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Liberación a causa de retener integridad a DiosLa Atalaya 1957 | 15 de diciembre
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de la “bestia salvaje,” particularmente por sus instrucciones en cuanto a la cuestión militar.
30. Por eso, ¿qué ayuda dan las Santas Escrituras a los cristianos en este asunto, y quiénes tienen que aceptar la responsabilidad de hacer una decisión?
30 Por eso en la sabiduría de Jehová Dios sus Santas Escrituras inspiradas se abstienen de dar consejo directo. Sus Escrituras sólo declaran los principios teocráticos que deben gobernar a los cristianos y luego dejan que los cristianos dedicados semejantes a Cornelio apliquen consistentemente esos principios en su caso personal, bajo su propia responsabilidad, de modo que retengan integridad a Dios. Aparte de explicar lo que son los verdaderos principios cristianos bíblicos en la Palabra de Dios, ningún cristiano individual o grupo de cristianos tiene la comisión divina o la responsabilidad de instruir directamente a otro cristiano en cuanto a qué hacer en este asunto. Cada uno tiene que decidir por sí mismo qué hacer.
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Ejemplos de retener integridadLa Atalaya 1957 | 15 de diciembre
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Ejemplos de retener integridad
1. Durante el gobierno mundial de la tercera cabeza de la bestia salvaje, ¿qué caso sobresaliente tenemos de rehusar adorar a la bestia?
LA “BESTIA salvaje” de Apocalipsis 13:1-8, según lo explican los comentarios católicos romanos y otros comentarios bíblicos, incluye a la antigua Babilonia o Caldea, la tercera potencia mundial. Suponiendo que así sea, en la historia dada en la Biblia tocante a Babilonia como la tercera cabeza de la simbólica bestia salvaje, hallamos un caso sobresaliente de hombres que rehusaron adorar a esa bestia hace dos mil quinientos años. Daniel 3:1-30 (Mod) nos dice que los tres hombres que retuvieron integridad se llamaban Sadrac, Mesac y Abed-nego (o Sidrac, Misac y Abdénago, TA). Cuando los acusaron ante Nabucodonosor, el emperador de Babilonia, sus enemigos se refirieron a ellos como “ciertos judíos.” A petición del profeta Daniel estos tres judíos habían sido nombrados por el emperador Nabucodonosor a puestos encumbrados sobre los asuntos de la provincia de Babilonia, mientras que Daniel mismo estaba a las puertas del emperador como gobernador sobre la entera provincia de Babilonia y como principal príncipe sobre todos los sabios de Babilonia.—Dan. 2:48, 49, Mod.
2, 3. ¿Por qué no estaban violando su pacto con Jehová esos judíos al servir en dichos puestos encumbrados de un gobierno político pagano?
2 Pero ¿cómo era que estos judíos, que estaban bajo un pacto nacional con Jehová Dios por medio del mediador Moisés, servían en tales puestos encumbrados de un gobierno político pagano? ¿No estaban violando su pacto con Dios, que les había dado los Diez Mandamientos mediante Moisés? No. ¿Por qué no? Porque su propio gobierno judío, el Reino de Jerusalén, no existía entonces. Los ejércitos de Nabucodonosor lo habían destruído en 607 antes de la era cristiana. Aun once años antes de su destrucción Daniel y sus tres compañeros judíos habían sido llevados de Jerusalén y habían sido desterrados a Babilonia. De modo que antes y después de la destrucción de Jerusalén estos cuatro judíos eran cautivos y esclavos de Babilonia.
3 Jehová Dios había estado usando a Nabucodonosor como siervo suyo para ejecutar ciertos juicios sobre los pueblos desobedientes, y él había dicho a los sacerdotes y al pueblo de Jerusalén: “¡Servid al rey de Babilonia, y vivid!” Pero habían rehusado y por eso sufrieron la muerte a manos del ejecutor. Los profetas falsos, Sedequías y Acab, habían aconsejado que no se sometieran a Nabucodonosor. A causa de esto el rey de Babilonia asó en el fuego a estos profetas que se oponían. (Jer. 27:16, 17; 29:21-23, Mod) Pero Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego estaban sirviendo obedientemente a Nabucodonosor como cautivos y esclavos suyos. Sin embargo, cuando se trató de pagar a Nabucodonosor cualquier cosa que él exigiera en violación de la ley suprema de su Dios, rehusaron obedecer a este gobernante principal de la tierra en aquel entonces. Ellos obraron igual que Pedro y los otros apóstoles; obedecieron a Dios como Gobernante más bien que a los hombres.—Hech. 5:29.
4. ¿Por qué erigió Nabucodonosor la imagen de oro en la llanura de Dura? y ¿de no hacer qué cosa acusaron los enemigos a los tres compañeros de Daniel?
4 En la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia, Nabucodonosor erigió una imagen de oro de veintisiete metros cuarenta y tres centímetros de altura por dos metros setenta y cuatro centímetros de ancho. No se menciona si esto fué una imagen de su dios favorito Marduk o no. Por lo menos se sabe una cosa: representaba el propósito del emperador de unir a todos los pueblos del imperio bajo una adoración común para mantenerlos todos juntos como súbditos y para hacerlos adorar a la “bestia salvaje.” Nabucodonosor hizo que todos los oficiales de todas las provincias del imperio se congregaran para la dedicación de la imagen. El heraldo pregonó que al sonido de la orquesta de muchos instrumentos todos deberían postrarse y adorar unidamente a esta imagen de oro. Si no lo hacían, serían arrojados a un horno ardiente. Cuando tocó la orquesta, haya sido un himno nacional o no, “cayeron en tierra todos los pueblos, naciones y lenguas, y adoraron la imagen de oro que había hecho levantar el rey Nabucodonosor.” Pero no se postraron los tres compañeros judíos de Daniel que estuvieron presentes. A causa de esto los caldeos se quejaron a Nabucodonosor: “A tus dioses no dan culto, ni adoran la imagen de oro que tú has hecho levantar.”
5. Con amenazas, ¿qué ordenó Nabucodonosor que violaran los tres oficiales judíos?
5 Nabucodonosor llamó a los tres oficiales judíos. Los amenazó. Les ordenó que violaran los primeros dos de los Diez Mandamientos, a saber: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre. No tendrás otros dioses delante de mí. No harás para ti escultura, ni semejanza alguna de lo que esté arriba en el cielo, ni de lo que esté abajo en la tierra, ni de lo que esté en las aguas debajo de la tierra: no te inclinarás a ellas ni les darás culto; porque yo soy Jehová tu Dios; Dios celoso.” (Éxo. 20:2-5, Mod) En vista de esto, ¿cómo respondieron esos tres esclavos a su aprehensor, el jefe del Estado?
6. ¿Cómo respondieron los tres al jefe del Estado?
6 Con integridad a Jehová Dios porque se adhirieron firmemente a los principios
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