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El mérito rescatador de JesucristoLa Atalaya 1954 | 15 de junio
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simiente todas las naciones de la tierra,” la cual “simiente” Pablo identificó como el Cristo. Por eso Dios estaba demostrando que, en un tiempo determinado del futuro desde el día de Abrahán, su propio Hijo amado vendría para hacer el gran sacrificio. En su Palabra escrita. Jehová estaba colocando un fundamento para que hombres inclinados hacia la justicia pudieran cifrar su esperanza en este gran acontecimiento y las bendiciones indecibles que éste les haría posible. Se estaba estableciendo un registro digno de confianza mediante el cual los hombres podrían identificar al que suministra el rescate para ellos. (Pro. 8:22-36; Juan 8:58, NM) Una gran liberación estaba ahora a la vista, pero con toda certeza vendría mediante el rescate de Jesucristo.
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“Liberación mediante rescate”La Atalaya 1954 | 15 de junio
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“Liberación mediante rescate”
“Por medio de él tenemos la liberación mediante rescate por la sangre de ése, sí, el perdón de nuestras transgresiones, conforme a las riquezas de su bondad inmerecida.”—Efe. 1:7, NM.
1. ¿Cómo fueron deficientes los sacrificios bajo la Ley, no efectuando una “liberación” eficaz, pero qué propósito sirvieron?
DEBIDO a nacer en pecado y ser formados en iniquidad, los hombres se hallaban condenados a vivir en pecado y pagar la pena, la muerte. Bajo la ley mosaica dada a Israel los pecados del pueblo eran perdonados de manera figurada mediante los sacrificios animales que el sumo sacerdote hacia y ofrecía. No obstante en un sentido verdadero la sangre de toros no efectuaba una liberación real de naturaleza permanente del castigo del pecado, la muerte; porque todos los que se amoldaban a la ley con el tiempo morían. Además, los sacrificios tenían que repetirse a intervalos regulares. El pacto de la ley realmente era una “sombra de las cosas por venir,” ilustrando lo que Dios haría mediante su Hijo, Jesucristo. (Heb. 10:1-3, NM) “En consecuencia, la Ley ha llegado a ser nuestro maestro para guiarnos a Cristo, para que seamos declarados justos por causa de la fe.”—Gál. 3:24, NM.
2. ¿Qué parte importante desempeñó la sangre bajo la Ley, pero cómo efectuó un gran cambio la venida de Jesús?
2 Pero aun bajo el arreglo de la ley la justicia era imputada sólo mediante el derramamiento de sangre. Al considerar el sacrificio y rescate de Jesús tenemos que tener presente la llana declaración de la Escritura de que “a menos que se derrame sangre, ningún perdón se efectúa.” Por eso Israel mediante el sumo sacerdote continuamente ofrecía la sangre de animales para conseguir, en un sentido figurativo, liberación anual de los pecados. Pero con la venida de Jesucristo hay un gran cambio, porque “él entró, no, no con la sangre de cabras y de novillos, sino con su propia sangre, una vez para siempre en el lugar santo y obtuvo una exoneración eterna para nosotros.” (Heb. 9:22, 12, NM) Ya no era necesario ofrecer periódicamente sangre animal, porque aquel que fue prefigurado por estos sacrificios animales había venido y establecido una liberación eterna. Ahora se trataba de llenar los requisitos para recibir el beneficio de esa liberación mediante rescate.
3. ¿De qué manera fué superior el sacrificio de Jesús?
3 La entrada de Jesucristo para hacer propiciación por los pecados de la humanidad y así efectuar una liberación no fué una entrada en algún templo terrestre. “Porque Cristo entró, no en un lugar santo hecho por manos [como lo hacía el sumo sacerdote de Israel] el cual es una copia de la realidad, sino en el cielo mismo, para comparecer ahora ante la persona de Dios a favor nuestro . . . . el Cristo fué ofrecido una vez para todo tiempo para soportar los pecados de muchos.” (Heb. 9:24-28, NM) Fué en la presencia de Jehová en el cielo que Cristo compareció, después de su resurrección, para ofrecer el mérito de la sangre vital perfecta que había derramado, esto para efectuar una liberación permanente para los de la humanidad que ejercieran fe en el mérito de ese rescate. Pedro confirma que es la sangre derramada de Jesús la que suministra el mérito rescatador: “Porque ustedes saben que no fué con cosas corruptibles, con plata y oro, como rescate que ustedes fueron librados de su forma inútil de conducta recibida por tradición de sus antepasados. Sino que fué con sangre preciosa, semejante a la de un cordero inmaculado y sin tacha, la de Cristo.”—1 Ped. 1:18, 19, NM.
4. ¿Por qué es insensatez considerar como innecesaria la muerte sacrificatoria de Jesús?
4 Se ve así que la sangre vital del hombre perfecto Jesús, derramada en muerte sacrificatoria, tiene un mérito salvador a favor de los que ejercen fe en ella. Por consiguiente es la sangre dada en sacrificio la que se necesita para efectuar la salvación del mundo, no sólo las “profundas, substanciales y eternas verdades del evangelio cristiano.” No habría ninguna liberación sin la sangre derramada. Las Escrituras recalcan esta verdad sobresalientemente. Es absolutamente insensato, entonces, considerar el proceder de Jesús de sacrificarse él mismo como esencialmente innecesario para su obra de salvador del mundo. Si el mérito de la sangre derramada no se aplica a favor de una persona, tal persona no tiene esperanza alguna de conseguir vida eterna. La sangre perfecta vital de Jesucristo correspondió al valor de la vida que Adán perdió. Cuando Jesús ascendió de entre los muertos y subió al cielo, tenía en su posesión el derecho a la vida humana perfecta con todas sus perspectivas, exactamente lo que Adán mediante el pecado de desobediencia había perdido para la raza humana. Este precio rescatador Jesús lo entregó en la presencia de Dios y en cambio por él recibió la raza humana con el propósito de dar a los miembros merecedores de ella la oportunidad de con seguir vida eterna.—Rom. 5:15-19, NM.
5 ¿Qué gran pregunta se plantea, y cómo resulta en daño para los hombres la manera incorrecta de ver los asuntos?
5 Esto coloca en primer plano la pregunta de a quiénes aprovecha el rescate. ¿Aprovecha a todos los hombres, sean buenos o malos? ¿No fué el gran amor que Dios le tenía a todos los hombres lo que lo hizo dar a su Hijo? ¿Y no apoya eso el punto de vista de muchos de que todos tienen que ser salvos finalmente, incluso Adán mismo, y hasta el Diablo? Categóricamente no, porque nada podría estar más lejos de la verdad. El adherirse a dicha teoría de salvación universal resulta en gran daño para los hombres, porque ciega a éstos al verdadero propósito del rescate. Los adormece dándoles un sentido falso de seguridad e irresponsabilidad, porque les dice que todo saldrá bien al fin, prescindiendo de lo que hagan o cómo vivan. Mediante la creencia en “salvación para todos” dejan de ver la necesidad de examinar el propósito de Dios y averiguar sobre qué base pueden llenar los requisitos para “liberación mediante rescate por la sangre” de Jesucristo.
6. ¿Qué hechos sencillos apoyan el punto de vista correcto?
6 Deténgase, piense y examine algunos hechos sencillos. Cuando Jesús estuvo sobre la tierra y predicó el arrepentimiento, algunos le oyeron y creyeron y otros despreciaron su enseñanza. A los que oyeron y creyeron y ‘permanecieron con él en sus pruebas’ Jesús prometió grandes bendiciones en el Reino. (Luc. 22:28-30, NM) Y dijo que otras ovejas en tiempos posteriores escucharían con fe y recibirían bendiciones, también. Pero a los judíos incrédulos que lo rodeaban y se mofaban de su mensaje demandando saber si él era el Cristo, Jesús contestó: “Se lo dije y no obstante ustedes no creen. . . . ustedes no creen, porque ustedes no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y me siguen. Y yo les doy vida eterna, y ellas de ninguna manera serán destruídas jamás.” (Juan 10:16-30, NM) Esos incrédulos trataron de apedrear a Jesús más tarde. La promesa de un rescate a la vida eterna absolutamente no se ofreció a ninguna de dichas personas, sino sólo a los creyentes, las “ovejas.”
7. ¿Qué situación embrolladora presenta Mateo 23 para los que creen en “salvación para todos”?
7 Los proponentes de la “salvación para todos” tienen que cerrar los ojos al severísimo testimonio que Jesús dirigió contra los falsos maestros de su día, los escribas y fariseos. Pretendiendo adorar a Dios, ellos hacían toda suerte de mal. Jesús no predijo nada bueno para ellos, sino sólo aflicción tras aflicción. Enérgicamente indicó cuán absolutamente imposible era para ellos escaparse del juicio del Gehena (la destrucción) a manos de Jehová debido al proceder inicuo de ellos. ¿Diría usted, entonces, que él murió para suministrar un rescate para ellos? ¿Podrían ser rescatados y también destruídos? ¡Seguramente que no, como cualquier persona que razona tiene que admitir! Empero Jesús sí les dijo que estaban condenados; de modo que no podría haber rescate para ellos.—Mateo 23,NM.
8. ¿Qué punto de vista apoyan las instrucciones de Jesús a sus discípulos?
8 Las instrucciones que Jesús dió a sus discípulos añaden peso a la verdad de que el rescate no aplicaría a todos los hombres individualmente, porque, él dijo: “Dondequiera que alguien no los reciba o escuche sus palabras, al salir de esa casa o de esa ciudad sacúdanse el polvo de los pies. Verdaderamente les digo: Le será más soportable a la tierra de Sodoma y Gomorra en el Día de Juicio que a esa ciudad.” (Mat. 10:14, 15, NM) Él estaba mostrando clara y distintamente cuán absolutamente imposible era que los incrédulos o los inicuos voluntariosos recibieran el provecho del rescate, porque Sodoma y Gomorra fueron irrevocablemente condenadas y destruídas, más allá de cualquier recobro posible.
9. ¿Cómo existe una diferencia entre la posición de Satanás, Adán y la humanidad en general?
9 Satanás el Diablo es el dios de este mundo basado en mal e iniquidad. Es un deliberado y voluntarioso pecador y violador de la soberanía de Dios. Para él no hay recobro, sino sólo una inevitable destrucción. El hombre Adán voluntariosa y deliberadamente escogió el mismo proceder de rebelión adoptado por Satanás, y Dios con justicia le dió muerte. Pero para la prole de Adán la situación es diferente, porque ella nació bajo condenación como resultado del acto voluntarioso de Adán, empero no debido a algo que ella misma hubiera hecho. (Rom. 16:20; Apo. 20:10, NM; Ose. 6:7; Rom. 5:14, NM)
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