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Transfusiones de sangre o agua de mar¡Despertad! 1973 | 8 de septiembre
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Transfusiones de sangre o agua de mar
EN EL número de marzo de 1970 de la revista Let’s Live aparece un artículo del Dr. Giovanni Boni y el Dr. Pierre Lafarge, en el que hablan de “la unicidad de la relación entre el cuerpo y su propia sangre.” Entonces los médicos declaran que ha habido un largo proceso de lavado de cerebro para inducir a la gente a que puede “pasar por alto sin peligro esta singular relación y creer que una transfusión de sangre de otra persona es del todo posible.”
Después de reconocer que la literatura médica “está totalmente de acuerdo en cuanto a los peligros de las transfusiones de sangre,” los médicos dicen: “Uno no puede menos que preguntarse cómo es posible que una práctica tan peligrosa, irracional y ‘primitiva’ todavía se continúe en la actualidad, y de cierto modo, hasta se imponga.” Preguntan: “¿Por qué correr riesgos inútiles cuando hay una alternativa disponible?” ¿Cuál es la alternativa que recomiendan?
Pasan a decir: “Esta alternativa consiste en efectuar transfusiones con un fluido que es absolutamente inofensivo, el cuerpo lo acepta perfectamente, es fácil de conseguir y almacenar, y está tan vivo como la sangre que corre por nuestras venas. Nos referimos al ‘agua de mar.’” Explican que esto es agua de mar natural recogida y procesada especialmente. “En Francia se usa muy extensamente (hasta en los hospitales del ejército) y se le llama el Plasma de Quinton.”
Relatando un experimento realizado por R. Quinton en los laboratorios de un conocido fisiólogo francés, los médicos informan: Un perro “fue sangrado hasta quedar ‘blanco’ a través de la arteria femoral; es decir, la sangría continuó hasta que se detuvo espontáneamente.” Inmediatamente se inyectó en el perro “agua de mar.” Aunque el animal estaba extremadamente débil y no podía moverse, 21 horas más tarde “el perro estaba correteando por todas partes.” Después de casi una semana el animal estaba ‘sumamente activo y vivaracho,’ de hecho, mucho más que antes de la experiencia.” Cinco años más tarde el perro seguía con plena vida.
Los doctores prefieren el agua de mar natural procesada a una solución salina artificial. Creen que hay un elemento de diferencia entre las dos “que escapa a nuestros sistemas de medición.” Señalan que la composición de la sangre “es asombrosamente similar a la del ‘agua de mar.’” Es obvio que hay alternativas para las peligrosas transfusiones de sangre.
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La transfusión de sangre... un “pecado” biológico¡Despertad! 1973 | 8 de septiembre
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La transfusión de sangre... un “pecado” biológico
EL Dr. Charles P. Bailey es uno de los principales cirujanos de corazón al descubierto de los Estados Unidos y está relacionado con el St. Barnabas Hospital de la ciudad de Nueva York. Durante el verano de 1971 la Asociación Médica Norteamericana le otorgó una medalla de oro por haber reconstruido una válvula cardíaca con tejido del muslo del paciente.
En una entrevista con un miembro del cuerpo de redactores de ¡Despertad!, el Dr. Bailey hizo las siguientes observaciones:
“La sangre es un órgano líquido. Cuando se trata de sangre de otra persona, su administración encierra los muchos problemas del rechazo biológico, que a la larga han derrotado al trasplante de corazón y otros órganos.
“Puesto que las células de la sangre normalmente se destruyen en sesenta días y el ‘cambio completo’ del contenido líquido es todavía más rápido, una transfusión de sangre es un trasplante temporero o transitorio de un órgano líquido. De hecho, indudablemente esta es la razón por la cual es generalmente aceptada en un tiempo cuando el trasplante de órganos se considera experimental.
“Sin embargo, todavía debemos considerar que la administración de una transfusión de sangre es hasta cierto grado un “pecado” biológico. En la práctica corriente el riesgo de hepatitis después de tan solo una transfusión de sangre es mayor que el 5 por ciento, cifra que se puede probar. Con transfusiones múltiples el riesgo es correspondientemente mayor. Los daños por incompatibilidad y daños a los riñones debido a las transfusiones, aunque están muy reducidos, nunca pueden ser eliminados, prescindiendo de cuán cuidadosamente se ‘empareje’ la sangre. Hay otros riesgos, entre éstos, la transmisión de enfermedades como la sífilis, la malaria y ciertos parásitos de la sangre, que nuestros actuales métodos de protección no pueden prevenir cabalmente.
“Por estas razones y otras relacionadas a nuestros problemas específicos, nosotros en St. Barnabas usamos lo menos posible sangre como reemplazo al efectuar cirugía de corazón al descubierto o cerrado. Usando una técnica hemostática extremadamente cuidadosa y ensanchadores plasmáticos casi siempre es posible ‘ayudar hasta el fin’ a un paciente cooperativo a través de estos procedimientos sin recurrir a la sangre.”
De paso, el Dr. Bailey ha hallado que los testigos de Jehová como pacientes responden bien a estas medidas terapéuticas quirúrgicas.
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