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  • Su porvenir... ¿puede ser predicho?
    La Atalaya 1977 | 15 de noviembre
    • Su porvenir... ¿puede ser predicho?

      ¿CUÁNTO tendría usted que viajar para hallar a alguien que se prestara a tratar de predecir su futuro? Es posible que en su propia comunidad haya muchas de esas personas.

      Sin embargo, a pesar de la pronta disponibilidad de los lectores de hojas de té, quirománticos, astrólogos y otras clases de adivinos, la mayoría de la gente no procura las predicciones de éstos. ¿Por qué?

      Entre otras cosas, los adivinos muy a menudo se equivocan. Y cuando alegan exactitud, con frecuencia sus predicciones son tan vagas y ambiguas que se pueden aplicar a casi cualquier acontecimiento.

      Las predicciones de los antiguos oráculos paganos eran similares. El escritor griego Luciano dice lo siguiente acerca de cierto pronosticador de acontecimientos: “Entregaba oráculos, y daba respuestas divinas, pero con gran prudencia, y dando respuestas que causaban perplejidad, que eran dudosa u oscuras, según la costumbre de los oráculos.”

      A veces aquellos oráculos daban respuestas que se podían entender de maneras diametralmente contrarias. Por ejemplo, Pirro, rey de Epiro, en el noroeste de Grecia, recibió una respuesta que se podía entender de cualquiera de las siguientes dos maneras:

      1. “Te digo que tú hijo de Eaco puedes vencer a los romanos. Irás, regresarás, nunca perecerás en la guerra.”

      2. “Digo que los romanos pueden vencerte, hijo de Eaco. Irás, jamás volverás, perecerás en la guerra.”

      Entendiendo el oráculo de la primera manera, Pirro libró guerra contra Roma. Cayó derrotado.

      Aun cuando las predicciones de los adivinos sean más específicas y realmente se cumplan, por lo general enfocan asuntos de poca importancia. Por ejemplo, una señora que se hizo hábil en predecir con el uso de la baraja declara: “La mayor parte de lo que leía eran asuntos de poca importancia. El hermano de la criada iría al ejército, una vecina tendría un bebé . . . nada de ello muy importante.”

      PREDICCIONES QUE SON DIFERENTES

      ¿Sugiere esto que no hay manera en que usted pueda obtener conocimiento por anticipado de acontecimientos venideros de importancia? Al contrario; sí hay disponibles predicciones confiables, enteramente diferentes de la clase que ya hemos mencionado. Se encuentran en la Santa Biblia.

      Simplemente abra la Biblia en los libros proféticos, como Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, y hallará predicciones que son verdaderamente diferentes. En vez de tratar de trivialidades de la vida de algunas personas, vez tras vez las profecías bíblicas predicen el futuro de naciones enteras. Se manifiestan la subida y la caída de imperios, y las características de éstos, junto con detalles específicos respecto a sus relaciones con el propio pueblo de Dios... y mucho de esto con siglos de anticipación.

      También, a diferencia de las predicciones de los adivinos, las cuales no tienen relación entre sí, todas las profecías de la Biblia están relacionadas unas con otras. Por ejemplo, las Escrituras declaran: “El dar testimonio de Jesús es lo que inspira [literalmente: el espíritu de] el profetizar.” (Rev. 19:10) Todas las profecías de la Biblia giran en torno del papel de Jesucristo como la “descendencia” o prole de Abrahán, para la bendición de “todas las naciones de la tierra.”—Gén. 3:15; 12:1-3; 22:18; Gál. 3:16.

      Además, los profetas de la Biblia entregaron mensajes morales del más alto valor. Censuraron denodadamente a reyes y funcionarios encumbrados por violaciones de la ley de Dios, un proceder que frecuentemente puso en peligro su vida.

      Sin embargo, lo más impresionante es que las predicciones bíblicas resaltan como verdaderamente diferentes debido a que se han cumplido y se cumplen, hasta en el más pequeño detalle. Y describen acontecimientos futuros en los cuales usted estará envuelto personalmente. Consideraremos algunos ejemplos en los dos artículos siguientes.

  • Cómo se escribió historia con siglos de anticipación
    La Atalaya 1977 | 15 de noviembre
    • Cómo se escribió historia con siglos de anticipación

      ¿QUÉ piensa usted de la posibilidad de que alguien haya escrito historia por anticipado? Hay quienes insisten en que tal cosa es imposible, y despiden de la mente la cuestión sin investigar más.

      Pero piense por un momento en ello: ¿Refuta la simple negación de personas escépticas la posibilidad de que haya predicciones genuinas? Sin duda sería imprudente el precipitarse a llegar a tal conclusión. Probablemente allí en su propio hogar usted tenga evidencia de historia escrita con siglos de anticipación. ¿Cómo?

      Es probable que usted posea un ejemplar de la Santa Biblia, considerada por centenares de millones de personas de todo el mundo como la palabra inspirada de Dios. (2 Tim. 3:16) Las Escrituras están llenas de predicciones de acontecimientos que se realizaron centenares de años después de haberse predicho. Consideremos algunos ejemplos.

      ‘TIRO LLEGARÁ A SER UN SECADERO PARA REDES BARREDERAS’

      Un ejemplo de la asombrosa exactitud de la profecía bíblica tiene que ver con Tiro, la antigua ciudad y puerto marítimo de los fenicios. Esta ciudad se hizo muy grande a costa de otros grupos. Fabricaba objetos de metal, vajillas de cristal y tinturas purpurinas; era un centro comercial para caravanas terrestres y un gran depósito relacionado con importación y exportación. Sus mercaderes y comerciantes hacían alarde de ser principescos y honorables. (Isa. 23:8) En un tiempo existieron relaciones amigables entre Tiro e Israel. Pero esto no continuó, pues Tiro con el tiempo se alió con los enemigos de Israel. Debido a la traición de Tiro para con Israel, Dios hizo que sus profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y otros predijeran por inspiración que este puerto de mar fenicio experimentaría calamidad. Leemos, por ejemplo:

      “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘Aquí estoy contra ti, oh Tiro, y ciertamente haré subir contra ti muchas naciones, tal como el mar hace subir sus olas. Y ciertamente reducirán a ruinas los muros de Tiro y demolerán sus torres, y sí rasparé de ella su polvo y haré de ella una superficie brillante y pelada de peñasco. Un secadero para redes barrederas es lo que ella llegará a ser en medio del mar. . . . Aquí estoy trayendo contra Tiro a Nabucodonosor el rey de Babilonia desde el norte, un rey de reyes, con caballos y carros de guerra y soldados de caballería y una congregación, hasta un pueblo numeroso. Y ciertamente haré de ti una superficie brillante y pelada de peñasco. Un secadero para redes barrederas es lo que llegarás a ser. Nunca serás reedificada; porque yo mismo, Jehová, he hablado,’ es la expresión del Señor Soberano Jehová.”—Eze. 26:3-5, 7, 14.

      La historia seglar informa que Nabucodonosor inició un sitio de Tiro algún tiempo después de destruir a Jerusalén y el templo de la adoración de Jehová en 607 a. de la E.C. El historiador judío Josefo, usando como base anales fenicios y otra historia escrita con anterioridad, declara que Nabucodonosor sitió a Tiro por trece años. La Biblia indica que las fuerzas de Nabucodonosor le infligieron daño considerable a Tiro.—Eze. 26:8-11.

      Tiro se recobró de este golpe que le asestó Babilonia. Sin embargo, siglos después, las fuerzas griegas bajo Alejandro Magno adelantaron contra Tiro, que en aquel tiempo estaba ubicada en una isla a unos 800 metros de tierra firme. Cuando los habitantes rehusaron capitular ante Alejandro, éste se enfureció e hizo que sus hombres rasparan las ruinas de la ciudad que había estado en tierra firme y las arrojaran al mar, construyendo así un terraplén hasta la ciudad isleña. Entonces hubo una batalla marítima en la que vencieron las fuerzas de Alejandro. Después de un sitio de siete meses, los hombres de Alejandro tomaron la ciudad isleña. Cuando sus habitantes presentaron resistencia desesperada, le pusieron fuego a la ciudad. Resultó ser como había predicho otro profeta, Zacarías: “En el fuego ella misma será devorada.”—Zac. 9:4.

      Aunque Tiro siguió tratando de recobrarse a través de los siglos, la ciudad cayó repetidas veces ante fuerzas hostiles, tal como había predicho el profeta de Dios. (Eze. 26:3) ¿En qué condición se encuentra actualmente Tiro, que fue una de las grandes potencias marítimas del mundo antiguo? Ruinas y un pequeño puerto de mar, que se llama Sur, marcan el sitio. Nina Jidejian, en su libro Tyre Through the Ages [Tiro a través de las edades] (1969), declara: “El puerto ha llegado a ser hoy abrigo para barcos pesqueros y lugar para tender redes,” exactamente como profetizó Ezequiel.—Eze. 26:5, 14.

      MEDO-PERSIA Y GRECIA SUCEDERÍAN A BABILONIA

      Durante el sexto siglo a. de la E.C., cuando Babilonia gobernaba como la potencia mundial dominante, el profeta Daniel recibió en un sueño una asombrosa visión que tenía que ver con dos animales simbólicos. El primero era un carnero (oveja macho) que tenía dos cuernos. “Y los dos cuernos eran altos, pero el uno era más alto que el otro, y el más alto era el que subió después.” (Dan. 8:3) ¿Qué representó este carnero? Un ángel le explicó a Daniel: “El carnero que tú viste que poseía los dos cuernos representa a los reyes de Media y Persia.”—Dan. 8:20.

      Aquí se le dio a Daniel por nombre la potencia mundial que sucedería a Babilonia. En cumplimiento de estos detalles, Babilonia cayó ante Medo-Persia. Los medos (el cuerno más pequeño) al principio eran las más fuertes y después de eso los persas obtuvieron dominio (el cuerno más alto que subió después).

      ¿Qué hay del segundo animal de esta visión? Daniel nos dice que era “un macho de las cabras que venía del poniente sobre la superficie de toda la tierra, y no estaba tocando la tierra. Y en lo que respecta al macho cabrío, había un cuerno conspicuo entre sus ojos.”—Dan. 8:5.

      El macho cabrío pelea contra el carnero y lo vence. (Dan. 8:6, 7) Luego sucede algo insólito. Continúa Daniel: “En cuanto [el macho de las cabras] se hizo poderoso, el gran cuerno fue quebrado, y procedieron a subir conspicuamente cuatro en lugar de él, hacia los cuatro vientos de los cielos.”—Dan. 8:8.

      Al preguntarle a un ángel qué significaba esta parte de su visión simbólica, Daniel recibió esta respuesta:

      ‘Y el macho cabrío peludo representa al rey de Grecia; y en cuanto al gran cuerno que estaba entre sus ojos, representa al primer rey. Y puesto que ése fue quebrado, de modo que hubo cuatro que finalmente se levantaron en lugar de él, hay cuatro reinos de su nación que se pondrán de pie, pero no con su poder.”—Dan. 8:21, 22.

      Aquí se predice que Medo-Persia sería seguida como potencia mundial por Grecia.

      ¿Qué hay del “gran cuerno” del macho cabrío que fue quebrado y en lugar del cual aparecieron otros cuatro cuernos? Como se nota en la explicación del ángel, el gran cuerno representó al “primer rey” de Grecia como potencia mundial. Ese fue Alejandro Magno. Es interesante el hecho de que, después de morir Alejandro, con el tiempo su imperio fue dividido en cuatro entre cuatro de sus generales, “hacia los cuatro vientos de los cielos,” como se predijo.—Dan. 8:8.

      Según Josefo, esta profecía le fue mostrada a Alejandro cuando éste se acercó a Jerusalén. Leemos: “Cuando se le mostró el libro de Daniel, en el cual él [Daniel] había declarado que uno de los griegos destruiría el imperio de los persas, creyó que él había sido el indicado; y en su gozo despidió a la multitud en aquella ocasión, pero al día siguiente nuevamente la reunió y les dijo que pidieran cualesquier dádivas que desearan.”—Antiquities of the Jews, libro XI, capítulo VIII, párrafo 5.

      Por lo tanto, en solo estos pocos detalles de una visión profética el libro bíblico de Daniel presentó historia con más de 200 años de anticipación. Y el mismo libro bíblico penetra más todavía en el futuro. ¿Por qué?

      HISTORIA CON SEIS SIGLOS DE ANTICIPACIÓN

      Una profecía singular que se encuentra en Daniel, capítulo 9, suministra detalles de la historia con más de seiscientos años de anticipación. Esta predicción señala específicamente que “Mesías el Caudillo” se presentaría sesenta y nueve “semanas de años . . . desde que salga la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén,” y que, poco después de eso, Jerusalén y su templo serían destruidos. (Dan. 9:24-27; An American Translation) ¿Cómo se cumplió esto?

      El rey persa Artajerjes Longímano expidió un decreto para la restauración y la reedificación de Jerusalén durante el vigésimo año de su reinado. El decreto entró en vigor en el otoño de ese año, que fue 455 a. de la E.C. El contar hacia adelante sesenta y nueve semanas de años (cada “semana” siendo de siete años), ó 483 años, desde 455 a. de la E.C., nos trae hasta el año 29 E.C. Según el registro bíblico, ése fue exactamente el año en el cual Jesús de Nazaret se presentó como Mesías, en su bautismo en el río Jordán.—Luc. 3:21-23; 4:16-21.

      Esta misma predicción declara que Mesías sería “cortado . . . a la mitad de la [septuagésima] semana.” (Dan. 9:26, 27) En conformidad con eso, Jesús murió el Día de la Pascua en la primavera de 33 E.C., exactamente a la mitad de una ‘semana de años,’ o tres años y medio, después de principiar su carrera mesiánica en su bautismo.—Mat. 26:2; Juan 13:1, 2.

      En cuanto a la destrucción de Jerusalén, esta profecía declara lo siguiente en cuanto a la generación en la cual se presentaría el Mesías y sería cortado en la muerte: “Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin de él será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.” (Dan. 9:26) Cinco días antes de su muerte Jesús suministró detalles adicionales respecto a esto, como leemos:

      “Y cuando llegó a estar cerca [de Jerusalén], miró la ciudad y lloró sobre ella, diciendo: ‘Si tú, aun tú, hubieras discernido en este día las cosas que tienen que ver con la paz... pero ahora han sido escondidas de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en que tus enemigos edificarán en derredor de ti una fortificación de estacas puntiagudas y te rodearán y te afligirán de todos lados, y te arrojarán al suelo a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no discerniste el tiempo en que se te inspeccionaba.’”—Luc. 19:41-44.

      Respecto a la predicha “fortificación de estacas puntiagudas,” Josefo informa que, durante la revuelta judía, el general romano Tito instó a edificar un muro alrededor de Jerusalén. Sus soldados despojaron de árboles el distrito rural y erigieron en solo tres días una cerca circundante de estacas que midió casi ocho kilómetros de longitud. En la completa destrucción que siguió, perecieron 1.100.000 de los “hijos” de Jerusalén. En cuanto a la escrupulosidad con que se cumplieron estas predicciones de la destrucción de la ciudad, solo tres torres y una porción del muro occidental quedaron en pie. Escribe Josefo: “Todas las demás fortificaciones que circundaban la Ciudad fueron tan completamente arrasadas que nadie que visitara el sitio creería que en un tiempo hubiera sido habitado.”

      Esta destrucción de Jerusalén aconteció en 70 E.C., unos 605 años después que Daniel escribió su libro bíblico (alrededor de 536 a. de la E.C.). ¡Cómo inspira fe la consideración de los cumplimientos de las detalladas profecías bíblicas que se escribieron con siglos de anticipación! Pero las predicciones bíblicas no solo tratan del pasado lejano. Muchas se están cumpliendo notablemente hoy día, e indican cómo usted puede disfrutar de un futuro brillante y feliz. El artículo siguiente considerará algunas de éstas.

      [Ilustración de la página 679]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      “SETENTA SEMANAS”

      Daniel 9:24-27

      455 a. de la E.C. 33 E.C. 70 E.C.

      (primavera)

      29 E.C. 36 E.C.

      69 semanas de años 70⁠ma

      (=483 años) “semana”

      Jesús

      ungido

      20°

      año de Jesús Jerusalén

      Artajerjes “cortado” destruida

  • Desde la antigua Babilonia hasta el siglo veinte en la profecía bíblica
    La Atalaya 1977 | 15 de noviembre
    • Desde la antigua Babilonia hasta el siglo veinte en la profecía bíblica

      PREDICCIONES bíblicas han tenido cumplimientos admirables en tiempos antiguos. ¿Sabe usted que las Escrituras también predicen asuntos que tienen que ver con el siglo veinte?

      El libro bíblico de Daniel contiene visiones proféticas que abarcan la subida y caída de potencias mundiales principales desde la antigua Babilonia hasta la generación actual. Por ejemplo, durante el siglo sexto a. de la E.C. Daniel tuvo un sueño de cuatro bestias simbólicas. Según la descripción que Daniel suministra de estos animales simbólicos, eran:

      (1) un león, que primero tenía alas de águila, entonces las perdió y asumió cualidades humanas; (2) un oso que devoraba mucha carne; (3) un leopardo que tenía cuatro alas (lo cual aumentaba su gran velocidad) y cuatro cabezas; y (4) una bestia salvaje “espantosa y terrible y extraordinariamente fuerte” que no correspondía con ningún animal real. Esta cuarta bestia tenía dientes de hierro grandes, diez cuernos y otro, un cuerno “pequeño,” que se desarrolló con ojos y una “boca que estaba hablando cosas grandiosas.”—Dan. 7:3-8.

      DESDE BABILONIA HASTA GOBERNACIÓN POR UN “HIJO DEL HOMBRE”

      ¿Qué representan estas cuatro bestias? El relato bíblico declara que simbolizan “reyes,” o reinos. (Dan. 7:17) El león representa a Babilonia, que era la potencia dominante en el Oriente Medio cuando se recibió la visión. (Jer. 4:5-7) El oso representa al reino que siguió a Babilonia como potencia mundial, que resultó ser Medo-Persia. El leopardo de cuatro cabezas con alas pinta al Imperio Griego. En cuanto a las cuatro cabezas del leopardo, después de la muerte de Alejandro Magno sus generales lucharon por el control del imperio, y al fin cuatro de ellos consiguieron la gobernación de diferentes secciones. La cuarta bestia simbólica de esta visión se refiere a la potencia mundial que se engulló al Imperio Griego, a saber, Roma.

      ¿Qué hay de los diez cuernos y el otro cuerno que tenía ojos y una “boca que estaba hablando cosas grandiosas” de esta cuarta bestia? (Dan. 7:8) A veces las Escrituras usan cuernos para simbolizar gobernantes y dinastías gobernantes. (Dan. 8:2-10, 20-22; Zac. 1:18-21; Luc. 1:69-71) El número diez denota plenitud, totalidad, la suma de todo lo que existe de algo. (Mat. 25:1; Luc. 15:8; 19:13, 16, 17) La historia muestra que el Imperio Romano con el tiempo se dividió en varias naciones. Los diez cuernos de esta cuarta bestia evidentemente representan a todos los reinos que se produjeron después de disolverse Roma.

      En cuanto al cuerno “pequeño” que apareció entre los diez, durante el siglo dieciocho de la era común la Gran Bretaña, en un tiempo súbdita imperial inferior de Roma, subió a la prominencia como el poder comercial y político preeminente en el mundo. Debido a vínculos estrechos y unidad de acción general, hoy a la Gran Bretaña y los Estados Unidos a menudo se les llama la Potencia Mundial Angloamericana. Esta potencia encaja bien en la descripción bíblica del cuerno “pequeño.”

      Puesto que la Potencia Mundial Angloamericana todavía existe, la visión de Daniel acerca de las cuatro bestias predice desenvolvimientos de la historia humana desde el tiempo de la antigua Babilonia hasta nuestro propio día. Pero ¿qué sucede después a medida que termina esta serie de reinos políticos humanos? Daniel agrega:

      “Seguí contemplando en las visiones de la noche, y, ¡pues vea! con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien como un hijo del hombre; y al Anciano de Días obtuvo acceso, y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquél. Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación indefinidamente duradera que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas.”—Dan. 7:13, 14.

      ¡Qué emocionante el pensar que el “hijo del hombre,” Jesucristo, toma las riendas de la gobernación de ‘todos los pueblos, grupos nacionales y lenguajes,’ y eso en nuestro día! Las personas que viven en este espacio de tiempo pueden esperar bendiciones maravillosas en el futuro.

      LA IMAGEN DEL SUEÑO DE NABUCODONOSOR

      Un sueño profético que tuvo Nabucodonosor tiene significado similar. Este rey babilonio visualizó una colosal imagen metálica de forma humana. Daniel explica que la “cabeza [de la imagen] era de buen oro, sus pechos y sus brazos eran de plata, su vientre y sus muslos eran de cobre, sus piernas eran de hierro, sus pies eran en parte de hierro y en parte de barro moldeado.”—Dan. 2:31-33.

      Daniel explicó que la cabeza de oro representaba a Nabucodonosor, o, por extensión, a la dinastía de gobernantes babilonios que comenzó con Nabucodonosor. (Dan. 2:37, 38) Los pechos y brazos de plata representaron a la subsiguiente potencia mundial de Medo-Persia. El vientre y los muslos de cobre representaron “otro reino, uno tercero [contando desde Babilonia].” (Dan. 2:39) Este fue la Potencia Mundial Griega. La siguiente parte de la imagen, las piernas de hierro, inicialmente representaron a Roma. Sin embargo Roma no puede satisfacer todos los requisitos para la parte de hierro de la imagen. ¿Por qué no?

      Porque el hierro se extendía hasta los pies de la imagen, y allí se mezclaba con barro moldeado. Y en cuanto a los pies de esta imagen, la Biblia pasa a declarar: “Una piedra fue cortada, no por manos, y dio contra la imagen en sus pies de hierro y de barro moldeado y los trituró. En aquel tiempo el hierro, el barro moldeado, el cobre, la plata y el oro fueron, todos juntos, triturados.”—Dan. 2:34, 35.

      ¿Qué quiso decir esta parte del sueño de Nabucodonosor? Daniel explica: “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos [representados por la imagen completa], y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”—Dan. 2:44.

      Esa eliminación por trituración y reemplazo de todos los reinos terrestres por gobernación divina no aconteció durante los días del Imperio Romano. Por lo tanto, el rasgo semejante a hierro de esta imagen se extiende hasta la potencia mundial que sucedió a Roma, la Angloamericana. Así, esta visión está en paralelo con la de las cuatro bestias al predecir desenvolvimientos principales en la historia humana desde la Babilonia antigua hasta cuando el reino de Dios en las manos del “hijo del hombre,” Cristo Jesús, toma las riendas de la gobernación terrestre.

      ¿Podemos esperar que eso suceda dentro de poco tiempo?

      LA “SEÑAL” DE LA PRESENCIA DE CRISTO

      Poco antes de que Jesús fuera ejecutado, sus discípulos le pidieron una “señal” de su “presencia y de la conclusión del sistema de cosas.” (Mat. 24:3) Por “presencia” quisieron decir la gobernación de él en el poder del Reino. ¿Cómo contestó Jesús a la pregunta de ellos? Usted sacará provecho de la lectura de la respuesta completa según se registra en los capítulos 24 y 25 de Mateo, y los relatos paralelos en Marcos 13 y Lucas 21. A continuación daremos solo unos aspectos notables.

      Según el relato del Evangelio de Lucas, Jesús incluyó lo siguiente como parte de la señal de su presencia: “Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en un lugar tras otro pestes y escaseces de alimento.” (Luc. 21:10, 11) El libro de Revelación manifiesta las mismas evidencias de la presencia de Jesús como rey, pero en lenguaje simbólico. En una descripción de lo que sucede en la Tierra después que Jesucristo, como jinete sobre un “caballo blanco” simbólico, recibe la “corona” de gobernación real activa sobre el mundo de la humanidad, leemos:

      “Y salió otro [caballo y jinete], un caballo de color de fuego; y al que iba sentado sobre él se le concedió quitar de la tierra la paz para que se mataran atrozmente los unos a los otros; y le fue dada una gran espada. [Compare con Lucas 21:10 con relación a ‘levantarse nación contra nación.’] . . .

      “Y vi, y, ¡miren! un caballo negro; y el que iba sentado sobre él tenía en su mano una balanza. Y oí una voz como si fuera en medio de las cuatro criaturas vivientes decir: ‘Un litro de trigo por un denario [el salario de todo un día en aquel tiempo], y tres litros de cebada por un denario; y no dañes el aceite de oliva ni el vino.’ [Compare con Lucas 21:11 con relación al hambre.] . . .

      “Y vi, y, ¡miren! un caballo pálido; y el que iba sentado sobre el tenía el nombre Muerte. Y el Hades [el sepulcro común de la humanidad] venía siguiéndolo de cerca. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con una espada larga y con escasez de alimento y con plaga mortífera y por las bestias salvajes de la tierra. [Note que Lucas 21:11 incluye pestes.]”—Rev. 6:1-8.

      ¿No ha experimentado usted personalmente estas cosas? ¿No ha sufrido la generación de las personas que viven hoy día de guerras, escaseces de alimento y enfermedades epidémicas sin precedente, empezando desde la I Guerra Mundial en 1914 E.C.? Y estas cosas no son todo lo que hay respecto de la señal de la presencia de Jesús en poder del Reino.

      Jesús agregó esto como otro rasgo de esa señal: “Y por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte.” (Mat. 24:12) ¿No está usted de acuerdo con que las proporciones del delito y el crimen en vertiginoso aumento en muchas partes de la Tierra durante esta generación han resultado en un enfriamiento general en el amor de la gente tanto a Dios como a su prójimo?—Compare con 2 Timoteo 3:1-5.

      Sin importar lo funestas que sean estas condiciones mundiales, constituyen fuerte razón para que los que creen en la Biblia se regocijen, pues Jesús declaró además: “En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas.” Eso significa que personas que vieron el principio de estos tiempos penosos todavía estarán vivas cuando el reino celestial de Dios le ponga fin al presente sistema de cosas.—Mat. 24:8, 34.

      ¿Qué lo reemplazará? Un nuevo sistema de cosas bajo gobierno divino. Describiendo condiciones en la Tierra en ese tiempo, el libro bíblico de Revelación declara: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:3, 4.

      ¿Disfrutaría usted de vivir en ese nuevo sistema de cosas? Si así es, el cumplimiento de la “señal” que Jesús dio puede tener significado especial para usted. Jesús indicó esto, al decir: “Al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen sus cabezas, porque su liberación se acerca.”—Luc. 21:28.

      ¡Que magnífica esperanza! Sin embargo Dios tiene requisitos, que no son difíciles de satisfacer, para todos los que hayan de sobrevivir y entrar en ese nuevo sistema de cosas. (1 Juan 5:3, 4) ¿Está usted dispuesto a estudiar la Biblia para aprender los requisitos de Dios? Debería serle un verdadero gozo el proceder así. Con gusto los testigos de Jehová conducirán un estudio bíblico gratuito con usted en su hogar. También, las reuniones en sus Salones del Reino son gratis y están abiertas al público. Comuníquese pronto con los testigos de Jehová, y consiga más discernimiento acerca del cumplimiento de la profecía bíblica en este siglo veinte.

      LA GRAN PANDEMIA

      COMO se hizo notar arriba, parte de la “señal” de la presencia de Cristo y “la conclusión del sistema de cosas” es “en un lugar tras otro pestes.” (Mat. 24:3; Luc. 21:11) Entre estas pestes estuvo la pandemia (epidemia mundial) llamada “gripe española” o “influenza española” de 1918 y 1919. Respecto a ella, Timothy Larkin escribe: “Cuando un transporte de tropas norteamericanas, el U.S.S. Otranto chocó con otro barco, se perdieron 431 vidas, muchas de ellas porque la tripulación del Otranto estaba tan debilitada por la influenza que no pudo abandonar el barco; y aunque 50.000 soldados norteamericanos fueron muertos en batalla en la I Guerra Mundial, otros 24.000 murieron de influenza o complicaciones de ella.” (FDA Consumer de mayo de 1976) En total, unos 20 millones de personas murieron en todo el mundo durante la “gripe española” de 1918 y 1919.

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