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Cómo dejar la costumbre de dejar las cosas para después¡Despertad! 1984 | 8 de febrero
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Se puede conseguir ayuda
Son muchas las personas que, por no tener verdadera motivación, tardan en tratar de deshacerse de ciertos hábitos perjudiciales. Cierto hombre que, por 11 años fumaba hasta tres cajetillas de cigarrillos al día, relató su experiencia: “Por lo menos una docena de veces trate en serio de deshacerme del hábito, pero siempre fracasé. Cada vez que trataba de dejar el hábito pasaba por un período de agonía [...] y siempre acababa por fumar”. Otro hombre, que por unos diez años fue un jugador empedernido, dijo: “Traté varias veces de deshacerme del hábito, pero solamente lograba dejarlo por varios días a lo más”. Debido a que estos hombres fracasaron repetidas veces, ellos postergaron el hacer un nuevo esfuerzo. No obstante, con el tiempo ambos hallaron la motivación que necesitaban.
El ex fumador relató: “Al estudiar la Biblia con los testigos de Jehová aprendí muchos textos bíblicos que tenían que ver con la limpieza tanto espiritual como física. También está envuelto el principio fundamental de mostrarse amor unos a otros y de tratar a otras personas como queremos que se nos trate. ¿Cómo podría alguien ponerse a soplar humo en la cara de otra persona y decir que está obedeciendo dicho principio?”.
¿En qué resultó esta motivación recién hallada? “Decidí deshacerme del hábito una vez para siempre”, dijo él. “Cada vez que sentía deseos de fumarme un cigarrillo, pedía a Dios que me ayudara. Quedé sorprendido al ver que resultó más fácil de lo que yo había pensado.”
¿Qué hay del jugador? “Mi esposa se puso a estudiar la Biblia”, dijo él. “Ella me invitó al estudio y acepté. El resultado fue que pronto comprendí que el jugar es malo.” La verdad de la Biblia le proporcionó a él la motivación que necesitaba. En tres meses logró hacer lo que por diez años había estado postergando.
“El que está vigilando el viento no sembrará; y el que está mirando las nubes no segará”, dice la Biblia en Eclesiastés 11:4. Por eso, sea que usted esté perturbado porque tiene un grave problema con la dilación o porque suele retrasarse, lo prudente es considerar en serio sus prioridades y sus hábitos. Entonces deje la costumbre de dejar las cosas para después.
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¿Cuán exactas son las traducciones de la Biblia?¡Despertad! 1984 | 8 de febrero
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¿Cuán exactas son las traducciones de la Biblia?
A veces algunas personas que no están informadas dicen que, puesto que los manuscritos bíblicos originales ya no existen, las traducciones de la Biblia que tenemos hoy día no son confiables. Por eso, es interesante notar la opinión que expresó una reconocida autoridad en el asunto. En su obra Auf den Spuren Jesu (En los pasos de Jesús), Gerhard Kroll dice lo siguiente:
“Dos de los principales críticos del texto en inglés, B. F. Westcott y J. A. Hort, calculan que la cantidad de variantes textuales asciende a 250.000; es decir, por cada dos palabras del texto original hay tres variantes textuales. Solo los laicos pueden horrorizarse por este hecho. De acuerdo con los resultados de la crítica textual, siete octavas partes del texto del Nuevo Testamento son incuestionables; es decir, no podemos por medio científico alguno suministrar la lectura original de la restante octava parte del texto. Pero muchas de las variantes de esa octava parte son insignificantes, porque son meramente discrepancias ortográficas o transposiciones de palabras que no afectan el sentido. Después de deducirlas, solo queda una sesentava parte del texto que pudiera catalogarse como dudosa. Pero el grueso de esa sesentava parte pudiera considerarse como algo que no viene al caso en lo relacionado con el contenido, de modo que se pudiera decir que solo una milésima parte de todo el texto contiene diferencias significativas. Sin embargo, de esa milésima parte, solo unos cuantos relatos son importantes en cuanto a lo doctrinal. Y hasta éstos no son tan importantes, puesto que el testimonio bíblico de las respectivas enseñanzas dogmáticas no depende solo del relato en particular del que se tiene duda”.
Por lo tanto, la conclusión final del crítico textual Kroll es: “En general, la convicción científica establece claramente que, en esencia, el arreglo textual se ha conservado sin error”.
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