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El ataque cobró ímpetu contra los testigos de Jehová¡Despertad! 1977 | 8 de febrero
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trabajo. Sin embargo, al llegar a su lugar de empleo, el Testigo A. A. fue sometido inmediatamente a más presión. Sus superiores insistieron en que llevara la delantera en las ceremonias de la bandera y en gritar los lemas políticos. Por fin, fue despedido de su trabajo porque rehusó obedecer. Más tarde los Testigos S. A. y C. A. también fueron despedidos por motivos parecidos, y, según se informa, se volvió a arrestar a J. T. y luego fue librada.
Se intensifica el ataque
Además, a principios de abril, arrestaron a todos los Testigos varones de la Congregación de Gouka en el norte de Benin y los detuvieron por setenta y dos horas. Se les advirtió que cesaran su predicación pública y, al mismo tiempo, se hicieron esfuerzos para obligarlos a decir los lemas políticos. Cuando estos esfuerzos no dieron resultado, dejaron ir a los Testigos. Sin embargo, se les dijo que si querían seguir celebrando reuniones en el Salón del Reino, tendrían que incluir en ellas cantos políticos y la recitación de lemas políticos. Pero como los Testigos no pudieron acceder a participar en esas actividades políticas, se vieron obligados a dejar de usar su Salón del Reino.
El 16 de abril, en un discurso transmitido por radio, el ministro del interior Martin Dohou Azonhiho amenazó: “Si esta gente no cambia su modo de proceder, nos verán en pos de ellos.” Luego pasó a decir que para fines de abril echaría del país a los representantes de los testigos de Jehová.
Unos días después, una delegación de cuatro Testigos visitó al jefe de distrito de Cotonú II para responder a las acusaciones que se hacían. Pero cuando estos Testigos rehusaron decir los lemas políticos, los arrestaron y se los llevaron a la escuela de policía. Allí se hicieron más esfuerzos para conseguir que respondieran al lema: “¡Listo para la Revolución!” La respuesta que se espera es: “Y la lucha continúa.”
El Testigo D. S. explicó que él estaba listo para trabajar, que estaba listo para participar en la producción agrícola de que hablan las autoridades. Pero que no estaba listo para pelear; no estaba listo para guerra. Así tomó una posición firme y rehusó responder a los lemas prescritos. Detuvieron a los cuatro Testigos por diez días antes de soltarlos.
Entretanto, durante la última semana de abril, se celebró una reunión de varias horas en Cotonú con el objeto de redactar medidas que habrían de tomarse contra los testigos de Jehová. El periódico de Benin Ehuzu del 30 de abril de 1976 tenía estos titulares: LA SECTA DE LOS “TESTIGOS DE JEHOVÁ” PROSCRITA EN LA REPÚBLICA POPULAR DE BENIN.
El artículo decía: “Con fecha del martes 27 de abril de 1976, la secta de los testigos de Jehová está proscrita por todo el territorio de la República Popular de Benin. . . .
“—todas las reuniones de los adherentes o de las personas que pertenecen a la secta de los testigos de Jehová están proscritas;
“—las visitas que los predicadores de la secta de los testigos de Jehová hacen a los hogares están proscritas;
“—Todos los bienes raíces que los representantes de dicha secta y sus adherentes usaron en el pasado serán incluidos en un inventario que harán las autoridades locales y serán usados para propósitos de beneficio público.”
El periódico también dijo: “Los representantes de dicha secta, y más precisamente los expatriados sin importar de qué nacionalidad sean, solo tienen unas cuantas horas para salir del país después de la publicación de las medidas actuales.”
No se perdió tiempo en llevar a cabo esta decisión de expulsar a los misioneros de los testigos de Jehová. Carlos Prosser explica: “A las 10 de la mañana del 27 de abril, la policía vino y me interrogó porque era el gerente de la sucursal. Me llevaron al cuartel de policía Akpakpa de Cotonú y de allí a la Policía Estatal donde siguió la interrogación. Después de llevarme otra vez al cuartel de policía Akpakpa de Cotonú, me dejaron ir a casa adonde llegué a eso de las 11:30 a.m. . . . Era alrededor de las 8 p.m. cuando se nos dijo que se nos había expulsado con fecha de ese día, el 27 de abril . . .
“A más o menos las 8:30 [de la mañana] el 28 de abril, la policía vino otra vez y nos dijo que hiciéramos nuestras maletas y las pusiéramos en nuestro camión para ir a la Policía Estatal. . . . Nos dieron 30 minutos para prepararnos e ir . . . Yo conduje el camión de la Sociedad Watch Tower acompañado de un soldado de guardia mientras que la policía se llevó al resto de los misioneros en auto. . . .
“Dos misioneros estaban preparados para ir a Togo y los demás a Nigeria. Los que íbamos a Nigeria tuvimos el auto policíaco de escolta hasta la frontera, y los dos que iban a Togo se quedaron atrás.” Así pues, andando el tiempo, diez testigos de Jehová fueron expulsados del país, y las propiedades de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract fueron confiscadas por las autoridades.
Persecución bajo la proscripción
El 10 de mayo se notificó a los Testigos de la Congregación de Cana, a unos 120 kilómetros al norte de Cotonú, que comparecieran el día siguiente ante el comité revolucionario de la localidad. Cuando llegaron, salió a su encuentro el alcalde local que fue en busca de una bandera para que la saludaran. Cuando rehusaron saludarla, cinco personas se pusieron a golpear a los Testigos; ¡hasta golpearon a un muchacho de ocho años de edad!
Al día siguiente llevaron a los Testigos al cuartel de policía más cercano, que está en Bohicon, donde los golpearon por horas sin cesar. Se esforzaron por obligar a los Testigos a decir: “Honra, gloria y victoria para el pueblo.” Pero respondieron: “Honra, gloria y victoria para Jehová.” También se les preguntó: “¿En quién confiamos por nuestra fortaleza?” Se esperaba que respondieran: “En nosotros mismos,” pero ellos dijeron: “En Jehová.” De modo que la policía siguió golpeándolos empeñados en hacerlos ceder.
Detuvieron a los Testigos, incluso las mujeres y el muchacho de ocho años, durante el resto de ese día y toda la noche. A la mañana renovaron sus esfuerzos por hacerlos decir los lemas. Cuando se negaron a hacerlo, los golpearon de nuevo. Finalmente, como al mediodía, vino el jefe de policía y, al ver que los Testigos habían sido golpeados severamente, mandó que los policías cesaran porque quería interrogar a los Testigos.
Preguntó: “¿Por qué no dicen los lemas? ¿Qué razón tienen?” Contestaron que se debe a que no participan en las actividades políticas de ninguna nación, imitando así el ejemplo que dio Jesucristo. “Somos neutrales, y nuestra conciencia cristiana no nos permite repetir lemas políticos.” Pero el jefe de policía dijo: “Ah, tiene que haber más que eso implicado en ello. Tiene que haber otra razón.” No obstante, se le dijo que no había otra.
Por fin, el jefe de policía dijo que los pondrían en libertad, pero que no podían celebrar reuniones en su Salón del Reino ni llevar a cabo su obra de predicar. Sin embargo, dijo que estaría bien si se reunían en sus hogares en grupos pequeños. Los Testigos preguntaron: “¿Puede poner eso en forma escrita, diciendo que podemos tener nuestras reuniones?” El jefe de policía respondió: “No, no se lo puedo dar en forma escrita.”
En la aldea de Awhangba Sekou, personas revolucionarias de la localidad se acercaron al Testigo G. A. y le gritaron lemas políticos. Cuando no les respondió, cuatro personas lo atacaron y lo golpearon hasta que perdió el sentido. Él cayó y ellos se pusieron a correr, pues evidentemente pensaban que había muerto.
Sin embargo, unos cuantos minutos después, empezó a levantarse, y una de las personas que lo habían golpeado vio esto desde lejos. Pero aun antes que éste pudiera regresar, se presentaron otros en la escena armados con palos y garrotes. Entonces el Testigo fue golpeado por este segundo grupo, y volvió a caer, cubierto de sangre. Les dio miedo a los miembros de este segundo grupo puesto que pensaban que lo habían matado. De modo que tiraron sus garrotes y huyeron. Después que se fue el gentío, el Testigo G. A. se levantó con dificultad y volvió a su casa.
En la aldea de Attogon, en la sección al noroeste del país, los Testigos notaron que los miembros del comité local de la revolución estaban preparándose para arrestarlos. De modo que huyeron de noche y penetraron muy adentro de la “selva.” Usando hojalata que se emplea en techos los hombres pudieron preparar un lugar donde ellos y sus familias pudieran dormir. A unos treinta y cinco metros de allí prepararon otro lugar para reuniones. El suelo les sirvió de bancos y pedazos de leña atados juntos le sirvieron de mesa al conductor de las reuniones. Desde entonces, estos Testigos han sido esparcidos, y algunos de ellos han huido del país.
En Aissessa el comité de la revolución cerró un Salón del Reino, pero unos cuantos días después el alcalde local volvió con la llave y se la entregó al superintendente presidente, diciendo: “Toma la llave y prepara el salón para el próximo sábado para una reunión especial de todos tus miembros.” El superintendente rehusó aceptar la llave a menos que le proporcionara detalles acerca de la reunión. El alcalde no quiso decir nada, pero parecía claro que las autoridades querían causarles dificultades a los Testigos, posiblemente teniendo planes para arrestar a todos. Así es que los Testigos huyeron al otro lado de la frontera a Nigeria.
A principios de mayo, D. S., un precursor especial (un predicador de tiempo cabal de los testigos de Jehová) estaba viajando por Cotonú cuando alguien lo reconoció como Testigo. Cuando rehusó responder a los lemas políticos que éste le gritó, fue llevado al cuartel de policía. Allí sufrió golpes severos durante un período de varias semanas, y entonces lo soltaron. Como resultado de los golpes tuvo que recibir tratamiento médico.
El 3 de mayo otros dos precursores especiales que estaban trabajando en Kandi, a unos 650 kilómetros al norte de Cotonú, recibieron una citación que exigía su comparecencia en el cuartel de policía ese mismo día. Cuando llegaron, el jefe de policía, el Sr. Dovonou, les pidió sus cédulas. Al ver los recibos de sus impuestos adjuntos a sus tarjetas, dijo: “Veo que obedecen a las autoridades, y que han pagado su impuesto.”
El jefe de policía quería que los precursores le proporcionaran los nombres de otros Testigos de la zona. Pero, rehusaron hacerlo. Entonces se les mandó quitarse las camisas y pantalones, y el jefe de policía dijo: “Ahora creo que pronto querrán darnos los nombres y cooperar con nosotros.”
Entonces se mandó que entraran policías y éstos, turnándose, golpearon a los precursores con una porra para tratar de obligarlos a revelar los nombres de sus hermanos y hermanas cristianos. A pesar de este cruel tratamiento, los Testigos se negaron a dar los nombres y direcciones a la policía y así perjudicar la seguridad de sus hermanos.
Por fin uno de los precursores especiales, I. K., fue llevado bajo custodia a Cotonú. En la prisión se dio cuenta de que no era el único Testigo detenido allí. Había varios otros que rehusaron participar en los cantos patrióticos y ceremonias de la bandera, y que recibieron golpes por no hacerlo.
Cuando se le preguntó a un joven: “¿Por qué no cantas ni participas en esta ceremonia de la bandera?” respondió: “Mi conciencia cristiana no me lo permite, y la Biblia no aprueba esa clase de adoración.” Al oír eso el policía le dio un golpe en la cabeza que hizo que le saliera sangre de la nariz.
Gracias a la ayuda de su padre y algunos policías amigables, I. K. fue soltado de la prisión el 19 de mayo. Pocos días después pudo pasar la frontera a Nigeria. Allí recibió tratamiento en un hospital y pasó varias semanas recuperando de los golpes que había recibido.
Resumen de la situación
Debido a las ceremonias nacionalistas que se celebran en las escuelas, pocos hijos de los Testigos han podido asistir desde que se impuso la proscripción. No obstante, un joven de 15 años de edad todavía estaba asistiendo a las clases tan recientemente como el 20 de mayo. Pero entonces un condiscípulo le dijo al maestro: “¿Cómo puedo cantar yo cuando A. no canta?” Después de oír esto por lo menos dos veces, el maestro se vio obligado a insistir en que el Testigo cantara. Se negó a hacerlo, y esto llegó a saberse en la zona. Al enterarse el joven de que se iban a tomar medidas estrictas, pasó al otro lado del límite a Nigeria.
Es parecido lo que sucede respecto al empleo: se obliga a los Testigos a dejar sus lugares de trabajo porque rehúsan participar en las ceremonias políticas. Se informa que ante la amenaza de arresto y encarcelamiento unos 600 Testigos han cruzado la frontera a Nigeria y otros a Togo. La policía ha estado buscando a muchos Testigos, especialmente a los bien conocidos ancianos de congregación, y hasta han anunciado los nombres de éstos varias veces por la radio.
Lo siguiente da una idea de cuánto vigilan a los Testigos: En Cotonú un anciano cristiano que todavía se hallaba allí estaba tratando de fortalecer a sus hermanos por medio de invitar a unos cuantos de ellos a su casa a comer, y luego valerse de la oportunidad para animarlos. Justamente acababa de recibir a un Testigo visitante cuando un miembro local del grupo para ‘la defensa de la revolución’ se presentó para ver si estaba celebrando una reunión. El anciano explicó que solo había invitado a unos cuantos amigos a una comida, y preguntó si era ilegal invitar a amigos a su casa aun con ese propósito.
Como ya se ha hecho notar, los Salones del Reino por todo el país están cerrados y la obra de predicar está prohibida en todas partes. En muchos lugares se les hace muy difícil a los Testigos reunirse aun en grupos pequeños, incluso grupos de familia, porque los vigilan muy estrictamente. Algunos Testigos se levantan a medianoche para estudiar la Biblia juntos.
Por otra parte, hay algunas secciones del país donde los Testigos pueden reunirse con mayor libertad. Pueden celebrar sus reuniones con regularidad por medio de cambiar cada vez la hora y lugar de reunión. En una aldea el alcalde dijo que aunque se envíe una citación para el arresto de los Testigos, hará todo lo posible para protegerlos.
Este alcalde se ha alarmado mucho al ver que varios Testigos han abandonado el país debido al peligro de ser arrestados. Ha hecho proclamar una advertencia en su aldea de que si se molesta a cualquier testigo de Jehová de modo alguno, los que lo hagan serán arrestados. De modo que, desde ese tiempo, nadie ha molestado a los Testigos de esa aldea. El alcalde le dijo al jefe de distrito que los Testigos son las mejores personas que tiene, que pagan sus impuestos puntualmente y participan en el trabajo comunal.
Se ve pues que los testigos de Jehová lo hallan más difícil en algunas partes de la República de Benin que en otras, y esto casi siempre depende de las autoridades locales. Pero la posición oficial contra los testigos de Jehová es la de suprimir toda su actividad y tratar de hacer que todos se ajusten a las ideologías del país.
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¿Qué se puede hacer?¡Despertad! 1977 | 8 de febrero
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¿Qué se puede hacer?
POR todo el mundo, las personas que aman la libertad convendrán en que lo que se debe hacer es que el gobierno de Benin debe conceder libertad de cultos a sus ciudadanos; también, que se debe poner fin al cruel tratamiento de los testigos de Jehová. Y los funcionarios del gobierno, especialmente el presidente Mathieu Kerekou, pueden hacer ambas cosas. Entonces, ¿por qué no las hacen?
El gobierno afirma que no está opuesto a la religión. La realidad es que la República Popular de Benin declara públicamente que concede libertad de cultos. El 30 de noviembre de 1974 cuando el presidente Kerekou pronunció su discurso sobre la Orientación Nacional, dijo en su punto número nueve:
“La Revolución del Pueblo de Benin se mantiene estrictamente neutral respecto a la creencia en una religión, con tal que la expresión de dicha creencia no constituya un estorbo al desarrollo de nuestra Revolución.”
A pesar de eso se difunde en Benin la declaración de que los testigos de Jehová “deliberadamente pisotean el punto nueve de nuestro discurso del 30 de noviembre de 1974 sobre la Orientación Nacional.” Y así sucede que llaman a los Testigos los “enemigos jurados de nuestra revolución democrática, del pueblo.” Pero esto simplemente no es cierto, como testificarán personas en todas partes que conocen a los testigos de Jehová. Como ya se mencionó, un jefe local de Benin dijo que los Testigos son las mejores personas que tiene. Pagan sus impuestos con puntualidad y participan en trabajo comunal.
Por todo el mundo los testigos de Jehová han conseguido la reputación de ser gente buena. El African Weekly dijo en su número del 30 de agosto de 1950: “Una vez que se afilian a la Watch Tower . . . estos cristianos no pelean entre sí, . . . Aunque uno no sea miembro de su Iglesia tiene que decir que tienen amor en su corazón.” Otra publicación africana intitulada “Personality” comentó lo siguiente en su número del 21 de noviembre de 1968: “Parece que los testigos de Jehová rebosan de buenas cualidades y están casi exentos de las malas.”
Una ventaja para Benin
En vez de minar al gobierno, la buena conducta y moralidad de los testigos de Jehová les sirven de ventaja a los países en que viven. En 1975, después que el ministro del interior Michel Aikpe, fue sorprendido, según se informó, cometiendo adulterio con la esposa del presidente Kerekou y se le dio muerte, se dijo en una radiodifusión: “Todos los militantes, hombres y mujeres, deben aprender una lección de este suceso. Algunos todavía no han llegado a entender que las demandas de la revolución se extienden a todo campo, incluso su vida y su actitud moral en la sociedad.” Aunque los llamados patriotas fallen en esto, los testigos de Jehová, por su ejemplo y palabra, ejercen una influencia excelente, y hacen mucho para ayudar a desarrollar en la sociedad una actitud moral apropiada.
Además, no hay peligro de que los testigos de Jehová jamás se hallen implicados en alguna competencia o conspiración política, como sucedió en octubre de 1975 cuando, según se alegó, hubo una conspiración organizada por el anterior presidente Emile Zinsou cuyo objeto fue derribar al gobierno de Benin. Más bien, los testigos de Jehová se mantienen estrictamente neutrales respecto a los asuntos políticos. Obedecen el mandato bíblico de estar “en sujeción a las autoridades superiores,” las cuales autoridades son los gobernantes de la Tierra. (Rom. 13:1, 2) El Dios Todopoderoso permite que estos gobernantes terrestres ejerzan autoridad hasta el tiempo en que el rey celestial que él ha nombrado, Jesucristo, tome el control de los asuntos de la Tierra.
Es únicamente cuando se trata de asuntos que tienen que ver con las leyes de Dios que los testigos de Jehová tienen la obligación de obedecer al Dios Todopoderoso más bien que a los hombres. (Hech. 5:29) Esto quiere decir que ellos no pueden dar a ninguna criatura humana, emblema o nación la honra y la adoración que ellos sinceramente creen que le pertenecen únicamente a Dios.
Es nuestra esperanza sincera que el presidente Kerekou examine personalmente esta situación grave, y se encargue de que se den los debidos pasos en pro de la decencia y la libertad de cultos. Si usted se compadece de los que sufren debido a adherirse a sus creencias concienzudas, posiblemente desee enviar un telegrama o carta de apelación al presidente Kerekou y a uno o más de los oficiales de la República Popular de Benin cuyos nombres están alistados con este artículo.
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