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Sea fiel a Dios, “que mira en secreto”La Atalaya 1985 | 15 de abril
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sangre porque han visto que personas de otras religiones se oponen a algún procedimiento médico, pero luego lo aceptan ‘a puerta cerrada’. Algunos funcionarios hasta han afirmado que saben de cierto Testigo que aceptó secretamente una transfusión. Si acaso esto ha ocurrido, tal vez se haya tratado de alguien que solo estaba relacionado con los testigos de Jehová. Los siervos devotos de Dios saben bien que el transigir de esta manera no sería algo que escaparía a la vista de Dios. Recuerde cuando David pecó en relación con Bat-seba y Urías. Jehová lo vio todo y envió a Natán con el siguiente mensaje: “Mientras que tú [David] obraste en secreto, yo, por mi parte, haré esta cosa enfrente de todo Israel y enfrente del sol”. Como declaró Dios, David sufrió después las tristes consecuencias de su pecado “secreto”. (2 Samuel 11:27–12:12; 16:21.)
17. a) ¿Cómo podría causar dificultades a otras personas el aceptar una transfusión de sangre en secreto? b) Explique cómo se mantuvo firme una hermana respecto a la cuestión de la sangre aun en privado, y cuál fue el resultado de esto.
17 El amor que le tiene a sus hermanos cristianos debería también ayudarle a resistir la presión de aceptar secretamente el violar la ley de Dios respecto a la sangre. ¿En qué sentido? Pues, si un médico o un juez tratara de obligarle a aceptar sangre, aunque sea en secreto, usted debería pensar en las dificultades adicionales que tal acción le causaría al próximo Testigo. Note esta experiencia:
La hermana Rodríguez estaba recibiendo tratamiento debido a una infección. Entonces enfermó de gravedad; su médico diagnosticó que la hermana tenía una hemorragia interna y le aconsejó que se apresurara a ir a un hospital principal. La hermana Rodríguez dijo al personal de la sala de emergencias: “Sin importar lo que suceda, no puedo aceptar una transfusión de sangre”. Posteriormente ella se apegó a esta conclusión cuando las enfermeras ejercieron presión sobre ella al afirmar que algunos Testigos habían aceptado sangre. Por varios días esta hermana continuó perdiendo sangre y debilitándose, y finalmente la trasladaron a la sala de cuidado intensivo. Entonces el hospital llamó a un juez del Tribunal Supremo del Estado.
Varios meses después este juez habló a más de 150 médicos, reunidos en el anfiteatro del hospital, sobre el tema “Al fin y al cabo, ¿a quién pertenece la vida?”. Él, también, dijo que había encontrado personas que al principio habían rehusado que se les administrara sangre, pero que daban su consentimiento una vez que un juez intervenía en el asunto. Pero ¿qué hay de la hermana Rodríguez? Él relató que había tratado de convencerla en privado de que lo dejara ‘cargar con la responsabilidad’ al permitir que se le administrara la transfusión mediante una orden judicial. ¿Qué hizo ella? El juez dijo a los médicos que estaban reunidos que, con todas las fuerzas que ella pudo reunir, la señora Rodríguez le dijo que no iba a aceptar sangre y que él debería dejarla en paz y salir de la habitación. Por consiguiente, explicó el juez, él no tenía base para ordenar que le pusieran sangre en contra de la voluntad de ella.
18. Respecto a la cuestión de la sangre, ¿qué determinación debemos dar a conocer claramente? ¿Qué resultados se obtendrán probablemente?
18 Este caso recalca la importancia de explicar con toda claridad que en nuestra posición respecto a la sangre no hay lugar a transigencia. Los apóstoles adoptaron una posición igual de firme al declarar: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hechos 5:29). El caso de la hermana Rodríguez también demuestra el efecto que podría tener en otras personas el que un Testigo transigiera. Aunque estaba enferma y débil físicamente, tuvo que enfrentarse a presión adicional solo porque tal vez haya habido alguien que anteriormente haya violado la ley de Dios en secreto. Por supuesto, tal violación no sería secreta para el “Juez de toda la tierra” (Génesis 18:25). Agraciadamente, la hermana Rodríguez mostró en privado la misma firmeza que había mostrado en público. Y después, cuando hubo recobrado la salud, explicó a esa misma asamblea médica que estaba determinada a continuar siendo fiel a Dios.
19. En todo momento, ¿de qué hecho debemos estar conscientes?
19 Nosotros, también, tenemos que ser fieles, sea que obremos en público o no. Jehová se complace en tal fidelidad y la recompensa; responderá en justicia a las obras —públicas o privadas— de los que son infieles a las normas de Él (Salmo 51:6; Job 34:24). Amorosamente, Dios provee consejo perfecto que nos ayuda a vencer cualesquier faltas ocultas que tengamos, como consideraremos en el siguiente artículo.
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Acepte la ayuda de Dios para vencer faltas secretasLa Atalaya 1985 | 15 de abril
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Acepte la ayuda de Dios para vencer faltas secretas
“Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder.” (FILIPENSES 4:13.)
1. ¿Qué pidió cierto padre preocupado?
EL MUCHACHO era epilépticoa. Espumajeaba, tenía convulsiones, y a veces caía en el agua o en el fuego. Su preocupado padre buscó a un hombre que tenía la fama de curar a los enfermos. Cuando parecía que había falta de confianza en cuanto a la habilidad de aquel hombre, el padre clamó: “¡Tengo fe! ¡Ayúdame donde necesite fe!”.
2. ¿Cómo podemos estar seguros de que Dios quiere ayudarnos a vencer nuestras faltas?
2 Podemos aprender algo de este padre que buscó la ayuda de Jesús. El hombre reconocía que su fe pudiera ser deficiente; también estaba seguro de que Jesús quería ayudar. Así puede ser en nuestro caso, a medida que nos encaramos a nuestras propias faltas —incluso a las secretas— y nos esforzamos por vencerlas. Podemos confiar en que Jehová Dios quiere ayudarnos, tal como él ha ayudado a otras personas en el pasado. (Compárese con Marcos 1:40-42.) Por ejemplo, él ayudó al apóstol Pablo a hacer frente a faltas que se
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