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Haciendo frente al desafío de traducir la BibliaLa Atalaya 1974 | 1 de noviembre
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Verdaderamente, el traducir la Biblia de una manera digna presenta un verdadero desafío. De veras es una bendición el que se hayan producido tantas diferentes traducciones. Sin embargo, de los ejemplos susodichos bien se puede decir que, como traducción exacta, la Traducción del Nuevo Mundo tiene mucho que la recomienda.
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Predicando a la gente en los rascacielos de Nueva YorkLa Atalaya 1974 | 1 de noviembre
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Predicando a la gente en los rascacielos de Nueva York
ERA una mañana fría de febrero en la ciudad de Nueva York. La gente salía de las tiendas y entraba en ellas en medio de los rascacielos descollantes, el más alto de ellos siendo el Centro Comercial Mundial de 110 pisos. Solo a unas cuantas cuadras de esas estructuras enormes está un edificio de seguros en el cual estaba yo por entrar.
Saliendo del ascensor en el piso trigésimo séptimo, miré el largo corredor con entradas que llevaban a diversas oficinas. Mi oración fue que pudiésemos llegar a la gente que trabaja en edificios grandes de oficinas aquí en la ciudad de Nueva York y presentarles el mensaje importante que teníamos para ellos.
Más temprano esa mañana, al prepararnos para emprender nuestra misión, un grupo de nosotros nos preguntamos: ‘¿Cómo reaccionará la gente en este centro comercial y financiero a las buenas nuevas de un cambio mundial venidero por medio del reino de Dios?’ Ahora esta pregunta cruzaba mi mente como relámpago al acercarme a un extremo del corredor que llevaba a una oficina de una corporación de investigaciones.
Al amigable ejecutivo que me recibió le acababan de servir una taza de café. Mi comentario de apertura enlazó con la pausa matutina, después de lo cual me presenté como representante de la Sociedad Watch Tower cuya central mundial está ubicada al otro lado del río Este desde el Bajo Manhattan. Me invitó a entrar a una oficina contigua, haciendo señas hacia una silla cerca de su escritorio y bondadosamente sugirió que me pusiese cómodo.
Al explicar el propósito de mi visita, hice surgir una pregunta en cuanto a la calidad de la vida y lo que se podría hacer para mejorarla. Pareció despertarse su interés. Consideró seriamente la pregunta antes de responder. En el transcurso de minutos se hizo patente que este hombre estaba preocupado por la deterioración general dentro de la sociedad humana y específicamente por lo que sucedía en la ciudad. Sin embargo, no estaba seguro de lo que se podría hacer para mejorar la situación, a menos que, dijo, “la respuesta estribe en la religión.” Ese comentario indicaba algo en cuanto a sus inclinaciones.
Me valí de lo que dijo para enfatizar el propósito de mi visita y la obra que los
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