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Luz de los Salmos sobre la calzada de la vidaLa Atalaya 1963 | 1 de febrero
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en fuerzas. Sean juzgadas las naciones ante tu rostro. Infúndeles temor, oh Jehová, para que las naciones sepan que solo son hombres mortales.” “Llena su rostro con deshonra, para que la gente busque tu nombre, oh Jehová. Para que la gente sepa que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra.”—9:19, 20; 83:16, 18.
El medio por el cual Jehová vindicará su soberanía es su reino; otra enseñanza hecha prominente en los Salmos, así como en el resto de las Escrituras. En realidad, hay varios salmos que pudieran llamarse “salmos del Reino,” porque su tema es el gobierno del Reino de Dios.—2, 45, 72, 96, 97, 99, 110.
En los Salmos también se halla la básica doctrina bíblica de la inconsciencia del hombre en la muerte. “Oh Jehová, rescata mi alma . . . Porque en la muerte no hay mención de ti; en Sheol ¿quién te alabará?” “Los muertos mismos no alaban a Jah, ni lo hace ninguno que baja al silencio.” “No deposites tu confianza en . . . hombre . . . , a quien no le pertenece salvación alguna. Su espíritu sale, él vuelve a su tierra; en ese día ciertamente perecen sus pensamientos.”–6:4, 5; 115:17; 146:3, 4.
También, los Salmos nos iluminan con respecto a la necesidad de un redentor del hombre: “Los que . . . continúan jactándose acerca de la abundancia de sus riquezas, ni uno solo de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por él.” Aptamente el salmista pregunta: “¿Qué hombre físicamente capacitado hay vivo que no haya de ver la muerte? ¿Puede proveer escape de la mano de Sheol para su alma?”—49:6, 7; 89:48.
Pero debido a que Dios ha provisto un rescate hay esperanza de que los muertos vuelvan de Sheol (la región de los sepulcros), serán resucitados, una esperanza que los Salmos muestran que no está limitada solo a Jesucristo: “Tú no dejarás mi alma en Sheol.” “Dios mismo redimirá mi alma de la mano de Sheol.” “Has hecho subir mi alma de Sheol.” “Has librado mi alma de Sheol.”—16:10; 49:15; 30:3; 86:13.
EXHORTACIÓN CON RESPECTO A CONDUCTA
De una manera sumamente práctica los Salmos inspirados esclarecen la calzada de la vida mediante sus exhortaciones. Correctamente alejan la atención de la criatura y la dirigen al Creador. Centenares de veces nos exhortan a bendecir, ensalzar, loar, alabar y dar gracias a Jehová Dios; trece veces aparece el mandato de alabar a Jehová tan solo en el Salmo 150. Sí, “Alaben a Jah, porque es bueno producir melodía para nuestro Dios; porque es agradable—la alabanza es apropiada.” ¿Por qué? Porque “Jehová es benigno y misericordioso, lento para airarse y grande en bondad amorosa,” y por “sus obras de poderío.”—147:1; 145:8; 150:2.
A través de los Salmos también se nos amonesta a poner nuestra confianza en Jehová. “Confía en él a todo tiempo,” porque ¿no es él “la Confianza de todos los confines de la tierra”? Por eso, “ustedes que temen a Jehová, confíen en Jehová.” “Mejor es refugiarse en Jehová que confiar en el hombre terrestre.”—62:8; 65:5; 115:11; 118:8.
Sabiamente los Salmos nos muestran la necesidad de interesarnos en la ley de Dios; también en las otras partes de la Palabra de Dios: “Feliz es el hombre” cuyo “deleite está en la ley de Jehová, y en su ley lee en un tono de voz bajo día y noche.” “Ciertamente meditaré en toda tu actividad, y en tus tratos me interesaré.” “¡Cómo amo tu ley, sí! Durante todo el día es mi interés.”—1:1, 2; 77:12; 119:97.
Aunque tal exhortación, ya sea directa o indirecta, explícita o implícita, ha de esperarse en el libro de los Salmos, lo que a menudo se pasa por alto es que también está lleno de exhortación sabia en cuanto a la conducta diaria. Por ejemplo, vez tras vez sus escritores muestran que aprecian que “las malas asociaciones corrompen las costumbres provechosas.” (1 Cor. 15:33) “He odiado la congregación de los malhechores, y no me siento con los inicuos.” “A sus ojos cualquiera despreciable ciertamente es rechazado.” “A cualquiera de ojos altivos y de corazón arrogante, no lo puedo soportar.” “Apártense de mí, malhechores, para que observe los mandamientos de mi Dios.”—26:5; 15:4; 101:5; 119:115.
Los Salmos también esclarecen la calzada de la vida mediante su consejo sabio con respecto a cuál debería ser nuestra actitud cuando vemos que los inicuos prosperan: “Agítense, pero no pequen. Digan lo que quieran en su corazón, sobre su cama, y quédense callados. Sacrifiquen los sacrificios de la justicia, y confíen en Jehová.” “No te muestres acalorado a causa de los malhechores. No envidies a los que hacen injusticia. Pues los malhechores mismos serán arrasados, pero los que esperan en Jehová son los que poseerán la tierra.”—4:4, 5; 37:1, 9.
También, los Salmos iluminan por medio de mostrar lo que Dios aprueba y lo que desaprueba: “Oh Jehová, ¿quién será un invitado en tu tienda? . . . El que esté andando sin culpa y practicando la justicia y hablando la verdad en su corazón. No ha calumniado con la lengua. A su compañero no le ha hecho nada malo, y no ha levantado oprobio contra su conocido íntimo. . . . No ha tomado un soborno contra el inocente.” (15:1-3, 5) “Salvaguarda tu lengua de lo que es malo, y tus labios de hablar engaño. Apártate de lo que es malo y haz lo que es bueno; esfuérzate por hallar la paz, y sigue tras ella.” “Amadores de Jehová, odien lo que es malo.”—34:13, 14; 97:10.
Tenemos más luz sobre nuestra calzada mediante las mismas cosas por las que ora el salmista: “Los errores—¿quién los puede discernir? De pecados escondidos pronúnciame inocente. También de actos presuntuosos retén a tu siervo; no permitas que me dominen. En ese caso seré completo, y habré permanecido inocente de mucha transgresión. Los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón lleguen a ser agradables delante de ti, oh Jehová.” (19:12-14) “Oh Jehová, mi corazón no ha sido altivo, ni mis ojos han sido orgullosos.” “Pon guardia, sí, oh Jehová, para mi boca; pon vigilancia, sí, sobre la puerta de mis labios. Si el justo me hiriese, sería una bondad amorosa; y si me reprendiese, sería aceite sobre la cabeza, que mi cabeza no querría rechazar.”—131:1; 141:3, 5.
Verdaderamente, hoy día hay necesidad de luz, de luz espiritual para guía en la calzada de la vida. Ciertamente tal luz ha de hallarse en el libro de los Salmos, junto con otros libros de la Biblia, pues los Salmos contienen mucha historia, muchas profecías, doctrina correcta y una abundancia de exhortación excelente además de sus muchas canciones de alabanza a Jehová Dios y expresiones de confianza en Jehová Dios. “Produzcan melodía para Dios, produzcan melodía. Produzcan melodía para nuestro Rey, produzcan melodía. Porque Dios es Rey de toda la tierra; produzcan melodía, obrando con discreción.”—47:6, 7.
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Queja de un ministroLa Atalaya 1963 | 1 de febrero
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Queja de un ministro
● Después de terminar una semana de asistencia a fines de la primavera pasada a una conferencia de la Iglesia Unida del Canadá, el ministro J. A. Davidson escribió una columna en el Globe and Mail de Toronto quejándose acerca de “todas aquellas resoluciones pías.” Había notado por discusiones con amigos anglicanos, bautistas y presbiterianos “que en asambleas de sus iglesias la multiplicidad de las resoluciones pías tienen fuerza similar para atolondrar la mente y el corazón.” Recomendó que “pudiera con provecho dedicarse un día o dos a meditar en el dicho del obispo Esteban Neill: ‘Si ya no fuera cristiano y eclesiástico, creo que la cosa que más que toda otra me detendría de aceptar las responsabilidades de ser miembro de iglesia sería la trivialidad aparentemente irredimible de las iglesias.’”
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