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Tratamiento médico con sangre... una cuestión emocional¡Despertad! 1979 | 22 de septiembre
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Las transfusiones de sangre también son responsables de transmitir muchos otros males que cada año enferman y matan a miles de personas. Además, muchos pacientes sufren reacciones adversas a las transfusiones, que a veces son fatales. El Dr. Charles Gilpin comentó: “En la zona de Miami [Florida] aproximadamente una transfusión de cada 10 produce alguna clase de reacción.”
De modo que ¿cuánto peligro hay? En abril de 1976 Southern Medical Journal sugirió que el cálculo de que hay “entre 3.000 y 30.000 muertes atribuibles a las transfusiones” cada año es probablemente un cálculo moderado. ¡Sin embargo, estas cifras son para solo un país... los Estados Unidos! Por lo tanto, ¿puede culparse a las personas que están al tanto de los detalles si vacilan en cuanto a aceptar transfusiones de sangre?
Sin embargo, es obvio que si una persona pierde demasiada sangre morirá. Según la opinión de casi todos los médicos las transfusiones de sangre pueden salvar a estas personas que de otro modo morirían. Aunque esto puede ser cierto, los testigos de Jehová rehúsan aceptar transfusiones de sangre. Su razón para no aceptarlas es que toman en serio este mandato dado en la Biblia a los cristianos: “Sigan absteniéndose . . . de sangre.” (Hech. 15:28, 29) A veces por obedecer este mandamiento los Testigos se han hallado en pugna con el tratamiento médico popular, y esto ha creado una cuestión emocional.
Sin embargo, hay formas de tratamiento de alternativa, y éstas no presentan los peligros que las transfusiones de sangre presentan. Los testigos de Jehová aceptan estos procedimientos médicos que frecuentemente han salvado vidas. Muchos médicos quizás crean que están cabalmente enterados del asunto de la sangre, pero es posible que no posean todos los hechos. Considere la experiencia de un anterior jefe del personal médico de un hospital de Texas.
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Lo que aprendí acerca de la sangre¡Despertad! 1979 | 22 de septiembre
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Lo que aprendí acerca de la sangre
un cirujano cuenta su historia
COMO médico me hallaba muy ocupado ejerciendo medicina general en Dallas, Texas. Muchas veces a las siete de la mañana ya estaba en el quirófano, atento a un lado de la mesa de operaciones mientras que al otro lado de ella estaban mis cirujanos adjuntos, vestidos con gorras y traje quirúrgico de verde pálido. Recuerdo de modo especial, como si hubiese sucedido ayer, una operación cesárea que hicimos en 1965.
La operación progresaba bien. Roy había
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