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  • ¿Qué sabemos de la duración de la vida humana?
    ¡Despertad! 1971 | 8 de abril
    • Los científicos reconocen que no pueden establecer ‘científicamente’ ningún límite determinado a la posible duración máxima de vida para los humanos. La Biblia muestra que la duración originalmente era ilimitada, que Dios le informó a la primera pareja humana que mientras obedecieran no morirían. (Gén. 2:16, 17) Fue el quebrantar su relación correcta con Dios por medio de la desobediencia lo que acarreó enfermedad, sufrimiento, envejecimiento y muerte a toda la humanidad, incluso a nosotros. Desde aquel tiempo en adelante la humanidad se ha debilitado constantemente y la duración de la vida se ha reducido de un promedio de centenares de años antes del Diluvio a la duración actual.

      La explicación de la Biblia significa que sin pecado el hombre no experimentaría el proceso del envejecimiento, no se debilitaría ni sufriría enfermedad mortífera. Por lo tanto la remoción del pecado y la restauración de las relaciones correctas con Dios resultaría en vida interminable. De hecho, la Biblia ofrece precisamente eso, la “esperanza de la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió antes de tiempos de larga duración,” como escribió el apóstol Pablo en Tito 1:2. Jesucristo cuando estuvo en la Tierra dijo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” (Juan 10:10) No restringió esa esperanza de vida abundante al cielo, pues enseñó a sus seguidores a orar de este modo a su Padre: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 6:10.

      ¿Le parece irreal a usted esta expectativa de vida interminable en la Tierra? Sin embargo dentro de su propio cuerpo usted tiene evidencia de que los humanos fueron hechos para vivir sin sufrir el proceso del envejecimiento y la muerte. Considere ahora esa evidencia y vea cómo esto añade confirmación a lo razonable que es la esperanza que ofrece la Biblia.

  • Diseñado para durar eternamente
    ¡Despertad! 1971 | 8 de abril
    • Diseñado para durar eternamente

      SI EL hombre fue creado para vivir eternamente, esperaríamos hallar evidencia de ese diseño en su cuerpo y en su cerebro. ¿Tiene él el equipo mental y físico que muestre un diseño para vivir, con ayuda de Dios, no solo centenares o miles de años, sino eternamente?

      Para que la vida eterna valiera la pena, para que fuera deseable, el hombre necesitaría un cerebro que pudiera servirle eternamente. Tendría que ser un cerebro que pudiera adquirir cantidades virtualmente ilimitadas de información. Tendría que ser un cerebro que le hiciera posible añadir continuamente al conocimiento anterior de modo que el hombre pudiera progresar constantemente.

      ¿Tiene el hombre esta clase de cerebro? Sí, y es la única criatura terrestre que lo tiene. Entre la creación terrestre su cerebro es singular. The World Book Encyclopedia de 1970 (tomo 2, pág. 459) dice de él: “El cerebro humano está más altamente desarrollado que el cerebro de cualquier animal.”

      De hecho, hay una laguna gigantesca entre el cerebro humano y el de cualquier animal, lo cual muestra que fueron diseñados con propósitos diferentes. Ningún animal tiene la capacidad de añadir continuamente al conocimiento previo. Aunque pueden ser adiestrados a cierto grado, los animales no pueden transmitir este adiestramiento especial a sus hijuelos; cada generación de perros pastores o de perros amaestrados para guiar a personas ciegas tiene que ser adiestrada por el hombre como fueron adiestradas las generaciones anteriores. Los animales son guiados principalmente por instintos puestos dentro de ellos por el Creador. Es por eso que, siglo tras siglo, las aves continúan construyendo nidos, los castores construyen presas y las abejas construyen colmenas. Jamás progresan a más de eso.

      Solo el hombre tiene el cerebro que le hace posible añadir con amplificación al conocimiento adquirido en el pasado. Es por eso que solo él puede dominar el fuego, la electricidad y la energía atómica. Es por eso que solo él puede construir y usar máquinas, computadoras... hasta ir él mismo en cohete a la Luna. No es guiado principalmente por instinto, sino por facultades de raciocinio.

      Sí, solo el hombre tiene un cerebro que lo capacitaría a seguir aprendiendo y progresando eternamente. Eso se debe a que Dios se propuso que el hombre viviera para siempre, pero no se propuso lo mismo para los animales. El Creador le proveyó a cada uno la clase de cerebro que necesitaba: el del hombre para que sirviera eternamente; el del animal para que sirviera durante una vida corta.

      Una asombrosa capacidad

      La capacidad del cerebro humano es positivamente imponente. El artículo de The World Book Encyclopedia dice que si los científicos pudieran diseñar una computadora electrónica que pudiera compararse con un cerebro humano, ¡la computadora tendría que ser tan grande como el Edificio Empire State de Nueva York!

      La parte clave del cerebro es la célula que se llama neurona. Se calcula que el hombre tiene aproximadamente 10.000 millones (10.000.000.000) de neuronas en el cerebro. De éstas la revista Life (28 de junio de 1963) dijo:

      “Las neuronas del cerebro tienen miles de conexiones entre sí. Pero las innumerables conexiones extras que suministra la corteza humana, que es más grande, multiplica prácticamente hasta la infinidad la capacidad del cerebro para recibir y analizar datos. Y es este puro y macizo poder para encargarse de datos lo que coloca al hombre en una clase que es incomparablemente superior a cualquier otra cosa animada.”

      La capacidad de cada una de estas neuronas es tremendamente asombrosa. El bioquímico Isaac Asimov declaró:

      “Un ser humano maduro y saludable de inteligencia normal quizás tenga más de 20 millones de moléculas de RNA [de las cuales se cree que sirven de ‘sistema de archivar’ para la memoria] en cada neurona. . . . Una molécula de RNA compuesta de meramente 25 eslabones pudiera tener cualquiera de mil billones de diferentes combinaciones, . . . De hecho, cada molécula de RNA contiene muchos centenares de unidades... no meramente 25.”—Times Magazine de Nueva York, 9 de octubre de 1966.

      ¿Exactamente qué potencialidad le proporciona al cerebro humano esta construcción de la neurona? Asimov añade:

      “Entonces, no hay duda de que el RNA presenta un sistema de archivar perfectamente capaz de encargarse de cualquier carga de aprendizaje y memoria que el ser humano probablemente haya de poner sobre él... y mil millones de veces más que esa cantidad, también.”

      ¡Piense en eso! El cerebro no solo puede encargarse de cualquier carga que pueda poner sobre él una persona en una vida de setenta a ochenta años, ¡sino mil millones de veces más! De modo que podría servir mil millones de vidas, lo cual realmente significa que, con la ayuda de Dios, podría servir eternamente.

      ¿Es razonable que Dios crearía al hombre con un cerebro tan fantástico si éste nunca hubiera de ser usado a grado cabal? ¿Por qué crear un cerebro del cual el hombre únicamente podría usar una fracción por solo unos setenta a ochenta años? Es mucho más razonable el punto de vista, y es el que muestra la Biblia, de que Jehová Dios diseñó al hombre para que viviera eternamente en la Tierra y le dio un cerebro que encajaría maravillosamente con ese propósito.

      Sin embargo, un cerebro que fue diseñado para funcionar eternamente necesita un cuerpo que también pueda funcionar eternamente. ¿Tiene el cuerpo humano la potencialidad de vida eterna?

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