-
El Armagedón... ¿procedente de un Dios de amor?La Atalaya 1985 | 1 de febrero
-
-
vid de la tierra, y la arrojó al gran lagar de la cólera de Dios. Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y salió sangre del lagar hasta la altura de los frenos de los caballos, por una distancia de mil seiscientos estadios.” (Revelación 14:15-20.)
Sí, la sangre fluirá en gran cantidad bajo la mano de las fuerzas de ejecución divinas. Los 69.000.000 de muertos de las dos guerras mundiales parecerán insignificantes en comparación con los que mueran en la guerra de Armagedón procedente de Dios. Respecto a ellos, el profeta Jeremías escribió: “Los muertos por Jehová ciertamente llegarán a estar en aquel día desde un extremo de la tierra hasta el mismísimo otro extremo de la tierra. No serán plañidos, ni serán recogidos ni enterrados. Quedarán como estiércol sobre la superficie del suelo”. (Jeremías 25:30-33.)
Los proyectiles ardientes, las lluvias llameantes y otras fuerzas catastróficas que acompañarán el juicio de Dios infundirán terror en el corazón de la humanidad por toda la Tierra. En confusión, las personas se volverán cada cual contra su semejante, mientras las fuerzas de ejecución divinas atacarán sin tener en cuenta la edad ni el sexo de las personas. Pues Dios les habrá mandado que no muestren misericordia: “Hieran. No se sienta apenado su ojo, y no sientan ninguna compasión. A viejo, joven y virgen y niñito y mujeres deben matar... hasta arruinamiento”. (Ezequiel 9:5, 6; Zacarías 14:12, 13.)
Pero ¿cómo es posible que ocurra eso? ¿Cómo puede un Dios de amor dar una orden de ese tipo? ¿O es él simplemente un Dios frío, indiferente y vengativo que no se interesa en sus criaturas y tiene en poca estima a su creación humana? ¿Ocasionaría realmente un Dios de amor una guerra como el Armagedón?
-
-
¿Por qué tiene que pelearse el Armagedón?La Atalaya 1985 | 1 de febrero
-
-
¿Por qué tiene que pelearse el Armagedón?
“DIOS ES AMOR.” Dios no solo muestra amor —dice el apóstol Juan—, sino que es amor... la mismísima personificación del amor. (1 Juan 4:8.)
No obstante, algunas personas representan frecuentemente a este mismísimo Dios de amor como un dios vengativo que inflige castigo cruel a los que han perdido Su favor. Por consiguiente, muchas personas o han perdido la fe en Dios o han ridiculizado la Biblia al afirmar que tal Dios no podría ser el autor de ella. Censuran especialmente porciones del libro de Revelación, donde se describen los juicios de Dios contra los inicuos, y la culminación de dichos juicios en la batalla de Armagedón.
Por ejemplo, Joseph Wheless escribe en su libro Is It God’s Word? (¿Es la Palabra de Dios?): “Sin duda el apreciado lector no aguantaría la visión apocalíptica en que se revela a la arrepentida alma afable entre los pobres pecadores (ya sea culpables del pecado original o del pecado mortal), quienes allí son ‘atormentados con fuego y azufre en presencia de los santos ángeles, y en presencia del Cordero’, todos los cuales miran complacidos mientras ‘el humo del tormento de ellos asciende para siempre jamás: y ellos no tienen descanso ni de día ni de noche’ del ardor de la ira del Dios Todopoderoso (Rev. xiv, 10, 11). Ésta es la revelación inspirada del Dios de todo amor”.
También el profesor Gerald A. Larue, de la Universidad del Sur de California, está en desacuerdo con el relato de Revelación, y escribió hace poco en la revista Free Inquiry: “A los no creyentes se les lanza a un abismo de sufrimiento que aturde la imaginación. El castigo no es la lex talionis, la justicia de ojo por ojo; tampoco es como la justicia de tipo vendetta, que puede resultar en que se aniquile a un grupo entero (cf. Gén. 4:23,[24]; Jos. 6; etc.). En este caso el castigo es por la eternidad. No hay misericordia; el castigo es interminable. No hay perdón; solo castigo que priva de la paz de la aniquilación. Esto no es ninguna representación del manso y apacible Jesús”. Luego citó Revelación 14:9-11 y continuó diciendo: “Aquí no se vuelve la otra mejilla... solo hay represalia rencorosa y violenta junto con salvajismo que hace que, en comparación, las torturas de los nazis parezcan aburridas”.
Es comprensible que ideas de sufrimiento cruel experimentado por pecadores mientras son torturados eternamente puedan hacer surgir preguntas acerca de un ‘Dios de amor’. Pero tales ideas se basan en un concepto erróneo con relación a la Biblia y los simbolismos que se usan en ella. En ninguna parte de la Biblia se enseña que el alma sea inmortal. Más bien, las Escrituras indican que “el salario que el pecado paga es muerte” —no tormento eterno—, y que, al morir, cesan los sentidos de uno, incluso la facultad de sentir dolor. (Romanos 6:23; Eclesiastés 9:5, 10.)
El castigo, no el castigar, es lo que dura eternamente... pues los inicuos son aniquilados totalmente en “el lago de fuego”, símbolo de destrucción completa (Revelación 20:14, 15; 21:8). Con todo, la batalla de Armagedón causará sufrimiento inaudito y dificultades a la humanidad, y será la guerra más sangrienta que se haya peleado (Mateo 24:21, 22; Revelación 14:20; 19:17, 18). ¿Procede del ‘Dios de amor’? ¿Ocasionará realmente Dios una guerra como ésa?
Una expresión del amor de Dios
En realidad, es debido al amor de Dios por lo que tiene que pelearse la batalla de Armagedón. El propósito de Jehová Dios para la Tierra es restaurarla a su estado paradisíaco original, y tener viviendo en ella a los seres humanos en paz y perfección, ‘sin nadie que los haga temblar’ (Ezequiel 34:28; Miqueas 4:3, 4; Revelación 21:4). ¿Qué ha de hacerse, pues, con los que, por sus delitos y violencia, echarían a perder la seguridad del Paraíso restaurado? Hasta ahora ningún sistema concebido por el hombre ha resuelto un problema como ése. La única manera de asegurar la paz perfecta es eliminando hasta la amenaza de iniquidad. Sí; por el bien de los que quieren hacer lo correcto, Dios tiene que destruir a los inicuos incorregibles. Por amor, él obra para eliminar de la Tierra a los que la arruinarían. (Revelación 11:18.)
Pero nadie tiene que morir. “[La] voluntad [de Dios] es que hombres de toda clase sean salvos”, escribe el apóstol Pablo (1 Timoteo 2:4). Y Pedro, quien también escribió bajo inspiración, declara: “[Él] no desea que ninguno sea destruido, sino desea que todos alcancen el arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Dios ha hecho arreglos para que las “buenas nuevas del reino” se proclamen y que cada persona tenga la oportunidad de obrar su propia salvación (Mateo 24:14; Filipenses 2:12; Gálatas 6:5). Usted puede vivir para siempre en perfección en una Tierra paradisíaca. A usted le toca escoger (Romanos 2:5-9; Ezequiel 18:23, 32). ¿No es esto lo que usted esperaría de un Dios de amor?
La cuestión de la soberanía
A fin de asegurar perfecta paz y tranquilidad, habrá un solo gobierno que regirá toda la Tierra... el Reino de Dios. ¿No son todos los diversos gobiernos humanos, que luchan por sus propias ventajas nacionalistas egoístas, los que han causado gran parte de la contienda y el derramamiento de sangre que ha habido por toda la Tierra? Estos gobiernos
-