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Enseñando a hombres de buena voluntadLa Atalaya 1959 | 1 de marzo
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“El corazón del sabio hace que su boca muestre perspicacia, y a sus labios añade persuasiva.” (Pro. 16:23) Dado que es sabio, su corazón, o asiento de motivo, es incitado por el amor. Eso lo ayuda a mantener clara ante su vista la verdadera situación de la gente a quien él sirve, a mostrar perspicacia al tratar con ella. Hace que algunos escuchen lo que él dice, que sean persuadidos por ello, y vuelvan “a sus sentidos propios fuera del lazo del Diablo.”
PROGRESO HACIA LA MADUREZ
18. (a) ¿Cómo demuestran los testigos de Jehová verdadero amor a los hombres de buena voluntad? (b) ¿Qué sugestiones se dan para ayudar a los ministros cristianos a estar seguros de que la instrucción que dan verdaderamente se arraigue?
18 Cuando los testigos de Jehová hallan a uno que responde a la voz del Pastor Propio, ¿sienten que con eso el trabajo queda hecho? De ninguna manera. Lo ayudan a asociarse con el rebaño de ovejas del Pastor y a crecer a la madurez cristiana. Regularmente cada semana regresarán para estudiar la Biblia con la persona que ha respondido para que ella pueda discernir lo que ésta le dice que haga. La persona que está enseñando debe tener gran cuidado y asegurarse de que la persona de buena voluntad verdaderamente esté aprendiendo, que entienda los puntos y esté progresando hacia la madurez. No todos progresarán al mismo paso, pero mediante organización cuidadosa el desarrollo espiritual de cada uno recibirá la debida atención. Anime al nuevo a expresarse. “Que cualquiera a quien se le da instrucción oral en la palabra comparta todas las cosas buenas con el que da esa instrucción oral.” (Gál. 6:6) Y cuando se hace el comentario, si aparentemente no se hace con entendimiento, muestre que usted es un verdadero maestro por medio de considerar el punto más detalladamente y hacer que el estudiante comente más. Enseñe al estudiante a razonar las cosas, a discernir la relación de ellas con las cosas aprendidas previamente, a incluir en sus respuestas los textos que prueban que son correctas. Repita los puntos especialmente importantes para que no se olviden.
19. ¿Qué, además de conocimiento acertado, también debemos esforzarnos por enseñar a las personas de buena voluntad?
19 Más se necesita si esta persona verdaderamente ha de llegar a ser discípulo de Cristo Jesús. Debe aprender a acudir a Jehová por guía y a cultivar un deseo vehemente de agradarle. Se le debe ayudar a apreciar el punto de vista del salmista David, quien dijo: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu espíritu es bueno; guíeme éste en la tierra de rectitud.” (Sal. 143:10) No sólo debemos ayudarla a tener las respuestas en su cabeza, sino, de más importancia, debemos ayudarla a tener la ley de Dios en su corazón. “Y esto es lo que sigo orando: que el amor de ustedes abunde aun más y más con conocimiento acertado y pleno discernimiento, para que se aseguren de las cosas más importantes, para que no tengan tacha y no estén haciendo tropezar a otros hasta el día de Cristo, y estén llenos de fruto justo que es por medio de Jesucristo, para la gloria y la alabanza de Dios.” (Fili. 1:9-11) Sí, cuando la verdad se arraiga y se desarrolla en el corazón de la persona, ella comenzará a dar fruto.—Mat. 13:23.
20. ¿Qué se puede hacer para preparar a las personas recién interesadas para que participen en enseñar a otros la verdad?
20 Generalmente no pasa mucho tiempo antes que la persona de buena voluntad comience a discernir que los cristianos tienen trabajo que hacer. Pero a algunos les toma más tiempo que a otros el que su corazón los mueva a hacerlo. No sucede de un golpe, pero hay mucho que un buen maestro puede hacer en preparación para ello. Cada semana emplee algún tiempo en familiarizarlos con la organización de Jehová y cómo ésta hace su trabajo. Familiarícelos con las reuniones y cómo se conducen. Invítelos a concurrir. Al contarles usted acerca de su propio ministerio de casa en casa durante la semana, muéstreles brevemente de la Biblia por qué lo hace así. (Hech. 20:20) Más tarde usted puede contar una experiencia animadora que usted haya tenido cuando volvió a visitar a una persona de buena voluntad. Esa oportunidad podría usarse para mostrar que Jesús mandó que las ovejas fuesen alimentadas. (Juan 21:15-17) En otra ocasión usted puede familiarizarlos con el programa de entrenamiento y con el hecho de que a los nuevos no se les envía solos, sino que se les ayuda amorosamente paso por paso hasta que se sienten capacitados para ayudar a otros. No se forme la idea de que tiene que invitarlos a salir al servicio la primera vez que usted les habla acerca de ello. Prepárelos para ello. A medida que el entero arreglo adquiera forma en la mente de ellos y a causa de los estudios que usted les dé ellos comiencen a discernir la necesidad apremiante de que otros aprendan, ellos querrán participar. El amor basado en conocimiento quitará cualquier temor que pudieran tener de decir a otros lo que han aprendido y lo reemplazará con un deseo ardiente de mostrar su aprecio a Jehová por medio de servirle.—1 Juan 4:18.
21. ¿Qué trabajo es urgente hacer ahora?
21 En todas partes del mundo hay una necesidad apremiante de maestros de las buenas nuevas. ¿Está usted como cristiano capacitado para enseñar? ¿Está usted dando pasos para progresar más allá de la infancia cristiana de modo que pueda ser maestro? ¿Está usted dispuesto a usar las verdades y las habilidades que ahora tiene para ayudar a otros a aprender la verdad para que ellos puedan conseguir la vida en el nuevo mundo de Dios? Si es así, ahora es el tiempo de participar en este privilegio de servicio dado por Dios. A medida que lo haga, sea usted nuevo o experto en el ministerio, siga el consejo registrado en 1 Timoteo 4:16, a saber: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza.”
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1959 | 1 de marzo
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Preguntas de los lectores
● En Mateo 1:1 leemos: “El libro de la historia de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.” En Romanos 3:24 leemos: “Es como un don gratuito que ellos [los pecadores que creen] están siendo declarados justos por su bondad inmerecida mediante la liberación por medio del rescate pagado por Cristo Jesús.” ¿Qué diferencia hay entre Jesucristo y Cristo Jesús?
Las Escrituras Cristianas Griegas principian con la expresión Jesucristo en Mateo 1:1 y Marcos 1:1. Cierran con la misma expresión en Apocalipsis 22:21. El apóstol Pablo fué el que introdujo la expresión Cristo Jesús, en Romanos 3:24, y él es el único escritor de la Biblia que usa esta expresión, con la excepción de sólo dos veces que la usa el apóstol Pedro en su primera epístola en la Versión Autorizada. (1 Ped. 5:10, 14) En la Versión Auto o del Rey Jaime de la Biblia la expresión Cristo Jesús ocurre solamente cincuenta y cuatro veces, mientras que la expresión Jesucristo ocurre alrededor de 184 veces, o más de tres veces más a menudo que Cristo Jesús.
La palabra “Jesús” es un nombre, que significa “Jehová es salvación.” El ángel le dijo a José que iba a ser su padre adoptivo: “Debes llamarlo ‘Jesús’, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mat. 1:21) Por otra parte, la palabra “Cristo” es un título, que significa “el ungido.” Significa lo mismo que Mesías, una palabra de origen hebreo. Se usaba este título Cristo o Mesías en las Escrituras proféticas antes del primer año de la era cristiana para predecir la venida de este a quien Dios ungiría con su espíritu para ser Rey del nuevo mundo de justicia, pero sin predecir directamente su nombre terrenal. (Dan. 9:25, 26; Sal. 2:2) De igual modo al tiempo de su nacimiento humano el anunciador angelical les dijo a los pastores en los campos cerca de Belén: “Les nació a ustedes hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David.” (Luc. 2:11) Note usted el orden de sucesión de las palabras, no ‘el Señor Cristo,’ sino, “Cristo el Señor.”
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