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Asombrosos juicios de DiosLa Atalaya 1977 | 15 de octubre
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que ofrece sacrificio a su red barredera y hace humo de sacrificio a su red de pescar; porque por ellas su porción tiene mucho aceite, y su alimento es saludable. ¿Es por eso que vaciará su red barredera, y tiene él que matar a naciones constantemente, mientras que no muestra ninguna compasión?”—Hab. 1:14-17.
Al haber planteado preguntas en cuanto al uso que Jehová daría a los caldeos despiadados para ejecutar juicio en su propio pueblo, Habacuc reconoce que merece una censura. De modo que aguarda una revelación de parte de Dios, diciendo: “En mi puesto de guardia ciertamente seguiré de pie, y ciertamente me quedaré estacionado sobre el baluarte; y vigilaré, para ver lo que él hablará por mí y lo que yo responderé ante el censurárseme.”—Hab. 2:1.
CONFIRMACIÓN Y JUICIO CONTRA BABILONIA
La respuesta de Jehová confirmó que la profecía ciertamente se cumpliría. Se le dijo a Habacuc: “Escribe la visión, y ponla claramente sobre tablas, para que el que lea en alta voz de ella lo haga con afluencia. Porque la visión es todavía para el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta el fin, y no dirá una mentira. Aun si tardara, manténte en expectativa de ella; porque sin falta se realizará. No llegará tarde.” (Hab. 2:2, 3) No había duda del hecho de que los caldeos serían el medio que se usaría para ejecutar juicio en la Judá infiel. Lo que le había sido revelado a Habacuc estaba “jadeando” o avanzando ansiosamente a su cumplimiento.
Sin embargo, los caldeos obrarían según sus propios deseos y, sin saberlo ellos mismos, servirían de medio utilizado por Dios para ejecutar Su justo juicio contra un pueblo infiel. Contestando la objeción de Habacuc acerca de utilizar él a los caldeos, Jehová Dios hizo saber que no permanecerían sin castigo por su avaricia despiadada y culpabilidad de homicidio. Declaró: “Porque tú mismo despojaste con violencia a muchas naciones, todos los que queden de los pueblos te despojarán con violencia a ti, por el derramamiento de sangre de la humanidad y la violencia a la tierra, al pueblo y a todos los que moran en él.”—Hab. 2:8.
SE CUMPLE LA PROFECÍA DE HABACUC
Según la palabra de Jehová a Habacuc, los caldeos vinieron contra Jerusalén y la tierra de Judá. El registro histórico preservado en la Biblia nos informa que el rey de los caldeos, Nabucodonosor, “procedió a matar a espada a sus jóvenes en la casa del santuario de ellos, y no sintió compasión por joven ni virgen, viejo ni decrépito. . . . Además, a los que quedaron de la espada se los llevó cautivos a Babilonia.”—2 Cró. 36:17-20.
Menos de setenta años después, en 539 a. de la E.C., Babilonia se enfrentó a su día de ajuste de cuentas. Fue entonces cuando Ciro, que comandaba los ejércitos de los medos, los persas y los elamitas, capturó la ciudad. Desvió el curso del río Éufrates que fluía por Babilonia. Entonces hizo que sus fuerzas marcharan por el lecho del río. Las puertas de la tierra ribereña de Babilonia habían sido dejadas abiertas providencialmente, y esto les permitió a sus ejércitos entrar en la ciudad sin ninguna dificultad. Rápidamente pasaron por las calles, degollando a todo el que les presentaba resistencia. Entonces capturaron el palacio y mataron al rey residente, Belsasar. Así, en una sola noche cayó Babilonia.
A los que oyeron las profecías en cuanto a Judá y Babilonia, les parecieron increíbles, hasta ofensivas. Sin embargo, la palabra profética se cumplió.
PARALELOS MODERNOS
La Biblia indica que pronto sucederán acontecimientos semejantes. Hoy los miembros de los sistemas religiosos de la cristiandad son muy semejantes a los habitantes de Judá en el tiempo de Habacuc. La cristiandad está llena de desafuero e injusticias. La gente forma gran parte del mundo en palabra, actitud y acción. Por lo tanto, Santiago 4:4, que dice como sigue, se puede aplicar apropiadamente a la cristiandad: “Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios?” Siendo así las cosas, las organizaciones religiosas de la cristiandad muestran que forman parte de un sistema religioso mundial llamado en la Biblia una “ramera,” “Babilonia la Grande.” (Rev. 17:1-5) Esa “ramera” se hará objeto de odio a los ojos de los gobernantes políticos. En lenguaje simbólico, el libro de Revelación describe lo que sucederá. Leemos: “Los diez cuernos que viste, y la bestia salvaje, éstos odiarán a la ramera y harán que quede devastada y desnuda, y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego.”—Rev. 17:11-16.
Al recurrir a esa clase de violencia contra las organizaciones religiosas del mundo, incluso las de la cristiandad, la “bestia salvaje” y sus “diez cuernos,” o gobernantes políticos, no estarán obrando porque sientan amor para Jehová Dios. Como los babilonios, obrarán de manera maligna y bestial, sin considerar al Dios verdadero.
Como sucedió con los babilonios, los que participen en la destrucción de la religión falsa no escaparán de la ejecución del juicio de Dios. Su día vendrá cuando Jesucristo, al mando de ejércitos angélicos, avance contra ellos. Tocante a esto, la Palabra de Dios declara: “Vi el cielo abierto, y, ¡miren! un caballo blanco. Y el que iba sentado sobre él se llama Fiel y Verdadero, y juzga y lleva a cabo guerra en justicia. . . . Y vi a la bestia salvaje y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que iba sentado en el caballo y contra su ejército.” ¿Qué les sucede a los gobernantes y sus ejércitos? El relato muestra que sufren derrota, que son “muertos con la espada larga del que iba sentado en el caballo.” “Y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”—Rev. 19:11-21.
Increíble como les suene a muchos hoy día, las organizaciones religiosas de la cristiandad perecerán a manos de los sistemas políticos, y los sistemas políticos opuestos a Dios no escaparán de la espada ejecutora del “Rey de reyes,” el Señor Jesucristo. (Rev. 19:16) ¿No indica esto que es necesario que uno se asegure de si está aprobado o no por Dios? ¿Se ha separado usted de lo que Jehová Dios desaprueba? ¿Está usted esforzándose por amoldarse a Sus caminos justos? Si así es, puede obtener consuelo de las palabras animadoras de Sofonías 2:3: “Probablemente sean ocultados en el día de la cólera de Jehová.”
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Regresa un pródigoLa Atalaya 1977 | 15 de octubre
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Regresa un pródigo
CONOCÍ a los testigos de Jehová por primera vez en 1956, cuando tenía trece años de edad. Eso fue cuando mi padrastro empezó a estudiar con un Testigo que trabajaba con él en el mismo empleo. Cuando yo tenía unos quince años de edad me bauticé. Luego, cuando tenía dieciséis años de edad, empecé a obrar de manera tonta, como lo hacen muchos adolescentes, y me vi envuelto en inmoralidad con una muchacha de la escuela. Poco después de eso me expulsaron de la congregación cristiana, y después ingresé en las fuerzas armadas. Después de estar allí dos semanas, decidí declararme de parte de los principios bíblicos. Dos de nosotros adoptamos aquella posición en el Fuerte Ord, y se nos maltrató mental y físicamente. Entre las maneras en que se nos maltrató estuvieron golpeaduras, estar incomunicados, racionamiento para que experimentáramos hambre, etcétera. Después de tres meses me dieron de baja honorablemente. Esto no lo entendí hasta años después, cuando supe que mi verdadero padre, que forma parte del mundo y es muy poderoso, logró este licenciamiento honorable.
Mi verdadero padre era muy ladino y astuto, y en muy poco tiempo consiguió controlar mi vida. Llegué a verme envuelto en la estructura política y del poder, en los intereses del juego de azar, en manipular grandes cantidades de dinero, en otras palabras, lo que se conoce como el “crimen organizado.” Pero
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