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  • ¿Qué les sucedió a los “platillos voladores”?
    ¡Despertad! 1970 | 22 de mayo
    • ¿Qué les sucedió a los “platillos voladores”?

      TODO comenzó en el verano de 1947 cuando el piloto de un avión particular que volaba cerca del monte Rainier de Washington, vio varias cosas en forma de discos que avanzaban por el aire una tras otra en una senda ondulante, “como platos de pasteles saltando sobre el agua.”

      Este informe se imprimió en muchos periódicos, y rápidamente le siguió una ráfaga de informes semejantes procedentes de otras partes del país. Se dijo que en el cielo aparecían luces que revoloteaban y luego se lanzaban a alta velocidad, haciendo giros zigzagueantes que serían imposibles para cualquier nave aérea conocida. Se vio y se fotografió una flotilla de luces ovaladas en Lubbock, Texas. Operadores de radar en los aeropuertos y en aviones comenzaron a notar en sus pantallas señales que no correspondían a ningún avión de que se supiera que estaba presente. Seguían derroteros misteriosos y a veces desaparecían abruptamente.

      Se publicaron numerosas fotografías, en su mayor parte de luces indefinidas en la oscuridad, pero unas cuantas mostraban contornos agudamente definidos de objetos semejantes a platillos en un cielo diurno. Un automovilista a campo traviesa tomó una película de un grupo misterioso de manchas blancas que se arremolinaban sobre el desierto cerca de Trementon, Utah.

      Los primeros informes noticieros usaron el término “platillos voladores,” y este nombre ha llegado a aplicarse popularmente a todos los objetos extraños que se ven en el cielo. Pero muchas de las cosas vistas no tienen forma de platillo; por consiguiente, se les llama con más exactitud “objetos voladores no identificados,” u OVNIS para abreviar.

      A veces los OVNIS llegaron a ser tan numerosos que millares de personas los veían, casi con histeria en masa. Los periódicos llenaban sus columnas de entrevistas, informes oficiales, rumores y opiniones. En julio de 1952, una avalancha de informes de señales en las pantallas de radar y de luces extrañas alrededor del aeropuerto de Washington, D.C., produjeron un gran susto. En la Ciudad de México, en septiembre de 1965, el tránsito de las horas de más intenso movimiento se congestionó durante varias noches, y la gente se pasaba las noches en las azoteas buscando luces en el cielo.

      Muchas de las descripciones de los OVNIS daban a entender que estaban bajo control inteligente y se movían respondiendo a observadores que trataban de acercarse para verlos más de cerca. A veces patrullas de la policía se ponían a averiguar el origen de OVNIS que revoloteaban a baja altura. Descubrían que sus autos no podían mantenerse al paso con aquellos objetos, y regresaban aterrorizados con historias de haber sido perseguidos por su presunta presa. Aviones de caza militares subieron al aire tratando de ponerse en contacto con blancos visibles o que aparecían en las pantallas de radar. Una tarde de 1948, en Kentucky, un piloto desafortunado trató de atrapar un OVNI. Se elevó delante de él, e informó que estaba ascendiendo a 6.000 metros. Eso fue lo último que se oyó de él. Se le encontró muerto entre los restos de su avión.

      Abundaba la especulación en cuanto al origen de los misteriosos “platillos voladores.” ¿Estaban los Estados Unidos probando en secreto una nueva clase de vehículo, impulsado por energía atómica o magnética o hasta de gravitación? O quizás alguna potencia extranjera había dominado una fuerza impulsora de esa índole y estaba ostentando su proeza recién descubierta en los cielos estadounidenses. Sin embargo, la teoría más extensamente propagada era que visitantes del espacio sideral habían llegado para reconocer la Tierra y estudiar a sus habitantes. No hay duda de que esta idea fue la que dio a los “platillos voladores” su fascinación principal. El hecho de que el hombre apenas se estaba preparando para arriesgarse a salir de su hogar terrestre para explorar otros mundos le dio razón para preguntarse si criaturas inteligentes de otros lugares lo habían hecho antes de él. Por otra parte, la idea perturbaba a los que creían que el hombre es singular en el universo como creación inteligente y carnal de Dios.

      Algunas personas alegaban que en realidad había habido aterrizajes de platillos voladores en lugares alejados y señalaban a vegetación aplanada o tierra abrasada en el sitio del aterrizaje como prueba. Se alegaba que encuentros cercanos con vehículos interplanetarios habían apagado luces y habían detenido los relojes y hasta los motores de algunos autos, dejando magnético el metal y radioactivos los alrededores. Unas cuantas personas testificaron que habían sido llevadas a bordo de los “platillos,” una en un desierto de California, otra en una granja brasileña, y que habían conocido a los viajeros de Venus. Aunque aquel testimonio no fue corroborado, no faltaron los crédulos, dispuestos a creer. Un aspecto religioso se introdujo cuando brotó un nuevo culto que giró en torno de los superhombres semejantes a dioses de Venus.

      La mayoría de los científicos tendían a desdeñar aquella excitación. Los astrónomos se mantuvieron particularmente inmutables. Indicaron que su trabajo era vigilar los cielos, pero que no habían visto ningún “platillo volador.” Además, preguntaron, ¿de dónde vendrían? ¿de Marte? ¿de Venus? De lo que ya sabíamos acerca de estos planetas sería del todo imposible que criatura alguna semejante a los humanos viviera allí, puesto que no había aire ni agua. Y las exploraciones interplanetarias, que hicieron pruebas de la atmósfera de Venus y tomaron fotografías de cerca de Marte, reforzaron esta opinión. Se encontró que Venus era lo suficiente caliente como para derretir cinc, que Marte está frío y muerto como la Luna. Pocos científicos consideraron el tema de los OVNIS lo bastante interesante como para dedicar algún tiempo a investigarlo, o hasta para hablar acerca de ello en público. Rara vez se mencionaba en sus publicaciones periódicas. Un astrónomo se tomó la molestia de escribir un libro en el cual mostró que efectos como los “platillos” saltarines que se vieron en el monte Rainier, o las luces de Lubbock, podían ser causados por espejismos.

      Parecía probable que la mayor parte de los “platillos voladores” que se estaban viendo fueran simplemente conceptos falsos de cosas comunes como estrellas, meteoros, aviones, globos y espejismos, sin excluir los engaños y las alucinaciones. Pero subsistía la pregunta insistente: ¿Podría atribuirse todo lo extraño que se había informado a causas prosaicas como ésas? ¿O podría haber unos cuantos “platillos voladores” genuinos, que verdaderamente los científicos no pudieran explicar?

  • Lo que los “platillos” resultaron ser
    ¡Despertad! 1970 | 22 de mayo
    • Lo que los “platillos” resultaron ser

      CON tanta especulación sobre los “platillos voladores,” se ejerció presión sobre el gobierno estadounidense para que iniciara una investigación oficial. Puesto que el interés del gobierno era impedir que entraran en aquel país naves aéreas hostiles, la tarea fue asignada a la Fuerza Aérea. Un proyecto que se llamó primero “Señal,” luego “Resentimiento” y finalmente “Libro Azul,” fue encabezado por un funcionario cuyo deber era recibir los informes y pedir las investigaciones que le parecieran justificadas.

      Se registraron más de 10.000 casos durante dieciocho años. De éstos, se decidió que el 94 por ciento se podía explicar por causas naturales. Y tocante a la responsabilidad directa de los del proyecto, éstos dijeron que el otro 6 por ciento no representaba amenaza alguna a la seguridad nacional.

      De modo que la Fuerza Aérea consideró cumplido su deber. Pero algunos entendieron que el 6 por ciento de los casos no explicados eran inexplicables, y los que fomentaban la idea de visitantes de otros planetas los presentaron como prueba de sus teorías. Y tuvo que admitirse que, lógicamente, no podía probarse que 600 personas —o aun seis, tocante a eso— que pudieran haber visto un verdadero “platillo volador” estuvieran equivocadas debido a que otras 9.400 personas habían visto otra cosa que confundieron con un “platillo volador.”

      Una investigación más cabal

      Esta situación continuó hasta 1966, cuando se dio un contrato de investigación a la Universidad de Colorado para que efectuara un estudio científico de los OVNIS. Este proyecto fue dirigido por el Dr. Edward U. Condon, un físico muy respetado que con anterioridad había sido jefe del Negociado de Normas y había servido como presidente de la Sociedad Física Americana y también de la Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia. Se persuadió a suficientes científicos para que se unieran a una junta de expertos para encargarse de las diversas fases del estudio, y se asignó medio millón de dólares al proyecto durante un período de dos años.

      El informe del proyecto de Colorado se publicó a principios de 1969 en un tomo de 965 páginas. Está repleto de información científica que tiene que ver con todo ángulo de las observaciones y teorías de los “platillos voladores.”

      Los miembros de la junta investigaron cincuenta y nueve casos, incluso algunos de los casos más sensacionales que se estudiaron previamente bajo el proyecto del Libro Azul. Este estudio suministró evidencia convincente de que la mayoría abrumadora, si es que no la totalidad, de los relatos de los “platillos voladores” se basaba en identificación equívoca de objetos conocidos.

      Estrellas y planetas

      Muchas personas, especialmente entre las que siempre han vivido en las ciudades, no están familiarizadas con los astros. Algunas no comprenden que los astros salen y se ponen, como el Sol y la Luna. Venus, nuestra vecina planetaria más cercana, es alternadamente una estrella vespertina, que se pone después del Sol, y una estrella matutina, que sale antes del alba. Es tan brillante que la mayor parte del tiempo se puede ver en plena luz del día. En ocasiones en que ha habido una multitud de informes sobre “platillos voladores,” no ha sido raro ver a grupos de personas reunidos en esquinas de las calles mirando fijamente a una diminuta mancha blanca en el cielo. La mayoría de ellas no se daba cuenta de que era el planeta Venus lo que estaban viendo.

      Cuando Venus sale o se pone durante una noche tranquila, capas inmóviles de aire caliente y frío pueden producir un espejismo, engrandeciendo la imagen del planeta brillante y hasta difractando la luz en diversos colores. Y, ¿con qué resultados?

      Un granjero de Colorado en 1967 informó haber visto que un “platillo volador” aterrizaba repetidas veces en las primeras horas de la noche a unos cuantos kilómetros al oeste de su casa. Por medio de binoculares podía ver la estructura en forma de cúpula, grande como una casa de dos pisos, con hileras de ventanas iluminadas.

      Más tarde ese año, en una población del sur, informes de que un OVNI despegaba temprano por la mañana desde más allá del río al este de la población estimuló a una patrulla de la policía a investigar. Localizaron al intruso misterioso y lo persiguieron, pero se informa que huyó y fácilmente los dejó atrás. Cuando se dieron por vencidos y regresaban a la población, dijeron, el OVNI se volvió y los siguió, finalmente acercándose a cerca de 150 metros del auto e iluminándolo tanto que pudieron ver qué hora era en sus relojes. En mañanas subsiguientes, autos policíacos de poblaciones vecinas se unieron a la caza, y hasta un piloto de avión trató de atrapar al visitante evasivo, todo sin éxito.

      Y, ¿qué reveló la investigación? Que todos estos informes, embellecidos, sin duda, de detalles excitantes proporcionados por la imaginación, se basaban en haber visto al planeta Venus, que se mantenía firmemente en su órbita a más de 50 millones de kilómetros. Júpiter, Saturno y algunas de las estrellas fijas más brillantes también han estado envueltas en relatos de OVNIS.

      Globos, aviones y aves

      La Oficina Meteorológica estadounidense suelta aproximadamente 100.000 globos de neopreno al año para medir las velocidades del viento en lo alto. Estos objetos, visibles a una altitud de 6.000 metros, a menudo son considerados como OVNIS por algunos. También, globos más grandes de polietileno, que se llaman “ganchos celestes,” se utilizan para llevar telescopios y contadores de rayos cósmicos a más de 30.000 metros. Miden de 30 a 120 metros de diámetro, son fácilmente visibles desde la tierra, y resultan muy prominentes en el crepúsculo temprano, cuando reflejan la luz del Sol brillante teniendo como fondo el cielo que se oscurece.

      En 1948 no se sabía extensamente de la existencia y uso de estos globos, y se cree que el piloto de Kentucky se puso a seguir un “gancho celeste,” sin darse cuenta de la imposibilidad de alcanzar la altura extremada de su blanco. En la excitación de la persecución evidentemente subió mucho, perdió el conocimiento en la atmósfera enrarecida y su avión se estrelló sin control.

      Otra clase de OVNIS vistos es la de aviones que siguen modelos de vuelo que no son conocidos para el observador. Especialmente en la noche, con las luces de aterrizaje encendidas, y suficientemente lejos en la dirección del viento como para que los motores no se oigan, quizás no se les identifique. Si hay un avión descendiendo hacia el espectador, quizás la luz parezca estacionaria, entonces súbitamente se aparta rápidamente cuando el avión se dirige hacia el aeropuerto. Operaciones de práctica de reabastecimiento de combustible en la noche cerca de una base aérea de California iniciaron rumores persistentes entre los residentes cercanos de que había OVNIS.

      Aun las aves, al no ser reconocidas, podrían ser clasificadas como OVNIS, como sucedió en las películas que se tomaron en Tremonton.

      Meteoros y satélites

      Se producen bolas de fuego cuando meteoritos grandes del espacio entran en la atmósfera de la Tierra, se desbaratan y se queman. Un racimo de dichos objetos pasó sobre Ontario y el este de los Estados Unidos el 9 de febrero de 1913, produciendo una exhibición espectacular. La gente que estaba dentro de ochenta kilómetros de su senda vio grupos de luces brillantes que pasaban lentamente sobre su cabeza. Muchos pensaron que las luces estaban conectadas a una nave aérea gigantesca. La variedad de los relatos, las crasas subestimaciones de la altura y la velocidad, y las estructuras imaginarias que rodeaban las luces fueron muy semejantes a muchas de las descripciones de los “platillos voladores” del día presente.

      Se han producido bolas de fuego de hechura humana en años recientes cuando al caer en la atmósfera y quemarse algunos satélites o los cohetes que se han usado para colocarlos en órbita. Un caso notable fue la reentrada, el 3 marzo de 1968, de un satélite ruso que no se elevó, como se esperaba, de su órbita de estacionamiento. Centenares de personas presenciaron esto desde Kentucky hasta Pensilvania. Vieron los pedazos del satélite, que seguían en la misma senda, incendiándose al encontrar la atmósfera a 130 kilómetros de altura. Pero lo que dijeron que habían visto demuestra cuán fácil es imaginarse una estructura que estuviera conectada con una sarta de luces o que las tuviera incorporadas en ella, y cuán equivocados pueden estar en cuanto a la distancia y la velocidad. De las veintenas de personas que informaron esto como un OVNI, muchas identificaron la serie de luces como ventanas del fuselaje de un avión sin alas o de un cuerpo en forma de platillo. Algunas pensaron que el objeto solo estaba de 1.000 a 1.500 metros de altura; otros dijeron que solo estaba más arriba de las copas de los árboles. Pilotos de aviones calcularon que la altura fue de 10.000 a 20.000 metros.

      Informes de esa clase muestran las limitaciones de la percepción humana. Cuando vemos en el cielo un objeto que se mueve y que no podemos identificar, sencillamente no podemos decir de qué tamaño es, a qué distancia está o a qué velocidad está viajando. Un plato de pastel de 15 centímetros que se ve a 150 metros se ve del mismo tamaño que un globo de 30 metros a 30.000 metros. Un satélite que viaja a 30.000 kilómetros por hora a una altura de 160 kilómetros por el cielo quizás parezca que va tan aprisa como un avión que viajara a 300 kilómetros por hora a 1.500 metros. Si no tenemos idea del tamaño del objeto, cualquier cálculo que hagamos de su distancia o velocidad es inútil.

      Informes de radar y fotografías

      Operadores de radar han detectado muchos OVNIS. Pero un estudio de estos ecos inesperados muestra que una variedad grande de objetos reales pueden producir las señales en la pantalla. Además de aviones, hay globos, aves e insectos, lluvia y granizo, colas de meteoros y otras cosas. Ecos espurios también se pueden producir mediante reflejos y espejismos, pues las ondas de radio se doblan a través de capas de aire calentado igual que las ondas de luz. También puede incluirse el mal funcionamiento del equipo. Hasta con todas estas causas posibles de informes de OVNIS, el hecho de que todavía se han registrado casos que no se han explicado sugiere que el radar a veces se porta de maneras que no se entienden completamente. Pero ésta no es ninguna razón para imaginarse que detrás de todo eco falso hay una nave espacial.

      Algunos de los relatos más extensamente publicados de “platillos voladores” han incluido fotografías como prueba clave. A simple vista pudiéramos considerar que una fotografía es la mejor clase de prueba posible. Pero en lo que toca a los OVNIS no ha resultado ser cierto esto.

      En casi todo caso en que el fotógrafo ha estado dispuesto a suministrar los negativos para estudiarlos ha resultado que no apoyan el relato. En algunas de las fotografías no demasiado impresionantes, las “burbujas” de luz de la película fueron causadas por reflexiones en el lente; otras fueron el resultado de defectos de la película o del revelado.

      Por otra parte, la mayoría de las fotografías que parecían tener probabilidad como pruebas resultaron ser engaños. Es sencillo colgar alguna clase de disco enfrente de una cámara con un hilo fino que no aparezca en la fotografía. O se puede arrojar enfrente de la cámara un disco cuando se dispara el obturador. Un indicio de una falsificación de ese tipo es la agudeza de enfoque del disco en comparación con las cosas que están a varias distancias en la fotografía. Otra es el contraste, que es mayor para objetos que están cerca de la cámara que para objetos distantes. La luz y la sombra quizás no sean consistentes. Por ejemplo, en una famosa fotografía del Brasil se ve un “platillo” iluminado por el lado izquierdo, pero los árboles abajo están iluminados por la derecha. A menudo se ofrece una serie de fotos para documentar el pasaje rápido de un OVNI. Pero cuando los números en serie que aparecen en los marcos sobre el borde de la película no están en el orden en que se dijo que se tomaron las fotografías, o cuando el cambio de sombra muestra que pasaron horas entre una y otra foto, tiene que rechazarse la autenticidad de las fotografías.

      Conclusiones

      Después de dos años de estudio científico de los OVNIS por una junta de expertos, ¿a qué conclusiones se puede llegar? Primero, la gran mayoría de todos los informes tiene su origen en las mismas clases de cosas que mencionó el Proyecto del Libro Azul: Planetas, aviones, globos, aerolitos y espejismos.

      La investigación más cabal ha aclarado el papel que desempeñan las distorsiones físicas y psicológicas. Ha explicado que objetos comunes vistos en el cielo por personas que no los reconocen en medio de circunstancias quizás poco usuales pueden ser interpretados erróneamente en la percepción, ser engrandecidos en el relato, exagerarse más en los periódicos, y acabar como naves espaciales que desembarcan a hombrecitos verdes de Marte. Además, el análisis técnico de las fotografías que anteriormente se consideraban inexplicables ha dado en tierra con algunos de los más notorios OVNIS. Finalmente, se ha mostrado que el residuo de informes no explicados consta en gran parte de rumores no confirmados y relatos indefinidos que no valió la pena investigar.

      En resumen, se hallaron explicaciones probables o seguras en las causas naturales para todos salvo un puñado de los casos examinados. Aun los que continúan desafiando el análisis no ofrecen base alguna para la teoría de que estamos siendo vigilados por personas de otros planetas. Un útil derivado del estudio ha sido el sistematizar nuestro conocimiento de muchos fenómenos atmosféricos, comunes y no comunes, mientras que se suministra una información incidental de las fragilidades de la percepción y manera de informar humanas.

      Tocante al futuro, no se abogó, como a menudo hacen los científicos al fin de un informe, por que el estudio continúe. La realidad es que el episodio de los “platillos voladores” principalmente fue un asunto psicológico, que se arraigó y floreció en el terreno de la inseguridad que siente profundamente el hombre en estos días críticos. Ofrecía una diversión y escape temporales de los verdaderos problemas que abruman a la humanidad. Pero ahora es evidente que los “platillos voladores” no presentan ni una amenaza de aniquilación ni una esperanza mesiánica de salvación.

      Muchas personas siguieron con intenso interés los informes numerosos acerca de los “platillos voladores.” Sin embargo, realmente ¡cuánto más importante es escudriñar y comprender individualmente el significado de las cosas que ahora suceden a través de la Tierra... el aumento del desafuero, el derrumbe moral, la frecuencia de los terremotos, la rebelión en general y el desasosiego en toda la Tierra. ¿Por qué? Porque los que han investigado cabalmente las profecías de la Santa Biblia están convencidos de esto: Que los acontecimientos increíbles que se han desarrollado muy detalladamente desde que estalló la I Guerra Mundial cumplen las profecías bíblicas, indicando que estamos en los “últimos días” de este sistema de cosas, y que se aproximan tremendos cambios.—Mat. 24:3-21; 2 Tim. 3:1-5.

      Esto no es invención de la imaginación humana. Toda la creación da testimonio de la existencia de un Creador que tiene un propósito determinado. Y su Palabra, la Biblia, da testimonio de su propósito de acabar para siempre con la iniquidad e introducir un nuevo orden justo. (2 Ped. 3:13; Jud. 14, 15) La profecía bíblica no es algo que haya de desecharse a la ligera como rumor o imaginación; jamás ha fallado. ¿No sería proceder sabiamente el investigar con interés este asunto que afecta tan directamente su vida y esperanza de felicidad eterna? Los testigos de Jehová con gusto le ayudarán a efectuar esta investigación personal.

  • Viviendo a base de píldoras
    ¡Despertad! 1970 | 22 de mayo
    • Viviendo a base de píldoras

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en las Islas Británicas

      “PÍLDORAS PARA ADELGAZAR MATAN A INFANTES.”

      “PÍLDORA PARA EL CONTROL DE LA NATALIDAD MATA A MADRE DE CUATRO.”

      Aquí en la Gran Bretaña nos encaramos a titulares claros como ésos de vez en cuando en nuestros diarios. En un país donde disfrutamos de los beneficios de un Servicio Nacional de Salud “gratuito” y donde muchas personas viven a base de píldoras, esas tragedias son recordatorios crasos de los peligros de las drogas.

      Una encuesta reciente que llevó a cabo la popular revista para automovilistas Drive reveló que un automovilista británico de cada siete maneja bajo la influencia de drogas. Los datos publicados por la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica demuestran que en 1967 los doctores de familia de Inglaterra y Gales expidieron un total de 271 millones de recetas de drogas. Y aparte de las recetas de los doctores, casi toda persona obtiene fácilmente preparados médicos que se usan comúnmente, como la aspirina.

      Los informes indican que no solo en Inglaterra, sino en el continente europeo, en los Estados Unidos y en otras partes del mundo un número cada vez más grande de personas están recurriendo a utilizar drogas. Lo están haciendo a tal grado que las drogas han llegado a ser una parte acepta de su rutina cotidiana. Comentando sobre la situación en los Estados Unidos, el Dr. M. M. Wintrobe, profesor de medicina del Colegio de Medicina de la Universidad de Utah, dijo esto: “Algunos miembros de nuestra sociedad moderna se comportan como si la vida fuese un proceso de existencia que difícilmente se pudiera mantener o aguantar sin tomar una serie continua de drogas maravillosas.”

      Se reconoce sin reservas que en los Estados Unidos y en la Gran Bretaña algunos doctores se inclinan a recetar en demasía. En un discurso sobre el “Uso y abuso de las drogas” sir Derrick Dunlop comentó sobre tres de las causas del recetar en demasía: “Hay las demandas insistentes del público . . . En segundo lugar, hay insuficientes doctores para el aumento de población: es consumidor de tiempo el llevar una historia clínica cuidadosa, el llevar a cabo un examen cabal y dar consejo

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