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La verdad del Reino florece en ‘la isla florecida’La Atalaya 1985 | 15 de julio
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de la mejor manera, y cuatro de ellos quisieron tener un ejemplar. Cuando al día siguiente la Testigo trajo los cuatro ejemplares del libro a la escuela, los demás estudiantes le solicitaron tantos libros que tuvo que hacer arreglos para que fueran a buscarlos a la casa de ella. “Unos días después, una señora se me acercó y me pidió dos ejemplares del libro”, cuenta la hermana. A la señora le había agradado tanto el libro que su hija había obtenido que quería estudiarlo con sus hijos. “Dejé en manos de ella el ejemplar número 105 de este libro preparado para los jóvenes”, dijo la hermana.
La verdad bíblica transforma vidas
Como en muchas partes del mundo, el abuso de las drogas está haciendo estragos en Martinica. No obstante, cierto joven que antes era barbudo, tenía el pelo largo y se había entregado al uso excesivo de las drogas quedó tan impresionado por el amor y la amabilidad de los Testigos y el claro mensaje bíblico que ofrecían que dejó de usar drogas, cambió su modo de vivir y dedicó su vida a Jehová Dios.
Cierto día un automóvil se detuvo mientras él ofrecía las revistas La Atalaya y ¡Despertad! a los transeúntes en la calle. El conductor, que era agente de la policía, exclamó: “¡Pero si es G———! ¿Qué has hecho para haber cambiado tanto?”. Reconoció al joven porque en el pasado lo había arrestado en aquel mismo lugar por posesión ilegal de drogas. El joven Testigo sacó del maletín la Biblia y las revistas y le dijo: “¡Esto es lo que me ha cambiado!”. Para el agente de la policía esta fue una grata sorpresa e instó al joven a seguir adelante. Y antes de irse, el agente recibió del joven dos revistas.
Los problemas matrimoniales han impedido que algunas personas hagan progreso espiritual. No obstante, la Palabra de Dios puede ayudar a los que verdaderamente aman al Creador a librarse hasta de las situaciones más difíciles. Cierta mujer que había tenido seis hijos por tres diferentes hombres y que vivía con el tercero comenzó a estudiar la Biblia con los Testigos. Dentro de poco se dio cuenta de que su vida no estaba en armonía con los requisitos de Dios. Su amor a Dios y su deseo de servirle le dieron el ánimo que necesitaba para decirle al hombre con quien estaba viviendo que se fuera, a pesar de la gran responsabilidad de mantener por sí misma a seis hijos. Otras mujeres que se hallaban en una situación similar han actuado con fe y han sido ricamente bendecidas por hacerlo.
Las asambleas dan un testimonio
Las asambleas de circuito y distrito han contribuido mucho al florecimiento de la verdad del Reino en Martinica. La primera asamblea de circuito se celebró en 1955 en el hogar de los hermanos Noll. Los cinco Testigos de la isla tuvieron el apoyo de otros 27 Testigos de la isla vecina de Guadalupe. Aunque la asistencia total fue de menos de 40 personas, aquella asamblea resultó ser una experiencia muy edificante para los hermanos.
Hoy los Testigos ya no pueden conseguir un local que sea suficientemente amplio como para que todos ellos se reúnan en una asamblea grande. En lugar de esto, han construido varias estructuras de metal en secciones que se pueden montar en los campos de fútbol. Esto les ha permitido celebrar asambleas en los pueblos más pequeños de la isla. A las personas de la localidad siempre les impresiona la multitud ordenada de Testigos que asisten a la asamblea y la manera eficiente como montan y desmontan las instalaciones para la asamblea. En 1984 asistieron más de 4.000 personas a las dos asambleas de distrito, y se dio un excelente testimonio.
¿Qué hay del futuro?
La construcción de la sucursal y el hogar Betel ha fortalecido el amor, ese “vínculo perfecto de unión”, entre todos los hermanos de Martinica (Colosenses 3:14). Esta también proporcionó a todos la oportunidad de cultivar el espíritu de generosidad. Muchos llevaron comidas o regalaron frutas, vegetales, madera, máquinas, muebles, y así por estilo. Otros donaron dinero y joyas costosas. ¡Qué demostración de amor altruista!
Sin duda, la nueva sucursal desempeñará un papel importante en el florecimiento futuro de la verdad del Reino en esta ‘isla florecida’. Todavía queda por hacer mucho trabajo de cultivo, pues el 4 de abril de 1985 asistieron a la Conmemoración de la muerte de Jesucristo un total de 4.848 personas. Todos los Testigos de Martinica esperan con anhelo el tiempo en que toda la Tierra sea un jardín florecido —un paraíso— bajo la gobernación justa del Reino Mesiánico de Dios. (Lucas 23:43.)
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1985 | 15 de julio
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Preguntas de los lectores
◼ ¿Se refería 2 Juan 10, que dice que uno no reciba en casa a ciertas personas ni se les salude, únicamente a los que habían promovido alguna doctrina falsa?
Según el contexto, este consejo tenía que ver con los “muchos engañadores” que habían surgido, ‘personas que no confesaban a Jesucristo como venido en carne’ (2 Juan 7). El apóstol Juan ofreció instrucciones respecto a cómo debían tratar los cristianos de aquel entonces a alguien que negara que Jesús hubiera existido o fuera el Cristo y Rescatador. Juan instruyó lo siguiente: “Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas” (2 Juan 10, 11). Pero otras partes de la Biblia muestran que esto tenía una aplicación más extensa.
En cierta ocasión había entre los cristianos de Corinto un hombre que practicaba la inmoralidad, y el apóstol Pablo les escribió para que “[cesaran] de mezclarse en la compañía de cualquiera que llamándose hermano sea fornicador, o avariento, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, ni siquiera comiendo con tal hombre” (1 Corintios 5:11). Ahora bien, ¿aplicaba esto a los ex hermanos que habían sido expulsados únicamente por los males graves que se alistan allí?
No. Revelación 21:8 muestra que también los asesinos, los practicantes de espiritismo y los mentirosos impenitentes, o que no muestran arrepentimiento, están entre los que merecen la muerte segunda. Indudablemente, el consejo registrado en 1 Corintios 5:11 tuvo que haber aplicado con el mismo vigor también a los ex cristianos que eran culpables de estos males. Además, Juan dijo que algunos “salieron de entre nosotros, pero no eran de nuestra clase; porque si hubieran sido de nuestra clase, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron para que se mostrase a las claras que no todos son de nuestra clase” (1 Juan 2:18, 19). Juan no dijo que ellos habían sido expulsados por haber cometido algún pecado grave. Tal vez algunos de ellos meramente se apartaron, habiendo decidido que ya no querían estar en la congregación porque no estaban de acuerdo con cierta doctrina. Otros quizás se cansaron y desfallecieron. (1 Corintios 15:12; 2 Tesalonicenses 2:1-3; Hebreos 12:3, 5.)
Por supuesto, si un hermano emprendía algún derrotero que llevara al pecado, los cristianos maduros trataban de ayudarle (Gálatas 6:1; 1 Juan 5:16). Si él tenía dudas, se esforzaban por ‘arrebatarlo del fuego’ (Judas 23). Aunque se hubiera hecho inactivo y hubiera dejado de asistir a las reuniones y de participar en el ministerio público, los que eran fuertes en sentido espiritual trataban de restaurarlo. Tal vez él les haya dicho que ya no quería tomarse la molestia de pertenecer a la congregación, lo cual habría reflejado una fe débil y poca espiritualidad. Ellos no lo hubieran acosado con preguntas, sino que de vez en cuando lo habrían visitado amigablemente. Tales esfuerzos amorosos, pacientes, y misericordiosos habrían reflejado el interés de Dios en que nadie se pierda. (Lucas 15:4-7.)
Por contraste, las palabras de Juan indican que algunos habían ido más allá de la debilidad e inactividad espiritual; realmente repudiaron la congregación de Dios. Puede que alguien se haya declarado públicamente en contra del pueblo de Dios al decir que ya no quería formar parte de la congregación. Quizás hasta haya renunciado formalmente a la fe que tenía antes, como por medio de una carta. Por supuesto, la congregación habría aceptado la decisión de él de desasociarse. Pero ¿cómo habría de tratársele entonces?
Juan dice: “Todo el que se adelanta y no permanece en la enseñanza del Cristo no tiene a Dios. El que sí permanece en esta enseñanza
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