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  • ¡Los días de la cristiandad están contados!
    La Atalaya 1972 | 1 de noviembre
    • Por lo tanto, gracias a la bondad inmerecida de Dios, la situación no era absolutamente desesperada para todos los habitantes de Jerusalén. Los pocos cabellos envueltos en las faldas de Ezequiel representarían a un resto de entre los llevados cautivos. Estos también irían al destierro, pero ellos (o su prole) regresarían de la dispersión para emprender una adoración purificada de Jehová después que la tierra de Judá hubiera permanecido desolada por setenta años.

      Sin embargo, para los cautivos en general, sería una experiencia muy dura, muy triste. El fuego consumidor de la cólera de Jehová estaría contra ellos, pues Dios dijo de los que estaban representados por los cabellos de la última tercera parte lanzada al fuego: “De uno saldrá un fuego a toda la casa de Israel.” Como el cabello humano, serían muy combustibles y no tendrían la protección de Jehová.—Eze. 5:4.

      NINGUNA SUPERVIVENCIA A MEJORES TIEMPOS PARA LA CRISTIANDAD

      ¿Le sobrevendrán a la cristiandad cosas tan terribles? Bueno, ya vemos que la decreciente asistencia a las iglesias está haciendo que iglesias y seminarios y otras instituciones relacionados con ellas empiecen a sufrir y perezcan por falta de contribuciones y patrocinio. Esto se debe a que el clero no ha alimentado a la gente con verdadero alimento espiritual de la Palabra de Dios. Muchos no han leído la Biblia, y el número de los que están perdiendo toda creencia en ella y aun en Dios va en aumento. Como Israel, “toda la cabeza está en condición enferma, y todo el corazón está endeble.” (Isa. 1:5) Los que no se molesten en discernir este hecho ahora se enterarán de ello demasiado tarde cuando se le acaben los días a la cristiandad. Todas las señas muestran que se ha acercado peligrosamente este tiempo.

      Por consiguiente, tal como Jerusalén fue entregada a la furia completa de los ejércitos babilonios, así la cristiandad no se escapará de ser devastada a manos de los elementos mundanos disgustados. Dios no la sacará del aprieto, porque es Dios mismo quien está dirigiendo su ejecución. Cualesquier individuos asociados con la cristiandad que sobrevivan a la destrucción de la religión falsa en la “tribulación grande” no saldrán a ningún futuro mejorado, de larga vida. Solo experimentarán el fuego de la cólera de Jehová y su “espada” simbólica de ejecución judicial en la parte final de la “tribulación grande,” la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” en la situación mundial llamada Har-Magedón.—Rev. 16:14-16; 19:11-21.

      ¿De qué valor es considerar todas estas cosas? De muchísimo valor para usted. Pues hay una manera de escapar de la ejecución de la cristiandad. Recuerde los pocos cabellos que Ezequiel envolvió en sus faldas. Todavía no es demasiado tarde para que personas asociadas con las iglesias de la cristiandad presten atención a la advertencia semejante a la de Ezequiel que están proclamando ahora los testigos cristianos de Jehová, y hallen el lugar que Él ha provisto bondadosamente como refugio de su cólera ardiente. ¿Cómo podemos estar seguros de que hay tal lugar de refugio?

      Podemos estar seguros porque Dios ha declarado su propósito de tener una “nueva tierra,” una sociedad humana justa sobre esta Tierra. Él no se propone dejar un vacío religioso. Al contrario, su mismísimo propósito al destruir la religión falsa es tener adoración pura sin rival y sin disputa en la Tierra.—Gén. 1:28; 2 Ped. 3:13.

      Por lo tanto la gente que sobrevivirá a la “tribulación grande” son personas que ya no se dejan engañar ni embaucar por las pretensiones hipócritas y mentirosas de los clérigos religiosos. También tienen que ser personas a quienes les importa lo que está sucediendo, no solo a ellas mismas, sino también a otros. Tienen que pensar y razonar. Tienen que darse cuenta de que hay VERDAD en la Tierra, y que Jehová es el Dios de verdad. Tienen que reconocer, como lo hicieron unos cuantos en Jerusalén de la antigüedad, que es imprescindible ‘enderezar los asuntos’ con Jehová para evitar el ser ‘comidas’ por la espada de la ejecución.—Isa. 1:18-20; compare con Juan 8:32.

      Puesto que los días de la cristiandad se le están acabando rápidamente, esto significa que todos los que quieren vivir tienen que tomar acción inmediata, definitiva y decisiva. La inminente “tribulación grande” no será fácil para nadie, pues, como escribió el apóstol Pedro: “Si el justo con dificultad se está salvando, ¿dónde aparecerán el impío y el pecador?” Pero él también dijo: “Jehová sabe librar de la prueba a personas de devoción piadosa.”—1 Ped. 4:18; 2 Ped. 2:9; Mat. 24:21, 22.

  • Dios respeta el arreglo de familia
    La Atalaya 1972 | 1 de noviembre
    • Dios respeta el arreglo de familia

      CUANDO nace un niño, los amigos y los parientes se reúnen en derredor y se oyen comentarios, como: ‘¡Es la viva imagen de su padre!’ o, ‘¡Es igual a su madre!’ A veces si se parece a uno de los padres la semejanza al otro no es tan obvia en apariencia física pero resalta más tarde en los rasgos de la personalidad del niño. Verdaderamente, sucede con nosotros hoy como sucedió con el primer hombre Adán, que, la Biblia relata, “llegó a ser padre de un hijo a su semejanza, a su imagen, y lo llamó por nombre Set.”—Gén. 5:3.

      En el asunto de paternidad y derechos paternales y maternales Jehová Dios ha sido muy constante. Dio a los padres el privilegio y la virtud y facultad de producir hijos a su propia imagen y semejanza. Sí, y más que eso, les permite criar a sus hijos de la manera que desean. Y prescindiendo del hecho de que algunos padres han desatendido a sus hijos y algunos hasta los han criado para ser peleadores contra Dios, él no les ha quitado a sus hijos y dado éstos a otros para que los cuiden.

      Ciertamente esto es justo y revela paciente aguante de parte de Dios. Nadie puede quejarse justamente de que Dios lo privó de entrenar a sus hijos de la manera que deseaba. Y ninguna persona que no ha enseñado los principios de Dios a sus hijos puede quejarse con razón de la angustia que le ocasiona la mala conducta de sus hijos. Los padres negligentes no pueden evadir el principio de que “el muchacho que se deja a rienda suelta le estará causando vergüenza a su madre.”—Pro. 29:15.

      LOS HIJOS JÓVENES NO ESTÁN LIBRES DE PECADO

      Todos los hijos de la humanidad, aunque heredan algunos rasgos deseables de sus padres, también heredan algunos rasgos indeseables. Y, sin excepción, todos han nacido pecaminosos como resultado de que su antepasado original perdió su relación con Dios por la desobediencia. La Biblia nos dice: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.”—Rom. 5:12.

      Por causa del pecado, el ‘errar el blanco’ de la norma de perfección que Dios había fijado para él y no alcanzar a la gloria de Dios, la cual debería haber reflejado, Adán no transmitió perfección a sus hijos. De modo que la entera raza humana fue afectada. “Porque todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios.”—Rom. 3:23.

      Gracias a la bondad inmerecida de Dios, el sacrificio de rescate de Cristo puede remover el pecado en que uno nació. Por supuesto, es preciso que el individuo tenga edad bastante para aceptar por sí mismo la provisión de Dios. Pero, ¿qué hay de los niños que todavía no tienen edad bastante para ejercer esta fe? No están libres de

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