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La asombrosa influencia de la Biblia... obra de modos que muchos ignoran¡Despertad! 1982 | 22 de julio
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de los occidentales con respecto a la naturaleza y propósito del gobierno, las instituciones sociales y las teorías económicas.”
En cierta ocasión Napoleón Bonaparte reconoció que la Biblia es un libro “con un poder que conquista a todo el que le presta oposición.” Sin duda, se debe a que otras personas también han llegado a percatarse de la tremenda influencia que la Biblia puede tener en las actitudes de las personas, que algunos hombres poderosos han odiado la Biblia y han perseguido a los que la han amado y seguido. Parece extraño, pero esto también ha sucedido en el campo de la religión misma, como lo muestran los artículos a continuación.
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La Iglesia Católica y su modo de ver la Biblia en el pasado¡Despertad! 1982 | 22 de julio
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La Iglesia Católica y su modo de ver la Biblia en el pasado
EL LIBRO A Guide to Catholic Reading (Una guía para lectura católica) hace esta declaración interesante: “La mayoría de los católicos legos de la generación de edad más avanzada concordarán en que la mayoría de los sacerdotes y monjas católicos desaprobaban la lectura de la Biblia sin la debida supervisión. Felizmente, la situación ha cambiado radicalmente y hoy día por todas partes se insta, exhorta y suplica a los católicos a que lean el Libro de Libros.”
No se puede negar, la actitud de la Iglesia Católica para con la Biblia ha “cambiado radicalmente” en las pasadas cuantas décadas. Durante los pasados 30 años más traducciones católicas populares de la Biblia han aparecido en idiomas modernos que la cantidad que apareció durante los siglos anteriores. Pero, ¿qué son 30 años en la historia de una iglesia que afirma datar del tiempo de los apóstoles? ¿Cuál ha sido el registro de la Iglesia Católica durante todos esos siglos? ¿Ha mostrado amor por la Biblia, y la ha hecho disponible a los católicos y los ha animado a leerla? ¿O ha mostrado odio por los que aman la Biblia?
Antes y después de Carlomagno
Con toda honradez debe decirse que al principio la Iglesia de Roma favoreció la traducción de las Santas Escrituras al idioma vernáculo. No debe olvidarse que el idioma griego fue la lengua común entre los cristianos primitivos. Continuó siéndolo por varios siglos después de la muerte de los apóstoles y la subsiguiente apostasía. Como prueba de esto, nótese que en el Primer Concilio Ecuménico, realizado en Nicea en 325 E.C., las sesiones no se celebraron en latín, sino en griego, y que
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