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¿Le afecta el problema?¡Despertad! 1971 | 8 de octubre
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presidencial estadounidense, calcula que el hombre quizás tenga una probabilidad de menos de cincuenta por ciento de sobrevivir hasta 1980.
¿Son estas personas pronosticadores exagerados de calamidad? De ninguna manera. Muchas de ellas eran optimistas hace años. De hecho, tan recientemente como en 1962 gran parte de la prensa y la comunidad científica ridiculizó a Rachel Carson cuando escribió su libro Silent Spring, en el cual predijo horrendas consecuencias a causa de la constante contaminación por el hombre.
Ya no se mofan. La mayoría de las predicciones de ella han resultado ciertas. Los hechos escuetos y severos han obligado a los científicos y a la prensa a reconocer la realidad de lo que está sucediendo. El hombre realmente está tomando un derrotero que puede resultar en su extinción.
La capa delgada de la vida
La Tierra todavía le parece bastante grande a la mayoría de la gente. Mide unos 40.000 kilómetros en su circunferencia y su atmósfera se extiende por unos 1.000 kilómetros en el espacio. En la dirección opuesta, los inmensos océanos tienen fosas que descienden a más de once kilómetros de profundidad.
Es cierto. Pero realmente tanto nosotros y las otras criaturas vivas como las plantas, todos vivimos en lo que puede ser descrito como una “envoltura” muy delgada que circunda la Tierra. Esa “envoltura” delgada se llama la “biosfera” porque dentro de ella se encuentra toda la vida terrestre que se conoce.
El llamarla “muy delgada” no es exageración. Aparte de unas cuantas esporas y bacterias flotantes, la vida solo existe dentro de los primeros ocho kilómetros de la atmósfera de mil kilómetros de la Tierra. En realidad, la gran mayoría de las cosas que respiran aire —hombres, animales, aves y plantas— viven dentro de solo los primeros tres mil metros sobre el nivel del mar.
Así, también, alguna vida se encuentra a unos once kilómetros de profundidad en los fondos oceánicos. Pero la vasta mayoría de la vida marítima existe solo en los ciento cincuenta metros superiores de los océanos. Además de eso, se concentra principalmente a lo largo de los “anaqueles continentales,” las aguas más someras a las orillas de los continentes, así como aguas similares alrededor de las islas.
Por lo tanto, la biosfera es una zona de vida de diecinueve kilómetros alrededor del globo terráqueo. Verdaderamente delgada. Pero en realidad el 95 por ciento completo de toda la vida en la Tierra se encuentra en una capa mucho más delgada de 3.150 metros de espesor. Dentro de esa “envoltura” asombrosamente delgada circulan el aire y el agua que las cosas vivas de la Tierra usan vez tras vez. Ahora considere lo que le está sucediendo a ese aire y a esa agua, así como al terreno sobre el cual vivimos.
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¿No hay mucho aire para respirar?¡Despertad! 1971 | 8 de octubre
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¿No hay mucho aire para respirar?
¿POR qué preocuparse acerca del aire? Cuando miramos el cielo, parece ilimitado, ¿verdad?
Quizás parezca así. Pero recuerde que los astronautas tuvieron que llevar su propio abastecimiento de aire cuando despegaron de la Tierra. Cuando uno toma un avión de reacción la cabina debe mantener artificialmente su concentración de aire.
Esto nos indica algo. ¿Qué? Que no hay abastecimiento de aire útil a unos cuantos kilómetros de la tierra. El aire que uno puede inhalar solo se encuentra en una faja relativamente angosta que está directamente sobre la tierra. Contiene el oxígeno que es vital para toda la vida humana y animal. Esa faja angosta de aire utilizable está ahora en grave peligro.
El proceso de autolimpieza del aire
Es verdad que la atmósfera de nuestra Tierra tiene un maravilloso sistema de autolimpieza intraconstruido. El aire es como un océano con mareas y corrientes en forma de vientos y masas de aire que cambian. El humo de unos cuantos incendios de madera, por ejemplo, rápidamente se dispersa y se disipa. Con el tiempo la lluvia y la nieve quitan del aire las partículas sólidas de humo que flotan. ¿Qué hay de los gases?
El aire de nuestro planeta en sí, por supuesto, es una mezcla de gases. El nitrógeno forma aproximadamente el 78 por ciento y el oxígeno aproximadamente el 21 por ciento, y el resto consta de cantidades muy pequeñas de argón, anhídrido carbónico, helio, etc. Hay procesos asombrosos en función para impedir que esa mezcla cambie.
Como dice la revista Time: “Con fantástica exactitud, las plantas, los animales y las bacterias mantienen la mezcla,” usando y devolviendo los gases a proporciones iguales. “El resultado es un sistema cerrado, un ciclo equilibrado en el cual nada se desperdicia y todo cuenta.”
La exactitud es verdaderamente asombrosa. El anhídrido carbónico, por ejemplo, solo forma aproximadamente una parte de cada tres mil partes del aire por volumen. Cuando el hombre y los animales respiran aire utilizan el oxígeno y exhalan anhídrido carbónico. Pero las plantas hacen lo contrario. Toman el anhídrido carbónico del aire y despiden oxígeno, manteniendo el equilibrio.
Los rayos traspasan el aire y hacen que el nitrógeno forme un compuesto que las gotas de la lluvia hacen descender a la tierra. Allí las plantas lo usan para crecer. Las plantas, a su vez, sirven de alimento a los animales o se mueren y se pudren. Las bacterias que obran en las plantas que se pudren y en el estiércol de los animales despiden de vuelta nitrógeno al aire. Se completa el ciclo.
Algunos gases que son despedidos naturalmente pueden ser peligrosos cuando están en cantidad suficiente... como el ozono que uno huele después de una tormenta eléctrica. Pero el sistema de autolimpieza del aire se encarga de ellos, a menudo dentro de unas cuantas horas o unos cuantos días. Son eliminados por la lluvia y la nieve, por ser extraídos del aire por la vegetación o simplemente al asentarse lentamente en la tierra.
Bueno, entonces, ¿de qué preocuparse? ¡De mucho!
Cómo ha cambiado la situación
La evidencia muestra que el hombre está entremetiéndose seriamente en este equilibrio maravilloso. Era lo usual que los procesos de autolimpieza de la atmósfera se enfrentaran a la contaminación y mantuvieran puro el aire.
Pero ahora la situación ha cambiado y la introducción de contaminación en el aire está adelantándose a la salida del aire ya purificado. Las “vertientes del aire” sobre los Estados Unidos, el Japón, Alemania y otros países se están llenando constantemente
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