir comenzaron a ser predicadas en este vasto territorio nacional.

      PRINCIPIOS PEQUEÑOS

      Juan Muñiz, un cristiano leal y Testigo activo, tuvo mucho que ver con esos comienzos y estuvo estrechamente identificado con los intereses del Reino en la Argentina hasta el mismo día de su muerte, el 10 de septiembre de 1967. Durante esos cuarenta y tres años dedicó su tiempo, energías y recursos al esparcimiento de la adoración verdadera. Según su propio relato (vea La Atalaya de 1965, páginas 476-479), originalmente adquirió aprecio de la verdad bíblica en Filadelfia, Pensilvania, EE. UU., donde tenía una tienda. Eso fue en 1916. El año siguiente comenzó a declarar las “buenas nuevas” y fue bautizado. En 1920 vendió su negocio para poder dedicar todo su tiempo a predicar.

      J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, le pidió que fuera a España y atendiera la predicación allí. Debido a que la policía lo seguía continuamente, no pudo lograr mucho en España, de modo que el hermano Rutherford lo asignó en 1924 a atender la obra del Reino en la Argentina. Ya había en la Argentina un hombre que había recibido literatura desde los Estados Unidos, de modo que el hermano Muñiz se puso en comunicación con él y logró que él comenzara a efectuar la obra del Reino en el territorio de Misiones bien al norte. (Vea el mapa en la página 49.) Este hombre era el hermano Kammerman.

      Ya había una gran población de habla alemana en el país. Esto impulsó al hermano Muñiz a pedir al presidente Rutherford la ayuda de hermanos que pudieran hablar alemán. Por eso fue que en 1925 fue asignado Carlos Ott, precursor alemán.

      El hermano Eduardo Adamson, quien por muchos años trabajó al lado del hermano Muñiz en el ministerio del campo y en la sucursal de la Sociedad Watch Tower, se expresa en cuanto al excelente ejemplo que pusieron los hermanos Muñiz y Ott en su devoción inmutable a Jehová. También relata lo siguiente: “Puesto que el hermano Muñiz no recibía ayuda de nadie, pero necesitaba ayuda financiera, escribió a la Sociedad en Brooklyn solicitando ayuda y le fue debidamente enviada por cable. Esta sería su última solicitud de ayuda, puesto que estaba resuelto a arreglárselas sin ayuda financiera desde fuera del país. Cumplió con su resolución, aunque eso quiso decir trabajar muchas horas de noche reparando relojes pulsera, relojes y máquinas de coser.”

      El Gran Buenos Aires en aquel tiempo tenía menos de 2.000.000 de habitantes. Este era lógicamente el lugar desde donde había

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