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Instrucción perita en el arte de hacer discípulosLa Atalaya 1960 | 1 de junio
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a la gente merecedora era inevitable el tener un estudio bíblico regular en las casas de tales personas. No podía evitarse esto por motivo de que el publicador de las buenas nuevas no era el que en realidad hacía un discípulo de Cristo o un nuevo testigo de Jehová. Aun cuando leemos que Jesús y el apóstol Pablo “hicieron” discípulos, ellos eran los últimos en aceptar el honor por ello. Jesús dijo: “Hablo las cosas que he visto con mi Padre.” Pablo reconoció a Dios como el verdadero Hacedor de la nación nueva refiriéndose a la obra de un jardinero, diciendo: “Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndolo crecer; de modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que lo hace crecer. . . . Porque nosotros somos los colaboradores de Dios. Ustedes son el campo de Dios que está bajo cultivación.” Eso significa que el publicador sólo estaba siendo usado para plantar la Palabra de verdad de Dios en los corazones de las personas merecedoras. En consecuencia, aunque los siervos de Dios recibieron el mandamiento: “Vayan pues y hagan discípulos,” no habían de hablar simplemente su propia palabra cuando se quedaran con la gente de buena voluntad, sino que se esperaba que dejaran que Jehová hablara por medio de su Palabra escrita, la Biblia, así como Jesús citaba la Biblia todo el tiempo. Sólo dejando que Dios mismo les hablara por medio de su Palabra podían las personas merecedoras obtener esa impresión duradera en su mente; sólo de esa manera sería posible plantar su Palabra profundamente en los corazones de ellas para que diera fruto. Por lo tanto un estudio bíblico con los merecedores era el tercer paso en la cadena de producción que Jesús enseñó para hacer testigos de Jehová. Sólo mediante esta última operación, el estudio bíblico, podía la gente merecedora recibir la paz de que disfrutaban los cristianos verdaderos.—Juan 4:1; Hech. 14:21; Juan 8:38; 1 Cor. 3:6-9; Mat. 28:19.
16. Resumiendo, ¿qué se necesita para hacer un testigo de la manera que Jesús enseñó a hacerlo?
16 Estas, entonces, fueron las instrucciones que Jesús dio a sus seguidores para hacer testigos mediante el método de predicar de puerta en puerta. Tres pasos definitivos se disciernen: Hay que descubrir quiénes son merecedores por medio de hablarles primero; hay que emplear tiempo con ellos predicando; y hay que ayudarlos a obtener la paz que proviene del ser reconciliados con Dios por medio de la dedicación, la cual, a la vez, no puede tener lugar sin un estudio diligente de la Palabra de Dios. Los tres pasos son semejantes a operaciones en una cadena de producción. Si alguna de las operaciones no recibe la debida atención, el producto sufrirá, pero si se usa el material correcto y se siguen las instrucciones fundamentales, puede esperarse un producto perfecto.
17. ¿No hay un modo más fácil y más rápido de efectuar el trabajo de hacer testigos? ¿Cuán eficiente se demostró que era este método en los días de los cristianos primitivos?
17 El hacer testigos según este método tal vez parezca ser un proceso largo y fatigador, y es cierto que se requiere tiempo y trabajo diligente para producir un solo testigo nuevo según este método hoy día; pero es el mejor y más rápido método que hay. Jesús mismo lo usó al entrenar a sus seguidores y él fue un perito en este campo. No puede haber métodos abreviados. Jesús fue un trabajador práctico; usó sabiduría práctica. Si hubiese habido un modo más fácil y más rápido para que sus seguidores hicieran su obra, de seguro se lo habría dicho. El hecho de que no les dijo de uno muestra que no lo hay. Por medio de seguir este consejo sus discípulos hicieron innumerables millares de testigos de una calidad tan fina que aun hoy el calificativo “cristianos primitivos” se asocia con lealtad absoluta a los más elevados principios ante la persecución más severa. ‘Llenaron a Jerusalén con su enseñanza’ y ‘trastornaron la tierra habitada’; influyeron en el derrotero del género humano hasta este día. ¡Un resultado asombroso en verdad de una campaña docente, y un buen reflejo de la eficacia de los métodos usados! ¿Cuán eficiente es ese mismo método en el siglo veinte, la era de la producción en masa? —Hech. 5:28; 17:6.
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“Muestren ser mis discípulos”La Atalaya 1960 | 1 de junio
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“Muestren ser mis discípulos”
“Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan produciendo mucho fruto y muestren ser mis discípulos.”—JUAN 15:8.
1. ¿Cómo podemos decir que Jesús estuvo solo en su trabajo cuando comenzó a hacer testigos, y cómo hay que medir sus capacidades?
EL BUEN éxito del trabajador se mide por su producción, sea por su calidad, su cantidad o por ambas. Medido por los frutos de su trabajo, tiene que decirse de Jesús que él fue un trabajador que tuvo éxito extraordinario, cuya habilidad se mostró tanto en calidad como en cantidad. Ambas fueron pasmosas. Cuando emprendió la tarea de rehacer la mente de personas para hacer de ellas seguidores suyos, estuvo completamente solo, siendo él el primero de una clase nueva de testigos de Jehová, los que tenían la vocación celestial. Por supuesto hubo Juan el Bautista, que había preparado el camino para Jesús, pero Juan no llegó a pertenecer a la nueva nación de miembros engendrados por espíritu, y aun sus discípulos que vinieron a Jesús para seguirlo primero tuvieron que ser hechos testigos cristianos de Jehová por Jesús. En este último respecto, por lo menos, cuando Jesús emprendió su trabajo, estuvo completamente solo.
2. ¿Cuántos testigos nuevos hizo Jesús durante los tres años y medio de su ministerio, y qué profecía dio Jesús en cuanto al trabajo de sus seguidores?
2 Tres años y medio después, en el día de Pentecostés, no mucho después que se le había dado muerte a Jesús en un madero de tormento, hallamos al apóstol Pedro dirigiendo la palabra a una grande muchedumbre de personas. Muchas de estas personas habían oído los sermones de Jesús en el pasado, y su mensaje ya se les había grabado con profundidad en la mente. Algunos habían pensado que Jesús era el Mesías, pero ahora se hallaban inciertos, puesto que tan súbitamente había sido muerto como un criminal. En esta ocasión Pedro explicó a estas personas, bajo influencia del espíritu de Dios, cómo se habían cumplido las profecías por lo que había acontecido. Cuando entendieron por qué Cristo tuvo que morir y supieron que ahora sería apropiado el que se dedicaran a Dios por medio de Jesucristo si querían estar de parte de Jehová, prontamente tres mil personas se bautizaron en el nombre de Jesús ese mismo día. Algunos días después la cifra subió a 5,000, según muestra el registro. Todos estos creyentes israelitas fueron indirectamente los frutos del trabajo de Jesús durante los tres años y medio anteriores. Pero debe haber habido millares más, porque, como el registro dice más tarde: “creyentes en el Señor continuaron siendo añadidos.” Además, muchos habían sido bautizados con el bautismo de Juan durante el ministerio de Jesús; por eso hay base para creer que muchos más de los 5,000 mencionados por número en Hechos 4:4 como bautizados en el nombre de Jesús fueron hechos testigos indirectamente a causa de la predicación de Jesús. Como Jesús había dicho: “A menos que un grano de trigo caiga en la tierra y muera, permanece siendo un solo grano; pero si muere, entonces
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