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  • Libre albedrío y la Palabra
    La Atalaya 1951 | 1 de noviembre
    • Prometida de Abrahán. El matrimonio es un asunto personal que cada cristiano tiene que decidir para sí mismo. No descansa sobre él ninguna obligación divina requiriendo que se case. Si no desea aceptar la responsabilidad de determinar por sí mismo en cuanto a si debe casarse, entonces que haga como se hacía en los tiempos bíblicos y que deje que sus padres o guardianes lo decidan por él. Si ellos deciden que debe casarse, entonces que ellos le escojan la novia, sin importar que él nunca la haya visto antes, y que arreglen el contrato para unir la muchacha a él. ¡Oh, pero eso le quitaría la libertad de escoger su propia muchacha! ¡No le gusta eso! Entonces que él cargue con su propia responsabilidad y que él mismo decida en cuanto a si debe casarse y en cuanto a la muchacha. La dirección que Dios proveyó para conseguirle una esposa a Isaac no fué un cuadro para manifestar cómo Dios escoge una esposa para cada cristiano individual que desea casarse. Es un cuadro manifestando cómo Dios escoge una esposa para el gran Novio, su Hijo Jesucristo, y cómo envía a su ángel para escoger a los que serán miembros en la clase de la esposa.—Gén. 24:1-67.

      8. ¿Qué información directa da Dios en cuanto a la soltería y el matrimonio, y qué es la voluntad de Dios para con los que se casan?

      8 Por esto, aparte de avisar que el cristiano debe casarse “en el Señor”, Dios no ejerce ninguna voluntad para decidir, sino que permite que cada cristiano tenga completa libertad en este asunto. Dios le asegura que no peca si se casa “en el Señor”, pero le dice cuál será su porción si permanece soltero y cuál si se casa. Está libre para permanecer soltero y así gozar una esfera de servicio más grande y los privilegios especiales para los cuales su soltería le da cabida. Está libre para casarse, sin cometer pecado, y así gozar los placeres, las bendiciones y los privilegios del matrimonio. Pero al hacerlo tiene que ceder parte del dominio sobre su propio cuerpo y tiene que esperar “tribulación en la carne”. No es pecado si ejerce su deseo en este sentido. ¿Qué es lo que desea? La voluntad de Dios solamente es que, si se casa, tiene que amar a su esposa, mantener la cama matrimonial sin mancha mediante el no cometer adulterio, y criar a sus hijos en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová y probar su integridad a Dios pagándole los votos que le ha hecho.—Efe. 5:22-33; Heb. 13:4; Efe. 6:4, NM.

  • El espíritu, la organización y la Palabra
    La Atalaya 1951 | 1 de noviembre
    • El espíritu, la organización y la Palabra

      1. ¿Qué cosa tiene el cristiano la responsabilidad de consultar y estudiar? ¿Por qué?

      SIENDO que la Biblia manifiesta lo que es la voluntad de Dios, y siendo que el cristiano está dedicado para hacer la voluntad de Dios, el cristiano es responsable de consultar y estudiar la Palabra de Dios. Sólo de esa manera puede aprender a conseguir la vida eterna. El apóstol Pablo le escribió a Timoteo: “Desde la infancia has conocido las santas escrituras que te pueden hacer sabio para la salvación por medio de la fe en conexión con Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y es benéfica para enseñar, para reprender, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.”—2 Tim. 3:15, 16, NM.

      2. ¿Cómo se manifiesta que la lectura y el estudio de la Biblia no se limita a los oficiales?

      2 Es verdad, esas palabras de Pablo se escribieron a un hombre que era superintendente en la congregación cristiana. Pero eso no quiere decir que la lectura y el estudio personal de las Santas Escrituras debe limitarse a la clase oficial de siervos, y que los miembros ordinarios de la congregación no necesitan estudiarlas para sí mismos. Timoteo ya conocía las Santas Escrituras aun antes de llegar a ser superintendente; y el hecho de que el superintendente debe ser un ejemplo para el rebaño indica que los mismos miembros del rebaño deben seguir su ejemplo en cuanto a estudiar ellos mismos la Palabra de Dios. De esta manera ellos pueden determinar si las cosas que se les enseñan son verídicas, es decir, si están en armonía con la voluntad y Palabra de Dios.

      3, 4. ¿Puede un cristiano con solamente la Biblia entender la Palabra de Dios? Y ¿qué razones se dan por la respuesta dada?

      3 Pero ahora surge una pregunta. ¿Puede un cristiano individual con solamente la Biblia entender por sí solo todo lo que enseñan las Escrituras? ¿Necesita él únicamente la Biblia para determinar la voluntad de Dios? Él tiene derecho de poseer una copia personal del Libro de Dios y las instrucciones apostólicas lo obligan a estudiar ese Libro personalmente. Pero no es de esperarse que podrá entenderlo por sí solo. En una carta general a los cristianos el apóstol Pedro escribe: “En consecuencia, tenemos la palabra profética hecha más firme, y hacen bien en prestarle atención como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro, hasta que amanezca el día y el lucero del alba se levante, en sus corazones. Porque ustedes conocen esto primeramente, que ninguna profecía de la Escritura proviene de divulgación privada. Porque la profecía en ningún tiempo fué traída por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron por parte de Dios al ser ellos impulsados por el espíritu santo.” (2 Ped. 1:19-21, NM) Siendo que la Palabra de Dios fué dada a nosotros por medio de hombres que estaban bajo el poder del espíritu santo o poder activo de Dios, se necesita la ayuda del espíritu de Dios para entender esa Palabra.

      4 El canon o la colección autorizada de las inspiradas Escrituras hebreas fué terminado en el quinto siglo antes de Cristo, sin embargo los hebreos que conocían el lenguaje original no podían entender cabalmente su significado. Los mismos escritores proféticos no entendieron el significado de las profecías que ellos hablaron y escribieron. ¿Cómo fué, pues, que los cristianos primitivos llegaron a entender esas Escrituras? Mediante la ayuda del espíritu o poder activo de Dios que obró sobre su mente con poder iluminador.

      5. ¿Cómo explica Pablo la necesidad del espíritu en conexión con el sagrado secreto de Dios?

      5 Para ilustrar: La Palabra de Dios contiene un misterio sagrado, el cual ofrece la esperanza de gloria celestial a los cristianos. Se necesita el poder iluminador del espíritu de Dios para explorar las profundidades de ese secreto y descubrir su significado para con nosotros. Para manifestar que necesitamos la ayuda del espíritu Pablo escribe: “Hablamos la sabiduría de Dios en un sagrado secreto, la sabiduría escondida, que Dios preordinó antes de los sistemas de cosas para nuestra gloria. Esta sabiduría ni uno de los gobernantes de este sistema de cosas llegó a conocer, porque si [los gobernantes judíos que tenían las Escrituras hebreas escritas] la hubieran conocido ellos no habrían empalado al glorioso Señor. Porque así como está escrito: ‘El ojo no ha visto y la oreja no ha oído, ni se han concebido en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman.’ Pues es a nosotros que Dios las ha revelado por medio de su espíritu, porque el espíritu escudriña todas las cosas, hasta las cosas profundas de Dios. Así, también, nadie ha llegado a conocer las cosas de Dios, a no ser el espíritu de Dios. Ahora nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, para que conozcamos las cosas que se nos han dado bondadosamente por Dios . . . . porque se examinan espiritualmente.”—1 Cor. 2:7-10, 11-14, NM.

      6, 7. (a) En los días apostólicos ¿cómo manifestó el espíritu su poder para con los discípulos? (b) ¿De qué es un sello el tener el espíritu?

      6 Sí, necesitamos el espíritu además de la Palabra escrita de Dios. Dando énfasis a esto una vez más, Pablo escribe: “Ustedes, cuando lean esto, podrán apreciar la comprensión que tengo del sagrado secreto del Cristo. En otras generaciones este secreto no se reveló a los hijos de los hombres como se ha revelado ahora a sus santos apóstoles y profetas por el espíritu.” (Efe. 3:4, 5, NM) En los días apostólicos los creyentes cristianos tenían el espíritu de Dios que les aclaraba su Palabra escrita. No solamente eso, sino que ellos también recibieron dones del espíritu que se manifestaron de diferentes maneras mediante poderes milagrosos de hablar lenguas extranjeras, traducirlas, hacer curaciones, efectuar obras poderosas y declarar profecía. En su misma carta el apóstol manifiesta que ellos, después de haber creído la Palabra, recibieron el derramamiento del espíritu de Dios con sus diferentes manifestaciones. Esto fué un sello autoritativo manifestando que pertenecían a Dios y que eran posesión de él.

      7 Pablo escribe que debemos servir “para alabanza de su gloria, nosotros que hemos sido los primeros en esperar en el Cristo. Pero ustedes también esperaron en él después que oyeron la palabra de la verdad, las buenas nuevas acerca de su salvación. Por medio de él también, después que ustedes creyeron, fueron sellados con el espíritu santo prometido, el cual es una prenda anticipada de nuestra herencia, con el propósito de librar mediante un rescate la propia posesión de Dios, para su alabanza gloriosa”. “Cristo Jesús mismo [es] la piedra angular. En unión con él ustedes, también, están siendo edificados juntamente para ser lugar donde habite Dios por el espíritu.”—Efe. 1:12-14; 2:20, 22, NM; 2 Cor. 1:21, 22.

      8. ¿Qué fruto del espíritu nos fortalece para aguantar muchas cosas?

      8 El espíritu santo comunica un gozo a los creyentes aun cuando éstos se enfrentan con persecución y oposición. Pablo dice que tal era el caso con los tesalonicenses, a los cuales escribe: “Ustedes aceptaron la palabra bajo mucha tribulación con gozo de espíritu santo, de modo que llegaron a ser un ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y en Acaya.” Uno de los frutos o productos del espíritu santo en nosotros es un gozo que proviene de la Palabra, la obra y el pueblo de Dios. Este gozo nos fortalece para aguantar muchas cosas que de otro modo no podríamos soportar, especialmente manteniéndonos en la apropiada condición de mente y corazón.—1 Tes. 1:6, 7, NM; Gál. 5:22; Neh. 8:10.

      9. ¿Cómo no debemos afligir el espíritu, y de qué nos sirve cuando estudiamos la Palabra de Dios?

      9 Debido a la parte importante que el espíritu desempeña en nosotros como cristianos, no debemos afligir ese espíritu trabajando en contra de su operación o viviendo contrario a lo que nos ha sellado para ser, a saber, la posesión de Dios, hijos que pertenecen a él. “No estén afligiendo el espíritu santo de Dios, con el cual han sido sellados para un día de liberación por rescate.” (Efe. 4:30, NM) Si todos nosotros en común tenemos este espíritu santo o fuerza activa trabajando en nosotros, y si dejamos que produzca su fruto en expresiones de amor, todos nosotros estamos unidos por una fuerza que es más potente que cualquier parentesco humano. El tener este espíritu no libra a los cristianos del deber de estudiar y consultar la Palabra de Dios para determinar su voluntad. Pero cuando ellos estudian la Palabra escrita, entonces el espíritu de Dios les ayuda a entender y apreciarla.

      SE NECESITA SU ORGANIZACIÓN

      10, 11. Además de la Palabra y el espíritu, ¿qué más necesitan los cristianos, y a qué se debe eso?

      10 El espíritu de Dios es una fuerza activa que realiza cosas. Fué usado para indicar que los discípulos Bernabé y Pablo fueran apartados para una obra misionera especial. Fué usado para prohibir que ellos hablaran la Palabra de Dios en el distrito de Asia. Además no permitió que Pablo viajara hacia el oriente para entrar a Bitinia, sino que lo dirigió hacia el occidente y a la Macedonia europea. (Hech. 13:2; 16:6-10, NM) Pero, ¿podemos esperar nosotros en este día que el espíritu de Dios nos mueva de esa manera en nuestros esfuerzos individuales en el servicio de Dios? No; el espíritu no se manifiesta de esa manera en el día presente. Sin embargo, podemos estar atentos para ver lo que indican las direcciones de Dios mientras que consultamos su Palabra diligentemente. Pero si se nos diera completa libertad simplemente porque tenemos una copia de la Biblia y se nos permitiera dirigir nuestros movimientos individualmente de acuerdo con lo que creemos entender de esa Palabra, entonces ¿qué? Es probable, o posible, que existiría confusión o que se trabajaría con competición entre nosotros.

      11 Por esto, además de poseer la Palabra de Dios individualmente, necesitamos una organización teocrática. Sí, además de tener el espíritu iluminador de Dios, el cristiano necesita la organización teocrática de Jehová para poder entender la Biblia. Necesita asistir a las reuniones que se han arreglado por esa organización y estudiar con sus compañeros cristianos. Necesita la organización, también, para poder trabajar en armonía con los propósitos de Dios y para que sus movimientos sean dirigidos correctamente. La razón es que Jehová Dios está tratando con su organización, y no trata con individuos que están fuera de su organización o que obstinadamente tratan de obrar independientes de ella.

      12. ¿Por qué es tan necesario percibir la organización teocrática y recibir sus servicios?

      12 Aparte de Jesucristo, la Palabra profética de Dios no predijo la obra, ni el curso o actividades personales de ningún individuo. Su Palabra predice sus tratos con su organización teocrática bajo Cristo, y habla de su obra, sus experiencias, sus persecuciones, su liberación y su triunfo. Por consiguiente, si no percibimos la organización y si tratamos de aplicar las profecías a nosotros mismos individualmente, no podemos percibir el verdadero cumplimiento de la profecía y entender la Palabra de Dios. Si no estamos unidos a su organización de modo que trabajamos en armonía con ella y participamos de sus experiencias, no podemos captar el sentido de la Palabra de Dios y hacer su obra correctamente. Fué necesario que Jesús, la cabeza de la organización de Dios, abriera la mente de sus discípulos para que entendieran cabalmente el significado de las Escrituras. Después que Jesús ascendió al cielo, fué necesario que los apóstoles bajo el poder del espíritu de Dios que recibieron de Jesús explicaran las cosas profundas de la Palabra y propósito de Dios. Los apóstoles fueron los miembros fundamentales de la organización visible de Jehová Dios en aquel entonces. Hoy Jehová Dios ha edificado su organización visible usando a los que él ha librado de la gran Babilonia mística, en cumplimiento de la profecía bíblica. En nuestros días el desarrollo y entendimiento de la Palabra escrita de Dios ha sido por medio de esta organización teocrática que está llena de su espíritu.

      13. ¿Quién recibe el beneficio de las enseñanzas y tratos de Jehová según lo manifiesta la profecía de Isaías?

      13 Jehová está tratando con su organización visible y él conoce a los que pertenecen a ella, no importa qué apartados estén físicamente de los demás de su pueblo organizado. Él está instruyendo a su propia organización por medio de la cabeza de ella, Jesucristo. Los que están unidos amorosamente a esa organización reciben el beneficio de sus tratos e instrucción. No es a ningún individuo entre nosotros, sino a la organización que él llama su esposa que él dirige estas palabras: “Porque marido tuyo es tu Hacedor, Jehová de los Ejércitos es su nombre; y tu Redentor es el Santo de Israel: Dios de toda la tierra será llamado. Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y grande será la paz de tus hijos.” —Isa. 54:5, 13.

      14. ¿Por qué el tener la Biblia no anula la necesidad que hay de la organización para recibir provecho de la dirección y guía de Dios?

      14 Simplemente porque tiene usted la Biblia y la considera como su guía y Libro de instrucción fundamental, no puede usted obrar independientemente y pensar que tiene conexiones y tratos directos con Jehová por separado y en desprecio de la organización teocrática. Las instrucciones de su Palabra no manifiestan que usted puede seguir su propio curso con sólo la Biblia y una operación personal del espíritu santo sobre usted. Hay que percibir las obras de Dios y reconocer la organización que él ha edificado y mediante la cual está obrando. Esta organización, que está llena de su espíritu y que se adhiere estrictamente a su Palabra, es lo que él usa en este día para guiarnos en nuestros esfuerzos combinados a través de todo el mundo. Esta organización se necesita para integrar los esfuerzos de todos nosotros entre todas las naciones con sus muchos diferentes lenguajes. Se necesita para servir unidamente a todos los creyentes con las revelaciones de la Palabra de Dios. Usando el “lenguaje puro” de la verdad ella junta a todos los publicadores del Reino para que puedan cooperar juntos. Impide que trabajemos con propósitos contrarios, o que hagamos por duplicado nuestros esfuerzos, o que nuestros territorios traslapen, o que suframos las debilidades que se deben a la desunidad, o que otras cosas nos estorben en el cumplimiento de la obra de Dios. Jehová está dirigiendo su organización por medio de su Cabeza Jesucristo. Si deseamos recibir el beneficio de su dirección y guía tenemos que trabajar con la organización. Si el enemigo logra aislarlo, entonces siga usted como se le ha enseñado y entrenado por medio de la organización.

      15. ¿Qué oímos que nos dice a dónde ir?

      15 Eso es lo que debe hacerse apropiadamente, más bien que esperar que un ángel se aparezca como en los días de la antigüedad para darnos instrucciones específicas en cuanto a qué hacer en tal o cual caso, y más bien que esperar oír voces de lo invisible diciéndonos qué debemos hacer y a dónde debemos ir. Estas cosas no se indican por Isaías 30:20, 21 (NC): “Ya no se ocultarán tus maestros, sino que con tus ojos los verás, y oirás con tus oídos la voz de los que te encaminan, que si te apartas a la derecha o a la izquierda te dirá: Ese es el camino, anda por él.” La voz que nos encamina es la voz de Dios desde el pasado, hablándonos por su Palabra escrita según se aclara mediante su organización.

      16. ¿Por qué hacemos bien en dirigirnos a la organización por nuestra asignación de territorio?

      16 Podemos dirigirnos a la organización teocrática visible para que ésta nos dé una asignación en qué trabajar, y eso impedirá que nos metamos al territorio de otra persona para causar confusión, irritación y fricción. Armonizará nuestros esfuerzos con los de todos los demás publicadores del Reino en el territorio de la congregación local y resultará en paz y unidad. Esto agradará a Dios, porque está escrito: “Dios es Dios, no del desorden, sino de la paz. Como en todas las congregaciones de los santos, . . . que todas las cosas procedan decentemente y por arreglo.”—1 Cor. 14:33, 40, NM.

      17. Aunque recibimos dirección general de la organización, ¿qué se nos deja la libertad para decidir, y cómo se manifiesta eso bíblicamente?

      17 Aunque trabajamos bajo la dirección general de Dios al colaborar con su organización teocrática, él nos permite libertad para decidir nuestros movimientos personales o particulares. En varias ocasiones el apóstol Pablo fué guiado directamente por las operaciones del espíritu o por visiones que procedían del Señor. Esto tenía que ver con sus movimientos generales; pero en otros respectos él tenía que arreglar sus planes personales y decidir cuáles arreglos debían hacerse. En su primer viaje misionero con Bernabé él fué enviado específicamente por llamamiento del espíritu santo. Pero en cuanto a su segundo viaje misionero fué Pablo quien dijo a Bernabé: “Sobre todo, volvamos y visitemos a los hermanos en cada una de las ciudades en donde hemos publicado la palabra de Jehová para ver cómo están.” (Hech. 13:1-4; 15:36, NM) Pero hubo un desacuerdo en cuanto a quién habían de llevar, y no hubo acción directa del espíritu santo o de un ángel para allanar la dificultad. Otra vez, cuando el Señor Jesús se apareció a Pablo y le informó del trabajo que Pablo había de hacer, él dijo: “Emprende tu camino, porque yo te enviaré a las naciones lejanas.” Esas fueron instrucciones generales, pero se dejó que Pablo planeara sus movimientos y luego que los pusiera en efecto para ver hasta qué punto iban de acuerdo con la voluntad de Dios. Él nos dice que decidió por sí mismo ir a un territorio verdaderamente extranjero donde Cristo todavía no se había predicado, para así no edificar sobre un fundamento ajeno.—Hech. 22:17-21 y Rom. 15:18-21, NM.

      “SI ES LA VOLUNTAD DE JEHOVÁ”

      18. Después de hacer sus planes ¿qué confianza tenía Pablo en Dios, y cómo se manifiesta si Dios permitió que los plan.es de Pablo se trastornaran?

      18 Pablo no se jactó de lo que iba a hacer, pero sí planeó lo que parecía servir los intereses de la obra y su expansión de la mejor manera. Él tenía confianza que Dios lo guiaría en llevar a cabo esos planes y que lo apoyaría en ello hasta donde estaban en armonía con los propósitos de Dios. ¿Permitió Dios que se trastornaran los planes de Pablo? Escribiendo a la congregación en Roma, Pablo manifiesta que sí, porque dice: “Muchas veces se me impidió llegar a ustedes. Pero ahora que ya no tengo territorio sin tocar en estas regiones, y habiendo tenido por algunos años el deseo de llegar a ustedes cuando vaya en camino a España, espero, sobre todo, cuando esté viajando a ese lugar, poder verlos y ser encaminado parte del camino por ustedes después que me haya saciado hasta cierto grado con su compañía. Pero ahora estoy para viajar a Jerusalén para ministrar a los santos.” Hablando de impedimentos en otros lugares, Pablo escribió a los tesalonicenses: “Hermanos, cuando fuimos privados de ustedes por sólo un corto tiempo, en persona, no en corazón, nos esforzamos mucho más que de costumbre para ver sus caras con gran deseo. Por esa razón queríamos llegar a ustedes, sí, yo Pablo, tanto la primera vez como la segunda, pero Satanás cruzó nuestro camino.”—Rom. 15:22-25 y 1 Tes. 2:17, 18, NM.

      19. ¿Estaba Pablo culpando impropiamente al Diablo, y cómo manifiesta el relato que él hizo decisiones y que se esforzó por llevarlas a cabo?

      19 Pablo no estaba culpando al Diablo de algo impropiamente. Sin duda Satanás usando a sus simplones fanáticos sobre la tierra levantó obstáculos para impedir que Pablo regresara a Tesalónica cuando él quiso ir. De todos modos, estas cosas manifiestan que Pablo tenía mucha libertad personal y también mucha responsabilidad personal en decidir el curso que había de seguir para esparcir las buenas nuevas. No esperaba el ángel de Dios a cada momento ni una visión ni una declaración secreta por el espíritu santo. El mismo hacía decisiones. Por ejemplo, él determinó en su espíritu que “viajaría a Jerusalén, diciendo: ‘Después que llegue allí tengo también

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