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  • Hay que: estar consciente de Dios, estar consciente de otros, estar consciente de uno mismo
    ¡Despertad! 1979 | 8 de octubre
    • microscópicos y totalmente insignificantes... a menos que el Dios que hizo el universo nos haya hecho, nos quiera, y tenga un propósito para nosotros. Así es, y por esta razón nuestra vida puede tener propósito y significado. Él nos ama; tenemos que amarlo a él. Este es un punto que se recalca repetidas veces en la Biblia. Un escritor religioso, Leslie K. Tarr, contrastó la filosofía de los yo-primero con el cristianismo, diciendo:

      “El evangelio del interés propio da en el corazón de todo lo que es noble en nuestra cultura y se opone diametralmente al evangelio cristiano. El ‘único que importa soy yo’ es el grito de batalla de una nueva barbarie. El evangelio es un llamado en otra dirección. Llama a uno a negarse a sí mismo, cargar la cruz, . . . volver la otra mejilla e ir la segunda milla. En contraste con eso, el llamado a ‘ser el único que importa’ suena mezquino. . . . El evangelio orientado hacia el interior de uno mismo, en sus formas seglares y religiosas, es muy diferente del mensaje que dirige nuestros ojos primero hacia Dios y entonces al exterior, hacia otras personas.”—Star de Toronto, 25 de noviembre de 1978.

      El respetado historiador Arnold Toynbee habló de la grave brecha moral a la que nos enfrentamos, y dijo acerca de la ciencia:

      “No ha ayudado [al hombre] a escapar de la cárcel de su egolatría innata a fin de comulgar o unirse con cierta realidad que es más grande, más importante, más valiosa y más duradera que el individuo mismo.”—Surviving the Future, por Arnold Toynbee.

      Los gurus modernos del Yo-ísmo ávidamente van en pos de la quimera del Yo con raudales de libros sobre yo-primero, y tratan de realizar sus ilusiones. Pero miles de años de historia humana han revelado que de las filosofías humanas no ha resultado ningún beneficio duradero. “La sabiduría queda probada justa por sus obras,” y la sabiduría humana no ha dado tal prueba. (Mat. 11:19) Los hombres quizás se burlen y digan que la sabiduría bíblica no es práctica, pero subsiste el hecho de que el mundo nunca la ha puesto a prueba... nunca ha probado el amor a Dios; el amor al prójimo; ni siquiera el debido amor a uno mismo. Y ciertamente no ha puesto a prueba la Regla Áurea que Jesús proclamó: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.”—Mat. 7:12.

      El siquiatra Karl Menninger, en su libro Whatever Became of Sin? declaró lo siguiente: “El trascender la egolatría de uno mismo no es una virtud; es una necesidad salvadora.”

      Tenemos que estar conscientes de nosotros mismos, y de otros, y muy ciertamente estar conscientes de Jehová Dios. Jesús puso estas necesidades en la debida perspectiva cuando le preguntaron: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?” Su respuesta fue: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es éste: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ De estos dos mandamientos pende toda la Ley, y los Profetas.”—Mat. 22:36-40.

  • Venden el mundo
    ¡Despertad! 1979 | 8 de octubre
    • Venden el mundo

      ◆ El mundo no comunista gasta en anuncios para vender productos un promedio anual de 25 dólares por persona. Y, según la edición de 1978 de World Advertising Expenditures, los Estados Unidos gastan más que el resto del mundo entero. Se asedia a cada norteamericano con más de 150 dólares de anuncios, mientras que cada etíope recibe aproximadamente el valor de tres centavos.

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