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Evite la trampa de salvar el prestigioLa Atalaya 1967 | 15 de septiembre
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y no a alguna persona emocional, inmadura, que lo consienta. Los hermanos responsables son los asignados como “dones en la forma de hombres,” para ayudar a todos a crecer a la unicidad de fe, “a fin de que ya no seamos pequeñuelos, aventados como por olas.” (Efe. 4:8, 13, 14) Son nuestro “escondite contra el viento” en tiempo de dificultad turbulenta. (Isa. 32:2) El superintendente verdadero siempre está vigilando para ayudar, y para edificar, en consonancia con el consejo de Pablo: “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de restaurar a tal hombre con espíritu de apacibilidad.”—Gál. 6:1.
Por eso, a los superintendentes y siervos ministeriales se les manda que no traten severamente a los miembros débiles del rebaño, sino que los ‘restauren,’ que los edifiquen. Cuando aconsejen, aunque se hayan cometido pecados graves, estos siervos nunca deben regañar ni encolerizarse. Más bien, serán un ejemplo al desplegar “el fruto del espíritu,” que incluye “benignidad,. . . apacibilidad, gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:22, 23) Los del rebaño que comprenden esto deben estar deseosos de dirigirse a esos siervos por ayuda, en vez de salvar el prestigio ausentándose de la congregación cristiana.
En la mayor parte de los casos los que no se arrepienten e insisten en ‘practicar el pecado’ son expulsados de la organización de Dios. (1 Juan 3:4; 1 Cor. 5:11) ‘El hombre que da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello’ no está incluido en la clase de tales pecadores incorregibles. Sin embargo, puede haber ocasiones, debido a la seriedad del pecado, en que el comité de congregación crea necesario colocar a una persona a prueba de vigilancia, como medida provechosa y correctiva. No ha de considerarse tal prueba como algún juicio adverso, como algo que destruye el “honor” de uno, como un castigo que ha de resistirse tenazmente. Más bien, es una provisión amorosa que le provee a uno la oportunidad de probar la sinceridad de su arrepentimiento y al mismo tiempo de ayudar al pecador arrepentido a recobrar su espiritualidad y hacerlo fuerte otra vez. El consejo bondadoso que se da durante el período de prueba edifica a la persona para que no haga una ‘práctica’ del pecado. En vez de tratar de salvar el prestigio protestando en contra de una prueba, y envolviendo a otros emocionalmente, el que haya cometido un pecado debe recibir con gusto este arreglo amoroso que conduce a su recobro.
Todos los cristianos dedicados deben cifrar su confianza completa en Jehová. Es Jehová quien dice: “A los que me honran honraré, y los que me desprecian serán de poca monta.” (1 Sam. 2:30) Los que honran a Jehová no buscarán honor para sí mismos entre los hombres mortales. En vez de adherirse a pensamientos elevados, salvadores del prestigio, de los hombres, los cristianos verdaderos buscarán los pensamientos de Jehová y se guiarán por los principios que él expresa tan claramente en su Palabra.
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MINISTERIO DEL CAMPO
El capítulo treinta y dos de Isaías llama la atención al hecho de que el reino de Dios es el medio para traer la paz. Aun en la actualidad, como se predijo en ese capítulo, existe la paz entre las congregaciones cristianas de los testigos de Jehová. Están deseosos de preservar la posesión de la paz cristiana e invitar a otros para compartirla con ellos. Para extenderles a otros esta invitación, durante septiembre los testigos de Jehová estarán ofreciendo en el ministerio de casa en casa los excelentes libros para el estudio de la Biblia Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios y ‘Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta,’ uno de los dos, con un folleto, por 50c de dólar.
ESTUDIOS DE “LA ATALAYA” PARA LAS SEMANAS
8 de octubre: Acuérdese de su Creador manifestando bondad. Página 556.
15 de octubre: Ha de manifestarse la bondad. Página 562.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1967 | 15 de septiembre
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Preguntas de los lectores
● ¿Por qué usaban los judíos el nombre del dios pagano Tamuz como el nombre de uno de sus meses?—R. M., Honduras.
Tamuz era el nombre de una deidad babilónica. (Eze. 8:14) Y aunque la Biblia no aplica el nombre de esta manera, obras posteriores al destierro, como el Talmud judío, usan el nombre para el cuarto mes lunar judío del calendario sagrado, el décimo del calendario seglar. (Eze. 1:1) De modo que correspondería a la última parte de junio y la primera parte de julio.
El aplicar el nombre pagano Tamuz al cuarto mes del calendario sagrado pudo haber sido solo asunto de conveniencia entre los judíos. Debemos recordar que entonces ellos eran un pueblo subyugado, obligado a tratar con las potencias extranjeras que lo dominaban y a presentarles informe. Por eso se comprende que pudieron utilizar los nombres de los meses que usaban estas potencias extranjeras. De manera semejante, el calendario gregoriano que se usa hoy en día tiene meses que tienen nombres de los dioses Jano, Marte y Juno, así como por Julio y Augusto César. No obstante los cristianos continúan usándolo por estar sujetos a las “autoridades superiores.”—Rom. 13:1.
● ¿Por qué estuvo dispuesta Raquel a ceder una oportunidad de concebir en cambio de algunas mandrágoras, como se relata en Génesis 30:14, 15?—R. A., EE. UU.
La mandrágora de la Biblia es una planta de poca altura con una raíz semejante a un nabo. Madura en Israel durante la parte final de la primavera y tiene una baya amarilla semejante a una manzana pequeña. En tiempos antiguos se usaba el fruto en la medicina como narcótico y antiespasmódico. También, fue, y aún es considerada en algunas partes de Oriente como afrodisíaco y capaz de aumentar la fertilidad humana o ayudar en la concepción.—El Cantar de los Cantares 7:13.
Aprendemos en Génesis, capítulos 29 y 30, que el patriarca Jacob había procreado ocho hijos mediante su esposa Lea y dos criadas legales; más tarde estos hijos llegaron a ser cabezas de las tribus de Israel. No obstante, después de muchos años de matrimonio, la esposa favorita de Jacob, Raquel, no había concebido. Un día cuando Rubén trajo algunas mandrágoras a su madre Lea, Raquel convino en cambiar una oportunidad de recibir el débito conyugal de parte de Jacob por las plantas. (Gén. 30:14, 15) Posiblemente creyó que las mandrágoras le ayudarían a concebir y terminaría el oprobio de ella por ser estéril. No obstante, pasaron algunos años antes de que Jehová ‘le abriera su matriz’ y llegara a estar encinta con su primer hijo José.—Gén. 30:22-24.
De modo que, aunque la Biblia no considera el motivo de Raquel, pudo haber estado dispuesta a hacer el trueque con la esperanza de que eso le ayudaría a llegar a estar encinta.
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