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  • Parte 20—“Hágase tu voluntad en la tierra”
    La Atalaya 1959 | 15 de octubre
    • El Anciano de días es Jehová, Aquel que desde tiempo indefinido hasta tiempo indefinido es Dios. (Sal. 90:2) “Porque Dios es el juez. A éste abate, y a aquél ensalza.” (Sal. 75:7) El asunto sobre el cual el Dios Altísimo tiene que juzgar es la dominación de la tierra. Por 2,520 años las naciones mundanas de la tierra la han gobernado sin interrupción por parte del Creador de la tierra. Pero ahora ha llegado el otoño de 1914 (d. de J.C.) y los “tiempos señalados de las naciones” han caducado. Se abren los libros, los registros que las naciones han hecho durante los “siete tiempos.” Un registro bestial es lo que halla en las páginas el gran Juez. Las naciones no merecen una continuación del permiso que han tenido para ejercer la soberanía de la tierra.

      30. ¿Qué ve Daniel que se hace a la cuarta bestia y a las otras, y a quién se trae delante del Juez, y qué se le da a él?

      30 ¡Observe! Se llama a cierta persona al Tribunal divino. Dice Daniel: “Estaba mirando entonces a causa de la voz de las grandes palabras que hablaba el cuerno; estaba mirando hasta que fué muerta la bestia, y su cuerpo destruído y entregado al fuego devorador. Mas en cuanto a las otras bestias su dominio fué quitado, pero les fué dada prolongación de vida por un tiempo y plazo. Estaba mirando en visiones de la noche, y he aquí que sobre las nubes del cielo venía Uno parecido a un hijo de hombre; y vino al Anciano de días, y le trajeron delante de él. Y fuéle dado el dominio, y la gloria, y el reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirviesen: su dominio es un dominio eterno, que jamás pasará, y su reino el que nunca será destruído.”—Dan. 7:9-14, Mod.

      31. ¿Quién es aquel parecido a un hijo de hombre, y cuándo es que él se presenta en el Tribunal, y qué le pide al Juez?

      31 Cuando Jesucristo estaba sobre la tierra él se refirió a sí mismo repetidas veces como el Hijo del hombre. (Mat. 16:13; 25:31) Cuando el Sanedrín o Tribunal Supremo de Jerusalén puso a Jesús bajo juramento para que dijera quién era, Jesús dijo: “Sin embargo, les digo a ustedes: De aquí en adelante verán al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y viniendo en las nubes del cielo.” (Mat. 26:59-64) De manera que en la visión celestial de Daniel el que vino con las nubes del cielo y que fué presentado delante del Anciano de días es el resucitado y glorificado Jesucristo. Él es aquel con quien Jehová, el Anciano de días, ha hecho un pacto para un reino, según fué prefigurado por el pacto para el reino que se hizo con el rey David, siendo David un cuadro profético de Jesucristo. Por medio del rey David inspirado, Jehová había invitado proféticamente a su Hijo Jesucristo a que le pidiera a Él al tiempo apropiado las naciones como su herencia y los fines de la tierra como su propia posesión. (Sal. 2:7, 8; Hech. 4:24-26) Ese tiempo vino al fin de los “tiempos señalados de las naciones” en 1914. Ahora, habiendo llegado el tiempo por el cual Jesucristo había esperado en el cielo, se presenta en el tribunal del Anciano de días. Le pide al Juez las cosas que ahora le pertenecen de acuerdo con el pacto para el reino sobre toda la tierra. Toda la evidencia visible y espiritual prueba que él recibió dominio sobre todos los habitantes de la tierra, en cumplimiento de la visión de Daniel.

      32. ¿Qué tiene que sucederles a los cuernos de la cuarta bestia, y particularmente al que tiene ojos y boca, y dónde acontecerá esto?

      32 Entre el Hijo del hombre que fué entronizado en los cielos como rey del nuevo mundo en 1914 y las bestias simbólicas de la visión de Daniel no puede haber coexistencia pacífica duradera. De acuerdo con la visión, la cuarta bestia simbólica, a saber, la potencia mundial binaria angloamericana y los otros diez “cuernos” o “reyes” que brotaron del Imperio Romano y que todavía demandan soberanía y se mantienen en la tierra, tienen que ser destruídos. Tienen que desaparecer como si fueran arrojados a un lago de fuego que arde con azufre. (Apo. 19:19, 20) Particularmente concerniente al cuerno simbólico con ojos y boca el ángel dijo: “Empero el Juez se sentará; y se le quitará su dominio, para que sea consumido y destruído hasta el fin.” (Dan. 7:26, Mod) Esta destrucción cabal se llevará a cabo por decreto del gran Juez, el Anciano de días, en el campo de batalla del Armagedón, en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.”—Apo. 16:14, 16.

      33. En la visión, ¿qué les sucedió a las otras tres bestias, y cómo se ha cumplido esto?

      33 En cuanto a las otras tres bestias simbólicas, Babilonia, el Imperio Medo Persa y el Imperio Macedónico (Griego), cuando fueron derrocados en la antigüedad, sus fundamentos nacionales no fueron completamente destruídos. Por ejemplo, en 483 a. de J.C. Babilonia se levantó en armas contra la potencia gobernante persa, y Jerjes I tuvo que conquistarla por meses de sitio, después de lo cual la saqueó. Alejandro Magno murió en Babilonia en 323 a. de J.C. Habiéndose vuelto babilónico, él quiso hacer de Babilonia la capital de su imperio, pero el decreto de Dios estaba contra Babilonia. Persia, también, ha tenido una historia continua desde la muerte de Alejandro, la cual sigue hasta el reinado de Irán de hoy día. El sucesor de Alejandro, el general Seleuco Nicátor, que murió en 280 a. de J.C., transfirió su capital de Babilonia a Seleucia en Siria, una nueva ciudad que él había construído. Grecia ha continuado su existencia hasta el día presente, y la República de Irak ocupa el territorio de la antigua Babilonia.

      34. ¿Cómo están unidos hoy día los restos de aquellas tres antiguas potencias mundiales y los cuernos de la cuarta bestia, pero cuándo terminará la vida prolongada de ellas?

      34 Los restos de aquellas potencias mundiales bestiales, junto con los cuernos simbólicos de la cuarta bestia terrible, hoy se encuentran unidos con otras naciones alrededor del globo en la organización internacional, las Naciones Unidas, la cual es la octava potencia mundial de la historia bíblica. (Apo. 17:11) La visión dada a Daniel predijo correctamente: Se les quitó el dominio a las potencias mundiales de Babilonia, Medo Persia y Grecia, pero se les dió “prolongación de vida por un tiempo y plazo.” En el Armagedón el reino de Dios, como la piedra que hirió los pies de la imagen con que soñó Nabucodonosor y que la convirtió en polvo, destruirá todo rastro que quede de aquellas antiguas bestias simbólicas, incluyendo también a la cuarta bestia.

      35. ¿Estará solo en su dominio y reino Aquel parecido a un hijo de hombre, y cómo nos da la respuesta la visión de Daniel?

      35 Aquel que es parecido a un hijo de hombre no estará solo en su dominio eterno y reino indestructible. Los “santos” de Dios estarán con el Hijo del hombre glorificado y entronizado en su reino celestial. En apoyo de esto, Daniel dijo: “Pues yo estaba viendo cómo este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta tanto que vino el Anciano de días, y el juicio fué dado a favor de los santos del Altísimo, y llegó el tiempo en que los santos habían de tomar posesión del reino.” Interpretando esto el ángel le dijo a Daniel: “Empero el Juez se sentará; y se le quitará su dominio, para que sea consumido y destruído hasta el fin. Y el reino, y el dominio, y el señorío de los reinos por debajo de todos los cielos, será dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es un reino eterno; y todos los dominios le servirán y le obedecerán a él.” (Dan. 7:21, 22, 26, 27, Mod) El principal entre los “santos del Altísimo” es Jesucristo.—Hech. 3:14; 4:27, 30.

      36. ¿Qué forman los que son admitidos en el pacto para el Reino, y cómo reciben ellos sus puestos reinantes, y dónde?

      36 No obstante, aquellos a quienes Jesucristo acepta en el pacto para el Reino con él forman una “nación santa,” una nación de sus “hermanos” espirituales, todos “llamados para ser santos.” (1 Ped. 2:9; Heb. 2:11; Rom. 1:7) De acuerdo con el pacto para el Reino, ellos experimentan una resurrección de la muerte que les sobrevino en su fidelidad y son unidos a Jesucristo en su reinado sobre el monte de Sión celestial.—Apo. 2:10; Heb. 12:22-28.

      37. ¿Qué se declara que son los que participan de la resurrección para ocupar ese puesto sobre el monte de Sión, y por haber aguantado qué cosas reinarán con el Hijo del hombre?

      37 En la visión que él recibió, el apóstol Juan, que era uno de esos santos, dijo: “Yo vi, y ¡he aquí! el Cordero de pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil teniendo su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes.” Y también: “Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.” (Apo. 14:1; 20:6) Estos 144,000 seguidores del Cordero sacrificado han aguantado el sufrimiento con él durante el dominio feroz del mundo por la cuarta bestia simbólica con sus cuernos. Debido a esto se les promete que ellos ‘también reinarán juntos como reyes.’ (2 Tim. 2:11, 12) Ellos reinarán para que la voluntad del Padre celestial se haga sobre la tierra así como en el cielo.

      (Continuará)

  • La antigua Corinto, próspera y licenciosa
    La Atalaya 1959 | 15 de octubre
    • La antigua Corinto, próspera y licenciosa

      LA ANTIGUA ciudad de Corinto era famosa por su riqueza, lujo y licencia. En cuanto a esto no era desemejante a la moderna civilización occidental con su prosperidad material y el énfasis que se le da al sexo. El tener información acerca de Corinto nos ayuda a entender mejor las cartas que Pablo escribió a los corintios así como también a apreciar lo oportuno del consejo contenido en ellas.

      La primera Corinto era una metrópoli floreciente cuando todavía había reyes sentados en el trono de Jehová en Jerusalén. La ciudad estaba ubicada en una extensión angosta de tierra cerca de la base del Acrocorinto, ciudadela peñascosa natural de unos 580 metros de alto. Esta extensión angosta de tierra entre dos mares conectaba la península del Peloponeso con la parte septentrional de Grecia y era llamada “el puente del mar,” o isthmos, de donde conseguimos nuestro vocablo moderno “istmo,” que significa una lengua o faja angosta de tierra entre dos mares.

      Corinto disfrutaba de la ventaja de un puerto en cada mar, el uno el término de las vías marítimas asiáticas, y el otro el término de las de Italia. Grandes cantidades de mercancías se transportaban a través del istmo desde un puerto hasta el otro. Corinto se convirtió en la ciudad más opulenta de Grecia. También llegó a ser “una de las más antiguas cunas del arte.” Las columnas corintias eran extremadamente adornadas y extensamente imitadas.

      Corinto “poseía todo el esplendor que la riqueza y el lujo podían crear.” “No todos pueden ir a Corinto” rezaba un proverbio. A la par con su lujo iba la inmoralidad, instigada por la adoración de la “reina del cielo,” Afrodita, diosa del “amor” y de la belleza, haciendo que Corinto también fuera conocida como la

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